𝟎𝟗. hope of it all
ּ۪ ⊹ chapter nine ── ❛ living for the
hope of it all, the hope of it all.❜
El Sol estaba justo en su punto medio. Augustine sentía la brisa correr por su cabello y cara, haciendo que su piel se erizara de inmediato. Aunque había empezado como un día soleado, mientras el día continuó el sol comenzó a esconderse, ya que las nubes lo cubrían con envidia. Formando oscuridad, avisando que una tormenta llegaría.
August observó a su mejor amiga, quien estaba en el agua con su bikini de rayas. Estaban en el muelle del Chateau listos para probar el dron.
Pope estaba en un rincón con la computadora del dron. Por otro lado, August, se comenzaba a desvestir, dejando ver el bikini blanco con pequeñas fresas decorándolo. Mientras cierto chico rubio la miraba hipnotizado.
La castaña se acercó al orilla del muelle para estirar su pie y tocar el agua, de inmediato lo sacó y lo volvió a poner en el suelo del muelle.
── ¡Vamos, Aug! ── exclamó Kiara viendo a la chica indecisa en la parte techada del muelle.
August estaba preparada para decir algo, pero al escuchar unos pasos acercarse, se dió vuelta. Encontrándose con John B. trotando directo hacia ella, para tomarla de las piernas como si de un saco de papas se tratara.
── ¡No! ¡John B.! ── gritó antes de que el chico saltara al agua con ella.
Augustine sintió el agua un poco fría mojarla por completo. Aunque para la castaña estuviera fría, aún era bastante refrescante. Rápidamente al soltarse de los brazos del castaño, se impulsó para llegar a la superficie, llevando su pelo hacia atrás.
── Maldito, Johnathan ── soltó August una vez que su amigo salió a la superficie, tirándole agua a la cara ── Me asustaste.
── Lo siento, pero te estabas tardando mucho y además estabas estorbando en el camino. Era necesario hacerlo ── explicó John B. llevando su mano a su cabello.
August rodó los ojos para luego mirar de mala manera a JJ, quién se reía apoyado en valla del muelle. Los tres pogues se hundieron en el agua y comenzaron a nadar en frente de la cámara del dron. John B. se acercó a este para comenzar según a lavarse los dientes con su dedo y luego mostrar ambas manos, mientras August y Kiara subían a la superficie en busca de aire.
── ¿Cómo controlaríamos los drones sin ti, hermano? ── August escuchó decir a JJ al salir a la superficie seguida de John B.
── Es un vehículo operado a distancia ── dijo el moreno mientras JJ se alejaba de él y la computadora para apoyarse nuevamente en la valla.
── Cállate. Es muy temprano ── soltó JJ haciendo que Pope se callara.
── Cuando tengamos el video del naufragio, lo llevaremos a un abogado y haremos un reclamo formal ── explicó el castaño mientras August se acercaba a la escalera, pero aún no salía.
── Que mentira tener que hacer eso ── se quejó JJ haciendo que Pope se levantara.
── Hay una ley de salvamento marítimo. No puedes ir al fondo del océano y recoger las cosas que quieras ── comentó el moreno antes de apoyarse en la valla, a un lado de JJ.
── Lo sé. Pero los abogados no son barato ── replicó JJ alejándose de la valla al ver como August comenzaba a subir las escaleras.
JJ se acercó a uno de los asientos del muelle y tomó la toalla de la chica para luego acercarse a ella con esta. Pasó la toalla por la espalda de August, enredándola en esta para que se secara, igual que un burrito.
── Gracias ── agradeció al rubio dejando un corto beso en su mejilla para luego apoyarse en la parte lateral del muelle, junto a JJ── ¿Cómo conseguiremos abogados? Nadie tiene dinero.
── En cuanto vean el video, trabajarán gratis. Luego les pagaremos ── explicó John B..
── ¿Cómo sabes todo eso? ── preguntó Kiara sorprendida por toda la información que su amigo retenía.
── Mi papá lo dijo un millón de veces ── dijo el castaño mientras la de cabello rizado nadaba a las escaleras.
── Está correa es muy larga. Con mal clima, está cosa se zarandearía ── explicó el moreno haciendo que August viera el cielo.
── ¿Marea floja? ── cuestionó Kiara sin terminar de subir las escaleras.
