Capítulo 32: La venganza de Colagusano
-8 años después-
Tres hombres, uno con el pelo castaño ondulado, otro con el pelo negro y liso y otro con el pelo azabache desordenado, caminaban al lado de de dos niños con sus respectivos carritos. Se trataban de dos mellizos, que llevaban sus respectivos baúles para ir a Hogwarts. Se les veía ilusionados y con una sonrisa de oreja a oreja en sus rostros. En medio de dos de sus padres, se encontraba un pequeño de cabellos azabache, que intentaba amoldarselo como podía para sentir que estaba más presentable, pero parecía estar desistiendo con frustración al no lograrlo. Era muy callado y tranquilo y siempre miraba todo su alrededor con curiosidad, analizando todo con sus expresivos e inocentes ojos esmeralda detrás de unas gafas redondas, que no le hacían parecer menos adorable a todo el que le veía.
-¡Nos vamos a Hogwarts, Henry!
- Sí, ni que lo digas Eileen, aún no me lo puedo creer- Sonrió extasiado Henry- Casi podría gritar eufórico.
-¿A que casa crees que iremos? - en su carrito su cuervo hembra Lagertha grazna -
- No estoy seguro, pero estemos donde estemos, estaremos bien, ¿verdad?- Sonrió su hermano- Aunque... me gustaría mucho que quedasemos en la misma cosas. Desde que nacimos, siempre hemos estado juntos. No me gustaría separarme de ti, Eileen.
-Ni a mí de ti, Henry
- ¿Por qué no elegimos una misma casa?- Cuestionó Henry mirando con determinación a su hermana.
-Gran idea , papa Sirius dice que el Sombrero toma en cuenta tus elecciones
- Sí, recuerdo aquella conversación- Asintió el ojiavellana- Eileen, ¿no crees que Harry parece triste?
-Cierto-la niña se gira a su hermanito-¿Que te pasa Harry?
- Nada, no me pasa nada- Respondió desganado mirando el suelo.
¿Entonces por que miras al suelo ?-pregunta su hermano mayor al ver que el pequeño ojiverde tenia una lágrima en su ojo derecho
- Porque me gusta mirar el suelo cuando camino para no tropezar- Murmuró casi inaudiblemente limpiándose la lágrima con rapidez.
-No te creo, algo te pasa
- He dicho que estoy bien- Respondió el ojiverde con simpleza mirando hacía el otro lado de la estación muggle en la que se encontraban.
Sus padres miraron la escena con preocupación, ante la expresión y el como se estaba comportando su pequeño ojiverde.
-Algo le pasa -susurro James a sus esposos
- Sin duda alguna, tendremos que hablar con él- Frunció el ceño Severus. Sentía la inseguridad de su hijo, sabía lo que era sentirse inseguro ante algo, pero no comprendía porque su hijo se estaba sintiendo así, ni porque estaba tan mal anímicamente en ese momento.
¡Ahí esta el muro!- señala Sirius
Harry al ver el muro, se desmoronó por completo, no sabía si a partir de ese momento, podría controlar todo lo que sentía o si terminaría aflorando todo lo que se había estado guardando. Se paró en seco, quedándose atrás, miraba con puro terror aquel muro, que mostraba todos sus miedos, que le hacía sentir vulnerable.
-¡¿Que pasa cachorro?
- No quiero ir- Negó frenético dando un paso atrás. Sus padres no podían creer lo que estaba sucediendo, su pequeño Harry, nunca se había comportado de esa manera salvo... salvo aquel fatídico día, pero nunca lo habían vuelto a ver así antes.
-¿No quieres ir con tus hermanos al muro?-el ojiverde niega - ¿Por que?
- Porque ellos se van a ir, me van a dejar solo. Me prometieron que siempre estaríamos juntos, que me protegerían y que nunca más me pasaría nada. Me mintieron, se van a ir y no lo van a cumplir.
