Jisoo se convirtió en una estrella de fútbol en la escuela.

Cuando la mariscal de campo se lesionó el tobillo y no pudo jugar toda la temporada, el equipo organizó una sesión de prueba completa, en la que Kim Jisoo participó.

Ella no pensó mucho en ello. Realmente fue solo una apuesta con Lisa: tenía que participar en las pruebas si es que perdía la apuesta.

Claramente perdió.

Y así fue como empezó a jugar, más que nada para cumplir su promesa que para formar parte del equipo.

Sin embargo, resulta que nada salió realmente como Jisoo quería porque de repente, la invitaron a una sesión previa a la práctica.

Y otra.

Y luego otra.

Hasta que terminó asistiendo a todas las sesiones de práctica semanales con el equipo.

Hasta que un día, le entregaron una camiseta con su nombre escrito en la parte de atrás.

"KIM" en letras grandes y el número 43 debajo.

Jisoo ni siquiera les dijo qué número quería. Ella hubiera querido el 15. O incluso el 4. Rosie está de acuerdo, debió haber sido 15. O 4.

"Me gusta el número 15", dijo Rosie, y luego explicó que le gusta porque cree 5 multiplicado por 3 es una ecuación interesante.

Jisoo no lo entendía, pero aún así estaba de acuerdo.

Ahora que Jisoo decidió realmente formar parte del equipo, Rosie la veía en todas partes.

Literalmente la cara de Jisoo estaba en todas partes.

Yendo hacia la sala de Arte, se podían ver fotos del equipo alineado, Jisoo arrodillada justo al frente y en el centro, con la pelota estampada en blanco y negro justo en frente de ella.

Subiendo las escaleras había un santuario completo dedicado al equipo de fútbol, trofeos y certificados, todo en vidrio para que todos lo contemplen.

Incluso se puede ver la cara de Jisoo al entrar a los terrenos de la escuela: pancartas colgadas en la puerta para mostrar que la escuela tiene un equipo de fútbol lo suficientemente bueno que ocasionalmente gana partidos entre escuelas.

No ayudó que el equipo ganó recientemente un partido, toda la escuela entró en un modo de celebración, asambleas matutinas llenas de recordatorios interminables de que... oh Dios mío, en realidad ganaron algo.

Al darse cuenta Rosie no pudo evitar burlarse de todo.

Pero es debido a esto, primero Jisoo probando para el equipo debido a una tonta apuesta, después Jisoo realmente comprometiéndose con el equipo, y luego, de repente, Jisoo realmente ganando algo. A este punto Rosie se ha convencido de que esa la razón por la que ve a Jisoo en todas partes.

Ve a Jisoo en la escuela.

Ve a Jisoo cuando está en casa. (Jisoo nunca ha dejado de aparecer en la casa de Rosie sin previo aviso).

¡Y a veces, incluso ve a Jisoo cuando está a punto de cerrar los ojos!

Ve a Jisoo cuando está acostada en su cama, a punto de quedarse dormida. Ve a Jisoo cuando está mirando sin rumbo fijo al techo. Incluso ve a Jisoo cuando simplemente está parada, sin mirar nada en particular.

"¿Por qué estás sonriendo, Rosie?" Preguntó su hermana Alice, sacándola repentinamente sus pensamientos llenos de nada más que Jisoo.

Jisoo y sus ojos brillantes. Jisoo y sus labios perfectamente formados. Jisoo y su cabello castaño que parece fluir perfectamente contra el viento. Jisoo y su-

"¿Rosie?"

"¿Eh?"

"¿Por qué estás tan roja?" preguntó su hermana, extendiendo su mano en un intento de tocar su rostro. "¿Te sientes mal?"

"¿Yo? ¿Mal? No. Absolutamente no. Estoy bien. Estoy de maravilla. Estoy absolutamente bien", comenzó a balbucear, las palabras salían de su boca a miles de kilómetros por segundo.

Alice la miró con incredulidad, extrañada por el repentino frenesí de su hermana. "¿Estás segura de que estás bien?"

"Estoy bien", dijo Rosie, aclarándose la garganta. "¿Puedo subir ahora?"

"Cla-"

Ni siquiera esperó a que su hermana terminara la palabra antes de subir corriendo las escaleras hacia la seguridad de su habitación.

Una vez que estuvo allí en soledad, Rosie se encontró sentada en el borde de su cama, con una expresión de molestia grabada en su rostro porque allí estaba Jisoo otra vez, sin poder salir de su mente y apoderándose de todos sus pensamientos.

"Debe ser porque sigo viendo su estúpida cara en todas partes", finalmente se resigno, sintiéndose algo satisfecha con la conclusión a la que llegó.

"Sí, eso debe ser", se dijo antes de sentir que la somnolencia la invadía lentamente.

"Eso debe ser."

Sin que Rosie lo supiera, poco a poco estaba aprendiendo lo que significaba enamorarse.

Y este fue el segundo paso: la obsesión.

La incapacidad de sacar a alguien de tu mente, tener a una persona en el centro de tus pensamientos, las pasiones desconocidas esperando ser desentrañadas y descubiertas.

Rosie aún no sabe lo que le espera, pero será un viaje increíble.