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FRIDAY

—Así que… tú puedes besarte con una chica, ¿pero yo no puedo entablar una conversación con alguien? 

—Me importa una mierda que hables con él —contestó Kim, forcejeando para soltarse del agarre de Jungkook, pero era inútil —¡Suéltame!

—No quiero, bonito. Quiero que me expliques ese beso. 

—No tengo porqué explicártelo. 

—Entonces yo puedo llevar a ese chico lindo cuántas veces yo quiera a nuestro lugar. 

Taehyung dejó de insistir en hacer fuerza, aunque le parecía divertido que intentara pelear contra él, le había sentado extraño que de un momento a otro cambiara de actitud. 

—Por favor suéltame Jungkook, lo siento ¿Okay?, no debí hacer nada de esto. 

—No hermosura, ahora estamos aquí y te aguantas. 

Jungkook arrebató los lentes del rostro del menor y lo volteó con fuerza para besarlo, a sabiendas que era probable que Tae volviera a morder su labio o intentara resistirse a él. Pero nada de eso pasó, muy al contrario Taehyung se colgó a su cuello pegando su cuerpo al suyo. 

Lo necesitaba, necesitaba su toque, que lo hiciera suyo en ese mismo lugar si era posible. Él mismo profundizó el beso cada vez más, saboreando con su lengua la boca ajena. Jungkook gemía en sus labios. Las manos de Tae se soltaron de su cuello para arrastrarse por su pecho y abdomen, hasta llegar al cinturón de su pantalón. 

Costando un poco el proceso, logró desabrochar el botón, separó las solapas y bajó el pantalón hasta la mitad de sus piernas. Y con claras intenciones tocó su miembro por encima de la tela del boxer que aún lo cubría, sintiendo palpitar en su mano la rigidez de Jungkook. 

Bajó la tela aún sin despegar sus labios. Al hacerlo, pudo sentir el pene de Jungkook golpear su estómago. Tomó el falo en su mano, empezando a moverla y acariciando con su pulgar la húmeda punta deseosa por encajarse en su interior. 

El castaño se separó de él y bajó hasta el suelo hasta quedar de rodillas, movió su mano un par de veces, acercando sus labios al glande, apenas dejando un beso y sintiendo la humedad de sus fluidos en su boca. Separó sus labios suavemente, arrastrándolos, ingresando su miembro a su boca. Jungkook tomó su cabeza, acariciando su cabello castaño y enredando un mechón de él en su dedo, jalando de él hasta que su pene tocó el fondo de su garganta. 

Kim tomó su mano guiándola a su nuca, separó sus labios, solo para deleitarse viendo sus ojos puestos en él. 

—Guíame 

Fue lo único que dijo antes de pasar su lengua por toda la extensión de su miembro hasta volver a ingresarlo a su boca de forma menos suave que antes.

Taehyung podía sentir la suavidad de él, las venas marcadas que entraban y salían de su boca, su vista pañosa por sus lágrimas observaban a Jeon jadeando. Jungkook empezó un pequeño vaivén con sus caderas, perdiéndose en la sensación y la imagen de su pene siendo devorado por la perfecta boquita de Taehyung. 

A medida que entraba y salía de su boca notaba cada vez más el movimiento errático que avecinaba su orgasmo. Tae mismo sintió su pene hincharse dentro de sus pantalones, sus vellos se erizaron, más lágrimas cayeron y su garganta vibrando en un gemido de culminación provocó el orgasmo del pelinegro, terminando en la boca del menor, que tragó lo más que pudo con dificultad.

Jungkook retrocedió hasta chocar con la pared, su respiración era errática. Observó hacia Tae, quien está igual o peor que él, con sus labios entreabiertos y brillosos por su propia saliva, por su barbilla corría igualmente, además de la comisura de su labios se deslizaba su semen. Una imagen ardiente que hizo erguir nuevamente su polla, está vez para satisfacer al pequeño atrevido frente a él. 

Tomó sus brazos y lo alzó hacia arriba, importando poco atacó su boca en un beso desesperado, sintiendo su propio sabor. Ambos caminaron hacia una de las mesas, Jungkook se encargó de tirar al piso todo lo que se encontraba en ella para posicionar el cuerpo del menor encima. Los pantalones de ambos desaparecieron entre besos. 

Jungkook se maravilló al ver que Tae había terminado solamente por darle un oral, el mejor de su vida. 

Sin poder soportar más se clavó en su interior. Las embestidas iniciaron fuertes, rápidas y urgidas. Taehyung se agarró del borde de la mesa, la sensación de la verga de Jungkook jodiéndolo era lo mejor del mundo. Él tomaba sus piernas para hundirse más en él. Su interior empezó a tener deliciosas contracciones, finalizando con un largo gemido; aún así, Jungkook no se detuvo por los próximos minutos. 

