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Capítulo dos: martes.

Los martes estaban bien, o al menos ya no tenían la incoherente carga emocional de los lunes. Soojin no despertaba de buen humor pero tampoco se sentía miserable de abrir los ojos.

A demás tenía la ventaja de que esos días no debía ir a la universidad, al menos no por este semestre, y su jornada laboral no empezaba tan temprano así que dormía algunas horas extras.

Aunque en las últimas semanas encontró una desventaja en el día martes. Y es que al no tomar el bus a la misma hora de siempre, no viajaba con su vecina. Ah, era lo único que disfrutaba de los lunes y los días donde iba a cursar. ¿Cómo algo tan simple como viajar con Soyeon podía ser tan significativo?

—Soosoo, sal de tu burbuja. —Miyeon la golpeó suavemente en el brazo con una servilleta. —Acaban de llegar clientes y yo ya me hice cargo de la mesa cinco.

Soojin parpadeo, lo malo/bueno de los martes es que la clientela en el café era escasa y por eso no necesitaban tanto personal, solo eran Miyeon y ella a demás de Kihyun, quién se encargaba de preparar los pedidos.

—Ve, acaban de ocupar la mesa ocho. —Miyeon habló algo apresurada esta vez.

Soojin no llegó a decir nada, cuando se dio cuenta su compañera había tomado una bandeja con varios cafés en ella y algunos postres. Se dirigió a una mesa que estaba originalmente diseñada para cuatro personas, pero la habían ocupado seis. Eran personas de sus edad, viendo la hora Soojin asumió que acaban de salir de sus clases.

Restándole importancia fue hasta la mesa que Miyeon le había indicado.

Una chica de cabello rubio la esperaba, estaba sola revisando el menú que ya tenían sobre todas las mesas.

—Hey. —Soojin la saludó con una auténtica sonrisa, estaba feliz de verla. —¿Qué haces aquí?

Soyeon se encogió de hombros, sonriendo también. Soojin percibió cierta timidez por la menor, lo cual le causó cierta ternura.

—Me dijiste que trabajabas aquí la semana pasada. —Tan pronto terminó de hablar se sintió aún más tímida, y nerviosa a demás. —¿Hice mal? Si te molesta puedo...

—¡No, no! —Soojin la interrumpió tan pronto entendió a donde se dirigía Soyeon con sus palabras. —No me molesta, me alegra que hayas venido.

Soyeon volvió a sonreír, su sonrisa era tan grande y brillante que parecía derretir cada centímetro del corazón de Soojin.

—Me alegra que hayas venido. —Se animó la mayor a decir, demasiado conmovida por su sonrisa como para preocuparse por su ligera pena ni por el novio de Soyeon.

—A mi igual.

Por un momento, solo fueron ellas mirándose en complicidad mientras sonreían. Era como si en aquella cafetería no existiera nadie más que ellas dos, como si el tiempo se hubiera detenido y ellas pudieran apreciarse mutuamente sin ninguna preocupación.

Tristemente, no era así.

Soojin se vio obligada a interrumpir el momento. Riendo con timidez y torpeza arrastró a Soyeon de nuevo a la realidad con ella.

—Creo que deberías ordenar.

—Si, tienes razón. —Soyeon sonrió. Le dio un vago vistazo al menú antes de dejarlo sobre la mesa, ya sabía que quería de todos modos, no tenía que considerarlo tanto. —Dos cafés. Uno mediano, con un poco de azúcar, y el que quieras.

Los ojos de Soojin se ampliaron, mostrándose sorprendida.

Si era honesta, Soyeon también estaba sorprendida. Ella era demasiado tímida a veces y no solía dar el primer paso, pero había algo en Soojin que le hacía animarse. Era como si su instinto le dijera que Soojin lo valía, que su timidez no debía interponerse entre ellas.

—¿Me dejas preguntarle a mi compañera? Si ella me cubre, te acepto el café. —Soojin sonrió, esta vez se trataba más de una sonrisa coqueta.

—Tómate tu tiempo. —Respondió Soyeon, deseando que sus mejillas no se hubiera ruborizado.

Soojin abandonó la mesa donde estaba Soyeon, siendo su corazón latir tan rápido por el nerviosismo y la emoción que ella misma se asustó por lo que estaba sintiendo. ¿Cuándo había sido la última vez que se había alterado así por algo tan....? Ella ni siquiera se atrevía a considerarlo insignificante, porque si la hacía sentir tanto, era cualquier cosa menos insignificante.

—¿Puedes cubrirme? —Le preguntó a Miyeon a penas llegó.

—¿Claro? —Respondió la castaña, entre confundida y asustada. —¿Pasó algo? Tú eres demasiado responsable, sueles cubrirme a mi siempre, debe ser grave.

—Ella me invitó un café. —Dijo volviendo su mirada a Soyeon. La rubia estaba entretenida con su celular, o al menos eso parecía.

Miyeon siguió la mirada de su amiga, no tardando en encontrar a la bajita de cabello corto.

—Es linda. —Dijo tan pronto la vio. —¿Pero no estabas interesada en la tal Soyeon?

