Sana abrió un ojo y se dio cuenta de la presencia de la taiwanesa, casi se desmaya del susto al verla frente a ella con unos lentes gigantes y una gorra, parecía estar feliz por la sonrisa que tenía así que también sonrió sin importarle que estaba demasiado asustada, se le quedó viendo por unos segundos más antes de desviar la mirada y volver a cerrar los ojos, estaba demasiado feliz desde que conoció a Tzuyu y eso le daba un poco de miedo, las cosas iban bien pero tenía esa sensación de que la razón por la cual pasaba eso era porque apenas estaban comenzando.

El comienzo de las relaciones siempre es así, se podría decir que perfecto, impresionandose por la cosa más insignificante que pueda hacer la otra persona, sonriendo por cualquier cosa que diga, y sintiendo curiosidad por cualquier cosa hasta que comienza la verdadera convivencia, en ese momento donde ya sabes hasta que reacción tendrá por determinado tema, eso hace que las cosas se vuelvan aburridas y muchas personas terminan gracias a eso, cuando no hay nada nuevo ya no hay que buscar nada interesante.

Tiene miedo de llegar a ese punto porque sabe que las cosas no van a terminar muy bien, y no quiere herir a Tzuyu porque está segura que quiere algo con ella solo que apenas están conociéndose, debería esperar un poco más y disfrutar lo que es el comienzo, porque si llegan a durar más de lo que ella cree entonces estará muy feliz de tener algo serio con la rubia, sin importar que.

"Te traje el desayuno a la cama". La castaña abrió un poco y sonrió en grande. "Ve a lavarte los dientes, te espero". Sana se levantó e hizo exactamente lo que le dijo que hiciera, ya se estaba acostumbrando a obedecer ese tipo de cosas y no estaba nada mal, todo lo que Chou le decía era por su bien así que no tenía ningún problema. "Sé lo mucho que te gusta las galletas de chocolate por eso te traje un par".

Sana salió casi corriendo del baño, se lanzó a la cama y se acercó a los labios de la taiwanesa y le dio muchos besos, tantos que sentía aquel cosquilleo en sus labios que le decía que se detuviera, pero no quería hacerlo porque le encantaba sentir los suaves labios de la contraria. "Muchísimas gracias". Sonrió y suspiró al separarse, no sabía porque la estaba tratando así y la verdad es que tenía sus sospechas pero dejaría que la consintiera tan solo un poco antes de preguntarle, no quería que se preocupara por ella porque estaba bien.

"Espero te guste la comida". Se le quedó mirando a los ojos, parecía que quería hacer cientos de preguntas pero no decía nada por algo, apretó los labios y comenzó a comer, era demasiado delicioso tanto que sonidos de satisfacción salían de sus labios sin quererlo.

Tzuyu estaba bastante feliz por lo que hizo, no era alguien que le gustaba hacer cosas por los demás, ya que siempre que lo hacía la hacían sentir mal con miles de cosas que prefiere no pensar, pero cuando se trata de Sana es distinto porque lo hace sin esperar nada a cambio. "Me encanta la comida". Dijo con las mejillas llenas de comida.

"Ahora que lo veo pareces una ardilla". Frunció las cejas y se acercó mucho a su rostro. "¿Serás mi ardilla?". Las mejillas de la mayor se sonrojaron. "Que linda te ves sonrojada".

"¡Ya!". Se quejó antes de cubrir su rostro, no quería que la viera así y por primera en su vida le pasaba, no era alguien tan fácil de sonrojar pero cuando se trataba de la menor, pasaban éste tipo de cosas que la dejaban pensando, todo estaba siendo demasiado nuevo para ella y tenía bastante miedo de que las cosas se acabarán, porque de seguro no sentiría lo mismo con otra persona como lo siente con Tzuyu.

Es algo nuevo que le agrada lo suficiente como para seguir en eso hasta que las cosas no puedan funcionar. "No voy a detenerme, quiero que sonrías". Minatozaki se quedó en silencio, viéndola, admirando cada detalle de su perfecto rostro antes de suspirar.

"¿Estás haciendo todo esto porque estuve llorando por la pesadilla?". Preguntó, todo quedó en silencio como en la madrugada, era una respuesta bastante directa y quería una respuesta igual o más directa, no le gustaba que la tratarán con lástima, era la primera vez que Tzuyu tenía un acto tan lindo con ella, y eso comenzaba a molestarla solo un poco.

"Lo hice porque me nació hacerlo, no por lo que pasó después de la pesadilla". Aseguró mientras le acariciaba el muslo, era una manera de tranquilizarla porque parecía estar metiéndose en aquel caparazón amargado, ese que solo utilizan las personas que realmente han sido heridas. "No puedo obligarte a que me creas pero...solo quiero que sepas que lo hice de todo corazón". La castaña se quedó en silencio y asintió, no quería hacerse falsas esperanzas porque no quiere volver a vivir un corazón roto.

Es de los peores dolores que ha sentido en toda su vida, no quiere volver a repetirlo porque aunque ya sabe cómo sanar, prefiere no repetirlo. "Te creo". Murmuró mientras masticaba, Tzuyu sonrió para sus adentros, de verdad que no quería que la comida fuera tomada de ese modo.

"Como es un día distinto". Sonrió y se mordió el labio. "¿Qué te parece dar una vuelta por el colegio y luego ver una película o quedarnos aquí todo el día, sin salir un solo segundo?". Eran dos buenas elecciones pero ella tenía otra cosa en mente, algo más divertido que hiciera que ambas estuvieran felices, era eso que las unió.

"Tengo otro tipo de planes para nosotras". Chou se quedó callado esperando que le dijera. "La que aguante más tendrá que comprarle algo a la otra, lo que desee".

"¿La que aguante más?". Sana asintió.

"Vamos a ver cuánto vas a aguantar con mis dedos dentro de ti, Chou Tzuyu". Dijo antes de apartar la comida y abalanzarse hacia la nombrada.