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❦ PROLOGUE ❦

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Ni tan lento
que la muerte nos alcance.
Ni tan rápido
que la vida nos asfixie.

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"Bienvenida, Saka Homare, tu aventura acaba de empezar. ¡Has tenido éxito! No es de extrañar, si eres la estudiante exitosa definitiva. Vas a aprender muchas cosas necesarias para la vida. ¿No te parece increíble? Queremos que disfrutes ésta experiencia al máximo. ¡La Academia te recibe con los brazos abiertos! ¡El buen mundo te espera!
No les decepciones."

Academia Kibougamine - 2019

No voy a presentar esto en manera de reportaje, ni hablaré como si esta situación fuese un camino de rosas.
Iré al grano.

Nada más despertar, leí esa carta de papel blanco y fino, olía a libro recién comprado. Mi mente daba vueltas, obvié el hacerme las preguntas de "¿Dónde estoy?" "¿Qué hago aquí tirada?" "¿Me han secuestrado?"
Tenía dos preguntas mucho mejores, y que me atormentaban más allá de lo que la carta podía llegar a hacer.
¿Por qué una Academia como la de Kibougamine, tan prestigiosa, me había llevado contra mi voluntad hacia sus garras, haciéndome despertar tirada en mitad de un enorme salón con escritorios y pizarras? Y lo más importante... ¿Por qué sólo recuerdo estar recogiendo mi premio empresarial en aquel famoso Pabellón, subiendo las escaleras del gran escenario, viendo a la gente aplaudir, viendo a ese señor barbudo otorgándome aquel trofeo de oro no tan puro como debía parecer?

¿Por qué de ese grandioso día hace ya 2 años, 2017, y por qué a partir de ahí hasta ahora no recuerdo nada?

Me levanté en cuanto me di cuenta que llevaba ya unos minutos contados en horas tirada en el limpio y brillante suelo de aquel lugar. Sillas como en cualquier colegio, una pizarra de tizas, casilleros grises, ¿sin ventanas? Me daba igual, ni siquiera esa enorme cámara apuntando hacia mí me intimidaba o me inspiraba algún tipo de inquietud. Había algo más.

Fui directa al espejo, en cuanto me asomé un tanto despreocupada pero sin dejar de temer mi aspecto, ocurrió lo que esperaba. Ni me reconocí. Mi pelo se tornó a un color negro intenso, y se veía mucho más corto de como lo recuerdo, casi como si de un chico me tratase. Mis prendas en cambio se parecían a mi estilo, pantalones negros altos y bien pegados, con una cadena plateada que cae, la típica blusa de flecos blanca y unas buenas zapatillas blancas.
Lo que a mis grises ojos más llamó la atención fue mis piercings en la oreja, y un tatuaje que tenía en la parte interior de mi muñeca. Estaba grabado... a fuego. No era tinta. Era una marca hecha a fuego.

"R"

Una simple letra marcada en mi muñeca... No me acuerdo de haberme hecho este tatuaje, ni estos piercings, ni el corte de pelo.
¿Tendrá algo que ver con ese título de exitosa definitiva?

Saka Homare
Exitosa definitiva

En todo caso, no recuerdo haber tenido el título de exitosa alguna vez. Es cierto, gané premios en distintas aptitudes escolares y extraescolares, pero, ¿definitiva?. No importa. Ahora mismo solo quiero descubrir qué hago aquí, por qué estoy aquí, por qué yo.

- No eres la única aquí atrapada, bonita. - Una voz grave, masculina, que hablaba tranquilamente y que me hizo alertarme, llamó mi atención.

Me giré rápidamente, con el ceño fruncido, un nudo en la garganta, y el corazón a punto de salir estrepitosamente por mi boca. ─ ¡Eh! ¿Dónde estás? ¿Quién eres?

─ Aquí. ─ Un chico alto, pelinegro, y bastante intimidante, apareció de debajo de la mesa del profesor. Una mesa más grande que las demás. El chico se limpió el polvo sin mucho ánimo de sus prendas, todas negras al parecer. Sus ojos azules se clavaron en mí, haciéndome soltar un quejido ahogado.

─ ¿Y qué mierda haces ahí metido, imbécil?

─ Lo mismo que tú tirada en el suelo de una sala parecida a una clase. Así que no te pongas chula.

Me mordí la lengua, en sentido figurado y literal. No podía caer en una discusión con el desconocido hombre de negro que aparece debajo de una mesa en la misma habitación que yo después de haber sido secuestrada.
No sólo podría acabar con heridas, sino que podría matarle.

─ No vamos a discutir, y no me vas a matar. ¿Qué tal si nos presentamos? Prefiero que alguien tan inmunda como tú no me intente tocar. Soy Hayato Tsukino.

─ ¿Cómo...supiste que...estaba pensando eso?

─ Si me dejas terminar de presentarme, y no me interrumpes más, te diré que soy el Psíquico definitivo.

Hayato Tsukino
Psíquico definitivo

Ignoré sus palabras y me fijé en que en su mano izquierda también poseía un papel fino igual al mío y con una caligrafía con calibre idéntico. ─ ¿Tú también tienes un papel como ést-

Me quedé helada al ver que mi papel ya no estaba en mis manos, sino que Hayato lo tenía entre sus dedos, y ya estaba leyendo.

─ Así que Saka Homare... estudiante exitosa definitiva... ─ me miró de arriba abajo, mientras yo seguía con cara de Póquer. ─ Pues no tienes pinta de ser exitosa. Más bien pareces una barriobajera criminal.

─ ¡Pues tú y tus ropajes de vampiro cutre tampoco dais impresión de ser unos Happy flower! ─ grité molesta. Vi su rostro de satisfacción, lo hizo a drede, quería verme saltar.

─ En cualquier caso, me molesta seguir aquí parado discutiendo con una chica random a la cual probablemente no veré nunca más. Prefiero saber qué hago aquí, por qué estoy aquí, y dónde está la salida. ─ tiró con desprecio mi papel al suelo, el cual recogí al aire.

Le vi salir del salón sin pedir compañía, y sin pensármelo dos veces le seguí. Es cierto que no es alguien agradable, y que es extraño, pero prefiero no andar sola por aquí. Además, ya sé que es un estudiante definitivo, eso quiere decir que está en las mismas condiciones que yo y que pretende lo mismo que yo.
Salir de aquí cuanto antes.

Antes de que se fuera, le vi abrir la puerta, y vi que en su muñeca también tenía un tatuaje como el mío, grabado a fuego.

En el suyo ponía "I" "E" "A"
Había 3 letras, no cómo en mi mano, en la mía sólo una...

Me interesé, y corrí hacia él con prisas, sin fijarme en nada más. Quería preguntarle todo sobre ese tatuaje, quería saber si sabía algo.

Me choqué contra su espalda, no le vi pararse, ni siquiera me fijé en lo que había fuera de la habitación. No me dió tiempo a replicarle su repentina parada, ya que el mismo asombro que seguramente él estaba sintiendo, me llegó a los profundo del corazón al ver lo que nos rodea.

─ ¿Qué diablos es esto? ─ lanzó la pregunta al aire, como si alguien le fuese a contestar, como si la sorpresa cobrase vida y le explicase paso a paso los planos del sitio y su geolocalización.

Mis palabras en forma de respuesta fueron silenciadas por aquel inmenso lugar. Era una cúpula, que nos rodeaba, la cual consistía de un hemisferio inferior cubierto de hierro el cual nos impedía ver más allá del muro, y el hemisferio superior, el cual tenía la curvatura hacia dentro y el mismo que nos dejaba observar a aquellos gigantes oscuros, llenos de agua, que acechaban desde la estratosfera y que amenazaban ruidosamente con echar toda su furia sobre nosotros.

─ Parece... que va a llover. ─ no me salieron palabras más que esas. El chico ojiazul me miró atónito.

─ ¿Enserio? ¿Sólo se te ocurre decir eso?

Levanté los hombros, mostrándole indiferencia y cierta despreocupación. Pero mis pupilas se dilataron enormemente al ver que la cúpula se dividía en 4 edificios llenos de habitaciones que se encontraban pegados al muro de la cúpula, y que rodeaban entre todos ellos un gran templo de oro que se encontraba justo en el centro de aquel percal.
En lo alto de los edificios, había unos carteles blancos que se iluminaban. En cada uno de ellos se encontraban escritas diferentes palabras.
"Aseos, duchas, vestuarios" decía el cartel del edificio más pequeño.
"Habitaciones" decía otro, no tan pequeño, pero no tan grande como aquel cuyo cartel decía "Comedor, gimnasio, salas especializadas".

Salí corriendo por el pasillo en el que me encontraba, bajando escaleras de 4 en 4. Noté cómo Hayato me seguía el rastro, seguramente sabe qué quiero ver.

"Salones de estudio, zonas de entrenamiento, talleres tecnológicos y artísticos"
Me llevé una decepción al ver el cartel de mi edificio. No lo podía ver desde dentro, así que salí. El Psíquico idiota me siguió de cerca, y casi me mata con la mirada al ver que su gran esfuerzo por pillarme fue en vano.

Una puerta de la zona baja del edificio se abrió de par en par, con gran fuerza y ansia. Hayato y yo miramos con inquietud hacia allí.─ UAAH. ─ Un grito, claramente femenino, retumbó el edificio y nos alarmó bruscamente.

Entré dentro de la sala, dejando a Hayato detrás de mí, y divisé a una chica encima de una enorme mesa. Estaba temblando, y a sus pies, había una enorme y gorda rata negra de cola larga y ojos rojos. Su furia emanaba intensamente.

