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Un Ángel...

El fin de semana pasa entamente para algunos, de una manera tortuosa; mientras para otros es demasiado rápido e interesante.

La Mansión de la Señora Park, se mantiene en tristeza, agonía y seguridad. Digamos que así se mantiene porque es mi persona, quién da a entender cómo está mi mente en ese preciso instante.

Tengo demasiadas cosas en la cabeza, siento que en cualquier momento me va a estallar. La noche del Viernes y del sábado finalmente culminó. Han sido días tortuosos, he llegado a pensar tanto que mi cuerpo cobro factura.

Tengo ojeras por la falta de sueño, ojos hinchados de tanto llorar por la traición de el hombre con él que se supone duermo cada día, más mi discusión con Jungkook. El mundo me quedaba pequeño ante mis pensamientos. Dos días sin salir de casa y este va por el mismo camino.

Es Lunes, solo que no ha amanecido. Estamos en las primeras horas, quizás son las cuatro de la madrugada... o eso creo...porqué tan pronto he abierto los ojos, encuentro a alguien de  cabellera rubia admirandome con una sonrisa que me eriza todo el cuerpo. Así que sin poder evitarlo, me siento de golpe en la cama algo asustada.

Mi corazón late con fuerza, mi cabello desordenado cubre gran parte de mi rostro. Las manos me tiemblan y por mi mente no puede dejar de pasar varias escenas que solo provocan repugnancia y dudas en mi persona. Pero eso no es lo más impactante para mí, sino que por primera vez en estos largos cinco años; puedo comprobar lo dicho por todos. Él hombre en quién confiaba, me miraba cómo si fuera una presa perfecta.

— Buenos días, esposa mía...— sale de sus labios con una sonrisa que me hacía temblar y no precisamente de amor.

Tragué fuertemente, sin poder evitarlo apreté la sábana con mis manos, sin dejar de mirarle.

— ¿Qué haces aquí?— es lo único que sale de mis labios de manera estúpida.

El alzó una ceja ante pregunta.

— ¿Acaso no podía venir a mi propia casa?— cuestionó para acercarse más a mí — ¿O... Esperabas a alguien más?

Sentía mi pulso acelerarse.

N-No...— ahora entendía todo, esto no era amor, ni lástima, mucho menos obligación. Lo que siento es miedo... miedo a él... a esposo.

No importaba lo que yo dijera, él me miraba de una manera diabólica, sentía que el alma se me iba.

— ¿Dónde estuviste en estos días?— me preguntó de repente, me quedé muda, en blanco por pequeños instantes.

— En... casa...

Me miró fijamente, viendo mi mirada llena de terror. Y sin ni siquiera esperarlo, una risa acompañada de una bofetada se hizo escuchar, resonando en mi oído y ardiendo en mi piel.

— ¡MIENTES!— me gritó con tanta furia, mientras yo caía en la cama totalmente aturdida de semejante golpe. El corazón se me aceleró. — LLEGASTE A ALTAS HORAS DE LA NOCHE EL VIERNES Y NO QUIERO NI IMAGINAR QUE ERA POR VERTE CON ESE CERDO.— sus gritos me atormentaban. Las manos comenzaron a temblarme, mientras el cabello permanecía en mi cara, cubriendola.

Negué frenéticamente, con tanto miedo de lo que pudiera hacerme.

— Mírame y dime a los ojos que no te vistes con el cerdo de Jeon...— me pidió, más bien me ordenó porque inmediatamente me tomó de la cabeza para hacerme girar bruscamente y verle— ¡RESPONDE!— me grita con ira, tanto que partículas de su saliva caen en mis mejillas. Sin poder evitarlo cerré los ojos.

¿Porqué este miedo? Yo no tenía nada que perder, pero él sí...

Era momento de enfrentar a este patán. Yo era Lorena, Ana Lorena. La chica risueña y llena de valor. ¿Qué me pasaba con ese imbécil?

Respiré profundo, estaba cansada de sus humillaciones constantemente. Ya sea verbal o físicamente ante la intimidad. Pero lo que hizo superó los límites, me había golpeado. Y si lo dejaba una vez  entonces me golpearia constantemente, tal cómo mi padre biológico lo hacía con mi madre. No lo permitiría.

Agh... ¿Quieres saber la verdad?— cuestioné con la respiración agitada, mientras le miraba a los ojos y el sostenía mi cabeza desde arriba.

— Habla...— ordenó vociferando.

Asentí para pasar mi lengua por los labios, preparándome para lo que iba a decir. Podía ser mi fin, pero no aguantaría una humillación más, no sería él tan imbécil de hacerme algo más, ¿o sí?