── Ahora debemos esperar el clima adecuado para ir. Y, hoy, no es ese día ── comentó Pope Heyward.
El cielo era confuso. Las nubes y el viento comenzaban a mezclarse, formando el inicio de una posible tormenta. August se removió de manera incómoda en su lugar, ganándose la atención de JJ. El rubio la abrazó para después dirigirse a ella como si los demás no estuvieran.
── Hoy te quedas conmigo ── ordenó JJ ganándose una sonrisa agradecida y cariñosa por parte de la chica.
── Tengo que trabajar ── explicó August al recordar sus responsabilidades, haciendo que aquella sonrisa desapareciera.
── Les diré que estás enferma ── replicó el ojiazul, dándole a entender a August que no podría escaparse de él aunque quisiera.
── Bien, tú ganas ── se dió por vencida la castaña, provocando una sonrisa de victoria por parte de Maybank.
August acompañaba a Pope y JJ a entregar pedidos en Figure Eight. Era una buena oportunidad de ganar altas propinas y no pensaba desperdiciarla.
La castaña con sus dos amigos solo escuchaba como el Señor Heyward los sermoneaba, lo que le parecía bastante gracioso, ya que ninguno de los tres había soltado una palabra protestando.
── Lleven estos comestibles a Figure Eight. Vuelve aquí cuando terminen ── ordenó Heyward tomando dos bolsas para dárselas a Pope, mientras August ordenaban las demás en la mesa del barco ──Nada de pescar. Prometí que lo entregaría esta tarde.
Augustine soltó un suspiro al ver como Pope llegaba con más entregas, sabiendo que les tomaría toda la tarde si no se apresuraban. Por otro lado, el rubio que traía unas gafas de sol, estiraba sus manos esperando que Heyward le diera más entregas.
── Los ricos no quieren esperarlos, vagos hijos de... ── se interrumpió a sí mismo al ver a JJ esperando por ambas bolsas, haciendo que el hombre se las diera ── JJ, gracias....hijos de puta.
La castaña soltó una pequeña risa mientras JJ dejaba las bolsas en la mesa.
Al terminar de cargar los pedidos, Pope se dirigió a la cabina con el ojiazul, haciendo que Augustine se despidiera de Heyward - quien le dedicó una sonrisa con dulzura - para luego ir a la cabina de igual manera.
El viaje a Figure Eight comenzó calmado. Pope era quien estaba a cargo del timón, mientras JJ y Augustine estaban a un lado. La castaña revisaba las fotos de su cámara y JJ jugaba con una navaja, con cuidado de no lastimarla.
── No parece que haya habido una tormenta allí ── comentó Pope con envidia, provocando que sus dos amigos miraran por la pequeña ventana a su lado.
── Es porque tienen generadores, hermano. Acostúmbrate ── replicó JJ volviendo su vista al cuchillo que estaba en sus manos ── Y dicen que en verano no habrá electricidad en el corte.
── Es lindo ser un Kook ── mencionó Pope antes de devolver su mirada al frente.
── Suertudos, para balancear Outerbanks. Los Kooks deberían tener problemas mentales y ser ricos, y los del corte deberían estar sanos pero pobres ── explicó August sin apartar su vista de su pequeña cámara, mientras ambos pogues coincidían con la castaña.
── Pero somos pobres y tenemos problemas mentales. Salimos perdiendo ── agregó JJ antes de asomarse a la pequeña pantalla de la cámara de August ── Esa me gusta. Quedó muy linda la puesta de sol y las nubes le dan un toque especial ── comentó JJ ganándose una sonrisa por parte de Aug y una mueca confusa por parte de Pope.
Ya habían repartido la mayoría de los pedidos, solo faltaban dos. El de los Bradley y Cameron.
Al llegar a uno de los muelles de Figure Eight, Pope detuvo el barco en este y JJ lo ató rápido para luego acercarse a la mesa. August y JJ dejarían un pedido dónde los Cameron y Pope dejaría el de los Bradley.
August Walker y JJ Maybank caminaban hacia la gran casa de los Cameron. Había una ligera brisa que hacía que el cabello de Augustine se moviera con suavidad. El rubio cargaba dos bolsas al igual que la castaña, solo que las de ella pesaban un poco menos.