-Volverán , te van a escribir - el pequeño se ilusiono un poco por las palabras de su padre Sev
- Pero... no será lo mismo- Tembló pensando más es su desolación. No le gustaba estar solo, lo odiaba desde lo sucedido y sus hermanos parecían ser los únicos que le podían dar paz por la noche, para conseguir dormirse. El pequeño ojiverde había tenido incontables pesadillas durante la noche, pero era un secreto que tenían entre él y sus hermanos, no quería que ellos se enterasen. Sin embargo, si sus hermanos se iban, lo descubrirían. Se darían cuenta de sus temores más profundos y temía que sus padres... pensasen que estaba loco o que le diesen la espalda. Porque él... él no quería quedarse solo, quería que siguiesen siendo una familia normal. Quería a sus padres, a sus hermanos, no quería que nada malo pasase.
''Finge Harry, que no te descubran''dijo una parte de si mismo
Severus miró analíticamente a su hijo. Sabía que había mucho, sentía que su hijo ocultaba algo y que ese secreto, en ese momento, le estaba destruyendo.
-Vamos -dijo sonriendo intentando parecer sincero Harry -O mis hermanos perderan el tren
Severus frunció el ceño totalmente, al ver como su hijo había cambiado radicalmente de expresión. Miró a sus maridos con verdadera preocupación plasmada en su rostro, observando de nuevo la trayectoria de su hijo.
-Harry - Eileen para el carrito y sonriendo lo sube en él, el pequeño ojiverde empieza a reírse, sostiene con cuidado la jaula de Lagertha-¡Vamos a correr!
-¡Una carrera!-le secunda emocionado Henry, Harry se estaba empezando a sentir mejor
- Pero con cuidado, no vayáis a lastimar a vuestro hermano- Les Gritó Sirius había madurado y desde lo sucedido, era muy protector con su familia.
-¡Vamos!-Lagertha grajea contenta
Harry la acaricia levemente riendo y agarrándose bien ante la carrera de sus hermanos.
Henry y Eileen retrocedieron un poco, luego empezaron a correr con decisión hacia el muro hasta que lo atraviesan.
- Vayamos detrás, que estos diablillos nunca para- Rió James corriendo detrás de sus hijos.
De fondo se oían los risas de Harry junto la de sus hermanos.
-Parece más animado - dijo Sirius siguieéndole el paso acompañado de Severus
- ¿Te encuentras bien, Sirius? Se que lo pasamos mal en aquel tiempo, pero... debemos superarlo, por nuestros hijos. Sobre todo por Harry, aún no tenemos claro lo que le ocurrió, lo que le sucedió a nuestro pequeño, pero debemos ser pacientes.
-Por nuestros hijos-dijo con más seguridad
- Eso es- Dijo con pesar Severus besando la mejilla de Sirius. Sabía que el ojigris había sido uno de los que peor lo había pasado en aquel tiempo. Al fin y al cabo, había llevado al pequeño Harry en su vientre durante nueve meses- Lo superaremos, como siempre hacemos con todo.
-¡Lo haremos!
- Este es el Sirius que yo conozco- Aseguró Severus sonriendo con cariño y dándole un leve beso en los labios- Vamos anda, que van a irse sin que nos despidan.
-Si,tienes razón.Nos vamos
Pasaron el muro con rapidez y se encontraron con Henry y Eileen haciendo cosquillas al pequeño Harry, el cual, aún se encontraba sentado en el carrito de su hermana.
A unos metros se encontraba una familia de pelirrojos. La mujer era bajita y algo regordeta y se encontraba con una pareja de gemelos y ojos azules hermosos. Daba la mano a una pequeña pelirroja de ojos marrones , eso llamo la atención al ojiverde.
- Mirad ...- Dijo entre risas Harry intentando apartar a sus hermanos de él- Parece que esos dos gemelos también van a Hogwarts.
