Luego de un largo de Japón a Corea logró llenar sana y salva, demasiado cansada, pero con las ganas suficientes como para conocer a cada una de las personas que se le acercarán, quería hacer muchos amigos a pesar de que no entienda muchas cosas del idioma hará su mayor esfuerzo para no sentirse sola, además de que es bastante sociable, sus padres decidieron que se fuera a vivir con su tía ya que lo hallaron más conveniente, se la pasaban ocupados en sus trabajos y Minatozaki ya estaba tomando el curso de una mala vida así que decidieron que lo mejor era que se quedará un tiempo con Jennie.

No podía mentir, tenía demasiado miedo, sobre todo al enterarse que debía quedarse a dormir en una de las habitaciones del colegio, es que le daba tanto tiempo tener que compartir habitación con una chica, no sabe cómo actuar frente a ellas y es bastante tímida, sobre todo si es linda, espera que no sea tanto de su agrado para que pueda estar más que tranquila en un lugar como ese, en el que no conoce a nadie y tal vez le digan fenómeno por sus gusto hacia las chicas.

Según la profesora que la atendió estría compartiendo habitación con una de las mejores estudiantes de la institución, cosa que le daba demasiado miedo porque sabía cómo se comportaban las personas así, demasiado perfectas y de seguro era linda, si usaba lentes de seguro moriría al verla, le temblaban demasiado las piernas y sabía que si actuaba de una manera extraña seguro tendría que irse a vivir con su tía, cosa que no está para nada mal, pero quiere aventurarse, experimentar lo que es compartir habitación con una completa extraña que pude llegar a ser una psicópata, al darse cuenta de eso se asustó.

Apretó los labios y decidió cerrar los ojos al escuchar como la puerta se abría lentamente, al poner un pie dentro de la habitación un fuerte olor a naranja chocó contra sus fosas nasales, miró de un lado a otro pero no la encontró, debía estar bañándose o algo por el estilo.

"Te dejo para que instales, cualquier cosa puedes preguntarle a la señorita Chou ella es muy gentil". Iba a decir algo pero la puerta se cerró en su cara, por poco y le rompe la nariz, suspiró y se quedó mirando lo que parecía ser la cama que le tocó, estaban demasiado cerca debía acomodar eso, no tenía confianza con la chica así que sería bastante incómodo.

"Debes tranquilizarte". Se dijo a su misma mientras se veía en el espejo, no sería nada del otro mundo, conocer a una persona nueva era exactamente lo que estaban buscando así podría hacer muchos amigos gracias a estar junto a una de las más inteligentes del colegio, de seguro la ayudaría con muchas cosas, se harían grandes amigas y de daría cuenta que la mejor opción que pudieron tomar sus padres fue casi lanzarla a vivir a otro lugar.

Suspiró con los ojos cerrados y sonrió un poco, pudo escuchar la voz de la chica detrás de la puerta del baño, parecía que estaban cantando y se sorprendió al darse cuenta que tenía mucho talento, una voz suave y angelical, como la de una princesa, quiso acercarse más a la puerta pero la cerradura se movió, agradece ser lo suficientemente rápida como para saltar la cama y hacer como un está acomodando las cosas sin ningún problema.

"¡Oh!". Al escuchar la exclamación tuvo las ganas de mirar hacia atrás pero no lo hizo se obligó a doblar su ropa lentamente mientras la sacaba del equipaje. "Debes ser Minatozaki Sana". Al ver una mano muy cerca de su rostro, con nerviosismo la estrechó y subió la mirada encontrándose con el rostro más lindo que había visto en toda su vida, es que casi se le salen los ojos cuando la vio sonreír, estaba en serios problemas. "Mi nombre es Chou Tzuyu un placer conocerte".

Estaba gritando internamente, sabía cómo se comportaba cuando había alguien lindo a su alrededor, no la quería asustar porque parecía ser una buena chica, demasiado inocente para ser real y con una sonrisa que transmitía tranquilidad, se veía emocionada por alguna razón, de seguro era porque la vio como una buena persona, le parece perfecto dar una buena impresión, la cosa está en que si seguía mirándola así de seguro pensaría que se está volviendo loca, no puede dejar de mirarla a los ojos ya que brillan demasiado, como dos galaxias llenas de estrellas.

"El placer es mío". Tragó saliva lentamente al verla en toalla, parecía tener un cuerpo increíble, quería desviar la mirada pero no podía evitar echar un vistazo rápido cada que podía. "Creo que te vas a vestir debería...". Justo cuando iba cerrar los ojos la rubia dejó caer lo único que cubría su rostro, mentiría si dice que no sintió como sus bragas se mojaban.

"No veo ningún problema en cambiarme frente a ti". Negó y tragó saliva con dificultad, tenía que actuar como alguien que no sentía atracción física por las mujeres para poder sobrevivir. "A menos que te gusten las mujeres".

Sintió que se le reventarian las mejillas y negó rápidamente. "No soy de esas".

"Que lastima". Suspiró mientras se sentaba en la cama, apoyándose de sus brazos mientras se inclinaba un poco hacia atrás, tenía un gran panorama de la intimidad de la menor, tuvo que mirar a otro lugar mientras sentía como su cuerpo comenzaba a temblar. "Y yo que pensé que si".

"¿Por qué lo dices?". Preguntó con desconfianza, no podía creer ni confiar tan rápido en alguien, cometer los mismos errores que antes no era una buena opción.

"No puedo evitar pensar en cómo se sentiría besarte". Se le trancó la respiración, estaba agradeciéndole a la vida la gran oportunidad que le había dado, es que tenía tanta suerte que casi llora de la felicidad. "Entonces...¿Tú también estás pensando en eso?". Ahora mismo le encantaría una ducha con la menor, una ducha caliente.