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Capítulo OO1: Behind closed doors

Un día normal de clases en el que una taiwanesa no puede dejar de ver a la nueva, desde que se conocen no ha dejado de admirar cada uno de sus detalles, desde sus ojos que transmiten dulzura y tranquilidad, hasta sus manos, le gustaría ser ahorcada por ellas, pequeñas y delicadas, exactamente como le gustan.

Su mirada se desliza por todo el cuerpo esbelto de la mayor, ésta está viendo la pizarra asintiendo por cada cosa que dice el proceso mientras analiza la situación, ella sabe que Chou la ha estado mirando desde que entró al salón y tiene esas ganas enormes de provocarla.

Ha pasado un mes y no han hecho hablado más de dos palabras, eso era injusto para la japonesa, la hacía sentir incómoda así que debía cobrarsela de una manera u otra. "Pueden tomarse un pequeño descanso de cinco minutos y seguiremos con la clase". El profesor de inglés era el mejor de todos, sobre todo el más considerado, era la clase del medio, justo ese momento en el que comienzas a cuestionarte el por qué hay que estudiar, la única "amiga" que había hecho estaba a su lado, compartían mesa, Myoui Mina, alguien sumamente adorable y dulce.

Demasiado fácil de manipular, eso pensaba Sana, le preocupaba que estuviera con una persona como ella pero debía dejar de recordar su pasado, en Corea era una chica buena alguien que no era capaz de hacerle daño ni a una hormiga, esa era la imagen que quería dar, tenía que soltar todo lo que sucedió ese día, además no fue la culpable de nada de lo que sucedió, sacudió la cabeza y disimuladamente miró hacia Tzuyu, ésta estaba apoyada en la pared, con los ojos cerrados, tenía una hermosa visión de su cuello, tragó saliva imaginando lo bien que se vería con marcas.

"Ya que el profesor nos permitió esta hora hay que hablar un poco porque la última vez que hablamos solo fueron dos palabras y me quedé dormida". Myoui era bastante dormilona, estaba prohibido a esas horas de la noche pero la fue a visitar a su habitación sin saber que se quedaría dormida diez minutos después de acostarse al lado de la castaña.

Tzuyu también lo recuerda, muy bien, al despertarse las encontró acurrucadas, por poco estaba una encima de la otra, sintió envidia pero no le dio importancia solo se dio media vuelta y fue al baño, tenía que dejar de pensar en esas estupideces, nunca había experimentado lo que realmente eran los celos y mucho menos con alguien con la que apenas habla, no lo podía negar, le atraía Sana desde que la vio por primera vez, cada que recuerda ese día siente que su corazón va a estallar, ¿Actúo como debió?.

Una chica no debería ser tan atrevida, las palabras de su madre daban vueltas en su cabeza, pero es que tuvo la necesidad de probar además de que la quería echar de la habitación, era la única que no compartía y se sentía feliz de tener privacidad, eso no fue suficiente, ese día Sana actuó super tranquila como si no hubiera visto más de lo que quería ver, y era porque estaba repitiendo en bucle el cuerpo de la menor en su cabeza.

"Sana deja de ver a Tzuyu y mírame a mi". Se quejó mientras agarraba las mejillas de la mayor y la movía para quedar frente a frente. "Muchas gracias ahora sí hablemos".

"Disculpame es que me resulta inevitable no verla". Mina ya lo sabía, esa clase de juego que tenían provocándose de maneras extrañas, no le gustaba meterse y mucho menos preguntar porque no era su asunto.

"Cada que lo dices salen corazones arriba de tu cabeza". A la pelinegra le gustaba molestarla, bastante, con ese tema ya que ella también estaba pasando por algo parecido solo que la manera en que provocaba a la que le gustaba era distinto, ni tan atrevido porque no se atreve, tiene miedo de que salga corriendo además de que no es de esa clase de chica, respeta a Sana pero eso no quita que no le agrade mucho la idea de escuchar como provoca a Tzuyu.

La rubia se les quedó mirando sin decir una sola palabra, ¿Eran novias?. Porque actuaban como que lo fueran y eso por alguna razón hacía que su sangre hirviera, apretó los dientes y rodó los ojos, no debería estar prestándole atención a cosas como esa.