Me acerqué a ayudarla, ya que nunca me dieron miedo estos pequeños vivíparos porque de pequeña tuve muchos hámsters. Le agarré la cola para echarlo de la sala y poder calmar a esa chica, pero el temblor y el miedo de la chica, hicieron que la desgastada pata de la mesa se partiera, y llevando a la chica y a sí misma sobre mí.

La mesa y ella cayeron encima de mí, haciéndome un daño considerable. La rata murió aplastada por mí, y la chica se levantó torpemente a ayudarme, aunque sin mucho éxito. Hayato entró, con la mano en la cara y un gesto de incredulidad, y quitó la mesa de encima mío.

─ P-perdón, caí encima tuyo y no pude evitar aplastarte. ─ La chica se inclinó hacia mí. Al levantarme pude verla bien.

Su rostro era pálido, sus ojos eran de un ámbar precioso protegidos por unas largas pestañas. Vi que su corto pelo teñido de color menta estaba bastante desordenado,como si no se hubiese peinado nunca, ¿será por la caída?

─¡Me debo presentar! Me llamo Ritsu Kurosawa. ¿Sois también estudiantes definitivos? Yo soy la estudiante... desafortunada definitiva, o mejor dicho, "Bad Luck" definitiva... ¿Losiento?

Ritsu Kurosawa
"Bad Luck" definitiva

La chica se volvió a inclinar, ésta vez con un rostro más risueño.

─ Encantada Ritsu, me llamo Saka. Él es Hayato. Y, no te preocupes, ya estoy mejor. ─ Miré de reojo la pobre rata, aplastada totalmente y sin un ápice de vida. ─ No puedo decir lo mismo de ella

Ritsu rió conmigo, parece más amigable que mi amiguito Hayato. El Psíquico dió un suspiro.

─ Bueno, si me disculpáis, me voy a ver si existe alguien más en este entorno. Con suerte tienen cerebro. ─ Susurró esa última frase, la cual me dejó algo mosqueada, pero lo dejé pasar y se fue nosotras.
Me volví a hablar con ella.─ Bueno, ¿cómo apareciste aquí? ¿también tienes una hoja con tu ficha de descripción?

─ Sí, algo así. ─ Me enseñó su hoja, y efectivamente era igual que la mía, solo que con un mensaje diferente. Es irónico que las personalicen, es casi obvio que ésta no es la Academia Kibougamine. Éste sitio está preparado para que no salgamos, o por lo menos la forma de esa cúpula. Y no sé la razón, pero no debemos estar solos.

─ Vayamos a buscar más gente. ─ Le propuse. Ella asintió y nos encaminamos, saliendo de la habitación, y dirigiéndonos hacia todas las puertas de nuestro edificio.

Examinamos hasta el último rincón, había un sitio de máquinas de ejercicio, había 2 salas de arte, sala de audiovisuales, clases y salones de estudiantes, y varias salas más que no caben destacar, pero al parecer no hay nadie más en el edificio, o al menos ya no. Por el camino Ritsu y yo fuimos hablando, me contó que ella también situaba su último recuerdo en 2017, osea, hace 2 años. La calmé un poco porque se estresó, pero pronto comprendió que ésta situación no se va a aclarar con nerviosismo, sino actuando.

─ Bueno, la última sala. ─ la sala se encontraba lejos, estaba más apartada, y la puerta era un poco más grande. Al acercarnos, pudimos sentir una leve vibración del suelo. Ritsu y yo nos miramos extrañadas, y nos dispusimos a entrar a paso lento.

Al entrar pudimos divisar un gran espectáculo. Un chico de pelo rizado y marrón, con ojos verde hoja, un buzo con capucha negra y jeans rotos, se encontraba cantando y bailando junto a una chica de pelo rosa, vestida cual idol, y haciendo el espectáculo más maravilloso que vi nunca.
Las luces acompañaban sus preciosas voces.

Ritsu les llamó la atención, y ellos enseguida se giraron asustados. Al vernos, cambiaron su rostro, y tras apagar con mando a distancia los altavoces, corrieron hacia nosotros.

─ HEEEY ─ la chica pelirosa se acercó ansiosa. ─ ¡Holaa! ¿Cómo os llamáis? ¿También habéis aparecido aquí? ¿Hay más gente?

─ Wowowo. Hola, soy Saka Homare, ella es Ritsu Kurosawa. Sí, también hemos aparecido aquí, y sí, al parecer hay más gente. ¿Y vosotros?

La chica se inclinó. ─ Me llamo Kiyoshi Hana, y él es Dem Tagaki. ─ el chico saludó amablemente con la mano.

Ritsu soltó un quejido. ─ ¡IIIH! ¿DEM TAGAKI? ¿KANARIA? ─ ¿Kanaria?

El chico soltó una risa.─ Los mismos, en carne y hueso.

─ ¿Qué está pasando? ─ dije muy confundida.

Ritsu abrió los ojos de par en par, y me miró sorprendida. ─ Ellos son famosos artistas. Hana es conocida como Kanaria, es una famosa Idol. Y Dem Tagaki es el cantante de aquella famosa canción que estuvo tanto tiempo en el número 1 en tendencias mundiales. ¿Cómo puede ser que no los conozcas?

─ Wow. ¿Y os conocéis entre vosotros?

─ Hana y yo compartíamos compañía, nuestros mánagers eran íntimos amigos. Nunca llegamos a hacer colaboración, pero al parecer deberíamos haberla hecho. ─ le guiñó un ojo a la Idol, la cual rió sonrojada.

Ritsu interrumpió. ─ Espera. ¿Y qué hacéis aquí? ¿Sois estudiantes definitivos?

─ Pues... ─ Hana sacó su hoja del bolsillo de su chaqueta, al igual que Tagaki hizo con la suya. ─ Nadie nos dió nunca ese título, pero al parecer sí que lo somos. Pop Idol definitiva, y Cantante definitivo. Eso pone en el folio.

Kiyoshi Hana
Pop Idol definitiva

Dem Tagaki
Cantante definitivo

─ Y... perdonad la pregunta pero, ¿cuánto hace desde vuestro último recuerdo hasta ahora? ─ pregunté sin previo aviso.

─ 2 años. ─ respondieron al unísono.

En ese momento, me acordé del tatuaje de mi muñeca. Y sin avisarles, les fui agarrando las muñecas, muy ansiosa por ver si ellos también tenían lo que Hayato y yo teníamos.

Hana gruñó enfadada.─ ¡Ehh! ¿Pero qué haces? ─ Dem simplemente me miró boquiabierto, y Ritsu ni siquiera se molestó, incluso supo -no sé cómo- que estaba hablando de EL tatuaje.

─ Vosotros... También... ─ como imaginé, ellos también tenían tatuajes, especificamente en el mismo sitio que Hayato y yo. Pero cada uno tenía puesto el tatuaje en un sitio diferente.

En el de Tagaki ponía "G" "A"

En el de Hana ponía "S"

En el de Ritsu ponía "R"

─ ¡Ritsu! ¡En el mío pone lo mismo! ¿Qué significará? ─ Ritsu, aún algo sorprendida, alzó los hombros en señal de no tener ni puta idea.

─ Éste tatuaje... no recuerdo habérmelo hecho... ─ Tagaki estaba anonadado, mirando el tatuaje y tocando el relieve en su piel. Un tatuaje-cicatriz de manual.

─ Nadie recuerda nada, o por lo menos por ahora. Creo que deberíamos buscar más gente, creo que no estamos solos, y deberíamos empezar ya. ─ Todos coincidieron con mi idea, y con un gesto y un paso, todos me siguieron como patos a su madre. Salimos al final de aquel edificio, el primero de todos. Quisimos dirigirnos hacia el edificio en el que ponía "Aseos, duchas y vestuarios"
Pretendíamos ir primero al edificio de las Habitaciones, pero aprovechamos que Hana estaba haciendose pis y... bueno, no daré más detalles.

El edificio era como los demás, seco y monótono, gris y frío, pero seguramente igual de sorprendente por dentro como lo era el anterior edificio.
Hana entró corriendo al baño, el de chicas en concreto, aprovechando que las dos únicas puertas en la fachada eran los baños.

Estuvimos muy poco esperando, ni siquiera tuvo tiempo de hacer sus necesidades, cuando de repente sonó un pequeño pero perceptible ruido en las plantas superiores.

Tagaki, Ritsu y yo nos miramos con los ojos abiertos como platos. Sabíamos que había que ir. Alguien estaba allí. Ritsu tosió secamente tomó la palabra─ Yo me quedaré esperando. Si queréis, podéis ir vosotros.

Tagaki y yo asentimos, y corrimos hacia las escaleras de los laterales, que nos llevarían directamente al primer piso.
Al entrar pudimos observar un gran pasillo, pero no había más escaleras. Eso quiere decir que no había más pisos.

Tagaki tomó la iniciativa de andar a paso lento para llegar hasta una las 3 únicas puertas que había en el piso, y por ende en todo el edificio.─ ¿De dónde vino el ruido? Sonaba como si alguien... no sé, me es familiar el ruido... ¿Una cámara tal vez?

El ruido volvió a sonar, y en ese momento supimos que el sonido extraño provenía claramente del interior de la puerta central. Tagaki caminó lento, pero exasperada por la situación y la intriga, corrí sin preámbulos hacia la puerta. Tagaki me siguió el ritmo, y ambos abrimos la puerta de un fuerte golpe.

