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CAPITULO 11

–¡Yeon Jun ven aquí ahora mismo! –Gritó Soo Bin mientras fruncia su ceño, viendo al peludo animal en frente suyo, Byul apareció junto a Yeon Jun y al ver al intruso fue corriendo detrás de Soo Bin.– ¿Y esto, amor?

Ah sí, déjenme darles una actualización, para eso retrocedamos unos días, exactamente dos semanas, atrás.

–Bueno, ¿Y a donde me llevaras hoy, Junnie? –Murmuró el menor mientras terminaba de acomodar su ropa luego de una ducha y algo más junto a Yeon Jun.–

–Iremos a hacer un pic-nic. –Murmuró emocionado Yeon Jun mientras peinaba su largo cabello, emocionado por lo que tenía planeado hacer ese día.– Quiero sacarte fotos porque una persona tan hermosa como tú debe quedar retratada en fotos donde no únicamente se te vea la espalda.

–Está bien, te dejaré sacarme fotos. –Soo Bin sonrió, acercándose un poco al mayor para dejar un corto beso en sus labios.–  ¿Dejaremos a Byul otra vez solito? –Preguntó, llevando sus brazos alrededor del cuello del humano.

–Si. –Respondió Yeon Jun mientras miraba al cachorro dormir plácidamente en la cama que ellos anteriormente habían usado.– Jamás me deja besarte tranquilamente y me muerde si me pongo a jugar contigo. –Yeon Jun hizo un pucherito, recordando las veces que Byul le mordía cuando se acercaba de más a Soo Bin.

–Ya ya, tengo que dividir mi atención en una llama y un cachorro. –Soo Bin rió mientras dejaba otro besito en los labios de Yeon Jun.– Ve llevando las cosas al auto entonces, yo le dejaré comida y agua a Byul.

Sin decir más, Lee se separó del mayor y caminó a la cocina, donde los platitos de agua y comida se encontraban, si bien sabía que Byum ya había comido no se fiaba, el cachorro podía llegar a comer demasiado a veces. Luego de servir y acomodar todo salió del departamento hacia el estacionamiento del edificio, donde el auto de Yeon Jun se encontraba. El camino fue lleno de bromas y besos robados en cada semáforo en rojo donde paraban. Al llegar al lugar Yeon Jun le tapó los ojos al pálido, caminando así por algunos minutos hasta llegar a un pequeño mirador. Yeon Jun se paró en frente de Soo Bin y, luego de quitar la venda de sus ojos, le agarró las manos con fuerza, sonriendo nervioso.

–Quiero que seas mi novio. –Soltó sin cuidado, de repente todas las palabras bonitas que había planeado desaparecieron de su cabeza.– Espera, déjame empezar de nuevo.– Soltando las manos de Soo Bin miró las propias, haciendo un puchero al notar que, como estaban sudadas, todo lo que había escrito estaba borrado.– Ah, esperame unos momentos. –Intentando buscar el pequeño papel donde lo había escrito solamente hizo a Soo Bin empezar a reír.

–Si quiero ser tu novio, Junnie. –Murmuró el demonio una vez sus carcajadas se acabaron y, agarrando nuevamente las manos del mayor, lo acercó a él mismo para poder besar sus labios.

Bueno, ahora volvamos al presente donde están Yeon Jun, Soo Bin, Byul y el nuevo intruso peludo.

–¡Nuestro nuevo hijo peludo! –Respondió Yeon Jun manteniendo una sonrisa en su rostro a la vez que cargaba al peludo y sucio cachorro que había rescatado de las calles.– Se llama Sean, ¿Es hermoso cierto?

–¡Debiste preguntarme! –Murmuró el menor tomando al pequeño cachorro en sus manos y viendo atentamente.– No te acerques a él pequeño, pobrecito están aún todo sucio, vamos a darte un baño.

Ignorando a Yeon Jun, Soo Bin se encaminó hacia el baño mientras que el cachorro movía su cola feliz de que el pálido le hiciera mimos, Yeon Jun miró a Byul que de igual manera miró a su dueño.

–Creo que el nuevo hijo peludo nos robará por completo la atención de nuestro Binnie. –Yeon Jun hizo un puchero, agachándose para acariciar al perro.– Cometí un error, debí ir a dejarlo a casa de Tae Hyun, de seguro se llevaba bien con sus gatos.

Después de un rato Soo Bin salió del baño con el cachorro completamente limpio y con sus cabellos más cortos, Yeon Jun debía admitir que Soo Bin era un buen peluquero canino, aunque también debía admitir que Lee Soo Bin era bueno para absolutamente todo.

–Junnie, vamos a dormir. –Murmuró Soo Bin acercándose a Yeon Jun, quien se había sentado a "hablar" con Byul sobre como no dejarían que el nuevo cachorro se llevara la atención del demonio, claramente Byul no entendía nada pero Yeon Jun le estaba dando croquetas de manera inconsciente así que ladraba cada tanto.

–¡Ahí voy cielo! –Antes de levantarse, Yeon Jun dejó la última croqueta en el piso y luego corrió hacia la habitación, siendo seguido por Soo Bin, finalmente cerró con seguro la puerta para que Byul no lograra entrar. – Ahora quiero mis besitos, no me diste besitos en todo el día.

–Pues no tendrás besitos ahora tampoco. –Respondió el pálido a la vez que quitaba su ropa para colocarse una de las camisas de Yeon Jun.– Debiste preguntarme si podías traer otro cachorro a casa o no, es nuestro hogar y mira si Byul lo mordía. –Regañó Soo Bin tirándose en la cama, sin embargo Yeon Jun tenía un plan para conseguir sus tan ansiados besitos.

–Solo unos cuantos Binnie. –Murmuró el humano haciendo un puchero a la vez que se tiraba a un lado del menor, abrazándole por la espalda.– Por favor cielo. –Murmuró con su voz algo más ronca, empezando a dejar besos por el cuello de su novio– Anda Binnie.

—Yeon Jun basta. —Soo Bin empezó a murmurar inquieto, sabiendo a lo que quería llegar su novio, haciendo caso omiso a las palabras de Soo, Yeon Jun siguió repartiendo besos por su cuello, empezando a dejar besos en su cuello.

Claramente eso hizo que únicamente Soo Bin se enfadara y le pegara una fuerte patada para alejarlo de él, cosa que claramente Yeon Jun no se esperaba.

—Dije que no y tienes que hacerme caso, dormiré en mí habitación hoy. —Declaró Soo Bin antes de levantarse de la cama y salir de la habitación.

Yeon Jun suspiró mirando a Byul entrar a la habitación y subirse a la cama para acostarse a su lado, sabía que mañana tendría a un Soo Bin enfadado con él por lo que debería buscar su perdón, eso además de que probablemente le ignoraría todo el día.

—Tonto tonto tonto. —Suspiró para sí mismo mientras acariciaba el pelaje de Byul.

Vaya día que le esperaría.

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