-¡Portaos bien!-sus hijos gemelos asienten sonriendo
- Anda, dejad a vuestro hermano, le vais a dejar sin respiración- Aseguró James riendo y separando a su hijo. Cogió al ojiverde entre sus brazos y beso su mejilla.
-Mama, quiero ir - se queja la pequeña pelirroja.
- Ya sabes que irás a su debido tiempo Ginny, pero antes tendrás que esperar a que vaya tu hermano Ron.
En su otra mano iba a un niño con la nariz larga , su ropa era de segunda mano con algunos agujeros y miraba con envidia a sus hermanos mayores.
- ¿Qué tal está mi pequeño?- Cuestionó James revolviendo el cabello de su hijo- ¿Estás mejor ahora?
-Si, quiero conocer a esos niños - señala a los pequeños pelirrojos
- Vale, vamos a conocerlos, pero antes, vamos a ayudar a tus hermanos a meter sus cosas en el tren, ¿de acuerdo?
Si, vamos a despedir a mis hermanos
Sirius pensó que no podía creer que su hijo se lo tuviese tomando tan bien después de lo que había pasado hace unos segundos.
-Vamos a ayudar a subir los baúles a nuestros hijos -dijo Severus acercandose a Henry y Eileen
Sirius le siguió y ayudo con alguno de ellos, mientras James y Severus le seguían con los demás. Harry cogió la mascota de sus hermanos para ayudar con algo.
-Gracias Harry -dice la ojinegra cogiendo la jaula de su cuervo hembra
- De nada, Eileen- Sonrió Harry con dulzura- Entonces...¿Me mandaréis cartas?
-Claro que si ,hermanito-le abrazaron ambos
- ¿De verdad?- Murmuró con lágrimas en sus ojos esmeralda, restregándoselas con sus puñitos.
-De verdad -aseguran sonriendo
- Ten...tengo miedo. Siento que me daréis la espalda- Murmuró el pequeño agachando la cabeza y mirando sus pies.
-No te la daremos
- Sí, sí lo haréis, porque soy diferente a vosotros. Soy más callado y más solitario. Seguro que no me aguantais. A veces os enfadáis conmigo.
-No no , te aseguramos que no - sus padres y el resto de personas incluso los del tren escuchan todo
- Sí, se que lo pensáis, pero no lo queréis decir. Se que estáis hartos de que se preocupen tanto por mí. Esta claro, que estaríais mucho mejor si yo no hubiese nacido- Declaró el ojiverde sollozando y a sus padres y hermanos se le cayó el alma a los pies al oírle decir esas palabras.
-No digas esas cosas, Harry!
- Es la verdad, os oí decirlo. Dijisteis que estabais hartos de mí, que era el pequeño mimado.
- Harry... nosotros nunca hemos dicho eso...- Pero tuvieron que callar, se acordaron del momento al instante, ni siquiera estaban enfadados con el ojiverde, pero estaban enfadados y empezaron a decir estupideces, que realmente no sentían y al parecer, el pequeño ojiverde había escuchado todo. Lo malinterpretó- Estábamos enfadados Harry, dijimos cosas que no eran verdad. Ya sabes que a mi me encantan las pociones y a Henry sus bromas y papá nos castigo sin ellas. Estábamos tan enfadados que no medimos nuestras palabras. No era verdad lo que dijimos, no los sentíamos realmente. ¡Por Merlín! Pero si te adoramos desde el momento en que naciste, eras lo más dulce y bueno que habíamos visto nunca y lo sigues siendo- Aseguró Eileen sorprendida por las palabras de su hermano. ¿Por qué pensaba aquello? Pero que le hicieron a su dulce y tierno hermanito, pensó con tristeza recordando lo mal que lo habían pasado sin el más pequeño.
-¿De de verdad?
- Por supuesto que sí, ya sabes lo impulsivos que nos volvemos al enfadarnos- Le abrazó con fuerza. Abrazo al que se unió Henry. En ese momento, no les importaba nada, les daba igual ir a Hogwarts o no ir, lo único que querían era estar junto a su hermanito y no separarse de su lado nunca más.