Taehyung lloraba de placer, la sobre estimulación era demasiada para su cuerpo. Sin querer se hallaba arañando una de las manos que ahora sostenía su cintura. 

Su espalda no podía permanecer pegada a la plataforma de madera, mucho menos podía permanecer en silencio. De su boca salía el nombre de Jungkook en gemidos y gritos que soltaba cada vez que en reiteradas ocasiones tocaba su punto g. Momentos después pudo sentir su interior ser llenado por él. Jeon se quedó aún en su interior, recostado sobre él tratando de calmar sus respiraciones. 

—Vas a matarme Kim —dijo sobre su cuello. La risita de parte del castaño lo hizo sonreír —. Esto tenía que ser luego de hablar, te gusta hacer todo al revés ¿No? 

—Es mejor follar enojado…

El mayor rio sin decir nada a ese comentario. Ambos se vistieron y nuevamente quedaron uno frente al otro. Jungkook detalló con su pulgar el labio con laceraciones del menor, propias del momento ardiente que acababan de tener. 

Sus labios rojos lo rentaban siempre,  besarlos, morderlos y gastarlos. 

La mirada del castaño cayó avergonzada, ahora que el clímax había pasado se sentía pésimo. 

—Lo siento —se disculpó —. En serio lo siento…

—No tienes porqué disculparte —jungkook asintió a sus propias palabras —. No actuaste bien, pero se entiende el porqué. 

Le costaba tener que aceptarlo, pero era hora de hacerlo. 

—Jungkook… sentí celos, y mucho miedo al verte con ese chico. Yo… te quiero, no como un amigo, no puedo verte como uno. 

El silencio se propagó, igual que la sonrisa en el rostro de Jeon. Estrechó su cuerpo en el suyo, fundiendo sus cuerpos más allá que un contacto lascivo. Solo eran dos corazones latiendo frenéticamente, buscando adaptarse a los latidos del otro. 

—Yo he buscado las formas en las que entendieses que estoy perdidamente enamorado de tí. Desde hace tres años, Kim. 

Taehyung abrió sus ojos con sorpresa  

—Pero eso… es desde que nos conocimos —Jungkook asintió.

—Si, y siempre había fantaseado con tenerte para mí —Jungkook besó sus labios lentamente, mezclando más que su respiración, los sentimientos que desbordan por él. Se separó sutilmente, sintiendo el fantasma de sus labios todavía en los suyos —. Ahora que te tengo, no creas que tendré ojos para otra persona. 

Taehyung se escondió en su cuello con vergüenza, sentía despertar en su estómago y en su ser completo un sentimiento que lo hacía sonreír sin tener conciencia de ello.  

—Pero… ¿Y ese chico…?

—Es mi primo, Taehyung —soltó de repente, interrumpiendolo. 

—¿Qué? —se retiró de su cuello, quedando muy cerca de su rostro. 

—Jimin es mi primo. 

—Oh —dijo nada más. 

No sé esperaba algo así.  

—¿Es lo único que dirás? 

—Lo siento, creo que también le debo una disculpa a él. 

—Me temo que sí. He querido presentarte con él, pero tú…

Dejó las palabras en el aire, observando su rostro sonrojado. Muchas veces Jeon se había quedado embobado en las facciones de Taehyung, pero ni un día entero le bastaba para detallar la hermosura de ellas. 

Sus manchitas salpicadas en su rostro, que eran solo perceptibles estando a la distancia que él estaba; sus ojos avellanas, que bajo la luz del sol tenían un tono verdoso, y cuando hacía frío se hacían más oscuros, de un tono plomo; sus labios de un rojizo natural, perfectos; su cabello castaño, o así lo denominaba, aunque mechones rubios naturales se pintaran en su cabellera. 

Él era el ser más hermoso que jamás había visto. 

—No creo poder verle la cara después de creer que tenían algo —dijo preocupado. 

Jungkook seguía perdido en su belleza, reaccionando cuando sus ojos conectaron en los suyos. Casi con desespero, hizo aquella petición que moría por hacer desde hace mucho tiempo. 

—Kim Taehyung ¿Quieres ser mi novio? 

La pregunta sonó como un eco en la cabeza del susodicho, pronunció un débil “¿Qué?”, recibiendo como respuesta la misma pregunta de hace un instante. Los ojos de su hyung brillaban esperando su respuesta, anhelando que la respuesta fuera afirmativa. 