── Luego de que entreguemos los últimos, John B. y Kie estarán en la playa surfeando. Apuesto a que soy mejor que tú ── comentó JJ caminando a un lado del muro de la casa.
── Domo las olas como domo mi trabajo. Soy mejor, hasta John B. lo dice ── replicó August ganándose una expresión ofendida por parte del rubio.
── No es cierto. Heriste mis sentimientos, Aug. Esperaba más de ti ── mencionó JJ provocando que August alzara los hombros.
Al llegar a la reja de la casa, August presionó el botón que estaba a un lado del pequeño alta voz. No tomó mucho tiempo para que se escuchara por el alta voz un: «¿quién es? » .
── ¡Hola! Venimos a dejar un pedido de Heywards sea food. Somos August y JJ ── dijo August animadamente, bajo la mirada de JJ quien no podía evitar sonreír.
De repente, la reja comenzó a abrirse y ambos pogues caminaron por el sendero de tierra hacia la casa. Una vez ahí la puerta de cristal se abrió dejando ver a Rose Cameron.
── August, JJ ── saludó Rose con una sonrisa pequeña, pero sin perder aquella clase que los Kooks poseían.
── Hola, trajimos su pedido ── explicó Aug sin borrar aquella sonrisa que quedaba en el corazón de cada persona que la viera.
── ¿Lo podrían dejar en la mesa de la cocina, por favor? ── preguntó la mujer haciendo que ambos chicos asintieran.
── Claro ── respondió JJ antes de entrar a la gran casa después de August.
Al llegar a la cocina los dos dejaron las bolsas bien situadas en la cocina para luego dirigirse a la salida, seguidos de Rose.
── Muchas gracias. Aquí tienen ── agradeció dejando en la mano de August dos billetes de cincuenta, confundiendo a la chica.
── Creo que se confundió. Son dos billetes de cincuenta ── comentó Augustine haciendo que JJ la mirara sorprendido rápidamente.
── Oh, no me equivoqué. Son cincuenta para cada uno ── replicó Rose ganándose dos sonrisas por parte de los pogues.
── Gracias. Que tenga un lindo día ── se despidió August para dar un giro con sus pies, retirándose de aquella gran casa junto al rubio.
Augustine y JJ se encontraban en un duelo, movían sus pies ágilmente, sentían aquella brisa en su cara generada por la velocidad en la que corrían hacia el muelle. Poseían cincuenta dólares en sus bolsillos, solo por entregar unos pedidos.
La castaña se sentía aliviada, ya que no tendría que trabajar arduamente para completar el pago de la renta. Estaba claro que el alquiler de las casas usualmente eran caras, pero para la sorpresa de muchos, en Outer Banks todo resultaba un poco más barato. Sumando el hecho de que la casa de August es bastante pequeña, pero siendo suficiente para ell y su padre.
JJ corría detrás de August mientras llegaban al puente del muelle con felicidad. Resultaba que para ambos, esa cantidad que para algunos era poca, para ellos era como un tesoro.
── Pope, ¡no vas a creer lo que nos acaba de pasar, hermano! ── exclamó JJ al ver el barco de Heywards y en este a Pope ── ¡Fueron los mejores cien dólares que nos ganamos!
── Todavía no puedo creer que nos dieran cien dólares ── comentó August con felicidad.
JJ subió al barco para después tenderle la mano a August para que subiera, como lo hacía usualmente. Pope se mantuvo callado y se limitó ir a la cabina para comenzar a avanzar.
Fue ahí cuando August se percató de que algo andaba mal. Tal vez era por la manera en la que acababan de ser ignorados, o por la cabizbaja del moreno y lo callado que estaba.
── Ni yo. Cuando digo que cuentes con nosotros para las entregas de comida, lo digo en serio ── mencionó JJ mientras August borraba su sonrisa para observar a Pope, con la intención de descifrar que pudo haber pasado.
── Pope, ¿te encuentras bien? ── preguntó August con aquella expresión preocupada, alertando a JJ, quien observó de inmediato la cara de su amigo.
── ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ── preguntó esta vez el rubio con confusión y preocupación mezclada, pero Pope no respondió.
JJ observó a detalle la cara de su amigo y se dió cuenta de aquella herida que estaba tallada en la sien de Pope.
── Oye, ¿qué te pasó en la cara? ── indagó JJ provocando que la mirada de Augustine vaya directo a la parte lateral de la cara de Pope.