─ ¡¡¡AAAAAAH!!!! ¡QUÉ SUSTO! ─ el grito de un chico nos alarmó aún más.

Pero al entrar quedamos bastante calmados. No sólo al ver al chico, alto y de cara bonita; con cabello alborotado, negro azabache; unos huecos de gris brillante protegidos por largas pestañas; y cuya simpatía física nos calmó. Sino que, detrás de el objetivo de su cámara, había una enorme piscina olímpica, con gradas y flotadores en los laterales, y con una enorme cristalera en la pared de enfrente, cuyas vistas eran unos simples limoneros que tapaban el horrible rostro de los muros grises de la cúpula que nos rodeaba.

Tagaki se acercó lentamente.─ Hola... ¿Cómo te llamas?

─ Hmm, hay más gente... Soy Hikaru Arata. El fotógrafo definitivo. Bueno, eso dice éste dichoso papel. ─ su inocente y blanca sonrisa me hizo sonreír a mi también.

Hikaru Arata
Fotógrafo definitivo

El chico se acercó a nosotros sin miedo, y nos acercó su cámara. ─ ¿Veis esta foto? ─ En su galería, nos puso una foto que era preciosa. Eran unos árboles en el reflejo del agua, el color era precioso, es la típica foto que tienen los influencers de perfil en sus cuentas de fotografía. Demasiado profesional. Hikaru nos vió boquiabiertos, y rió alegremente.

Tagaki habló, asombrado y sin poder pronunciar palabra. ─ Este arte... ¿D-dónde sacaste esta foto? ¿De qué país es ese color tan bonito y extremadamente relajante?

Hikaru volvió a reír, esta vez algo más fuerte. ─ Esta foto la he tomado hace 5 minutos, es el reflejo de los limoneros que se ven desde la cristalera reflejados en el agua de la piscina.

Dem Tagaki no dió crédito, y yo, aún menos. Comparé varias veces la foto con la realidad, y cuando digo varias, digo VARIAS. La diferencia era abismal. 0 efectos, 0 photoshop, es la técnica de transformar un paisaje normal, incluso algo triste, en una obra de arte -literalmente-

─ Creo que voy a llorar. ─ bromeé entrerisas.

Estuvimos unos pocos minutos viendo su galería, hizo unas pocas fotos de este edificio y sus alrededores. Al parecer Hikaru apareció sólo, confuso, dentro de un closet en el vestuario masculino. Vió que en su cuello colgaba esa cámara, que no era suya, pero aprovechó para hacer fotos. Incluso ante la tétrica situación de saber que estas "atrapado" y estás confuso, él supo agradecer esa cámara y darle un gran uso. Nos ofreció leer su carta, igual a la de los demás, algunos cambios personales, pero con la misma bienvenida, la misma firma de la "Academia Kibougamine", y la misma fecha -2019-
No quise preguntar a Hikaru por su pasado, ni por sus recuerdos, ya tuve la conclusión de que nadie recuerda una mierda desde hace años, y no pienso dejar tirado el misterio. Pero, ahora mismo me interesaba más otra cosa.

─ Hikaru.─ Él estaba haciendo fotos al Cantante con la piscina de fondo. Me miró, insinuando con la mirada si ese "Hikaru" significaba algo más tétrico que las preciosas fotos o la piscina olímpica. Acertó. ─ ¿Me podrías enseñar tu muñeca?

Hikaru me miró extrañado, sin soltar palabra. Antes de pronunciar el "¿Por qué", se paró a ver su muñeca. Su rostro me confirmó lo que, de nuevo, ya sabía. Un tatuaje marcado a fuego.

─ ¿QUÉ ES ESTO? ─ La situación era seria, pero fuera de contexto su expresión era tronchante.

─ Es un tatuaje marcado a fuego. Todos tenemos uno igual. ─ Tagaki y yo levantamos las muñecas, enseñándole nuestras marcas. ─ ¿Me dejas ver qué pone en el tuyo?

Él asintió algo dudoso. Se apartó su pulsera, y me enseñó su muñeca derecha.

"R"

De nuevo, R, como Ritsu y yo.

─ No sabemos qué significa. El mío es igual, tienes el mismo que yo y otra chica. ─ Al nombrarla, me acordé que hacía ya buen rato que nos separamos de Ritsu y Hana. No es tan grande el edificio, si quisieran, nos habrían encontrado...

─ Ritsu, Hana, aún no han venido. Tenemos que irnos.

Marché de ahí rápidamente. Tagaki y Hikaru me siguieron. Hikaru estaba muy perdido, así que mientras nuestras piernas hacían un esfuerzo por andar rápido y nuestro cerebro mantenía sosegadas la calma y las ganas de correr, el Cantante le explicaba detenidamente todo lo que había pasado antes de encontrárnoslo.

Tras bajar las escaleras dando saltos de canguro, me acerqué con apuro hacia el cuarto de baño. Nada de nada. Ni rastro de ninguna de ellas.

─ ¿No están ahí? ─ inquirió Tagaki, preocupado por las chicas.

Negué seriamente con la cabeza, y solté un chasquido con hastío. Al momento, nuestros cuellos hicieron girar nuestras cabezas hacia el lado izquierdo.
En la parte centrada, cerca del templo de oro, se encontraban Hana y Ritsu... con Hayato, y otro chico más. Nos llamó la atención que se escuchaban gritos, tanto masculinos como femeninos.

Los tres nos acercamos corriendo, llegando en unos simples 20 segundos al lugar donde se encontraba el show. Ritsu nos vió, y su cara de estrés y miedo pasó a ser un alivio extremo.
Hana en cambio, seguía enfuscada entre Hayato y el otro chico.

─ ¡Gracias a Dios! Estamos en un problema... ─ La chica de pelo menta señaló con el dedo unos pocos metros atrás suyo. Hana se encontraba en mitad de una trifulca entre Hayato y un chico, aparentemente nuevo. La Idol estaba intentando calmarles interponiéndose entre los agresivos chicos. Ellos intentaban alcanzarse el uno al otro apartando a la chica como podían, pero ella llegaba a empujarlos para evitar que lleguen a encontrarse de cerca. Mientras tanto, los chicos se decían de todo menos cosas bonitas.

─ ¡¡EH!! ─ Pegué un grito enorme. Todo el mundo se calló de inmediato, mirándome confusos e incrédulos. Hana sonrió aliviada. ─ Hayato, creí que te podía dejar solo sin que te metieses en problemas, pero veo que me equivoqué. ¿Tengo que estar detrás de ti, como tu mamá, para que no salgas herido?

El Psíquico se mosqueó mucho, incluso dió varios pasos amenazantes hacia mi mientras gruñía y apretaba la mandíbula. Aunque al segundo, se paró y cerró los ojos. El otro chico se reía por lo bajo, aunque con intenciones de provocar a Hayato.

El chico desconocido rompió el incómodo -aunque fugaz- silencio.─ Me agrada tu personalidad. Por ahora sólo me encontré con estúpida gente que no para de hablar, con gente tan simpática que da asco, y con este rarito de manual. ─ La sonrisa burlesca del chico decía mucho de su carácter.

─ Lo último que vamos a hacer en una situación así es pelearnos entre nosotros. ¿Es que no véis dónde estamos? Sí, atrapados, sin señales de nada, perdidos, con miedo, sin saber nada de nuestros seres queridos y con recuerdos en el año de mi bisabuela. Así que o paráis, u os paro. ─ lo solté. Hayato se fue, con rostro serio. Nadie le siguió, no es una persona del todo agradable.

El pelo oscuro y morado del otro "guerrero" se sacudió al viento. Vino hacia mí, me tendió la mano. Observé que iba bien vestido, con traje negro de mangas y encaje blanco. Corbata naranja oscuro, zapatos negros igualmente, y una chaqueta de un azul noche que llevaba echada encima, aunque sin llegar a meter sus mangas. Su estilo era peculiar. Sus ojos eran hipnotizadores, eran sorprendentes pero a la vez intimidaban, y no en el buen sentido. Al darme su mano, pude observar que también tenía un tatuaje, aunque no pude fijarme en las letras que tenía puestas, y no me atreví a preguntárselo antes de que él empezase a hablar. Habló y noté cierta conveniencia, no creo que sea una persona habladora... No creo que me hable sólo por que le caiga bien... Hay algo más. ─ Seiya Degushi, escritor de novelas de terror definitivo... encantado. ¿Cuál es tu nombre, única chica que me cae bien?

Seiya Degushi
Escritor de novelas de terror definitivo

─ Saka Homare, estudiante definitiva. No tan encantada como tú.

El chico se apartó con lentitud. Me miró de reojo, su sonrisa burlesca y su mirada -terrorífica- desaparecieron, y se convirtieron en seriedad absoluta. Antes de irse me miró fijamente, con seriedad, analizándome, dándome un gran escalofrío que recorrió con prisas mi columna vertebral.
Antes de darme cuenta, ambos chicos ya no estaban.

A Hana se le escapó un respolido prolongado. ─ Casi se matan... Bueno, ese tal Seiya sólo provocaba, pero el otro chico es muy agresivo...

─ No he tenido que presentártelo al menos. ─ dije, con una sonrisa. Quise quitar presión de enmedio. Lo mejor será tomarse todo esto con calma.

Había muchos bancos, caminos, césped, fuentes y máquinas expendedoras en mitad de todo. Aprovechamos para sentarnos al lado de una fuente, y presentarle a Hikaru a las otras chicas.