Sonreí para dejar salir una risita, si este era mi final, entonces adelante destino. Me tenías en tus manos.

— ¡SÍ! ¡SI ESTUVE CON ESE CERDO Y ME HIZO SENTIR LO QUE EN ESTOS MISERABLES CINCO AÑOS, JAMÁS LOGRASTE HACERME SENTIR!— le grité, viendo cómo su rostro cambiaba por completo — MISERABLE — dije entre murmuros llenos de odio— ¡COBARDE!— grité sintiendo la primera lágrima caer de mis ojos— ¡POCA COSA!— fui la gota de derramó el vaso, su dolor, lo consumió, estaba ofendido. Y debía desquitarse con alguien; lastimosamente yo era ese alguien.

— ¡CÁLLATE!— Ordenó para halar mi cabellera con furia haciéndome caer de la cama.

Aaaaaaagh!— grité con dolor mientras era arrastrada por todo el suelo de la habitación, traté de quitar sus manos de mi cabello, pero era imposible.

Sentí la puerta abrirse, seguido de ello un fuerte estruendo que venía de afuera, estaba lloviendo al parecer.

— ¡VOY A ENSEÑARTE A RESPETAR A LOS MACHOS CÓMO YO!— gritó para sacarme de la habitación siendo arrastrada.

Mis sollozos se escucharon en todo el lugar.

Agh... ¡SUELTAME!— grité, pero no me dejaba tranquila, apretaba más su agarre.

¿Dónde estaba la empleada? Hoy debía venir, sé que era quizás de madrugada aún. Pero ella era mi única salvación, porque algo me decía que no iba a salir ilesa de aquí...

●●●

Jeon Jungkook...

Seguí manejando, necesitaba hablar con Ana Lorena. Llevaba días sin verla, sabía que estaba dolida tanto conmigo cómo con ese... patán de su esposo.

Pero por alguna extraña razón, sentía que debía sacarla de ahí. Incluso mamá me lo había pedido, quería que fuera a por ella y eso haría.

Sentí mi celular sonar, resoplando tomé la llamada. Siempre mirando hacia el frente, pero con una angustia que no podía sostener por mucho más tiempo en mi pecho.

— No estoy disponible — es lo primero que digo.

— No jodas, la actriz ya llegó — escuché al otro lado de la línea.

— Busquen otro actor, porque lamentablemente no estoy disponible para dar polla cuándo la mujer que amo posiblemente está en una posición difícil. —sin más colgué, más otra llamada se hizo presente.

No la iba a tomar, no me iban a joder.

Pero no dejaban de llamar, insistían demasiado.

— Qué mierda...— era un número desconocido— ¿Sí?

Un sollozo se escuchó al otro lado de la línea, dejándome alarmado.

— ¿Señor Jeon?— se escuchó la voz de una mujer— La Señora Ana Lorena...

●●●

Ana Lorena...

— ¡Hija de perra!—

— ¡AAAAAAAAAGH!— Sentí cómo cada escalón golpeaba mi cuerpo, rápidamente llevé mis manos a mi cabeza, con miedo de recibir un mal golpe, pero la velocidad de cómo todo mi ser rodaba por esas escaleras, era furiosa. Golpes en mi vientre, mis costillas... en mi rostro. Sentía que me moría de tanto dolor, sobre todo... cuándo recibí un fuerte golpe en mi espalda baja.

Sí, me había lanzado por las escaleras.

Llegué al suelo, sostuve mi vientre al recibir un fuerte dolor. Mis lágrimas no dejaban de deslizarse por mi mejillas, la sangre salía de mi nariz con veracidad.

Agh...— no tenía fuerza para levantarme.

Sentí cómo bajaba las escaleras, mi corazón acelerado, mi cuerpo tembloroso, me decían que debía levantarme. Pero sentí algo caliente en mi parte íntima, hasta llegar a mi entre pierna y mojarme.

Con delicadeza, debido al dolor, miré para mis muslos, viendo una gran mancha de sangre.

— ¿Te atreves a menospreciar y decirme poca cosa?— salió de sus labios mientras bajaba las escaleras...

No podía ser cierto...

Acaso yo...

No... no era posible.

El dolor se intensificaba cada vez más.

Agh... Mgh... ¡AYUDAAAAAAAA!— grité con dolor en mi alma, en todo mi ser.

Sentía que no iba a poder más...necesitaba ayuda... un ángel... tan solo un ángel que luchara por mí...

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Perdonen las faltas de ortografía y caligrafía!!! Los errores serán arreglados!!

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