El ojiazul llevó su mano a la gorra del moreno con intención de levantarla para ver mejor, pero solo logró ver la herida por unos segundos, ya que, Pope, aún con aquella furia bajó su gorra, tapando nuevamente la herida.
── ¡Dios mío! ¿Quién fue? ── interrogó Aug sin apartar su mirada triste y preocupada de su amigo.
── ¿Qué pasó? ── preguntó JJ luego de mirar a August de reojo.
── Rafe y Topper me atacaron. Dijeron que los pogues no fueran a su lado de la isla ── explicó intentando mantener la cordura, intentando no dejar que la tristeza que cargaba saliera a la luz
── ¿Qué vas a hacer? ── cuestionó Maybank haciendo que Pope lo mirara.
August se dirigió a un lado de la cabina para tomar su mochila y situarse al lado izquierdo de el moreno. Quitó su gorra después de preguntarle si le concedía el derecho de sanar aquella herida que solo causaba molestia y ardor.
Mientras Pope se dirigía al muelle de la casa de Topper Thornton, Augustine se limitaba a curar la herida mientras JJ, a su lado, la miraba con una pequeña sonrisa tierna. Claro que la situación no le agradaba, pero no podía evitar sonreír al ver aquel cabello café como el chocolate, esos ojos color miel que endulzaban su día, esa sonrisa tan brillante que podía iluminar hasta sus noches más oscuras y esos labios rosas que le encantaría probar.
Y mentiría si dijera que no tenía miedo, todos esos sentimientos que August le hacía sentir lo asustaba. Nunca se había sentido así, con nadie por lo que lo hacía sentirse frustrado. El no saber que hacer. El hecho de que ella tenía novio y él no era suficiente para ella lo mataba. Tal vez no por fuera, pero solo hacía que su corazón se quebrara al saber que ella era como un sueño. Un sueño que para él nunca se hará realidad.
JJ al volver de sus pensamientos se removió incómodo para luego alejarse de la chica. Aug dejó una curita en la parte lateral de la cara de Pope para luego sonreírle y ganarse una sonrisa devuelta.
Luego de aquella acción, la chica se acercó al ojiazul, sentándose a su lado. Golpeó con su brazo el brazo de su amigo, de forma amistosa, ganándose por completo su atención.
── ¿Estás bien? ── preguntó la Walker con cierta preocupación que hizo que JJ sintiera esa satisfacción de saber que había alguien que se preocupara por él. Ella.
── Lo estoy ── respondió el rubio provocando una sonrisa por parte de la chica.
De repente, ambos sintieron como el barco se detuvo y observaron cómo Pope Heyward salía de la cabina. August y JJ compartieron miradas para luego seguir a su amigo. Los tres pogues se encontraban observando la lancha del Kook. De Topper. El estómago de Augustine se revolvió de una forma muy peculiar, sabía que no era una buena idea. Sabía que esto terminaría muy mal. Para todos.
── Una Malibu, 24 - MXC 2020. La mejor lancha del mundo. Número uno en calidad, lujo y rendimiento ── explicó Pope mientras August lo miraba no muy convencida.
── Es la guerra, Pope. Nos atacaron, los atacamos ── respondió JJ para ponerse su bandana, escondiendo de debajo de los ojos para abajo. Mientras Pope se quitaba su camisa y gorra, el rubio tomó sus lentes y se los puso a August, quien solo lo miró divertida ── Hazlo.
Pope se lanzó al agua y comenzó a nadar de manera rápida. August con preocupación giró su cabeza para mirar a JJ, quien la volteó a ver enseguida que sintió aquella mirada.
── ¿Qué pasa, Augie? ── preguntó el rubio haciendo que Augustine soltara un suspiro.
── Creo que es una mala idea. Sabes que algo saldrá mal, somos pogues ── explicó la chica con preocupación mientras Pope se subía a la lancha y quitaba el tapón para volver a lanzarse al agua ── Esto podría terminar muy mal.
── No pasará nada, August. Todos estaremos bien. Además, se lo merecen ── respondió JJ tomando la escalera para situarla en la orilla del barco, para que Pope pudiera subir.
Augustine rodó los ojos tras ser ignorada y vió como Pope subía las escaleras. El moreno al tener la atención de sus dos amigos, alzó el tapón con una sonrisa. JJ de inmediato se quitó la bandana mientras August los lentes y con una sonrisa celebró.