─ ¿Kanaria? Vaya, sí que te conozco. Te he visto varias veces por televisión. Así que tu nombre es Kiyoshi Hana... ¡Pues encantado! ─ Hikaru simpatizó con la cantante. Al parecer Hana se sentía más cómoda al ser tratada como Hana y no como su personaje, Kanaria. Pero aún quedaban cosas por descubrir, no solo de ella, sino de todos los demás.

No va a ser tan fácil hacer amigos aquí dentro. O por lo menos amigos de verdad.

Pasamos un buen rato. No pudimos agarrar ningún refresco, pues andábamos mal de dinero. Básicamente el ambiente no era tan agradable como debería de serlo. Aún teníamos miedo, no queríamos entrar en pánico, pero teníamos claro que lo que nos estaba pasando no era normal. Éste sitio no es normal. Nosotros no somos normales. La situación, tampoco era normal.

─ ¿Alguien más vió esas 2 figuras de aquel edificio? No parecen muy... normales. ─ Ritsu paró la conversación, levantándose y señalando el edificio en el que, según ella, había 2 figuras.
Los demás también nos levantamos, y efectivamente allí vimos 2 figuras femeninas en el piso más alto, quizás la azotea, pues no tenía ventanas.

Tagaki se adelantó unos pasos, y con efusividad empezó a correr. ─ ¡Sí! ¡Son dos chicas! ¡Tenemos que ir a buscarlas! ¡Cuanta más gente mejor!

Hana nos miró sonriente, y corrió detrás de él. Hikaru no sabía que hacer, pero, Ritsu le agarró la mano y empezaron a correr juntos, riendo. Yo hice lo mismo, y empecé a correr.

Ritsu se tropezó, tirando a Hikaru, pero solo yo me di cuenta y me paré. Hana y Tagaki siguieron corriendo hacia el edificio de "Comedor, gimnasio, salas especializadas"

Hana se paró, ya en los pies de la estructura, y comenzó a gritar a aquellas figuras.─ ¡Ehhh! ¡¿Nos oís?! ¡Ehhh!


Las dos chicas de la azotea ya nos habían visto correr, así que gritaron ellas también.─ ¡Sii! ¡Vamos a bajar! ¿vale?

Al oír eso, corrí unos metros desde el accidente de Hikaru y Ritsu, hasta las escaleras del edificio. Pillé a Hana corriendo escaleras arriba, y dejé a Tagaki encargarse de los otros dos accidentados.

Hana y yo subíamos escaleras, eran bastantes pisos, y ni siquiera nos paramos a ver las salas que deparaban aquellos pisos. Mientras corríamos escaleras arriba, escuchabamos los pasos de las otras dos chicas corriendo hacia nosotras.

Tras subir unos pocos pisos, y ellas bajar otros tantos, nos encontramos de frente. Nos chocamos sin querer, pero nos apartamos y nos inclinamos las cuatro a la vez.

─ ¡Hola! ¿Cómo os llamáis? ─ dijimos las cuatro al unísono.

Nos echamos a reír, viendo la situación. Y una de las otras chicas tosió para tomar ella la palabra.

─ Más gente, al fin. Bueno, ¿cómo os llamáis, chicas? ─ preguntó sonriente.

─ Yo soy Kiyoshi Hana, la estudiante Pop Idol definitiva. Ella es Saka Homare, la exitosa definitiva. ─ saludé con la mano cuando Hana me presentó.

La chica que habló tenía el pelo de un color cobrizo, algo rizado -no mucho- pero con dos moños en lo alto de su cabeza, y algo de pelo suelto atrás. Sus ojos café transmitían paz y serenidad, y sus adorables pecas de la cara marcaban el inicio de unos labios carnosos y rosados. Me pregunté si no tenía frío, ya que llevaba un top blanco de tirantes, y solo llevaba una camisa rosa encima. Además, llevaba unas medias blancas un poco por encima de las rodillas, unas vans rosas, y por si fuera poco, un short vaquero, MUY short. Estaba muy flaca.

─ ¡Encantada! Yo soy Kaedy Nikimota. Estudiante cirujana definitiva.

La otra chica se acercó un poco. Era de pelo rubio, con ojos azules. Vestía de blanco, con falda negra y botines de ese mismo color. Su rostro era alegre. Sus ojos me recordaban a algo... o alguien, mejor dicho.

Imaginaciones mías, supongo.

─ Yo soy Mitsuki, Mitsuki Tsukino. Estudiante abogada definitiva. ¡Encantada igualmente!

Kaedy Nikimota
Cirujana definitiva

Mitsuki Tsukino
Abogada definitiva

No me esperé que Kaedy fuese cirujana. ¡No tiene pinta! Ya lo decía mi abuela, las apariencias engañan totalmente.
En cuanto a Mitsuki... me seguía resultando familiar, no sé por qué.

Kaedy interrumpió la agradable presentación, y se puso un poquito más seria.─ Perdonad pero... ¿Nos dejaríais ver vuestras muñecas?

─ ¡Claro! Nosotras también estamos mirando las muñecas de la gente, ya sabes, por los tatuajes. ─ les enseñé mi tatuaje, Hana hizo lo mismo.

Kaedy pensó en alto.─ Vaya... Saka tiene el mismo tatuaje que nosotras... pero Hana tiene uno diferente... ¿por qué será?

Al parecer Mitsuki y ella también tenían "R" en sus muñecas.

Quise informarlas.─ No es tan raro como parece. Hay otros dos chicos con "R" en su muñeca, mientras que las demás personas que nos hemos encontrado tenían diversas letras...

─ Vaya, ¿hay mucha más gente? ─ preguntó la abogada.

─ No tanta, aún, no llegan a 10 personas las que hemos encontrado, pero, estoy segura que debe haber más gente... Este sitio es demasiado grande para tan pocos. ─ contestó Hana.

Les pregunté la cosa que más miedo me daba pensar.─ ¿Vosotras también despertásteis en un lugar cualquiera, y os sentisteis extrañas...? Como cambiadas. Como si hubiese pasado mucho tiempo desde la última vez que viviste.

Vi cómo Hana se estremecía. Un escalofrío le recorrió el cuerpo. Kaedy y Mitsuki se miraron, con el rostro por el suelo. Y asintieron con la cabeza a la vez. La abogada suspiró. ─ Sí... mi último recuerdo fue en un juicio, precisamente. Estaba con un caso muy complejo, todo era bastante difícil, había tensión entre el juez y el demandante, ya que mi cliente demandado iba en cabeza. Mi hermano Hayato estaba allí apoyandome, y...

─ Espera. ─ la paré. ─ Hayato... ¿Hayato Tsukino?

─ Sí... ¿por qué?

─ ¡Tu hermano está aquí dentro! ¡Fue la primera persona que vi aquí! ¿No lo sabías?

Mitsuki abrió los ojos como platos... pude deducir que lo que decían sus labios y sus diminutos susurros era "Hayato"

─ ¿Dónde? ¿¿¡¡DÓNDE ESTÁ HAYATO!!?? ¡HAYATO! ─ la chica salió corriendo escaleras abajo. Kaedy fue detrás, y Hana y yo no tuvimos elección. También corrimos.

─ ¡Espera, Mitsuki! ¡Se fue hace unos 20 minutos más o menos! ¡Este lugar es demasiado grande para ir sola! ─ grité mientras corría detrás de ella.

La chica se giró, y se acercó a mí rápidamente, haciendo parar a Kaedy y Hana también. ─ Porfavor, Saka, ayúdame a encontrarle.

─ Claro que te ayudaré, total, no creo que se pueda salir de este sitio... No habrá ido muy lejos. Le buscaremos. Pero debemos ir todos juntos, nosotras y los otros chicos. Están esperando abajo, así que vamos.

Ella asintió como pudo, y las cuatro juntas nos dirigimos hacia donde se encontraban los demás.

Tagaki nos vió de lejos y nos llamó. Hikaru, Ritsu y él se levantaron del césped y nos esperaron.

Mitsuki y Kaedy se presentaron a los chicos, haciendo migas rápidamente, pero con prisas ya que le explicamos la situación a Tagaki y los otros.

─ ¡Claro! ¿A qué esperamos? ¡Vamos a buscarles ya! ─ dijo el cantante, animando a la visiblemente emocionada Mitsuki.

Nos pusimos en marcha todos juntos, y nos decidimos a ir por el centro de aquel lugar. El descampado era enorme, y había gran distancia entre edificios, por eso creemos que ver gente por aquú rondando sería más fácil.

Y estuvimos en lo cierto. Ya que en unos pocos minutos, vimos a tres personas andando justo delante del edificio del que yo salí, junto a Hayato.

Nos acercamos corriendo, con esperanzas de que fuese Hayato. Y aunque no era él, nos alegramos de ver más gente.

─ ¡Ehh! ─ Hana, de nuevo, se acercó corriendo.

Eran tres personas, que se giraron y se sorprendieron de ver un grupo tan grande. La única chica de ese trío sonrió, y se acercó también. La chica tenía buen cuerpo, aunque no era muy alta. Sus ojos eran color zafiro, y su pelo azul estaba recogido en una cola alta.
Llevaba un vestido azul de manga corta, un cinturón rojo con un pastel en medio y, un pin en su pelo, también en forma de pastel de corazón. ¡Me imagino su talento!

─ ¡Holaa! ─dijo sonriente. ─ ¡Menos mal que hay más gente! Yo soy Nozomi Kurai, la confitera definitiva, ellos son...

