MONDAY
—¿P-porqué... eso? —preguntó temblando y sonrojándose.
—Porque no pasará —se encogió de hombros —¿Dudas de tus habilidades? —cuestionó con un tono retador —. No pasa nada, se vale tener miedo.
—¡Yo no tengo miedo!
—Demuestra que no, entonces.
Taehyung lo observó con desconfianza, esa era la apuesta más absurda que le había propuesto. Anteriormente, mucho tiempo atrás, ambos apostaron lo mismo, a ver quién se ligaba primero a cierta chica. Si Tae ganaba, Jungkook tendría que ir en calzoncillos a la universidad. Por otro lado, si Jungkook ganaba, Tae tendría que darle un beso de lengua. Claramente ganó Jungkook, pero el beso jamás pasó, y Jungkook jamás le reclamó en absoluto, todo había quedado como una apuesta sin premio. Es por eso que pensó, que esta apuesta sería igual que esa y no tendría que hacer tal cosa.
¿Cómo diablos iba a hacer eso? Jungkook era su mejor amigo. Era inconcebible que algo íntimo pasará entre ambos. Pero y si...
Se imaginó en cuestión de segundos un escenario así, ¿quién sería el activo?, ¿dónde lo harían?, ¿cómo sería Jungkook en el sexo?
Muchas preguntas y ni una respuesta, sacudió su cabeza, de todas maneras no pasaría, justo como lo había dicho Jungkook segundos atrás.
Extendió su mano hacia Jungkook y este sonrió en grande.
—Trato hecho. ¿Cuando empezamos?
—Hoy lunes.
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Taehyung en cuanto tocaron la campana se dirigió a la cafetería buscando a la chica bonita de nombre desconocido, avanzó por entre los estudiantes hormonales, entre las chicas con las que una vez tuvo alguna aventura, y que al pasar hacían sonrisas coquetas, acomodaban su cabello y movían sus caderas en cuanto lo veían pasar.
La divisó en una banca ella sola, texteando en su celular y sonriendo. Parecía curioso, por qué esa risa le recordaba a alguien, era cómo si ya la conociera de antes.
—Hola —dijo saludando, ella apartó su vista del teléfono y lo observó con seriedad —¿Te molesta si te hago compañía?
—Si —dijo demaciado cortante —¿Porqué no vas a buscar a alguien más a quién conquistar? —dijo indiferente, con una mirada para nada amable —. Conmigo pierdes el tiempo, niño.
Taehyung se sentó frente a ella aunque era evidente el rechazo. No, él no iba a perder por nada del mundo.
—Eres nueva —ignoró lo antes dicho por ella —. Supongo que necesitas a alguien que te dé un recorrido por la universidad ¿No?, yo puedo ser tu guía —dijo con su característica sonrisa de caza, pero parecía no hacer efecto alguno —. Sin compromiso, no tienes que deberme absolutamente nada.
La chica tomó su mochila y tecleó de nuevo en su teléfono suspirando hacia el aparato.
—Está bien, pero como me toques un pelo te parto la cara, Kim.
—Oye, ¿cómo sabes mi nombre?, yo debería saber el tuyo.
Ella se levantó y seguido él quien le iba explicando cada salón, laboratorios, le mostró el teatro, los diferentes edificios. Era tan entretenido que la chica logró contagiarse de esa vibra, pudiendo quitar ese gesto de desagrado hacia el chico.
—Y por último, esta es la cancha de fútbol americano.
Se recostó en la maya, y la chica veía todo con normalidad, la observó más de lo debido, sabía que en alguna parte la había visto, pero no recordaba.
—¿Qué tanto me ves, Kim?
—Oh, no vayas a malinterpretar nada, es solo que me pareces conocida, ¿Nos habiamos visto antes?
—No lo creo, no podría haber visto a un idiota dos veces y no reconocerlo.
—¿Y eso? —preguntó con gracia, cruzándose de brazos.
—Es lo que eres por acostarte con cuanta chica se te pase por enfrente, eso querías conmigo ¿No?, los chismes y la fama de las personas viajan rápido en esta universidad.
—¿No? —sonó a pregunta, la pelinegra rodó los ojos —. Oye, acepta salir conmigo, ¿Si? Esta noche —la fémina rió con sus dientes perfectos y blanquitos, estaba seguro que su sonrisa la conocía.
—Jamás saldría contigo, Kim.