── ¡Lo hiciste! ── exclamó JJ mientras Aug le entregaba los lentes ── Estoy tan orgulloso de ti. Mierda.
── ¿JJ? ¿Aug? No le digan a nadie ── pidió Pope exaltado por la adrenalina. Pues el chico nunca había echo algo que se considerara malo
solo cosas que hacía con su grupo, pero no hacía nada de este tipo individualmente.
── No, sí. Claro, amigo ── replicó el rubio asintiendo.
── Mis labios están sellados ── comentó Aug haciendo con sus manos como si cerrara su boca. Como si de un cierre se tratara.
── No, hablo en serio. Ni a Kie, ni a John B., ni a nadie ── agregó el moreno haciendo que JJ alzara las manos en son de paz.
── Si, somos una tumba. Dame eso ── pidió el ojiazul antes de quitarle el tapón a Pope y lanzarlo al agua, mientras August y Pope iban a la cabina ── ¡Bien! Salgamos de aquí.
── Vamos, John B. y Kie nos están esperando en la playa para surfear ── exclamó August mientras JJ corría a la cabina.
Los tres dejaron el barco en Heywards y se dirigieron con sus tablas a la playa. Fue una tarde hermosa para August.
Claro que no faltó aquella competencia entre ambos mejores amigos. Pero aunque JJ no lo quisiera, la manera en la que August domaba las olas era espectacular. Como si fueran una sola. Pues para la chica era su respiro de aire fresco. Le ayudaba para descargarse y alejarse de la mala y caótica vida que llevaba.
Aunque montar aquellas olas era algo efímero, ya que, no importaba cuánto tiempo estuviera en el mar. En algún momento siempre tendría que volver. Sin embargo, esta vez la noche acabó de una mejor manera. Los cinco pogues estaban relajados en el Chateau. Era notorio que surfear toda la tarde era agotador.
JJ y August estaban acostados en un lado de la hamaca, junto a Kiara, solo que esta estaba en frente de ambo. Por otro lado, John B. y Pope estaban recostados en unas sillas, a un lado.
August acariciaba el cabello del rubio, dando caricias suaves haciendo que JJ, quien apoyaba su cara en el cuello de la chica y abrazaba su abdomen con una mano, comenzaba a cerrar sus ojos poco a poco.
Augustine, en cuánto sintió la cara de su amigo en su cuello erizo su piel de manera involuntaria, pero solo decidió ignorarlo y apoyó su cabeza en la de su mejor amigo, ganándose una mirada burlona y tierna por parte de su mejor amiga.
── ¿Crees que está ahí afuera? ¿Qué no es mentira? ── preguntó Pope observando a su amigo con curiosidad.
── Mi padre así lo creía ── respondió John B. cerrando ambos ojos, provocando una sonrisa en August al recordar todas memorias que tenía con Big John.
Como el hombre la había recibido con los brazos abiertos y como le dió la bienvenida a su hogar. Tratándola como si fuera una hija más. Porque al final Big John no solo tenía un hijo, sino tres. John B., el mayor. JJ, el del medio. Y August, la menor. Su favorita, o al menos es lo que la chica decía. Era evidente que ambos no eran sus hijos de sangre. Pero Big John había logrado ser una muy buena figura paterna para los dos adolescentes, aunque no fuera su real padre, lo querían como uno.
── Pero, ¿tú? ── preguntó Pope nuevamente esperando una respuesta que viniera del parecer de su amigo, no del de su padre.
── Después de oír su voz en esa cinta, creo que si. Digo, tengo la esperanza de terminar lo que mi padre empezó ── explicó Routledge haciendo que Pope asintiera.
── Solo hay una forma de averiguarlo ── dijo el moreno antes de hacer el saludo que los pogues usualmente hacían con el castaño.
── Mira, vamos a encontrarlo. Hasta JJ y August creen ── mencionó Kiara causando que John B. mirara a August y JJ sorprendido.
── Cielos, Aug, JJ, ¿de verdad, creen? ── preguntó el de la bandana haciendo que JJ alzara un poco su cabeza adormilado.
── Totalmente. Espera ── replicó un poco dormido, con los ojos entrecerrados ── Espera un poco. ¿Hablamos de los cuatro millones?