- ¿Debemos ir a Hogwarts?- Declaró Henry poco después lo pensamientos de su hermana.
-¡Ir, pero escribirme al llegar!-dice sonriendo Harry, sus hermanos siempre sabían hacerlo sentir mejor
- No, no queremos separarnos de ti. Nuestro angelito nos necesita y no vamos a ir a ningún lado- Respondieron a la vez con decisión- Nos quedamos con vosotros.
-¿Como ?-los mellizos asienten. Harry se sintió algo mal,no querían que se perdiera al experiencia de Hogwarts por su culpa.
- Pero... es vuestro primer año en Hogwarts, tenéis que ir. Yo... yo no quiero estropearos esto. Ya os he estropeado demasiadas cosas- Dijo Harry sintiéndose mal consigo mismo.
-Pero no queremos que estés triste
- Estaré bien, quiero veros felices y que lo paséis bien. Además, tengo a nuestros padres.
-¿Estás seguro?-pregunta Henry
- Sí, quiero que viváis todas las experiencias. No quiero que por nuestra culpa os lo perdáis.
-Como quieras-le besan la frente - Pero te escribiremos nada más llegar
- Vale, quiero que me contéis todo- Aseguró el pequeño más contento.
-Claro que si, no nos saltaremos nada -le remueven el cabello sonriendo
- Bien- Les abrazó con toda la fuerza que pudo. No quería que se fuesen, pero sabía que era lo correcto- Os echaré de menos. No me olvidéis, por favor.
-No te olvidaremos, Harry -le devuelven el abrazo
Harry se terminó separando de ellos con reticencia y se acercó a sus padres con lentitud.
Sirius en cuanto le tuvo cerca le cogió entre sus brazos y le abrazó, besando su frente- Todo irá bien, pequeño. Te queremos mucho, no te ocurrirá nada malo, nunca más- Le acarició su cabello con cariño, dejando que apoyase la cabeza en su hombro.
-¿Lo prometes?
- Te lo prometo, mi vida, no te volverá a pasar nada malo estando yo aquí.
-¿De verdad?
- Te lo juro, mi pequeñín- Le apartó algunos mechones de la cara, besando de nuevo su cabello- Sois mis más preciados tesoros. Te llevé en vientre durante nueve meses y desde el primer momento, te protegí, ame y querí incondicionalmente. Eres mi pequeño ángel y no dejaré que te vuelvan a hacer ningún daño- Le abrazó acariciando su cabello. No podría soportar volver a perder a su pequeño. Se había vuelto completamente loco y había intentando por todos los medios encontrarle, hasta que cayó en una absoluta depresión. No sabía lo que le habían hecho a su hijo, pero tenía claro que le habían dañado. Sin embargo, no sabía cuanto lo habían hecho y eso le preocupaba por encima de todo.
-Te creo -le besa a mejilla
Sirius asintió a apunto de saltarsele las lágrimas. Lo había pasado tan mal sin su pequeño ángel.
Henry y Eileen besaron a sus padres en la mejilla antes de subrise en el tren , se asomaron por la ventanilla.
- Escribidnos- Sonrieron sus padres despidiéndose de ellos.
Harry movió su mano despidiéndose de ellos, pero no pudo evitar llorar, mientras veía a sus hermanos partir.
-¡Adios Harry, te escribiremos!-el tren pita y empieza a moverse
Harry escondió su cabecita en el pecho de su papá Sirius no queriendo que le viesen llorar. Comenzó a mojar la camisa de su padre con sus sollozos.
El tren se siguió moviendo hasta que ya no se quedo a la vista.
- Harry, cariño, no llores. Los veremos en navidad- Comentaron James y Severus acercándose a Sirius y su hijo.
-¿Si?
- Sí, por supuesto que sí-Abrazaron a ambos y los besaron en la mejilla- Venga, volvamos a casa- Le sonrieron al pequeño.
