Me subió la falda que tenía hasta la cintura, corrió mis bragas a un costado y empezó a acariciar mí feminidad, luego siento que mete un dedo dentro de mí. Gemí.

- Shh - me miró. - No querrás que nos escuchen, preciosa. - Rió. - Si te pones así no me imagino cuando entre en ti, linda.

No le dije nada, sólo estaba disfrutando de las sensaciones que me hacía sentir en ese momento, estaba muy excitada.

Se acercó a mí para besarme, sus besos bajaron hasta mí cuello y luego por mis pechos. Atrapó uno con su boca, empezó a lamerlo. Mientras que con su mano acariciaba el otro.

Luego hizo un recorrido de besos por mí abdomen hasta llegar a mí parte íntima.

Se bajó su pantalón y luego su boxer.

Tomó mis caderas, sentí su erección rozar mí feminidad. Empezó a dar movimientos leves aún con sus manos en mí cintura.

Empezó a dar movimientos bruscos. Sus embestidas eran cada vez más rápidas.

Placer, sentía placer.

Lo miré y estaba sudando. Me encantaba.

-¡ ahhhh Christopher! - gemí.

- Shhhh, más despacio. - tapó mí boca.

(...)

- Nunca creí que lo haríamos en el salón de profesores. - rió.

- Ni yo - también reí con él. Me puse bien la falda. Esa misma que hace 20 minutos la tenía subida hasta la cintura. Ya estaba decente para salir, sólo seque mí transpiración y acomodé mí pelo todo despeinado. - Nos vemos esta noche profesor. - dije coqueta abriendo la puerta para salir.

- Nos vemos esta noche, señorita Ross. - Lo último que vi antes de cerrar la puerta fue su hermosa sonrisa,mostrándome su dentadura, tiene una boca perfecta y unos labios perfectos.

- Mia, ¿Dónde estabas? - apenas llegué mí queridísima amiga ya empezaba a cuestionarme.

- Me sentía mal, estaba en el baño.- dije tocándome el estómago.

- ¿ Por qué algo me dice que me estás mintiendo? - arqueó una ceja.

- No te estoy mintiendo, Emma.

Ya era hora de salida, con Emma teníamos que ir a mí casa para ayudarla a elegir lo que se pondría esta noche para salir con Zabdiel.

Luego de se que vaya, la que se tendría que preparar iba a ser yo ya que Chris vendría a mí casa.

Al llegar me encontré con mí mamá.

— hola mamá. — la saludé con un beso en la mejilla.

— Hola señora Ross. — hizo la misma acción Emma.

— Hola. Chicas, ¿Cómo les fue en la escuela? — dijo aún con la mirada en la revista que estaba viendo.

— Muy bien, mamá. Vamos a estar arriba arreglando algunas cosas. — asintió y en eso Emma y yo subimos a mí habitación.

(…)

— bien, agarra cualquier cosa de acá, lo que más te guste.

— Eh, Mía, no es por mala pero tu ropa no me atrae. Siento que no es mí estilo.

— Bueno, está bien. Entonces vayamos de compras.

— ¡SII! — Se emocionó.

— Okey, pero para la próxima no grites que me vas a dejar sorda, por favor — ambas reímos.

— Mamá, vamos a ir al shopping.  — avisé y agarré las llaves del auto.

— Okey niñas, pero con cuidado. — advirtió para luego irnos.

Estuvimos como dos horas escogiendo lo que Emma se pondría para esta noche salir con Zabdiel. Yo aproveché y compre algo lindo para ver a Chris.

Emma se compró un shorts pequeño y una blusita.

Y yo un vestido descotado, corto. Cómo le gustaba a Chris.

Llegamos a mí casa y Emma se empezó a preparar, Zabdiel pasaría por mí casa a las ocho.

Chris vendría a las diez, mí madre ya no estaría en ese momento. Perfecto.

— Estás bellísima, amiga. — me acerqué a abrazarla.

— ¿En serio? — sonrió mirándose al espejo.

— ¡SII! Espero que Zabdiel te valore mucho. Estás hecha una mujer. — volví a abrazarla.

— ¡Ay! Me vas a hacer llorar.

— No no, acuérdate del maquillaje. — reímos y en eso suena el timbre.

— ¡Yo iré! — dije para luego ir a abrir la puerta, sabía que era Zabdiel, sólo quería hablar con él.

— Zabdi, hola. — dije al abrir la puerta.

— Hola, Mía. — sonrió. — ¿Está Emma?

— Si. Pero primero que hablar contigo. — asintió. —  Yo la quiero mucho a Emma, la amo. La conozco desde que teníamos 4 años, no me gustaría que sufra mas de lo que ya sufrió con sus anteriores amores. Sabes, me pareces un buen chico. Y creo, espero que me la cuides mucho, soy muy brava cuando le hacen daño a mí mejor amiga.

— Está bien. En realidad me gustaría tener algo con Emma. Me gusta mucho y obvio no la voy a lastimar. — me sonrió amable. — Se nota que la queres mucho, y ella tiene tanta suerte de tener una amiga con tú.

— Bien, gracias por escucharme. —  reí, él igual. —  entrá y esperá que ya te traigo a tu princesa. — lo invité a pasar.

— ¡WOW!  — dijo Zabdiel al ver a Emma al frente suyo. — Estás preciosa. — estiró su mano para que ella la agarre.

— Bueno, bueno.  Vayan que se va a hacer tarde para la película.

Rieron y se fueron.

Mamá ya se había ido para su trabajo. Tenía poco tiempo para arreglarme.

Ya estaba lista:

Tocaron la puerta. Estaba muy segura de que era Chris.

Me arreglé un poco el cabello y fui a abrir.

— Profesor. — dije con una voz provocativa.

— señorita Ross. Estás... — me miró de arriba a abajo. — muy sexy.

Se acercó a mí y me besó apasionadamente.

— No querrás que los vecinos nos vean, ¿No? — dije divertida. Pasamos un cerró la puerta.

— Lo único que quiero es que gimas mí nombre mientras te doy fuertes embestidas, preciosa. — volvió a besarme.