—Por favor, no te vas a arrepentir —ella negó.
—No, Kim. Bájate de tu ensoñación.
Escucharon la campana de cambio de clase, la chica se volteó hacia los edificios universitarios y empezó a caminar, siendo seguida obviamente por Tae..
—Tú te lo pierdes —comentó con disgusto
—Me quedaré con el arrepentimiento, creo que podré sobrevivir a él —dijo con una sonrisa tierna, ella era hermosa, mucho.
—¿Tienes novio, es eso?
—No, no tengo novio. Pero tengo un hermano que si sabe que estás tratando de conquistarme puede venir a golpearte.
—Auch ¿Aceptas ir por un helado?
—Que no, Kim, ¿nunca has sido rechazado, verdad?
—No, es un sentimiento nuevo.
—Me alegra ser la primera —dijo ella dando unas palmaditas en su espalda y alejándose de él.
—Mierda, ¿ahora que le digo a Jungkook? —chasqueó su lengua —. Como sea, no es como si en realidad fuéramos a coger.
Se dirigió a su siguiente clase, en el trayecto se topó con la chica linda, pero esta vez ella hacía como si no lo conocía. Se adentró al salón, e inmediatamente tomó lugar al lado de su mejor amigo, no dijo nada, solo se sentó y escondió su cabeza en sus brazos sobre el escritorio.
Jungkook y Tae estudiaban casi las misma carreras. Jungkook estudiaba ingeniería y Taehyung estudiaba otra rama de la ingeniería, ingeniería en sistemas le llamaban. Por lo que, la mayoría de las clases las tenían juntos, solo unas pocas tenían por aparte.
—Wow, casi no se nota que te rechazó de la peor manera.
—¿Tanto se nota?
—Un poquito —Tae hizo pequeños sonidos de lloriqueos y Jungkook se dedicó a pasar su mano por su espalda para consolarlo —. Tranquilo, ve hoy a casa, nos emborracharémos hasta caer.
Recordó entonces las condiciones de la apuesta y un escalofrío recorrió su columna, que va, su cuerpo entero
¿Encerio Jungkook lo había olvidado?, ¿O lo que le propuso en la mañana lo había dicho a broma?
—Mañana tenemos universidad.
—Igual podemos faltar un día, o no pasarnos de trago.
«Definitivamente lo dijo en broma», pensó
—Acepto.
Despegó su rostro y brazos de la madera en el momento que el profesor entraba. Así pasaron la clase entera hablando, poniendo atención aveces y escribiendo en sus laptops. Una ventaja muy grande de estar en esa universidad es que no se prohibía el uso de aparatos electrónicos, esque no necesitaban llevar muchos cuadernos, se les hacía más fácil escribir en la computadora y luego pasarlo en limpio y con más organización. La calle llegó a su fin, era la última que tenían antes de ir a casa.
—¿Te vas conmigo o llegas?
—Me voy contigo, pero antes pasemos por el supermercado.
—Concuerdo.
El trayecto fue silencioso, de vez en cuando compartían miradas. Por la misma razón Taehyung iba inmerso en las calles y no en la persona a su lado, se estaba arrepintiendo grandemente de haber aceptado emborracharse con él.
Al llegar, Kim fue el primero en bajarse del auto y entrar, mientras Jeon reía en silencio y lo seguía de cerca.
—Toma lo que quieras, veré unas cosas.
—Okey —contestó el castaño, agradecido de no estar a su lado mucho tiempo.
¿Cómo carajos iba a hacer cuando estuviera en su casa?, no tenía ni idea, pero evitarlo no era una opción. Llenó la mitad de un carrito con las cervezas, licores y frituras que a ambos le gustaban e inmediatamente se dirigió a caja. Cuando llegó, Jungkook pagó con su tarjeta, estaba esperándolo. Pero se extrañó que al verlo escondió en la bolsa de su suéter un papelito
—¿Compraste algo?
—Ajá
—¿Qué compraste?
—Nada importante
—Nada importante —repitió con una ceja alzada, Jungkook ya caminaba hacia el auto con el carrito —¿Se puede saber que es eso que no es importante?
—¿Porqué tanta curiosidad?
—¿Porqué tanto misterio? — contraatacó.