─ Sasuke. Sasuke Tomohisa. Titiritero definitivo. Jejeje, encantado. ─ dijo el chico más alto. Su pelo es negro y lacio, y aunque no se le ve mucho porque su flequillo lo tapa, me di cuenta que tenía ese ojo de color celeste, mientras que su otro ojo es de color morado. Vestía con camisa azul oscura, y un chaleco de traje sin mangas. Botones dorados. Llevaba pantalones blancos con lineas doradas, y un sombrero de copa en su cabeza. Vi que sostenía una bolsa, donde probablemente guarde sus títeres.

─ Kento Oshiro. Artillero. ─ dijo seriamente el último chico. Era casi igual de alto que el anterior, aunque con mucho mejor físico. Su cabello es corto, despeinado, y sus ojos color castaño claro. Lleva un polo blanco, encima de una chaqueta azul verdosa. Sus pantalones eran simplemente unos jeans, y sus botas eran estilo militar. Me llegó el reflejo de una placa que tenía colgada, en la cual no sé qué pone, pero se ve que hay algo escrito.

Nozomi Kurai
Confitera definitiva

Sasuke Tomohisa
Titiritero definitivo

Kento Oshiro
Artillero definitivo

─ Perdonad. ¿Podemos ver vuestras muñecas? ─ pidió Kaedy.

Nozomi aceptó al instante, Sasuke lo hizo tras ella, mientras que Kento ni contestó ni movió un dedo.

Me acerqué a él, mientras que Kaedy les hacía preguntas importantes a Nozomi y Sasuke y les miraba los tatuajes.

─ Hola, me llamo Saka Homare. ¿Qué significa tu talento? ¿Artillero?

El chico me miró extrañado, y se quedó callado unos segundos antes de responder.

─ Encargado de la artillería militar. Armas, materiales de construcción o destrucción, munición y máquinas.

─ Qué guay... Por cierto, ya sabes que estamos en una situación compleja... ¿Puedo ver tu muñeca? Al parecer todos tenemos...

─ Un tatuaje. Lo sé. Yo también lo tengo, pero me gustaría ver el tuyo antes.

Sin pensármelo dos veces, me remangué y le enseñé la muñeca. Estuvo unos segundos mirándolo, y sin decir nada, hizo lo mismo. Se quitó su chaqueta y me extendió el brazo.

"E"

─ ¿Sabes lo que significa por casualidad?

Él nego con seriedad. Yo suspiré, agotada y desesperada. ¿Nunca sabremos qué pasa aquí?

Kento me sacó de mis pensamientos al hablar.─ Oye, antes dijiste algo de un chico... Hayato. ─ Yo abrí los ojos con sorpresa y asentí muy rápido. ─ Lo vi. Es más, hablé con él. No es de mi agrado, y me fui sin él, pero si es importante encontrarlo yo puedo ayudar.

Sonreí e hice el amago de abrazarle, pero no lo hice, ya que él aparto su cuerpo. Sin más le di las gracias emocionada y fuimos de nuevo con el grupo.

Kaedy me llamó.─ Saka, ven. La chica, Nozomi, tiene en su tatuaje las letras (G) y (S). Mientras que Sasuke tiene solamente la letra (G). Les he preguntado por sus recuerdos y...

─ Lo último que recordamos es de hace 2 años... Bueno, yo de hace 4, pero sigue siendo extraño. No hay nadie que tenga recuerdos más cerca de los 2 años. ¿Qué pasa aquí? ─ El titiritero parecía nervioso.

─ Es un misterio, pero Kento se ofrece a ayudarnos a buscar a tu hermano, Mitsuki. ¿Nozomi, Sasuke, nos ayudaréis? ─ Ambos asintieron, aún conmocionados por la situación y el planteamiento que les hizo Kaedy.

Kento tomó la palabra.─ Bien, pues pongámonos ya en marcha. ─ La cirujana pidió el turno. ─ Sí, un momento. Creo que deberíamos separarnos... Alomejor así nos va mejor. Lo encontraremos antes seguro.

─ Vale pero, ¿cómo nos comunicamos entre nosotros? ─ dijo Hana preocupada.

─ Ni siquiera tenemos hora para poder quedar. ¡No tenemos relojes! ─ La negatividad de Ritsu nos desanimó un poco.

Yo recordé que había un reloj en la sala en la que aparecí. ─ Cuando desperté, había un reloj de pared en la sala...

─ No podremos arrancarlo. Es de pared, no serviría. Y si pudiésemos, necesitaríamos otro. Así que hay que buscar otro método. ─ sugirió Dem Tagaki.

Todos nos quedamos callados, pensando, hasta que alguien quitó el silencio de en medio.
Hikaru Arata.

─ Fijaos. El templo de oro, el que se sitúa enmedio de todo. Es un reloj de sol. Podemos usarlo cómo herramiente para poder situar la hora que sea.

Como nos pidió, nos fijamos. Hacía rato que las tremendas nubes negras se alejaron de nuestras cabezas. El sol había aparecido. Tenía razón, las marcas en el suelo a su alrededor y la sombra de la "aguja" que marcaba la hora delataba su función. Dar la hora. -Su función por ahora-

Nozomi se quejó.─ Pero tampoco nos lo podemos llevar... ¿Tenemos enserio que ir hasta ahí cada vez que queramos saber la hora? Es un poco inútil, ¿no creéis?

─ Que deducción mas idiota. ─ chistó Kento. ─ El templo de oro es suficientemente grande como para poder verlo desde cualquier ángulo y piso de los edificios. Sólo tendríamos que subir a alguno de ellos para poder verlo, a cualquier piso diría yo. Es perfecto. ¡Bien hecho, Hikaru!

Hikaru sonrió con condescendencia, no le culpo, es un descubrimiento asombroso, digno de una persona inteligente y observadora. Yo también estaría orgullosísima de mí misma si lo hubiera descubierto.

─ Bien, separémonos entonces en 2 grupos. Saka y yo somos las que mejor conocemos a mi hermano, y si lo vemos nosotras hay más posibilidades de que él se interese en pararse. Entonces, seremos las "capitanas".

Puse cara de disgusto al recordar cuando se marchó la vez anterior con aquel chico, Seiya.─ No lo conozco tanto, pero sí, más que los demás sí.

Sasuke rió tontamente.─ Un momento, ¿capitanas? Jajaja. Como en la educación física del instituto, cuando había 2 personas que capitaneaban cada equipo e iban eligiendo uno por uno a sus compañeros.

Ritsu habló, con tono burlón y totalmente bromista. ─ A mí nunca me elegían. ─ Su tono era claramente en burla, pero, noté en su cara que no le hacía mucha gracia ese recuerdo...

─ Pues yo sí te elijo. ─ dije.

Le brillaron los ojos, sonrió, y vino corriendo a posicionarse a mi lado.

La idea empezó en eso, y la seguimos, eligiendo una a una a nuestros acompañantes. Los grupos quedaron tal que: Yo, Ritsu, Kento, Sasuke y Hikaru. Por otro lado: Mitsuki, Hana, Tagaki, Kaedy y Nozomi.

Kento aprovechó para hablar antes de que todos saliésemos en la búsqueda de Hayato, y de más estudiantes.─ Ahora mismo son las 11 de la mañana. En cuanto el sol marque las 12, nos reuniremos todos, sin excepción aquí. Si encontramos a Hayato, lo traemos, si encontramos más gente aparte, la traemos. ¿Entendido?

Asentimos, y como buenos estudiantes definitivos y respetuosos -unos más que otros-, salimos en busca de aventura.

Mientras andábamos, había un silencio sepulcral. ¿La razón? No sé muy bien si era por todo lo que se nos pasaba por la cabeza en cuestión de segundos, o simplemente por la duda de si hay más gente aquí. Hablé. ─ Creo que deberíamos revisar de nuevo los edificios. Todos. Kaedy me dijo que ellos irían por la zona descampada y los alrededores de los edificios, así como del templo de oro. Entonces los edificios están libres, y si revisamos de nuevo alomejor encontramos más personas, y por ende a Hayato. Empecemos por el edificio en el que aparecí.

─ Haremos eso, seguramente encontremos a alguien más. La gente no irá sola a plena vista en mitad de un sitio del cual no saben nada, y del que probablemente no tienen información alguna. ─ El artillero me dió la razón, aunque no vi muy seguros a los demás.

Ritsu respondió casi tartamudeando a Kento.─ Vale, pero... Temo que quién nos haya metido aquí tenga planeado algo antes de las doce. Debemos ir rápido, no me gusta mucho la idea de pensar que en un rato todo podría salir mal.

─ Además. ─ El titiritero interrumpió a Ritsu. ─ No sabemos si esas personas que nos encontramos son realmente buenas personas. Hay mucho falso suelto.

─ No creo que eso sea difícil de percibir... Estamos en una situación demasiado peculiar como para que no salgan las peores facetas de aquellas personas despiadadas. ─ dijo Hikaru, antes de que llegásemos al edificio en el que me desperté.

Suspiré con alivio.─ Aquí estamos. ¿Subimos?

Kento fue primero, y los demás le seguimos con una notoria inseguridad. Revisamos el primer piso hasta arriba, pero no había nada en ninguna sala de estudio. La primera estaba vacía, era una clase de instituto bastante normal. La segunda tres cuartos de lo mismo. La tercera tenía la peculiaridad de ser una sala audiovisual, pero seguía sin haber rastro humano dentro.