── Son cuatrocientos millones ── corrigieron los tres pogues.
── Yo creo y eso que yo solo creo en Taylor Swift ── comentó Augustine ganándose una sonrisa por parte de el castaño.
── Yo soñaré con naufragios. Y de paso con el amor de mi vida ── dijo el rubio susurrando lo último, ganándose una mirada sorprendida por parte de August ── O sea, tú, princesa de las galletas ── agregó JJ acurrucándose nuevamente mientras August rodaba los ojos con una pequeña sonrisa ── ¡Buenas noches, Bird!
── ¡Buenas noches, Bird shit! ── replicó John B. haciendo que JJ alzara su brazo para mostrar el dedo del medio y luego volver a situarlo en la cintura de Aug, abrazándola.
Al día siguiente los cinco se dirigían al barco de Hayward. August aún seguía consternada por lo de ayer. Pensaba que todo acabaría en un aprieto y lo último que necesitaban ahora eran más contratiempos.
Augustine se encontraba en la cabina junto a JJ, quien se preocupaba del timón. Pope y Kie estaban afuera de la cabina, pero en frente de esta, charlando. Mientras que, por otro lado, John B. estaba en la parte de atrás del barco, solo observando el agua. Como si estuviera solo pero a la vez no. Solo esperaba completar aquella aventura que su padre no pudo.
August estaba sentada en el mueble q un lado del timón mientras JJ movía este, mirándola de reojo algunas veces.
Y es que era repetitivo la manera en la que el rubio luchaba con sus sentimientos y a la vez pensamientos. Era confuso, todo lo que él sentía por ella era confuso.Y el miedo que tenía solo lo hacía sentir peor.
── Bien, JJ. Quédate aquí ── ordenó John B. mirando hacía la cabina, haciendo que el rubio asintiera.
── ¡Copiado! ── exclamó JJ Maybank antes de comenzar a detener el barco ── La cruz marca el lugar.
── Bien. Es mi hora de trabajar ── comentó August bajándose del mueble bajo la mirada de JJ ── ¿Me prestas la sudadera que trajiste?Por favor.
── Claro, está en mi mochila ── respondió JJ, provocando que August le dedicara una sonrisa antes de acercarse a su mochila y sacar la sudadera, para luego ponérsela.
── Bien. Adiós, rubio ── se despidió después de mover el gorro del ojiazul de forma burlona.
── Adiós, princesa ── se despidió el chico, observando cómo la castaña se marchaba, con una sonrisa mientras mordía su labio inferior.
John B. sujetó el dron y se acercó a la orilla del barco junto a Pope, Kiara y August.
── Damas y caballeros. Por ser todo un Kook. Ojalá resulte ── comentó John B. bajando poco a poco al dron por la correa.
August y Kiara se ocuparían de la correa y del dron en si. Mientras, John B. se encontraba en frente de la mesa con Pope, observando la computadora que estaba encima de esta.
Kiara bajaba la correa con cuidado mientras August estaba preparada para anotar con una tiza blanca en la mano.
── Muy bien, JJ, estamos arriba ── comentó John B. observando la tableta mientras Pope se encargaba de manejar el dron con la computadora ── Diez segundos al noroeste.
── ¡Entendido! Diez segundos al noroeste. Aquí vamos ── repitió JJ siguiendo al pie de la letra la petición de su amigo.
── Treinta metros ── notificó Kiara al ver la cinta roja que rodeaba un punto exacto de la correa.
August y la morena compartieron miradas antes de que la castaña trazara una línea en la parte azul del borde del barco. Indicando a Kiara que siguiera bajando la correa con delicadeza.
De pronto, Pope soltó un sonido sorprendido. Ganándose la atención de JJ, John B. y Aug, quienes lo miraron preocupados.
── ¿Qué? ── preguntó John B. repitiendo su pregunta varias veces mientras se acercaba a su amigo con esperanza.
── No es nada ── respondió Pope apenado, ocasionando un sonido de decepción y enojo por parte de John B. ── Perdón, pensé...
── No me hagas eso, viejo ── pidió JJ antes de volver su vista al frente con frustración.
── Vamos, Pope ── soltó Augustine con desilusión antes de mirar el agua, nuevamente.
