
ᴄᴀᴘíᴛᴜʟᴏ | 02
Miraba con nostalgia por la ventanilla del auto, las pobladas calles de Corea.
Un sonido de disgusto salió de su garganta, mostrando las leves sospechas sobre porque su padre lo había mandado llamar, tenía mucho tiempo que se había ido a Japón y su progenitor no lo llamaba a menos que fuera una situación de extrema urgencia.
Pidió al cielo con toda la fé del mundo que no fuera para algo malo, su corazón latio con fuerza cuando reconoció aquél hermoso jardín que adornaba la enorme mansión en la que vivía su familia. Admitía que se sentía un poco raro al pisar de otra vez su "hogar".
Hace un año que se había ido y con toda la sinceridad del mundo puede decir que no se había sorprendido cuando no vio a sus padres fuera de la casa para recibirlo.
Con fastidio bajo del auto, tomó su bolso y camino con lentitud hacia la entrada donde una joven empleada lo esperaba.
—Joven, su padre lo espera en su despacho.— la mujer hizo una reverencia que por supuesto no fue vista por él, porque ya había caminado hacia el lugar mencionado.
Su mirada se paseo por su antigua casa, se dio cuenta de que la decoración era casi la misma, aunque tenía unas leves mejorías. Su caminar se detuvo cuando una puerta de madera se interpuso frente suyo. Suspiró con frustración sabiendo que probablemente allí dentro habría una discusión como era costumbre.
Con los nudillos de su mano derecha, tocó dos veces para llamar la atención.
—Pase.— Una respuesta baja pero firme se escuchó, sin esperar más abrió la puerta y entró.
Encontrándose a su padre sentado, dándole la espalda mientras en su mano había un cigarrillo y en la otra una copa de vino tinto.
Su progenitor giró y lo primero que hizo al verlo, fue escanear todo su cuerpo en busca de cualquier error para reprocharle.
En ese momento, Jungkook vestía un pantalón descolorido, con una camisa blanca y portaba varias perforaciones, su pelo negro levemente revuelto y maquillaje natural.
—Creí que en este tiempo lejos, habías cambiado un poco.— Esas fueron las primeras palabras de bienvenida que había recibido, con una sonrisa llena de desilusión negó.
Se encaminó con prisa a una de las sillas que se encontraba frente a su padre y tomó asiento.
—Pues no, nunca seré lo que tú esperas.— Miró a su padre fijamente provocando que este estrujara la copa entre su mano con coraje.
—Jungkook, no me tientes, desde ahora harás lo que te diga quieras o no.
—¿Porqué piensas que te haré caso?— Una sonrisa burlona adornaba sus jugosos labios.
—Porque es un gran negocio para los dos, hijo.— JungHan abrió un cajón de su escritorio, sacando un sobre de color amarillo.
Su mirada recorría cada movimiento de su padre. Sabía que de esto no saldría nada bueno.
—No quiero ser parte de tus negocios.
—Ni siquiera sabes de que tratan.— Algo se deslizó sobre la mesa. Con desconfianza miró a su padre y volvió su miradas al sobre amarillo, lo agarro entre sus manos con un poco de duda, hasta que finalmente lo abrió, sacando de este, seis fotos de chicos mayores que él.
—¿Que es esto?— Preguntó mirando a su padre, quién le devolvía el gesto con una sonrisa.
—Uno de los chicos que ves ahí, será tu futuro esposo.
Él pelirubio rápidamente negó, poniéndose de pie para aventarle las fotos en el rostro a su padre.
—¡Ni lo pienses! ¡yo no me casaré con nadie!
Su padre sonrió y su cuerpo temblo porque sabía que esa sonrisa no traería nada bueno.
—Hijo te casarás, pero te daré la oportunidad de escoger con quién.— Jungkook era fácil de manipular y eso lo sabía su padre, él chico lo pensó un poco y sinceramente era algo bueno.
Volvió a tomar asiento en su lugar, tomando de nuevo las fotografías.