Entramos en la última sala, la última puerta al final del pasillo del primer piso. Al entrar no sólo vimos una gran sala de arte, con lienzos, pintura, esculturas, lápices, acuarelas, clavos, y varias sillas para sentarse y practicar todas estas actividades. Sino, que también vimos a una chica ahí sentada, pintanda, obcecada en su pintura.

Su particular peto manchado de pintura, su pelo azul largo, sus pecas... Era una chica bastante normal, pero sin embargo emanaba un aura intensa. Las trazadas que su mano daba sobre el lienzo eran embriagadoras.

─ H-hola. ¿Tú también eres estudiante de la Academia? ─ Preguntó Sasuke, con mucho respeto, como si la chica se tratase de una domadora. Sin embargo su aura lo era en ese momento.

Dejó de pintar durante un segundo su alegre cuadro. ─ Es extraño... No sé que hago aquí, ni por qué, pero ésta sala... me transmite felicidad... ¡Estoy feliz!

Dió un par de trazadas más, esta vez algo más complejas, y que daban a su indescriptible cuadro un toque mágico indispensable en el arte. ─ Yukina Araki, artista definitiva.

No paró de pintar ni 1 segundo. Pero ella hablaba igual, aunque sin mucho ahínco en la conversación.

Yukina Araki
Artista definitiva

─ No me gusta. ─ partió en 2 su cuadro de una patada. Todos nosotros quedamos boquiabiertos, aquella obra de arte abstracta, había sido destruida en segundos, por nadie sabe qué razones.

Ritsu casi hiperventilaba.─ Acabas de destruir... una obra de arte... preciosa... ¡Tu propia obra! ¡Era maravillosa!

─ No me representa del todo. No hay incertidumbre. No me gustaba y punto. Y... por cierto, ¿quiénes sois?

Kento hizo un claro face palm. Yo me presenté, al igual que todos tras haber empezado. La chica usó formalidades, como era de esperar.

─ Me he dado cuenta de que no quiero estar aquí sola. ¿Me hacéis compañía?

Kento frenó a Yukina.─ Creo que mejor vienes tú con nosotros. Te necesitamos. Como ya sabrás estamos aquí sin motivo alguno, con recuerdos borrosos de hace tiempo, sin conocer a nadie, y buscando gente. Necesitamos que busques con nosotros.

La chica quedó pensativa. Suspiró, con algo de pereza, pero asintió al final. Aunque no con el ímpetu suficiente. Se acercó a nosotros, y sin hacerme falta preguntarle, pude ver su tatuaje. Ella también tenía uno, como era de esperar.

"A" "P"

De nuevo, algo sin sentido. Todo esto es un sinsentido.

─ Realmente estamos en un problema. ¿Qué pretendemos hacer cuando estemos todos los que decís que deberíamos? ¿Cómo saldremos? ─ la artista, nueva integrante al grupo, planteó una pregunta, una nueva pregunta y un nuevo misterio más a nuestro cerebro.

Nadie contestó, y ella dió por hecho que no teníamos ni idea. No era espabilada, pero era lista.
Hikaru le explicó por el camino el objetivo, y se unió a explorar el edificio en el que estábamos.

Subimos al siguiente piso, y en ese solo habían 2 habitaciones. En la que desperté, y en la cual no había nadie. Y otra idéntica, en la que tampoco había nada.

Me estaba desesperando, pero la entrada de Yukina al grupo me tranquilizó. Quizás haya alguien más, y quizás ese alguien sepa algo, y quizás, solo quizás, nos ayude a salir.

Subimos al tercer y último piso, con un paso más lento y cansado que el de hacía unos simples e inútiles minutos.

El sonido de gente jadeando nos alegró. Venía justamente de la primera puerta, una especie de zona de entrenamiento se divisaba a través de los cristales de la puerta. Al entrar, de nuevo vimos a más gente.

Aleluya.

Estaban peleando, pero no en un modo agresivo. Parecía mas bien, un entrenamiento express. Eran un chico y una chica.

El chico nos miró, y se sorprendió muchísimo. Al comenzar a dirigirse hacia nosotros, parecía amenazante, pero conforme se acercaba y nos miraba, su rostro era más calmado.

La chica no se movió de donde estaba, simplemente se sentó en el suelo.

─ Porfavor, decidme que también sois estudiantes definitivos y no sois mis secuestradores/asesinos defintivos.

Nos reímos de la pregunta, pero la hacía totalmente enserio. Su aspecto era intimidante, era extremadamente alto, más de 1 metro 90. Su pelo era negro, corto, y su vestimenta era de chico duro.

En cambio la vi a ella de lejos, y parecía más informal. Llevaba un top blanco de manga corta, unos shorts negros, unos botines negros también que le llegaban a la rodilla, y un particular collar de corazón rodeando su cuello. Su pelo era enormemente largo y rizado, hasta la rodilla diría yo, y de color café.

─ Saka Homare, Ritsu Kurosawa, Yukina Araki, Kento Oshiro, Hikaru Arata y Sasuke Tomohisa. Todos somos talentos definitivos. ¿Y vosotros?

El chico respondió enseguida. ─ Hyun Kyung. Practicante de Taekwon-Do. Definitivo según una hoja, asi que sí, yo también. La chica de allí, no nos conocemos, pero llevamos aquí un buen rato entrenando... Su nombre...

─ Natsuki. Natsuki Miyamoto. Esgrimista definitiva. ─ La chica se levantó y gritó desde lo lejos. Bastante alegre, pero aún algo confusa.

Hyun Kyung
Practicante de Taekwon-Do definitivo

Natsuki Miyamoto
Esgrimista definitiva

Kento insistió en sus intereses. Aunque también míos.─ Enseñadme las muñecas, porfavor.

─ ¿Por qué debería ense...

El taekwondista miró su muñeca, y quedó alucinando al ver que -como todos- tenía tatuadas a fuego unas letras en su muñeca. Tocó su relieve con asombro.

Natsuki ni siquiera lo miró, ella ya se había percatado.

─ ¿Qué pone? ─ inquirí.

─ En el mío... (L) (A) ─ dijo el chico.

─ En el mío solo (S) ─ terminó por decir la chica, que ya se había acercado a nosotros.

─ Nosotros también tenemos diferentes letras... Es extraño. ¿Por casualidad sabréis algo de su significado? ¿O al menos recordáis algo relacionado con esto?

Ambos negaron con la cabeza, como todos a los que le preguntamos eso. Era desesperante saber que nadie sabía nada, a la vez que aliviante ver que no estaba sola en este marrón.

─ Bien, no nos vamos a parar aquí a jugar a juegos con vosotros. Así que si queréis venir a buscar a más gente y de paso nos ayudáis a resolver el misterio, mejor. ─ las palabras del artillero parecen frias y agresivas, pero estoy segura que lo único que pretende es ser estricto por el bien de todos.

─ ¡Claro que voy! ¡Necesitamos juntarnos entre todos! ─ Natsuki corrió hacia nosotros y se puso a nuestro lado con decisión.

Hyun sonrió de medio lado. ─ Si es estrictamente necesario, iré.

Satisfechos, los chicos y yo salimos de allí, con 2 integrantes más a nuestras espaldas.

Sólo quedaban 2 salas por revisar, y al no haber cristales en la puerta como en la anterior... No teníamos ni miserable idea de lo que podíamos llegar a encontrarnos.

Sin contar a Kento, a Hyun y a mí, los demás estaba a la espera de que alguno de nosotros abriese la puerta. Lo hice yo, por curiosidad mas que por valentía, porque la incertidumbre de lo que podía haber no era pequeña. ¡Imagina una sala de torturas! ¡O un asesino esperando! El pelo se me eriza...

Sin pensarlo más, la abrí de golpe.

─ ¡Eh! ¡Cierra la puerta, me deslumbras la pantalla! ─ era una voz masculina, pero no llegué a ver de dónde llegaba el sonido de su boca. Era buscar una aguja en un pajar. Además, la voz tenía un acento... peculiar.

─ ¡Voy a encender la luz! ─ le avisé, y para esas cosas no se avisan, pero lo hice igualmente. Escuché un "Pff" por parte de aquella voz.

Al encender la luz, le vi ahí, sentado, mirándonos con angustia. Estaba sentado al lado de un ordenador, sí, la sala estaba llena de ordenadores, consolas, recreativas, e incluso los cacharros esos que te pones en la cabeza para meterte en el juego. No soy muy fan, pero es interesante.

El chico se levantó, al ver que éramos muchos. Me fijé que su largo y desordenado pelo tintado de morado reflejaba algo de sudor, no llevaba poco tiempo aquí sentado. Estaba en manga corta, con una camiseta negra con unas letras en blanco que ponían "¿Can I support you?"
Pues sí, necesitamos ayuda, amigo. Se puso su suéter azul ya que hacía frío al abrir la puerta. Tenía unos pantalones negros pegados, con unas vans del mismo color. Tenía un peculiar collar con un corazón, pero un corazón tallado como uno de verdad, uno humano, y con una X en el centro.

─ Hola, amigo... Necesitamos ayuda... Tenemos que buscar gente para poder salir de aquí.

─ ¿Ayuda? ¡Claro que ayudaré! Ya estaba cansado de estar aquí jugando, es muy extraño estar jugando en un lugar en dónde me he despertado inconsciente y probablemente secuestrado, ¿no creéis? ─ dijo algo bromista.

─ Soy Saka Homare, exitosa definitiva. ¿Podrías decirnos tu nombre?

─ Thomas Abernathy. Soy estadounidense, y según esto ─ sacó un papel arrugado de su bolsillo. ─ el estudiante jugador de LOL definitivo. ¡Encantado!