-Si, vamos papas
- Vamos, haré chocolate- Aseguró James sujetando a su familia y desapareciendo con ellos. Su hijo no estaba en condiciones de seguir estando en público.
-Siii rico chocolate hummm
- Así es. Hijo, se que no te gusta hablar del tema, pero... necesitamos saber lo que sucedió. Para ayudarte.
-Primero el chocolate
- Eso está hecho- Sonrió James besando su frente y yendo a hacer el chocolate.
Sirius y Severus se sentaron en el sofá con su hijo. El ojigris acurrucó al ojiverde en su pecho y le acarició el cabello con cariño.
-Chocolate chocolate, rico siii
James unos minutos después, llevó una jarra de chocolate con cuatro vasos- Aquí está el chocolate, pequeño- Sonrió dándole uno de los vasos y acariciando su mejilla.
-Gracias-empieza a beberlo
- Hijo, por favor, no queremos verte así. Necesitamos saber lo que te paso. No hay día que no me culpe- Aseguró Sirius con pesar abrazando a su hijo.
-¿De verdad queréis saberlo ?-
-Si Harry -responden
El pequeño comenzó a temblar, pero mirando a sus padres, comenzó su relato.
Flash Back- Un año y medio antes.
Sirius se encontraba en su casa solo junto con su pequeño hijo, Harry. Severus y James estaban trabajando y los mellizos se encontraban en casa de su hermano, jugando con sus primos. El ojiverde también había querido ir, pero estaba enfermo y se había tenido que quedar en cama.
De repente, la puerta principal de la casa fue derrumbada con un bombarda máxima y un hombre regordete junto a otro más fino y alto entraron mirando a su alrededor con maldad. El regordete con aspecto de rata sonrió siniestro, mientras el hombre alto y desgarbado le siguió los pasos con cinismo. Sirius se plantó ante ellos y comenzaron una batalla campal que parecía no tener terminación. Sin embargo, en un momento de confusión, cuando Sirius pensaba que había dejado inconsciente a uno de ellos, fue demasiado tarde, el hombre que iba con el que había sido uno de sus grandes amigos, le aturdió, dejándole tirado en el suelo del salón. Peter le propinó una buena parada en el estómago y costillas, aproximándose a continuación hacía las habitaciones de los más pequeños. Entró, con sus dientes sobresalientes en una sonrisa que prometía lo peor del mundo. Cogió al niño sin dejar que se defendiese, le aturdió acariciando su mejilla y después dejándole un arañazo en esta ante la rabia que sentía- Decargaré en ti, todo el odio que le tengo a tus padres, por haberme dejado por esa... esa serpiente rastrera y grasienta. Van a desear no haberme echado de sus vidas por todo lo que te haré- Rió yéndose de allí con el pequeño y imaginándose varias torturas para conseguir su objetivo.
-Malo malo malooo
- Callate, niñato- Gritó Peter, pegándole una fuerte bofetada en la mejilla nivea del más pequeño, salvo el arañazo que le había hecho nada más verle. Estaba en frente de él en un calabozo sucio, el ojiverde se encontraba encadenado y sin apenas fuerzas, pero aún seguía defendiéndose como podía.
-Audaaaaa audaaaa papa Seveus
- Tus padres no están aquí para ayudarte- Rió aún más alto ante los esfuerzos del azabache por pedir ayuda- Me parece que he sido demasiado benevolente contigo. Deja que cambie eso.
Le quitó la camisa del pijama- Dime, ¿qué pasaría si te hiciese varios cortes? O mejor, vives en una completa mentira, niño estúpido. Tus padres y tus hermanos no te quiere, nunca te han querido. Desde el momento en el que naciste fuiste un completo estorbo para ellos. No te esperaban, simplemente tuvieron que tenerte y te odian por haber nacido. Eres un inútil y no tienes valor para ellos. Sino Sirius hubiese luchado para que yo no te cogiese, pero no lo hizo, porque tú eres una molestia, un desperdicio- Aseguró con malicia haciéndole el primer corte en el pecho- Por eso no les importará que te haga daño y tampoco te buscarán, porque no vale nada para ellos.
