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Paso uno

Rosie y Jisoo habían sido amigas desde que tienen uso de razón.

"Prácticamente desde que estamos en pañales", le decía siempre Jisoo.

Rosie siempre pensó que se debía a lo cerca que estaban, porque desde que ambas pueden recordar, han vivido una al lado de la otra. La puerta de entrada de Jisoo siempre estaba exactamente a treinta y tres pasos de la de Rosie. Agrega otros diecisiete pasos (cuatro en la entrada, ocho en la escalera y cinco en las escaleras con barandilla de arriba) y se encontraría en la puerta del dormitorio de Jisoo.

Jisoo siempre estaba a solo cincuenta pasos de ella.

Y es por eso que se vió envuelta en muchas cosas: está el recuerdo de Jisoo, de cuando ambas tenían siete años y sacaron sus bicicletas porque querían huir, sin darse cuenta de que un billete de tan solo 20 dólares no las llevaría muy lejos.

Está Jisoo convenciéndola, Rosie llevando su vestido blanco, de que deberían ir a explorar el arroyo cercano que todos los niños de su escuela han visitado. (Rosie no regresó a casa con un vestido blanco ese día, de hecho, todavía puede escuchar el fuerte grito de su madre resonando en sus oídos cada vez que recuerda lo sucedido).

Y está Jisoo y todas las veces que ha aparecido sin previo aviso en la residencia Park. A veces con un tono impaciente en su voz pidiéndole a Rosie que salga y se divierta, la mayoría de las veces con una sonrisa traviesa en su rostro que honestamente asusta a Rosie a veces,  porque nunca sabe lo que pasa en la cabeza de Jisoo.

(Tampoco está segura de querer saber)

En resumen, Rosie y Jisoo habían crecido juntas durante toda su vida. Han ido a la misma escuela, han tomado las mismas clases e incluso a veces terminan las frases de la otra (la mayoría de las veces). Sus similitudes han llevado a muchas personas a creer que no hay Rosie sin Jisoo, así como no hay Jisoo sin Rosie.

Rosie tenía trece años.

Una estudiante de primer año recién incorporada en la escuela secundaria, con cierta determinación corriendo por sus venas que sólo es evidente en las personas que aún no están al tanto del ambiente escolar.

En otras palabras, la pobre, pequeña e inocente Rosie, que tenía los ojos muy abiertos y grandes sueños, pensaba: aquí es donde la vida comienza.

No pasó mucho tiempo antes de que aprendiera que la escuela secundaria es en realidad una mierda, bastante tonta; y que parece existir solo para atender a aquellos que eran ruidosos y extravagantes. Es decir, alguien que no es ella.

Rosie estaba en su propio mundo, ocupándose de sus propios asuntos, con la nariz hundida profundamente en una novela de misterio que encontró en su casa. Estaba tan cerca de llegar al clímax, sus ojos escaneaban las palabras rápidamente y sus dedos golpeaban con impaciencia el lomo del libro, como si solo esperara a pasar la página para poder continuar leyendo.

Ella estaba cerca. Tan, tan cerca.

Hasta que una puerta se abrió de par en par, el pomo de la puerta golpeó la pared con un ruido sordo, anunciando una llegada. Obligando a Rosie a quitar sus ojos de la lectura.

No pasó ni un segundo antes de que una voz fuerte llenara el espacio que alguna vez fue sereno.

"¡Te he estado buscando por todas partes!"

Rosie se quejó entre las páginas de su libro, sacudiendo la cabeza contra él. No tuvo que levantar la mirada para saber de quién fue la repentina interrupción.

"¿Y te encuentro aquí? ¿Con un libro?"

Jisoo siempre tuvo un don para la dramaturgia. La mayor parte del tiempo, Rosie lo encontraba lo suficientemente entretenido. Le gustaba la forma exagerada en que Jisoo agitaba sus brazos cuando se emocionaba contando una historia. Le gustaba la forma en que Jisoo tenía diferentes voces para diferentes personas y diferentes emociones. Le gustaba la forma en que Jisoo terminaba desviándose de su punto principal y al final le contaba unas veinte historias diferentes (en su mayoría sin relación, pero Jisoo jura que todas están conectadas).

No obstante, hay días como ahora, donde lo único que Rosie quiere es paz, tranquilidad y serenidad.