Cada quién volvió a su labor y un poco rato después. Pope, quien observaba la pantalla que solo mostraba peces nadando habló.
── Y procedo a citar a EL HOBBIT: ❝ Abajo, abajo, a la aldea goblin. Abajo, abajo, vas, chico mío ❞. ── citó el moreno ganándose una mirada confusa por parte del chico Routledge.
El clima cada vez empeoraba más y hacía que esos pensamientos que decían: « vamos a morir », no pararan de repetirse en la mente de Augustine. Llevaban tres marcas en la parte azul del borde del barco. O así era hasta que Kiara llegó a otra cinta roja.
── ¡Son ciento veinte metros! ── avisó la chica de cabello rizado, ocasionando que Aug marcara otra línea blanca ── La marea está cambiando.
John B. al escucharla miró rápidamente el aparato que se encontraba en sus manos. Percatándose de que se alejaban del punto rojo cada vez más.
── ¿Oye, JJ? Diez segundos. Al sur, sudeste, ¿sí? Diez segundos ── ordenó el castaño mientras JJ lo miraba por unos segundos.
── ¡Recibido! ── exclamó para hacer justo lo que John B. pidió que hiciera.
── JJ, veinte segundos a velocidad media, ¿sí? Sur. ── volvió a ordenar Routledge, causando que el rubio soltara un suspiro cansado.
── ¡Recibido! Vamos ── murmuró moviendo el timón con destreza, pues era el indicado de los cinco para esa tarea ── ¡Mantén la correa lejos de la hélice!
── ¡Lo intento! ── replicó Kiara frustrada. August al ver aquello, comenzó a ayudarla con cuidado de que la correa no se acercara a la hélice.
── John B., ¿está bien? ── preguntó el ojiazul haciendo que el castaño asintiera y coincidiera con el rubio.
── ¡Bien, doscientos trece metros! ── exclamó Kiara mientras August trazaba otra línea.
Los sonidos de una próxima tormenta se hacían presentes, August cerró por un momento sus ojos intentando no perder la cordura. Y la verdad, es que le avergonzaba mucho tener dieciséis años y aún temerle a las tormentas. Pero había una historia detrás, siempre las había.
Años atrás, cuando August solo tenía siete años, tuvo un desacuerdo con su padre. Pues al ser tan pequeña, deseaba hacer muchas cosas y algunas veces lograba sacar de quicio al hombre. Esa noche había una tormenta, esa noche fue la primera vez que Adam golpeó a su hija. Los ruidos que provenían de afuera mientras era maltratada por su padre.
No le tenía miedo por ser una tormenta. Le tenía miedo, porque siempre que había una, la terminaban llevando a esa noche.
El cielo se hacía cada vez más oscuro y todos veían las nubes con temor de que la tormenta llegara a ellos. JJ miró rápidamente a August con preocupación antes de llevar su mirada al timón nuevamente.
El oleaje se volvía agresivo, haciendo que el barco se moviera de manera brusca. August con temor se agarró del borde rápidamente tras perder el equilibrio. Estando tan cerca de caerse al agua. Kiara la miró con preocupación sin soltar de la correa para luego pedirle.
── Ve a la cabina, ayuda a JJ. No quiero que te caigas ── comentó Kiara Carrera haciendo que Augustine comenzará a negar de inmediato.
── No te dejaré sola. Tu también te puedes caer ── replicó la castaña mientras Kiara le quitaba la tiza.
── Estaré bien. Al parecer tengo más equilibrio que tú ── bromeó Kiara ganándose una mala mirada por parte de su amiga para seguir bajando la correa ── August, ve.
August entró a la cabina con una expresión triste, provocando que JJ la mirara enseguida. La chica se sentó en una de las sillas de la cabina y se mantuvo callada en esta.
── ¡Doscientos setenta y cuatro! ── exclamó Kiara sosteniendo la correa con firmeza.
── Nos daremos vuelta con la tormenta ── dijo Pope mirando al rubio con preocupación.
── ¡Ahora, doscientos ochenta! ── avisó Kiara mientras su cabello se movía agresivamente debido al viento.
── ¡Gira al norte, al noroeste! ¡Diez segundos, JJ! ── ordenó John B. para luego llevar su mirada a Pope ── Pope, ¿cómo estamos?
── Casi ahí ── respondió mirando expectante la pantalla del aparato.