El pelinegro no dijo nada, solamente sonrió y se dirigió a la puerta del conductor después de meter todas las compras a la cajuela, seguido del castaño, ambos entraron al vehículo. Unos minutos más y al fin estaban en la casa del mayor, entre los dos bajaron las bolsas y se fueron directo a la habitación. Los zapatos de ambos fueron a parar a distintas partes de la habitación, quedando ambos nada más en calcetines. Acomodaron un par de frazadas en el suelo junto a unas almohadas alrededor como siempre lo hacían, y por último se sentaron uno frente al otro, sacando las chucherías de la bolsa de compras.
—Son muchas —observó Tae —¿Exageré?
—Para nada.
Jungkook retrocedió un poco, tomando el dobladillo de su suéter y jalando de él hacia arriba, Tae estaba por sufrir un infarto, pero controló sus nervios al ver que debajo de esa pieza había una camiseta blanca, una que se adhería muy bien a su cuerpo.
Jungkook aventó la pieza hacia la cama y se levantó.
—Iré a traer tazones y vasos, enciende el televisor —dijo antes de salir.
Si algo caracterizaba a Kim Taehyung, era su tremenda curiosidad y su sed por satisfacerla cuando la tenía. Pero el dicho de: "La curiosidad mató al gato", debería tenerla tatuada en su piel, porque nada bueno salía de eso.
Se puso de rodillas hacia la cama, tomando la prenda que se había quitado Jungkook y sacó el papelito que él había escondido. Llegó a pensar que seguramente era el número de alguna chica linda la cual encontró en la tienda, pero nada más resultó ser otra factura del supermercado. La desdobló y leyó casi sin interés, por mera curiosidad de ver qué había comprado que él no le quería decir. Palidecer, era muy poco para el estado en el que se encontraba.
—Eres demaciado curioso, hermosura.
—J…Jung... Kok ¿P-porqué compraste esas cosas? —si no le había dicho, sólo había una razón.
El azabache se acercó, con una sonrisa y una mirada muy diferente a las que siempre había visto en él. Retrocedió, chocando con el borde de la cama, estaba aterrado. Jungkook se agachó, separó las piernas del menor con una fuerza desconocida para él y lo atrajo a su cuerpo, haciendo que Tae quedara acostado en las sábanas y almohadas del piso.
—¿No creías que íbamos a emborracharnos de verdad, o si?
—N-no lo hagas, por favor.
Jungkook hizo caso omiso, atacando los labios de Tae sin siquiera avisar. El corazón del menor parecía salirse de su pecho, los labios de su amigo se movían sobre los suyos de una manera que jamás había sentido antes. Sus manos viajaron por instinto hacia el pecho de Jeon, y solo bastaron unos segundos de una guerra por apartarlo, para que él mismo se encontrara queriendo profundizar más aquél beso. Abrió su boca, permitiendo que la lengua de Jungkook entrara en el interior de ella, un gemido involuntario escapó de su garganta cuando sintió la pequeña esferita que adornaba casi la punta de la lengua de su amigo vagando por su boca.
Una de las manos de Jungkook empezaron a hacer un recorrido por su cuerpo, iniciando por la estrecha cintura que lo volvía loco, bajo hasta su pierna, acariciando la parte interna de ella. El beso terminó, y los labios de Jungkook recorrieron de la comisura de ellos hacia su cuello. Tae jadeaba, se sentía sucio, malditamente mal por estar correspondiendo a esa situación, no quería perder a su mejor amigo, pero tampoco quería parar.
La mano de Jungkook al fin llegó a su entrepierna, y este pudo sentir embelesado la erección que había provocado en el menor. Con una rapidez súbita desabrochó los pantalones de él y los quitó de un jalón. Cuando lo hizo pudo admirar la imagen, Tae tapó su rostro con sus manos; Por otro lado, Jungkook estaba sin poder respirar.
—Mierda, está es la cosa más sexy que he visto en mi puta vida.
Tenía a Tae acostado, con ambas piernas abiertas a sus costados, apenado y mejor aún con su ropa interior puesta. Claramente no le quedaba, por la diferencia de cuerpos era obvio que le quedará demaciado holgada, pero esto hizo que la punta del pene del menor se asomara entre la tela. Sin importarle ni un poco, tomó el borde de la prenda y la rasgó con sus manos, sorprendiendo a Tae. Los restos de que había sido su calzoncillo terminaron esparcidos a su alrededor, pero ya no le importaba nada, el asunto empezaba a ponerse bastante serio, y Kim entró en pánico. Los labios de Jungkook volvieron a juntarse a los suyos, alivianando un poco el malestar que sentía.