Tae percibió aquello irreal. No tenía ni una semana acostándose con Jungkook. Sin embargo, lo conocía muy bien; sus manías, sus gustos, podía saber lo que estaba pensando cuando se quedaba ido viendo hacia un punto inexistente, conocía su humor, conocía cada faceta de él. 

Aún así el temor se instaló él. 

—Jungkook, yo…

—Piénsalo —interrumpió apresurado, evitando escuchar una rotunda negación. 

Aunque le doliera, Jungkook podría comprender si la respuesta era un no. Taehyung tenía una fama de mujeriego en la universidad, y de estándar de chico ideal. Probablemente —pensaba Jungkook— que Kim tendría vergüenza que de un día a otro, revelara una relación con él, otro chico, su mejor amigo. 

No era exactamente que en ese tiempo hubieran críticas hacia las relaciones homosexuales, pero sus pensamientos iban más hacia lo que sentiría el castaño si acaso llegaban a haber dichas habladurías hacia ellos. Maldita sociedad. 

Taehyung negó. 

—No tengo nada que pensar —se colgó de su cuello, dando un beso de pico en sus labios —. Jeon Jungkook, me encantaría ser tu novio. Y no me importa lo que digan, si ese es tu miedo. 

—¿Cómo sabes?

—Sé con tu mirada lo que estás pensando. Para mí, Jeon Jungkook, eres un libro abierto. 

—Te quiero.

—Yo también te quiero. 

Luego de una sesión de besos, salieron del laboratorio. Por ahí sé rumoreó, que el salón del laboratorio había sido testigo de las hormonas de un chico con su novia, más nadie sospechó de la recién pareja que a escondidas se había formado. 

Eso no les impidió volver a hacerlo, una y otra vez. En la azotea, en los baños, en dónde los besos se volvieran calenturientos. 

Taehyung tuvo el agrado de conocer a Jimin, el primo de su novio. Era un chico demasiado agradable, divertido y buena compañía. 

Al salir de la universidad, con su cuerpo cansado debido a varias rondas de sexo. Ambos se dirigieron a casa del mayor. Jungkook condujo hacia una tienda, en dónde compraron lo necesario para una cena decente, y al llegar, ambos se pusieron manos a la obra a preparar todo e irse al cuarto de Jeon. 

Comieron encima de la alfombra, la que luego, tal vez unas dos horas después, era testigo de cómo Taehyung montaba a Jungkook. 

La noche, si fuera eterna, sería bendición para ambos amantes. 

—Eres hermoso —susurró en su oído. 

Loco por el movimiento de caderas que Tae había tomado encima de él. No había placer más grande que poseer su cuerpo, de decir que podía corromper el cuerpo de una figura angelical. Era su novio, al fin podría llamarlo suyo con todas las de la ley. Al fin podría tocar su cuerpo cuantas veces quisiera, besar sus labios cuando se le pasara por la mente hacerlo. 

Frenó los movimientos del menor, levantándose y haciendo que Tae lo siguiera hacia la cama. Lo recostó con suavidad, el cosquilleo de sus orgasmos desapareciendo, pero la excitación permaneciendo con tan solo ver sus desnudez. 

—Quiero probar algo nuevo contigo —Tae lo observó y asintió. 

Jungkook se dirigió a su armario sacando de él un bolsito no muy grande, lo puso a su lado. Lo abrió y sacó de él una tela sedosa de color rosa. 

—¿Qué es eso? 

—Ven

Tae se levantó, quedando sentado en su lugar. Jungkook rodeó su cabeza con la tela, privando al menor de la vista. Cada poro de la piel de Tae sintió la excitación. Jungkook guió su cuerpo un poco más hacia atrás, recostando su cuerpo nuevamente. El azabache tomó sus manos e hizo movimientos en ella, dejando una especie de pulsera grande. Alzó ambas extremidades hacia la cabecera de la cama, repitiendo el proceso en la otra mano cuando la cadena con muñequeras de cuero en los extremos pasó rodeando uno de los barrotes del respaldo de la cama. 

Taehyung se hallaba respirando con fuerza tratando de no gemir ante él mínimo toque. Pronto, sintió movimientos más bruscos en el colchón. Arqueó un poco su espalda cuando sintió un abundante líquido caer por su entrepierna, líquido el cuál Jungkook se encargó de extenderlo en todo su falo y en su entrada. Con mucha dificultad, Taehyung trató de no cerrar sus piernas pero le era casi imposible, por lo que Jungkook impedía que lo hiciera. 

Finalmente volteó el bolso en el colchón, sacando todos los objetos dentro. 

Aún no podía procesar como es que por un impulso había comprado tales cosas para usarlas con él, aunque también era su primera vez haciendo algo así, le hacía sentir inseguro no hacerlo bien. 