── ¿Qué tienes, Augie? ── preguntó JJ con preocupación observando por unos segundos a la chica, quien alzó su cabeza para observarlo.
── John B., ¡hay demasiada corriente! ¡Lo perderemos! ── exclamó Kiara estresada mientras se aferraba a la correa.
── Es horrible sentirse inútil, que nadie te necesite para nada. Como si no fueras ayuda para algo, a lo mejor no soy suficiente ── dijo la chica viendo el suelo nuevamente, intentando que aquella máscara no se cayera y mostrara el cómo se sentía.
── ¡Sur, sudoeste, JJ! ¡Fuerte! ── ordenó John B. entre gritos, consiguiendo exactamente lo que ordenó ── Velocidad media. ¡Rumbo firme, JJ!
── ¡Copiado! ── exclamó antes de mover el timón con rapidez ── No sé de que hablas, August. Eres más que útil. Eres una pieza fundamental para cada uno de nosotros. Y si hay alguien que te necesita. Yo. Yo te necesito y me atrevo a decir que la palabra necesitar le queda corta.
── Siempre sabes que decir para hacerme sentir bien. Gracias, JJ. Yo también te necesito, tanto mi corazón como mi ser ── comentó August sin pensar sus palabras, sorprendiéndose de lo que acababa de soltar. Y no es que no lo sintiera, es que sabía que el sentido en el que lo dijo no era de mejores amigos.
── ¿Qué tienes, Pope? Vamos. ¿Qué ves? ── preguntó John B. con desesperación.
── Nada. Un montón de nada ── replicó el moreno frustrado.
── Deberías estar justo arriba, hermano ── explicó John B. observándolo preocupado. Realmente quería terminar lo que su padre alguna vez comenzó. Era lo único que deseaba.
── ¡A doscientos noventa y dos! ¡doscientos noventa y cinco! ¡doscientos noventa y ocho! ¡trescientos! ── exclamó la morena antes de que Pope al mirar la pantalla exclamara.
── ¡Estoy en el fondo! ── repitió Pope dos veces con emoción, logrando que su amigo mirara a la cabina para volver a ordenar.
── ¡Bien, JJ! Con firmeza. Un cuarto de velocidad ── ordenó viendo a la castaña.
── JJ, firmeza. Un cuarto de velocidad, por favor ── repitió August haciendo que JJ asintiera para luego volver a mover el timón.
De repente hubo silencio. Ahí estaba, el Royal Merchant. August se acercó a la mesa y observó por la pantalla aquel naufragio. Había escuchado diversas historias sobre este, pero por fin había obtenido la oportunidad de verlo.
── Es el Royal Merchant ── comentó John B. con muchas emociones mezcladas, mientras August solo lo veía con una sonrisa.
El dron comenzó a pasearse por todo el naufragio. Pero simplemente no estaba ahí. El oro no estaba. La felicidad se comenzaba a desvanecer, como si se tornara gris.
── No está ahí ── murmuró Pope Heyward con decepción. August, por el otro lado, miró a su mejor amigo con tristeza, enojada consigo misma para no poder evitar el sentir de su amigo.
── Mira, levanta el dron. Mierda ── soltó John B. caminando a la orilla de la parte de atrás del barco, para sentarse y colocarse la capucha.
── Pasemos de nuevo, recarguemos la batería. Volvamos a bajar ── aconsejó Pope mientras August se sentaba a un lado de John B. para tomar su brazo y apoyar su cabeza en el hombro de su mejor amigo.
── Ya pasamos tres veces. No hay nada. Hay que aceptarlo ── exclamó JJ con enojo.
── Cállate. Quizá el oro está enterrado. No lo sabemos ── exclamó Kiara intentando buscar un posible explicación, causando que John B. girara su cabeza para mirarla.
── Si estuviera ahí, lo habría encontrado el detector de metales. Alguien llegó primero. Ahora solo vámonos ── pidió el castaño antes de devolver su mirada al agua y apoyar su cabeza en la de su amiga.
Decepción tras decepción. Era un callejón sin una posible salida. Aquella felicidad fue tan pasajera. Y mataba la esperanza de August cada vez más. Esa esperanza de poder ser finalmente libre. Alejarse de su padre. Pero al parecer, eso sería imposible.
EDITADO: 10. 11. 24
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