Los gritos y sollozos el pequeño, eran música para los oídos de aquel ser que hacía mucho tiempo que había dejado de ser humano.
-Cabo cabo
- Con que cabrón, ¿eh? Dentro de unos días, se te irá esa valentía- Afirmó con decisión, haciéndole cortes cada vez más profundos por todo su pecho, espalda y brazos.
-Ahhhhhh due dueeee
- Ves, esa frase me gusta más. Si te portas bien, pararé- Le comentó con suavidad fingida, acariciando su mejilla roja y sangrante.
-Due duele -solloza
- No te estás portando bien, no se debe de llorar, ¿o quieres que te haga más daño? Tus hermanos te odian, porque tus padres te miman demasiado al ser el pequeño y siempre les echan la culpa a ellos. Además, tus padres no te aguantan, solo están fingiendo. Están deseando perderte de vista y darte la espalda. No quieren que tengas que ver con la familia. Les fastidia que nacieras. No vales para nada, desperdicio humano- Repitió Peter.
''Papas,¿donde estais?''pensaba Harry
- ¿Qué pasa? Ya no pareces tan gallito- Le propinó otro puñetazo dejándole inconsciente- Mañana volveré- Aseguró tirándole del pelo durante unos segundos para observar su cara- Te pareces tanto a ellos, que me hace odiarte aún más. Ellos me lo quitaron todo, me dieron la espalda y ahora te darán la espalda a ti, porque cuando termine contigo, no querrán volver a verte- Le soltó el pelo y estaba a punto de salir de la celda cuando se dio la vuelta- Mmm, creo que falta algo para que te parezcas más a James. Buscaré algún hechizo para hacer que necesites gafas, porque no es tan divertido, si no las necesitas de verdad. Bueno, me voy- Se despidió como si el pequeño pudiese oírle y le dejo en aquel oscuro, frío y húmedo lugar.
Y ese fue el comienzo de una eterna tortura. Uno de los días Peter entró muy sonriente al calabozo y al oler su alrededor su sonrisa se desvaneció-
Muy mal, te ordené que no hicieses tus necesidades- Gritó Peter colérico pegándole una torta en la mejilla- ¿Es qué no sabes acatar las órdenes? No obstante, el día no se me va a oscurecer por esto. He encontrado el hechizo perfecto, para dejarte igual de miope que tú padre, es genial- Dijo alegremente acercándose a él, arrugó la nariz y le limpió- Por esta vez, será mejor que te limpie, ya veremos que pasa a la próxima.
Harry había cogido una pulmonía, por haber estado sin nada de abrigo durante días y había estado expuesto a incontables infecciones por las heridas abiertas y sangrantes. Se despertó a medias ante el golpe, pero estaba demasiado cansado como para siquiera abrir los ojos. Los párpados le pesaban, no sabía cuanto tiempo había pasado en ese calabozo, por desgracia empezaba a creer lo que Peter le decía respecto a sus padres y hermanos. No habían ido a buscarle, no le querían, solo estaban fingiendo.
Peter le sujetó con sus manos regordete la cara y comenzó el hechizo. Harry sentía los ojos arder, le escocían y quemaban como si le estuviesen rociando lava candente encima de ellos. Ya no tenía fuerzas para gritar, ya no tenía fuerzas para nada, ningún sonido salió del pequeño en todo transcurso, salvo pequeños quejidos. Hacía días que no hacía nada más que pensar en la muerte y que quería acabar ese tedioso dolor cuanto antes. Solo quería descansar, quería dormirse y no despertar más. ¿Era mucho pedir?