Al momento de hacer la apuesta había pensado en los roles de ambos en una posible relación sexual, ¿se había visto a sí mismo como el pasivo?, porsupuesto que si. Pero una cosa era pensarlo creyendo que eso iba a ser imposible, y otra muy diferente era estar sintiendo los dedos de Jungkook acariciar su ano a punto de entrar en él. Repentinamente Jungkook se separó, quedando de rodillas a él, teniendo una vista espectacular de las facciones enrojecidas del castaño. Jeon no pudo evitar sonreír cuando observó con más detalles la entrepierna del chico que lo traía loco. Tocó delicadamente con su mano libre la pelvis de él.
—¿Tuviste el detalle de prepararte para mí?, por qué esto confirma que no era el único que quería esto.
Jungkook con su propio labio preso en sus dientes ingresó un poco su dedo en la entrada de Tae, entrando y saliendo, provocando al menor curvar su espalda.
—N-no lo hice —respondió a penas en susurros al compás de un jadeo.
Jeon volvió a tocar la piel de su pelvis, en dónde debería haber vello pero era completamente suave, sin rastro alguno de él. Sin querer rozó su miembro con los dedos, sacándole un gemido.
—Eres más perfecto de lo que imaginé.
Tomó su miembro e inició con un vaivén lento mientras adentraba sus dedos cada vez más en su interior, lo último que quería era lastimarlo, quería que disfrutara plenamente de ese encuentro, envolverlo tanto y hacerlo adicto a él. Y lo estaba consiguiendo, los gestos del castaño se lo decían, la forma en la que tensó sus piernas cuando estuvo con sus dedos hasta adentro, la manera en la que hundió su cabeza en la almohada y sus manos se aferraban a una cuando empezó a moverlos buscando ese punto que lo haría delirar.
Un gemido agudo y alto le indicó arremeter una y otra vez ahí mismo. Así lo hizo, movía sus dedos de adentro hacia afuera con rapidez, mientras su mano jamás abandonó el vaivén de su mano en el miembro del castaño. Muchos más de sus gemidos se hicieron presentes, verlo desarmado en placer a causa suya tenía su pene chorreando. Sintió el falo del menor tensarse en su mano, entonces se detuvo, sacando sus dedos de su interior y soltándolo para ver su reacción.
Su respiración era agitada, en cualquier momento sentía que podía tener una crisis. Su entrecejo se frunció y abrió los ojos, solo para captar la imagen perfecta de Jungkook quitándose la camisa, dejando a la vista el maravilloso abdomen que ahora podría tocar. Jeon volvió a inclinarse sobre él, acercándose a sus labios, creía ser incapaz de aburrirse de ellos, incapaz de no robarle muchos besos en el futuro. Besó con cariño su rostro y se levantó para deshacerse de su últimas piezas, quedando completamente desnudo. Tae abrió los ojos con sorpresa y negó.
—Eso no va a caber en mí
—Cariño, luego de unos minutos estarás rasguñando mi espalda pidiéndome más.
Ayudó al menor con la camisa de él, tomó su cintura con ambas manos y las fue bajando poco a poco a sus caderas, al llegar a ellas elevó el cuerpo de Tae hacia él, por instinto el castaño enredó sus piernas en el torso de Jungkook y sus brazos en su cuello para no caer, escondiendo su rostro en su hombro, no era capaz de verlo.
—Mírame —Tae negó —. Mírame o no seré tan delicado —Taehyung salió de su escondite, y el azabache pudo ver las pequeñas lágrimas que caían de sus ojos —¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué lloras?
—Tengo miedo, no quiero perderte después de esto.
Jungkook avanzó hacia la cama, dejando el cuerpo de Tae con delicadeza y quedando sobre él, no podía evitar verlo con amor, uno que había estado escondiendo por tres largos años.
—¿Perderme?, hermosura, de cualquier forma me tienes a tus pies —estiró su mano hacia la almohada, y de abajo de ella sacó una botella mediana —. La curiosidad mató al gato, y tú moriste por un recibo por lubricante y condones... es tierno —Tae intentó taparse el rostro con un almohada, pero Jungkook lo impidió aventando la misma fuera de su alcance —¿Sabes que es más tierno y sexy?, que en ningún momento pensaste que podría ser para utilizarlo con alguien más, a penas lo viste te pusiste nervioso porque me viste utilizándolo contigo.