Thomas Abernathy
LOL player definitivo


─ Y bien, ¿en qué puedo ayudar? Estoy totalmente a vuestro servicio. ─ era muy amable por su parte, se notaba que era un chico predispuesto.

Kento habló antes de dejarme decir nada.─ De primeras, enséñanos tu muñeca.

El chico sin rechistar se levantó la manga del suéter, y pudimos ver sus tatuajes. Él también se sorprendió, porque -como la mayoría- nunca se había hecho un tatuaje antes. Menos a fuego.

(P) (L) (A)

─ ¿Q-qué significa eso? ─ se le notaba preocupado.

─ Tranquilo, todos tenemos uno. Son diferentes entre ellos y no, nadie tiene ni idea. Por eso estamos buscando gente, para reunirnos todos los que estemos aquí y llegar al final del asunto. ─ Vi el rostro tenso del chico, tranquilizarse. Y noté que me lo agradeció con la mirada.

Sin decir nada más, salimos todos juntos hacia la última sala. Éramos tantos que ya no importaba ese miedo, ahora en conjunto, todos éramos más valientes.

Hyun se acercó a la última puerta, de color azul, y bastante simplona. Al abrirla, todos nos asomamos como pudimos.

Pudimos observar a 2 personas, chico y chica, mirándonos con incredulidad. Más que con incredulidad, creo que se pensaban que éramos unos raritos.

─ Em... Hola... ¿Qué hacéis ahí parados mirando? ─ el chico nos llamó la atención a todos, que estábamos mirando como si de monos de feria se tratasen.

Él era alto, muy delgado y con extremidades largas. Pude ver que en su nuca tenía un tatuaje, y por ende la tenía rapada. Sus ojos eran... hipnóticos. Algo tenían de especial, grises, achinados y de pupilas afiladas. Labios finos, rosados, con una hendidura en el labio superior. Mejillas de un color morado tenue y, un pelo voluminoso y rubio ceniza.

La chica se notó más tímida, ya que sus mejillas se tornaron de rojo al ver que todos la mirábamos, además de que su mirada bajó al suelo. Su pelo era largo y rizado, negro y con las puntas -y algo más de pelo- de un azul... eléctrico. Estaba recogido en dos coletas, que dejaban su rostro al aire y que hacían ver unas ojeras bastante grandes debajo de unos ojos grandes y celestes. Ropaje simple, con botas desatadas y una bata médica destacando sobre lo demás.

Hikaru tomó la iniciativa.─ H-hola... Em... Nosotros estamos buscando gente, que nos ayude... Ya sabéis, lo de despertar aquí y eso.

─ Ah sí, eso. Bueno, vale. ─ El chico dejó la probeta que sostenía en su sitio, y se acercó para unirse. Oí a Ritsu resoplar, y de un momento a otro, la probeta cayó y casi quema el líquido de dentro al chico que venía para acá.
Los que conocíamos a la pelimenta la miramos, ella apartó la mirada avergonzada.

─ Tuviste suerte ─ la otra chica desconocida soltó una risa complaciente. Eso relajó el ambiente, y ella también se acercó a presentarse.

─ Satou Amai, psicóloga definitiva.
─ Shinichi Fukada, investigador balístico.

─ Definitivo también. ─ corrigió Satou.

Shinichi Fukada
Investigador balístico definitivo

Satou Amai
Psicóloga definitiva

─ Antes de irnos. Enseñadnos los tatuajes. Porfavor. ─ pidió Yukina, imitando lo que le dije.

Satou enseñó el de su muñeca, ella ya se había dado cuenta de aquel tatuaje. En el de ella ponía (S)

─ ¿Cuál de todos enseño? ─ dijo Shinichi. Pude notar que lo sabía perfectamente, pero la verdad es que sabía que a todos nos interesaban los demás.

─ El de la muñeca. ─ a todos menos a Kento.

Se remangó, y un poco más arriba del brazo, detrás de unas marcas en su muñeca, estaba el tatuaje de la letra (R)

─ ¡Anda! ¡Como yo! ─ dijo Hikaru. Ritsu compartió conmigo una mirada cómplice. Shinichi era otro con la letra (R)

Shinichi habló antes de que todos nos fuésemos de aquella sala.─ Bien, ¿a dónde nos dirigimos entonces? ¿O no tenéis idea?

─ Por ahora estamos buscando al hermano de otra chica que conocemos. Hay otro grupo grande por allí, os los presentaremos más tarde. ─ Habló muy amablemente Sasuke. Acercándose a Shinichi, el cual se apartó discretamente pero muy cortantemente también.

Estábamos bajando las escaleras del edificio. Ya no quedaba nada más que ver aquí. Todos hablaban unos con otros, conociéndose, viendo las cosas que deberían hacer, aunque algunos no hablaban.
De repente, algo pasó.

─ ¡No! ¡Lo he notado! ¡No eres de fiar! ¡Vete de aquí! ─ la voz femenina de una chica resonó en los oídos de todos nosotros. De inmediato nos quedamos callados, y parados, notando los pasos de dos personas subir.

─ Venga, hablémoslo tranquilamente. No seas así. ─ la voz de un chico, una voz que me resultaba familiar, también se pudo percibir.

Bajé la mirada y pude ver una chica, albina. De pelo corto y ondulado, con ojos azul precioso. Era delgadita, bajita, y llevaba encima un vestido azul que le llegaba a ñas rodillas, con cuello negro y botones del mismo color. Lazos negros a los lados, y lazos azules en su pelo. Además de una chaqueta de borrego blanca.
Al vernos, su tétrica aura y su enfadada mirada se transformó en alivio, y corrió hacia nosotros, como si pidiese ayuda.

─ ¡Eh! ¡Ayudadme! ¡Este tío es malo, lo noto! ─ ¿Lo noto?

Al bajar la mirada para ver al chico que venía tras ella, vi a alguien que efectivamente conocía. Seiya Degushi.

─ Saka Homare, nos volvemos a ver... En fin. Chica albina, no soy malo, deja de tratarme así. Sólo quiero ayudar.

─ ¡Una mierda! Los espíritus me lo decían mientras hablaba con ellos, pretendías algo malo. Sino, ¿por qué no me avisaste al entrar?

El chico quedó callado, con rosotro serio. Ni contestó. Al levantar la mano para decir adiós, pude ver desde mi sitio su muñeca. (L) (A)
Sus tatuajes.

La chica resopló, y se cayó de rodillas muy cansada. ─ Menos mal que estábais aquí, llevo todo el rato corriendo. Desde el edificio de las salas especializadas hasta aquí. ─ ¿Salas especializadas?

─ Me llamo Yukiko Nakahara. Podéis llamarme Yukiko, o Nakahara, como queráis vaya. Soy la medium definitiva.

Yukiko Nakahara
Medium definitiva

─ ¿Por qué huías de ese chico? ─ preguntó con curiosidad Yukina

Nakahara bajó la mirada. ─ Estaba yo despertando en una sala especializada, mía concretamente. Quise hablar con los espíritus para preguntárles qué hacía aquí y qué debía hacer, pero no me respondían. De repente un espíritu me alertó, no sé cómo pudo, ya que ninguno podía, pero me alertó. Me levanté y miré atrás de mí, y allí estaba ese chico... mirándome... Me hice la loca e intenté ir a la puerta, cuando me agarró porque según él "quería hablar conmigo". Salí corriendo como pude, y hasta que no os he encontrado no ha parado... Si los espíritus me avisaron, yo a ese tipo no me acerco.

─ ¿A qué te refieres con sala especializada? ─ inquirió el fotógrafo

─ En aquel edificio -señaló- hay unas... 22 salas. Una por persona, ya que pone nuestros nombres. En mi sala estaba el mío, y las demás no las vi, pero hay muchas salas distintas. En la mía había cosas de comunicación con espíritus.

─ ¿Tú también tienes tatuaje? ─ pregunté

─ ¿Vosotros también? Yo me di cuenta, e inmediatamente pregunté a ver si algún ente me lo podía decir. Y nada de nada. En el mío pone (A)

─ Oye, quedan 5 minutos para las 12. ¿No decíais que no se qué grupo nos esperaba allí? ─ Natsuki nos avisó, y efectivamente al mirar por la cristalera, el templo marcaba casi las 12 del mediodía.

Ritsu se ofreció voluntaria a explicarle todo a Nakahara. Y en ello, todos nos pusimos a bajar escaleras hacia el templo. Allí nos esperaba el otro grupo, y había dos integrantes más al parecer.

─ Ehhh. ─ Kaedy movió su brazo de lejos. Yo la correspondí.

─ ¡Cuánta gente nueva! ─ Hana estaba muy animada.

Me acerqué a la chica que se encontraba con Kaedy y los demás─ ¿Tú como te llamas?

─ ¿Um? ─ la chica se giró hacia mí. Parecía muy seria. ─ Leena Nowaloski. Mentalista. ─ Alta, pálida, ojos grandes, piercings tanto en la ceja como en las orejas. Cabello cobrizo, con mechas, recogido en dos colas. Chaqueta americana, crop top amarillo, falda a cuadros desiguales, y lo que más sobresalía.

Una personalidad de hierro.

Leena Nowaloski
Mentalista definitiva

─ ¿Me dejas ver tu tat...

─ "S" ─ dijo friamente.

Me confundió. ─ ¿Cómo?

─ En mi tatuaje pone "S". ─Ella se alejó, sin mirarme, mirando a lo lejos. Pude ver que miraba a otro chico que se encontraba a lo lejos.