Agarró las pinzas entrelazadas entre sí, llevándolas hacia los pezones de Taehyung. 

—Quédate tranquilo ¿Okey?. Si algo no te gusta dímelo, cariño. 

—E…está bien. 

Se agachó a lamer y chupar los pezones erectos, los mordió apenas un poco. Tae no sé limitaba en hacer sonidos de satisfacción. Luego de prepararlos, colocó las pinzas en los botoncitos del castaño, haciendo su cuerpo contraerse en dolor. Sin embargo, se dejó hacer. Jungkook tomó el siguiente objeto, sonriendo excitado. Su pene estaba por estallar de solo ver a Kim a su disposición sin poder hacer nada. 

Kim separó más las piernas al sentir algo acercarse a su entrada. Con un largo gemido recibió el miembro de Jungkook en su interior, entraba y salía de él, pero no sentía su calor ni su peso, solo movimientos rápidos y a veces circulares. Pronto ya no le importaba nada. La uñas se clavaban en la palma de sus manos, y la lengua de Jungkook se encargó de lamer sus pezones a pesar de tener las pinzas en ellos. Sintió su boca descender por su cuerpo, extrañándose de como podía llegar hasta ese lugar. Entonces reaccionó, no era Jungkook quien estaba follándolo.

La lengua de Jeon pasó sobre su glande, chupando con fuerza y moviendo lo que sea que había en su interior con mucha más rapidez. Sus piernas temblaban involuntariamente, las pequeñas contracciones en su vientre se hicieron presente. Las plantas de sus pies se arrastraron por las sábanas y su cabeza se hundió más en la almohada. Era demasiado. 

Gritó el nombre de su Jungkook  cuando el orgasmo azotó su cuerpo, el mejor de su vida hasta ahora, porque ahora ya no le sorprendería si es que llegaba a tener orgasmos más intensos con él. 

—Eres perfecto, mi amor —halagó el mayor. 

Subió besando desde su pecho hasta subir por enmedio de sus clavículas, recorriendo su manzana de Adán hasta su boca, robándole el aliento. 

La respiración agitada y jadeante de Taehyung no era fácil de calmar, las pinzas en sus pezones se movieron, provocando un tirón involuntario en su pene.

Jungkook se acomodó entre sus piernas, centrando su miembro en dónde antes se hundió el vibrador mientras su boca degustaba a su chico. Entró de una sola estocada, Tae sintió sus mejillas arder y abrió su boca de más buscando la forma de calmar el incendio en su interior. 

Sus muñecas ardían de tanto jalar, la venda se sentía húmeda de sus propias lágrimas. Podía decir, que todo se sentía el doble de intenso al no poder ver lo que su novio hacía con su cuerpo, escuchaba sus propios gemidos, los jadeos y gruñidos de Jungkook, la pelvis de su novio chocando contra su intimidad. Podía sentir y escuchar cosas que no lo hacía cuando podía ver lo que pasaba, como por ejemplo el siseo nuevo que había empezado Jungkook; podía sentir su pene rebotar sobre su vientre, los tirones de él cada vez mas insistentes.

Las uñas del pelinegro se clavaban en el hueso de su cadera. Nuevamente tiró de la cadena que ataba sus manos cuando él escalofrío antes del orgasmo se sintió en cada fibra de su cuerpo con intensidad. 

Siquiera pudo emitir sonido, nada más su boca abierta y su cuerpo temblando mientras seguía siendo follado por él. Los gemidos ahora eran quejidos por la sobre estimulación. 

Solo unos minutos más, en los que las embestidas subieron de intensidad, bastaron para que Jungkook terminara en su interior pronunciando su nombre. 

Se inclinó hacia él, escondiendo su rostro en su cuello, calmando a la fuerza su respiración. 

Guió sus manos a las esposas de metal y cuero que ataban las manos de Tae y las soltó. Inmediatamente lo hizo el castaño las aventó para aferrarse a la espalda de su novio y profundizar un beso apasionado, uno que fue maravillosamente correspondido. 

—Quiero más —pronunció sobre sus labios, Jungkook subió su mano hacia la venda, pero Tae lo detuvo —. No, no la quites. 

—¿Qué voy a hacer contigo, bebé? —preguntó con diversión al ver lo insaciable del menor. 

¿Pero podía reclamar cuando él mismo lo ató y vendó? 

—Follarme y no dejarme dormir en toda la noche. 

—Sus deseos son órdenes, mi amor. 

Dijo eso último para clavarse nuevamente en su interior. Disfrutando sentir las piernas del menor ceñirse a su cadera. 







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