Mientras hablaba, vaciaba del lubricante en su dedos, guiándolos de nuevo al orificio del menor, aventurándose dentro de él una vez más, entrando y saliendo con mucha más facilidad.
—No es... cierto.
—¿A, no?, bueno... lo importante esque te tengo como quería y justo donde quería.
Empezó a mover sus dedos con rapidez, variando en la velocidad y movimientos, estirando su entrada a su gusto deleitándose con los gestos de él. Y mientras lo hacía, con su otra mano se colocaba el condón echando otra buena cantidad de lubricante en su miembro. Jungkook sacó sus dedos de su interior y volvió a tomar sus caderas para guiar su miembro hacia su entrada. Fue entrando poco a poco, Tae se aferraba a las muñecas de Jungkook que lo sostenían, el dolor no tenía comparación, dolía como el infierno, solo podía apretar sus labios y ojos ante la sensación.
Milagrosamente momentos después se detuvo, Jungkook salió y volvió a entrar con lentitud, repitiendo el proceso una y otra vez para acostumbrarlo a él. La estrechez de Kim era la gloria, aún cuando iba lento podía sentir aún más sus paredes cernirse en su miembro.
Pasaron unos cuantos minutos así, viéndose fijamente, mientras Jungkook entraba y salía de él.
—Jeon... ya basta, joder... ve más rápido.
Jungkook obedeció sonriente, empezó las embestidas más rápidas y certeras justo en ese punto que Jungkook había tocado con sus dedos y que le habían hecho temblar las piernas, ahora la sensación era mucho más placentera, y no podía evitar gemir de una manera que jamás lo había hecho. El dolor se fue al carajo, en él sólo quedaba el deseo ardiente de seguir y no parar. La misma sensación que casi lleva a terminar hace un momento volvió a atacar aún con más fuerza, sus manos seguían ancladas a las muñecas de Jungkook. No había querido abrir los ojos, y hubiera preferido no hacerlo, porque cuando lo hizo apareció la lujuria personificada, Jungkook se veía como un dios poseyendo su cuerpo, aún no sabía cómo es que no había caído antes ante los encantos de ese hombre.
Por su cuello, frente y aún más por su torso corría sudor y aún más el impulso le ganó, ese que le gritaba tocar su pecho. Levantó su torso, apoyándose en su codo y con su mano recorrió desde su hombro hasta el pecho, sintiendo el calor, la humedad y toda la excitación recorriendo su cuerpo. Lo sintió inclinarse hacia él, y las embestidas bajaron de velocidad.
—¿Te gusta tocar, eh? —su mano seguía sobre el pecho de Jungkook. Tae asintió —. Habla cariño, quiero escucharte.
—Si…
—¿Sí, qué?
—Sí, mierda. Me encanta tu cuerpo.
—Eso está mucho mejor —Jungkook invirtió las posiciones, quedando acostado en la cama y Kim encima suyo —. Anda cariño, muévete.
—N-no sé como —dijo con vergüenza sosteniéndose de su pecho.
Jeon con las manos en sus caderas empezó a marcar movimientos circulares.
—Yo te guío.
Tae se dejó hacer al movimiento, cerró sus ojos y se sostuvo del abdomen marcado de él para seguir los movimientos. Hasta que no fue suficiente. Aceleró los movimientos, y como siguiente acción empezó a subir y bajar él mismo.
—Oh, cariño… maldición, te mueves tan bien…
Guiado por el placer, aumentó cada vez más la velocidad, hasta que sus piernas no podían más, hasta que le costó respirar. Su cabello largo y castaño se adhería a su cuello, frente y hombros. Un par de movimientos de caderas y estocadas por parte de Jungkook gracias a la pronta liberación, y ambos habían llegado juntos a su orgasmo.
Jeon se levantó y abrazó su torso. siendo correspondido con una sonrisa nerviosa y mil sentimientos cargando en su interior. Jungkook salió de su interior, tocó su torso y pudo sentir su propio semen resbalar por el abdomen de él. Sus labios volvieron a encontrarse de manera más suave, volviendo a encender su cuerpo en fracción de un par de minutos.
¿Por qué se estaba sintiendo de esa manera?, tan… Bien.
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