Fui a acercarme hasta allí, pero antes de dar un paso, la otra persona -nueva- que se encontraba con el grupo de Kaedy, me paró.

─ ¿Saka Homare? Mi nombre es Hikaru Yukimura. Soy el presidente del consejo estudiantil definitivo. Encantado de conocerla. ─ lo dijo sin cambiar su expresión seria ni un solo minuto.

Su aspecto era peculiar. Tirantes negros, igual que su pantalon, y ropaje blanco. Aunque lo que más me llamó la atención fueron sus ojos, uno blanco, y otro negro entero.

─ Vengo a mostrarte mi tatuaje. Hana me informó de que estaba recopilando información, y quería ayudar.

Su tono era tan seco, que parecía un maldito robot. Me enseñó su muñeca, (S) decía su tatuaje.

─ Adiós. ─ el extraño chico se fue, despidiéndose con un tono muy neutro, y sin expresar LITERALMENTE NADA con su rostro. Quería ayudar, pero estaba incomodo. Se nota.

Hikaru Yukimura
Presidente del consejo estudiantil definitivo.


De nuevo, al ver que Yukimura se iba y hablaba con el grupo para reunirlos. Me dirigí a donde Leena estaba observando antes, hacia un chico perdido a lo lejos. Sentado en un banco, mirando hacia el cielo, y moviendo su cabeza lentamente de lado a lado de vez en cuando.

Era bajito, muy bajito, y flacucho. No destacaba en nada en particular. Pelo rojo, mofletes redondos, ojos azules y algo de ojeras, ropa gris y simple, con unas cómodas chancletas de calzado y con un jersey atado a su cintura.
Lo único que resaltaba, es que su alborotado pelo rojo casi rozaba sus ojos, y él no se percataba. Daba la sensación de que si le tocabas, no se iba a dar ni cuenta.

Tardé en acercarme a él, nadie se dió cuenta de mi ausencia, y menos de su presencia.

─ Hey. ─ dije. ─ ¿Qué haces aquí solo?

No respondió. Yo sabía que notó mi presencia, pero su cabeza seguía ahí, mirando hacia arriba.
Le chasqueé los dedos, y me miró de reojo.

─ ¿Por qué no vienes a ayudar en vez de ignorarme? Estamos atrapados y no vamos a salir sin la ayuda de todos, incluida la tuya.

Se giró hacia mí, pero sin mirarme directamente. ─ ¿Y qué si no me acerco a demostrar lo inútil que soy ante una situación de la que idea poca tengo? ¿Acaso no seré una oveja más en un rebaño desordenado, desconfiado, roto por dentro, y el cual nada sabe y conoce de una realidad que sobre nosotros cierne? Ichigo, el pobre Ichigo Hamura encerrado junto a otras cuantas personas, cuantas tantas que abruma la posibilidad de pensar. Soledad clave en la vía de escapatoria, sino que mis recuerdos ni siquiera perduraron de hace tiempo ahora y mi muñeca fue manchada sin mi consentimiento, que pretendemos ahora salir de esta planeada situación solo con la voluntad de las pobres ovejas de rebaño. Mirar. Observar. ¿De algo crees que otra cosa servirá, si nadie sabe cómo de aquí salir, y nadie más que nosotros, perdidos en un lugar sombrío, somos el mapa que nos guiará?

Ni mú. No dije nada. No lo pensé. Solo escuché sus palabras salir, sus duras y realistas palabras, las cuales me llenaron de negatividad.
Vi que en su tatuaje, el cual sacó mientras hablaba, ponía (P) (S) (A), pero ni siquiera le di más cuenta.

─ Soy el filósofo definitivo. ─ dijo, con media sonrisa, poco expresiva pero verdadera. Y se levantó, acercándose al grupo -no tanto como para presentarse- y dejándome allí, sola, y con una nube negra en la mente.

Ichigo Hamura
Filósofo definitivo


─ ¡HAYATO! ─ La voz de Mitsuki resonó en todo el descampado. La puerta del templo se encontraba abierta, y marcaba las 12 en punto. Saliendo de la puerta, vi una figura alta y conocida, tambaleándose.

Hayato salió, con la boca cosida y ensangrentada y con los ojos llorosos. Me acerqué corriendo, y mientras Mitsuki le agarraba al caerse y le limpiaba la sangre como podía, yo le pregunté.

─ ¡Hayato! ¿QUÉ TE HAN HECHO? ¿QUIÉN TE HA HECHO ESTO?

El chico no podía hablar, y sus sollozos se ahogaban en un simple "Mmmm" repetido y angustioso.
Al ver que Seiya Degushi se encontraba no muy lejos, apoyado en una farola y con una sonrisa burlesca e irónica, me acerqué muy cabreada.

─ ¿QUÉ COJONES LE HAS HECHO?

Me miró de arriba a abajo, quitando su rostro burlesco y mirándome con notoria molestia. ─ A mí qué me cuentas. Yo no hago ese tipo de cosas... Yo solo observo, y me encanta el espectáculo. No sé qué retorcido amigo tuyo sería capaz de ello, pero wow... Apasionante. ─ dijo entre risas.

No me dió tiempo a pegarle un bofetón, cuando los altavoces -que hasta ahora no sabía de su existencia- me pararon los pies, o las manos en este caso.

─ Probando, probando. ¡Bien, amigos! ¿Cómo os lo pasáis? ¡Veo que estáis ya todos reunidos! Bien...

Seiya quedó anonadado como yo. Pude ver desde aquí a todo el mundo, sin contar a Hayato, hablando confundidos entre ellos, y muy asustados.

─ No os preocupéis, niños. Me llamo... llamadme Monokuma. Soy vuestro queridísimo director. Solo vengo a deciros que uno de vuestros amigos logró saber quién soy y qué pretendo. Su talento fue lo que le permitió hacerlo, y la verdad... no estaba muy contento con ello. Así que decidí coserle la boca, ¡para que no diga nada! UPUPU. Además, puede seguir participando en el juego.

¿Juego? ¿Qué está diciendo?

─ Mi juego consiste en... sobrevivir. ¡Tenéis posibilidades de salir de ahí, vivos! Aunque... debéis matar primero.

Un nudo en mi garganta se hizo notorio.

─ Me explico. Para salir de aquí, debéis asesinar a alguno de vuestros queridos compañeros. Me da IGUAL el modo, el lugar, la sangre, la rabia que le tengáis o el amor que sintáis. Si lográis que en un Juicio posterior a ello, nadie os encuentre como asesino, SALDRÉIS de aquí. Y los demás seréis ejecutados. Y si en cambio, os pillan... Pobrecitos mis asesinos... Moriréis ejecutados como malos y despistados asesinos. ¡Sin más dilación, quiero que entréis en el templo de oro, y toméis un móvil. La carcasa tiene una foto vuestra, así que teneis que tomar sólo el que os pertenezca. Ahí observaréis unas normas, que tenéis que cumplir. Si no las cumplís, simplemente moriréis también. ¿No es divertido? Upupu... Ahora mismo estoy ocupado, pero en 5 horas, a las 17:00, os quiero a todos en el gimnasio. ¡Habrá más noticias! Os amo, mis super duper pecadores.

Piedra helada, piel fría, múltiples y horribles escalofríos, caras de miedo, terror, incertidumbre, angustia, desesperación.

─ Entremos a por esos móviles. Alomejor podremos llamar a la policía, o algo así. ─ habló Yukimura, aunque tras esto, él seguía con su rostro sin expresión. Era extraño, pero nadie podía articular palabra, así que hicimos lo que la única voz que podía levantarse decía.

Todos entramos, menos Hayato y Mitsuki, la cual mandó a Dem Tagaki a por sus móviles.
Al agarrar el mío, en el cual había una foto mía como carcasa, lo abrí de inmediato y busqué el teléfono para marcar a la policía.

Sin señal.
No iba a ser tan fácil.

Abrí la única notificación que había de la app Whatskuma, era un mensaje de voz. El cual decía...

NORMA 1: No se podrán dañar las instalaciones a menos que sea con fines de asesinato.

NORMA 2: Queda prohibido el uso de la violencia física contra el director.

NORMA 3: El único modo de salir es asesinando a alguien, sin que nadie se percate de ello.
Se dejará una hora de investigación antes de un Juicio Escolar.

NORMA 4: Queda terminantemente prohibido la entrada de 3 a más personas juntas a una sala de cualquier edificio durante el período nocturno. 22:30h - 07:00h.

NORMA 5: Durante el período nocturno queda restringido el sueño en cualquier otro lugar que no sean habitaciones.

NORMA 6: Conviviréis unos con otros de forma indefinida.

NORMA 7: Las salas especializadas estarán cerradas con llave, y solo el poseedor de la sala podrá cerrar o abrir con la llave ésta misma.

NORMA 8: La destrucción de cualquier cámara de vigilancia se castiga con tortura hasta la muerte.

NORMA 9: Si Hayato Tsukino intenta decir algo a alguno de sus compañeros. Tanto él como el oyente serán castigados.

NORMA 10: Se irán a añadiendo normas según las complaciencias del director.

Aquí empieza todo.

22 de 22 estudiantes

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Votad y comentad libremente, si os ha gustado, si no.
Me he dejado la piel escribiéndolo, y estoy muy satisfecho.

Si encontráis fallos tanto de lógica y argumentacion, como de ortografía, NO DUDEIS EN DECIRLO.

Os quiero sinceros♡

En gacha life hice lo que pude, os quiero mucho.♡

Ade Vanderwild💛

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