Soojin la miró de vuelta sin preocuparse por suavizar su mirada de reproche e indignación. Fue tal, que Miyeon se removió incómoda aunque no sabía realmente a que se debía la dureza de sus ojos.

—¿Qué?

—Ella es Soyeon, tonta.

Los labios de Miyeon se abrieron en "o". ¿Cómo podía ser tan tonta? Aunque en su defensa, Soojin había mencionado que Soyeon se estaba acercando a ella de una forma muy amistosa y que la rubia tenía novio. Sobretodo eso, Soojin no dejaba de mencionar que no tenía posibilidades con Soyeon porque ella ya tenía a alguien.

—¿Vino hasta tu trabajo a invitarte un café? —Preguntó incrédula.

—¿Sí...? —Soojin arqueó una ceja, no entendiendo por qué su amiga parecía más emocionada que ella al respecto.

—¡Esa es mi chica! —Miyeon chilló, antes de abrazarla con fuerza. —Ya la tienes a tus pies.

Soojin puso los ojos en blanco. Volvió a la vista a Soyeon, quien la miraba curiosa con una pequeña sonrisa.

—¡No me abraces! —Se quejó, separándose de su amiga.

—Vamos a ser claras. —Dijo Miyeon después de hacerle caso a su amiga y apartarse. —Si vas a tener a alguien, esa persona primero debe saber que tienes una amiga/compañera de trabajo que es muy cariñosa contigo y que eso no va a cambiar así te cases y tengas hijos. —Su tono era demasiado serio para tratarse de ella. —Ahora que todo está claro, ve por tu chica.

Antes de que Soojin pudiera decir algo, Miyeon se despidió dándole un fugaz beso en la mejilla. Soojin la observó atendiendo otra mesa con una media sonrisa; su mejor amiga era todo un caso. Ella no podía besarla porque se avergonzaba y se ponía histérica, pero cuando Miyeon quería mimarla a ella ni Dios podía negarse.

Fue hasta la cocina para ir por los cafés, también tomó dos muffins de chocolate aunque Soyeon no lo hubiera pedido.

Quince minutos después se encontraba sirviendo todo en la mesa.

—El muffin lo invitó yo. —Se adelantó a aclarar Soojin para evitar cualquier malentendido.

—Gracias. —Susurró Soyeon mientras la mayor dejaba el café con el aperitivo dulce de su lado.

Soojin se acomodó, tomando asiento enfrente de ella, ya una vez que todo estuvo servido. Le dio una sutil mirada a Miyeon, aunque había más clientes que en la mañana no eran suficientes para saturar a su amiga de trabajo.

Soyeon siguió su mirada, por más sutil y casual que fuera, no debía ser muy lista ni muy observadora para notar que la mayor no la estaba mirando a ella.

—¿Ella es tu amiga? —Preguntó Soyeon.

—Sí. —Respondió Soojin tan pronto volvió la vista a ella. —La conozco de aquí, el trabajo.

Soyeon asintió. —Supuse que serían amigas por cómo se tratan, tú tiendes a ser algo arisca con las personas.

Soojin sintió sus mejillas ruborizarse. A veces olvidaba que Soyeon le prestaba a ella la misma atención que le daba, la bajita la conocía bastante bien pese a que llevaran relativamente poco tiempo hablando.

—No eres mi madre, no puedes regañarme. 

—¡No lo estoy haciendo! —Soyeon rió enternecida. Era extraño ver a Soojin avergonzada, era bastante adorable a sus ojos. —Solo es una observación. No quiero imaginar que le esperaría a un simple conocido si intentara besarte.

Soojin se río, sintiéndose más relajada esta vez.

Las personas solían confundirse cuando se trataba de ella, su expresión tendía a ser seria e inexpresiva y era cierto, casi no toleraba a las personas y mucho menos cuando intentaban ser afectivos con ellos.

Pero en el fondo era muy cariñosa, era de personalidad tranquila aunque explosiva. Había sido demasiado herida en el pasado, y ahora lo pensaba dos veces antes de darle el paso a una persona.

—¿Que hay de tu novio? —Preguntó Soojin sin demasiada emoción, era una típica pregunta por educación más que nada.

—Terminé con él. —Respondió con simpleza.

Soojin agradeció a cualquier fuerza superior existente que justo le estaba dando un sorbo al café, porque de este modo era más sencillo disimular la emoción que sintió por las palabras de la menor.

—¿Cómo estás? —Preguntó torpemente. No sabía mucho sobre la relación de Soyeon y su ahora ex, así que no sabía que tanto le afectaba a la menor.

Soyeon se encogió de hombros.

—¿Bien? Tengo que ser sincera, no estaba muy comprometida con él... A demás, siempre me gustaron más las mujeres.

Soojin rió y Soyeon la siguió al instante.

—Supongo que las bisexuales estamos condenadas a sentirnos más atraídas por las mujeres. —Acotó Soojin, a lo que Soyeon estuvo de acuerdo.

Continuaron charlando en lo que bebían si café, no estuvieron juntas más que unos cuarenta minutos, ya que Soojin debía retomar su trabajo y Soyeon debía volver a su casa de todos modos. Pero aún así, esos cuarenta minutos fueron más que suficientes para que Soojin sintiera que este había sido el mejor martes en mucho tiempo.

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