Pero, por supuesto, Jisoo tenía otras ideas, dado que estaba empezando a empujar el libro en la mano de Rosie.

"¿Qué quieres?" Rosie dijo con los dientes apretados, y la cabeza aún escondida detrás de su novela de misterio.

"Bueno..." Rosie no tuvo que mirar hacia arriba para ver la sonrisa traviesa en el rostro de Jisoo.

"Lisa y yo estábamos jugando fútbol afuera, Lisa trajo a uno de sus amigos. Creo que él es parte del equipo de fútbol, no cualquier equipo, un equipo de fútbol real. ¿Los que usan camisetas y tienen una extraña mascota bailando para ellos cada que anotan un gol? Sí. Por cierto, ¿has visto a nuestra mascota? Esa cosa es ra–

"Jisoo..." Rosie dijo una vez más con los dientes apretados antes de finalmente dejar el libro, con una expresión de exasperación en su rostro. "¿Qué te dije acerca de decir las cosas directamente?"

"Dijiste que debería ir directo al grano..." dijo con orgullo.

"¿Y?"

"Y..." Jisoo sonrió tímidamente antes de continuar, esta vez con una voz mucho más baja. "Y que no puedo ir agregando veinte historias diferentes cada vez que te cuento algo".

"Okey", dijo, sonando cansada solo por ese pequeño intercambio de palabras. "Entonces, ¿qué quieres, Jisoo?"

Luego de escuchar esas palabras fue como si algo hiciera clic dentro de ella, como si de repente recordara lo que realmente quería decirle a Rosie cuando se distrajo con todas sus otras historias.

"¡Ah!" exclamó, demasiado alto para el gusto de Rosie. "¡Quería invitarte a que me vieras jugar al fútbol con Lisa!"

"¿Te refieres a ir...afuera?"

"No es como si pudiéramos jugar al fútbol adentro...bueno, podríamos, pero, ya sabes...no quiero morir de esa forma, ¿sabes? Tengo mucho por qué vivir. ¿Qué pasa si me convierto en una estrella del futbol? Y nunca me di cuenta de todo mi potencial por– "

Rosie ignoró a Jisoo mirando a su derecha, observando el sol brillante y el cielo azul afuera de la ventana. El clima se veía acogedor, parecía ser perfecto para un paseo por la tarde, o un picnic en el parque, o simplemente salir a caminar con Jisoo ambas con un té helado en las manos.

No recuerda la última vez que miró al sol así, permitiéndose disfrutar de su luz y todo su esplendor. Ella siempre estaba ocupada leyendo un libro, estando mucho más interesada en vivir la vida de un personaje de ficción que la suya, la mayoría de los días.

Pero ahora está mirando al sol.

Es brillante, amarillo, y glorioso.

Rosie no pudo evitar pensar que es asombroso cómo algo tan lejano en el universo podía iluminar todo lo que toca en este planeta, cómo las plantas se mueven en su dirección, cómo algo que ni siquiera podemos tocar ha sido el determinante de un nuevo día.

Rosie estaba a punto de voltearse y decirle a Jisoo que mire al sol, que lo aprecie como ella lo hace ahora.

Pero cuando volteó, Jisoo ya estaba mirando en la misma dirección, la luz tocando cada parte de su rostro, en ese momento se dio cuenta de que tenía razón.

Es asombroso cómo algo tan lejano en el universo da luz a todo lo que toca, porque aquí está Jisoo, su rostro luciendo perfecto, angelical y etéreo bajo la luz.

Rosie nunca se había enamorado antes de esto.

Ha leído sobre eso demasiadas veces en todas las novelas que le encanta leer, lo había visto en películas, e incluso lo ha visto con sus propios ojos cuando sale a cenar con su familia y en la mesa de al lado se encuentra una pareja que simplemente no puede separarse el uno del otro.

Puede que no esté segura de cómo se siente ahora, pero cuando el antes rítmico latido de su corazón se convirtió en un fuerte martilleo ante la imagen de Jisoo bajo la luz del sol, todo lo que pudo hacer fue tratar de recordarse a sí misma cómo respirar.

Rosie aún no lo sabía, pero el primer paso para enamorarse es la atracción.

Y la vista de la luz del sol cayendo sobre Jisoo era todo un espectáculo para ella.

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