En ese instante, se oyó un estruendo varias pisadas se oyeron bajando los escolares. Apareciendo y viendo con horror la escena que transcurría ante sus ojos. Sirius, James y Severus entraron en la celda y casi matan a Peter, de no ser por los aurores que iban con ellos. Sirius se acercó a su hijo, le desencadenó y le acurrucó entre sus brazos con delicadeza.
- Dame tu túnica James- Pidió con dolor arropando a su hijo con la suya propia, mientras lágrimas bajaban por sus ojos- Mi niño, mi pequeño ángel- Acarició su cabello con dolor, rabia y recriminándose a sí mismo lo ocurrido a su hijo.
James le pasó la túnica y Sirius también le tapó con ella, a lo único que atinó Harry fue a abrazarse a su papá con fuerza- Shhh pequeño, ya estas a salvo, no dejaré que te vuelva a pasar nada.
-¡Maldito cabrón!-murmura completamente enojado Severus
- ¿¡Pero que le ha hecho!?- Exclamó James acariciando una de las mejillas de su hijo y haciendo que este hiciese una mueca de dolor. Eso enfureció más a James girándose para ir a por la rata traidora y matarle definitivamente.
-¡Lo matamos, lo matamos!
- Tenemos que llevar a Harry al hospital, tiene muchos cortes, heridas y moratones- Murmuró entre lágrimas Sirius, era el menos entero de los tres, él se culpaba porque hubiesen secuestrado a su hijo. Él había estado allí cuando se lo llevaron y no pudo hacer nada. Tenía profundas ojeras y se notaba que no había estado comiendo bien, la preocupación le podía y no había comido nada en aquellos meses.
-Papa-murmuro Harry antes de desmayarse
- ¡Por Merlín, Harry!- Exclamó Sirius desesperado se levantó con él en brazos y se acercó a sus maridos roto en mil pedazos- No puedo con esto, no puedo verle así. Mi pequeño ángel, ha sido mi culpa, todo ha sido mi culpa.
-¡Deprisa ,deprisa!-dijeron apresuradamente los tres
Los cuatro se desaparecieron en San Mungo. Severus lo cogió entre sus brazos y se internó en el hospital llevándole a una habitación donde le empezó a realizar hechizos de diagnóstico con sus compañeros. Sirius se derrumbó en una de las sillas de la sala de espera y empezó a llorar- Tan sólo tiene seis años, va a cumplir siete dentro de poco. No debía pasarle esto. Mi pequeño no, no puede ser.
-Se pondrá bien -le anima James aunque también derrama lágrimas
- ¿Has visto lo que le ha hecho? ¿¡Os observado lo que ha hecho a nuestro pequeño ojiverde!? Quiero matarle James, quiero torturarle, quiero... - Decía Sirius fuera de sí- Quiero hacerle sentir los más horribles hechizos y torturas que conozca y después matarle.
-¡Nosotros igual pero ahora lo importante es Harry!
- ¿Se pondrá bien, James? ¿De verdad saldrá de esta? No quiero que le pase nada, mi pequeño ángel...- Decía en un bucle sin terminación.
-Se pondrá bien ,Sirius-le besa la mejilla
- Es mi pequeño, si le pasase algo yo... no me lo perdonaría.
- Ni tú ni ninguno de nosotros, Sirius- Afirmó James también afectado mientras atraía hacía sus brazos a su marido- Intenta calmarte, todo saldrá bien.
-¿De verdad lo piensas?
- Por supuesto que sí, nuestro pequeño es tan fuerte como su papá- Besó su mejilla y acarició su cabello.
-Igual que los tres
- Así es, Siri.
Severus apareció en la sala de espera con el rostro demacrado.
-¿Como va todo?
- Lo hemos estabilizado, pero esta muy mal. Lo que le ha hecho Peter... supera... supera cualquier cosa que os pase por la cabeza. Lo que le ha hecho a nuestro hijo es... es impensable- Declaró Severus derrotado. Apoyando la cabeza en las palmas de sus manos.
-¿Que le ha hecho esa rata asquerosa?
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