En la primera observó a un chico con mejillas regordetas, sus ojos formaban líneas rectas a causa de su sonrisa, vestía un pantalón color rojo con una camisa blanca, lo que más le llamo la atención fue la forma en la que el pantalón resaltaba su trasero.
—Él es Park Jimin.— Su padre lo miraba con una sonrisa orgullosa.
—¿El hijo de los Park?— Preguntó en voz baja, solo una vez había visto al chico y no estaba para nada mal, tenía un buen trasero.
Jeon puso su atención en la siguiente foto, en esta se mostraba un chico pálido, con ojos gatunos y una sonrisa que dejaba ver sus encías, pero de una forma tierna. Su cabello era blanco y vestía un pantalón descolorido, a la altura de las rodillas, con una camisa color negra y rayas amarillas.
—¿Quien es él?— Preguntó de repente, con mucha curiosidad, su padre sonrió al ver la intriga en los ojos de su hijo.
—Min Yoongi, él es mejor partido para ti, ¿te intereso?
—Min Yoongi.— Susurró mirando la foto donde aparecía él pálido sonriendo. Con rapidez y sin dudar asintió a la pregunta.
—Me gusto, pero supongo que tengo que dejar que los demás intenten conquistarme ¿cierto?
JunHan asintió, mirándolo fijamente.
—Apruebo a Min, pero prometí que todos tendrían una oportunidad para conquistarte.— Él menor asintió todavía mirando la foto embobado.
—Te propongo un trato Jungkook.
Él azabache lo miró a los ojos buscando alguna trampa.
—¿Que trato?
—Si dejas que intenten conquistarte y no te gusta ninguno, pues eliges a Min Yoongi. Pero si no aceptas, te caso con quien yo quiera.
—No creo, también a ti te gusta él como mi esposo.— Él azabache reto a su padre con la mirada.
—Si pero también esta Jung Hoseok.— JungHan le dio una foto que había tomado de la mesa, la miró detenidamente haciendo una mueca de asco. En la foto estaba un chico que se miraba muy sonriente y eso le revolvió el estómago.
Sabía que se estaba dejando llevar por las apariencias pero nunca le había gustado estar con personas que irradiaban mucha felicidad y amor.
Jeon miro horrorizado a su padre negando rápidamente.
—Esta bien, acepto.
JungHan sonrió dejándole la foto del pálido como recompensa.
—Solo una cosa.— Él señor Jeon rodó los ojos fastidiado pero decidió darle la palabra.
—Haré lo que quiera con ellos, no les dejare nada fácil la competencia.
—Nunca te dije que fueras fácil, hijo.
—Okey, ¿cuando me los presentarás?
—Hoy en la noche habrá una fiesta de bienvenida en tu honor, para que estes listo y busques algo decente para ponerte.
Estaba a punto de reclamarle a su padre cuando el celular de este sonó, interrumpiendolos.
—Luego hablamos.— JungHan salió del despacho sin esperar ninguna respuesta y dejándolo sólo.
—Como siempre.— Rodó los ojos fastidiado y miró nuevo la foto del pálido con una sonrisa mientras caminaba por el pasillo, evitando preguntar por su madre, sabiendo que la respuesta seria que estaba en su empresa.
Subió las escaleras perezosamente hasta llegar a su habitación, sorprendiéndose al instante, notando que se encontraba vacía salvo con algunos muebles necesarios, él creía que lo que había hecho no estaba tan mal pero sinceramente que sus padres lo encontraran teniendo sexo con su primo era algo que había deshonrado a ambas familias.
Enojado se dejo caer en la cama.
—Él nunca cambiará.— Habló para si mismo, cerrando los ojos sin darse cuenta para quedarse dormido.
Él muy en el fondo deseaba la aprobación de su padre pero nunca lo diría.
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Si ven errores de ortografía no duden en decirme para corregirlos.
Si les gusto el capítulo no duden en votar y comentar que les pareció.
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