Tiene que concentrarse en estudiar y esa clase de cosas, miró la libreta por unos segundos hasta que no aguantó y volvió a desviar la mirada encontrándose a Sana acariciando el muslo de Mina como si fuera lo más normal del mundo, apretó el lápiz que tenía entre sus manos.

"¿Estás bien?". Preguntó la chica a su lado.

"Es que me gusta tener buen agarre". La contraria asintió con una expresión confundida. "Puedes seguir en lo tuyo". La manera más cordial de decir que no sea tan metiche.

Sana seguía acariciando el muslo de la menor y de vez en cuando lo apretaba ya que le causaba gracia ver como saltaba, desde que se tropezaron en el pasillo su amistad floreció y desde ese momento comenzaron a ser demasiado empalagosas, muchas personas se le acercaban preguntándole si eran novias y ellas solo se reían, no lo serían nunca porque no son compatibles en ese aspecto.

Además de que a ambas les gusta otra persona, Chou Tzuyu y Son Chaeyoung, podían ser iguales en muchas cosas menos en lo que ella denominaban "su chía ideal".

Una era alta y atlética, la otra bajita y artista, una con apariencia de modelo y la otra de actriz, una fría como el invierno y otra tan cálida como el verano.

"¿Por qué Tzuyu me está mirando como si le quiere asesinar?". Preguntó acercándose a su oreja, Sana se encogió de hombros, claro que lo sabía, estaba segura que podía ver su mano jugando con el muslo de su amiga, estaba segura de ello y no iba a desperdiciar la oportunidad de provocarla.

"Se me ha presentado un problema familiar tendré que irme". El profesor se levantó y se fue corriendo, todos se miraron confundidos y fueron saliendo uno por uno.

"Me pregunto qué le habrá sucedido". Mina se encogió de hombros y comenzó a guardar sus cosas. "Se nota que a ti te importa". Ironizó.

"¿A ellos le importan muestras vidas?". La miró en silencio. "Viste...no te debe importar la vida de alguien a quien no le importas". Lo dijo super seria antes de seguir en lo suyo.

Sana subió la mirada y notó que Tzuyu se había ido, hizo un pequeño mohín y siguió en lo suyo, no tenía que estar al pendiente de una persona que no es nada más que su compañera de habitación, pero es que le gusta y no puede dejar de al pendiente de ella, además de que le gusta el juego que tienen porque sabe que es mutuo.

"Te espero en la cafetería". Asintió y siguió acomodando sus cosas, Chou Tzuyu la misma chica que sin ningún problema se desnudó frente a ella ahora era alguien de su interés, si le dice eso a sus amigos de Japón ninguno se lo va a creer y mucho menos que no hizo nada al verla desnuda.

Actuó como una pequeña niña asustada, se arrepiente pero a la vez no porque se supone que está ahí para comenzar una nueva vida no para seguir con la que tenía.

Al acomodar todo tomó su mochila y camino de lo más tranquila a la puerta, era la única que se había quedado por tanto tiempo en el salón pero es que de pensar tanto en la menor se distrajo demasiado.

Levantó un poco el brazo para abrir la puerta pero alguien fue más rápido y la abrió, pegó un brinco y casi se cae si no fuera por Tzuyu que la agarró y la acercó a su cuerpo estaría en el suelo quejándose de dolor. "¿Mina y tú son novias?". Preguntó viéndola a los ojos.

"No es tu problema". Sonrió un poco. "Pero no, solo somos amigas".

"Que se gustan". Colocó la mano en su espalda baja y la acercó.

"Como dije no es tu problema". Dijo en un suspiro. "No debería estar dándole explicaciones a mi compañera de habitación".

"No deberías provocarme pero aún así lo haces". Murmuró cerca de sus labios.

"No lo estoy haciendo pero...y si lo hago ¿Cuál es el problema?". Se apartó y acomodó la falda lentamente bajo la atenta mirada de la taiwanesa.

"Que linda se te ve la falda". Abrió la puerta. "Tienes lindas piernas Sana". La mayor asintió y trató de empujarla para poder salir. "Me gustaría estar entre ellas un día de estos".

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