Se sentó en el césped, quería estar sola por un tiempo para poder pensar en lo que estaba pasando porque ya no podía más, los exámenes, lo que cada vez va creciendo más y más con Tzuyu, sus amigas que aunque últimamente no están tan presentes en su vida siente que debe protegerlas de todo, la misteriosa aparición de la peor persona del mundo y su estrés, ha querido manejarlo de diversas maneras pero nada hace que no deje de pensar en cientos de cosas que la alteran, ya ha dejado de llorar porque siente que con eso no hace nada, es que no le sirve ni para calmarse.

Está tan asustada que apenas y puede dormir por las noches porque siente que la están vigilando que las cosas que ha estado cuidando se van a ir a la mierda, tarde o temprano, porque sabe que si la encontró es porque la estaba buscando y si lo hacía era por algo, tal vez para que se quedará callada y nunca dijera que fue él quién la mato, pero ella no lo diría no está tan loca, porque si lo dice todo el mundo sabrá el por qué pasó, no quiere que sus padres sepan lo que hacían ellas dos.

Suficiente con todo lo que pasó y la mentira que les dijo, ella no iba a desperdiciar el llanto y frustración del pasado por no decir la verdad, iba a callar hasta la muerte y nunca decir lo que pasó porque si lo hacía, éste iría por todas las personas que son importantes en su vida, las eliminaría una por una hasta quedar sola y luego iría por ella, la estaría cazando, buscándola en todas partes, como ya lo está haciendo, detesta sentirse así, como un indefenso animal que escapa del lobo feroz.

Tenía que solucionarlo de una manera u otra, ya sea alejándose de todos o haciéndole frente, solo que la última opción es casi imposible cuando lo ve o sabe que está cerca de ella siente que va a morir en cualquier momento, tiene miedo, está tan aterrada que sus manos tiemblan de pensar en lo que puede llegar a hacerle, lo único que quiere es desaparecer para no preocuparse por nada más, esta harta de todo lo que tenga que ver con ese tema que creyó haber dejado en Japón pero que la sigue y de seguro sehuira persiguiendo por el resto de su vida.

"¿Chou Tzuyu?". Sus ojos se abrieron como platos y todo su cuerpo se erizo al escuchar esa voz, tan profunda y ronca, tan asquerosa como la persona que lo portará. "Así se llama la nueva chica que quieres condenar". Él estaba obsesionado con ella, desde pequeño tenía comportamientos obsesivos pero nadie se dio cuenta de ello, solo Sana pero no fue capaz de decir nada porque tenía miedo de que lo alejaran, era su único amigo, siempre estaba sola en casa y la acompañaba, haciéndola reír, hasta que un día todo cambio.

Cuando le presentó a la chica que le gustaba, a la persona que más amo en el pasado por la que hubiera dado la vida si no fuera por su cobardía y el miedo que tenía, él prometió ocultar el secreto pero terminó desatando una serie de irregularidades y catástrofes de las que solo Minatozaki es consciente.

"Yo te lo dije cuando tenía exactamente nueve años". Se acercó peligrosamente a su rostro, la castaña se arrastró tratando de alejarse lo más que podía. "Tú eres mía Minatozaki". Sonrió. "Solo mía". Susurró. "Mira lo fácil que entre aquí, no sabes lo sencillo que se me hará exterminar a todo aquel que quiera acercarse a ti".

"Cállate". Su labio inferior temblaba y lo único que quería era llorar hasta no poder más porque tenía miedo, tanto que no quería sentirlo, la estaba ahogando y la llevaba al mismo camino de antes, a ese que hizo que tuviera que elegir entre su vida y la del amor de su vida.

"Está en peligro tu relación con la taiwanesa esa, sabes que si se entera de lo que hicimos no te querrá ver ni en pintura". Desvió la mirada. "¿Lo sabes?". No quería decirlo pero lo más probable es que si, porque no le contó todo, no fue capaz. "¿Cómo reaccionará cuando le diga que yo te cogí hasta que no pude más?". Apretó los dientes, todo su cuerpo tembló y las mismas náuseas que siempre sentía aparecieron, el dolor en su pecho era cada vez más fuerte, algo andaba realmente mal. "Que te hice mía una y otra vez en ese callejón mientras el cuerpo de tu triste noviecita yacía en el suelo". La agarró del cuello. "¿Te siguió pareciendo hermoso incluso con su cara llena de sangre y con ese hueco en su frente?".

"¡Cállate!". Gritó con todas sus fuerzas y lo empujó, pero no pudo más, sus piernas colapsaron y cayó de rodillas al suelo, llorando sin poder detenerse, apretó los puños en el césped, estaba condenada a llevar ese dolor hasta su tumba porque era lo que merecía por no haber actuado antes.

"Mi amor me das asco". Escupió. "Dejando que te coja una mujer". Cuando subió la mirada no había nadie, solo estaba ella en ese lugar, jadeó asustada y se levantó, no quería estar ahí, necesitaba a Tzuyu a como diera lugar.

Lo que realmente le dolía era lo egoísta que estaba siendo porque corría a los brazos de alguien que estaba en peligro por su culpa y lo peor de todo es que no tenía intenciones de alejarse porque era con quién quería estar, lamentablemente sabía que no sería por mucho tiempo, tenía que irse o pasaría lo mismo y ahora que sabe que está ahí por ella, tiene tanto miedo.

Tzuyu se volvió demasiado importante para su vida en corto tiempo pero aún así no dejaré que nada ni nadie le haga daño, mucho menos alguien que merece estar muerto.

Lo único que deseaba es que todo estuviera bien.