SUNDAY (𝓘𝓷𝓽𝓻𝓸)
Él, Jeon Jungkook, el chico casi perfecto; atento, cuidadoso, ingenuo, carismático y muy sexy. Tantas cualidades ¿Qué defecto podría tener alguien así? En realidad, muchos, pero ninguno tan importante. O bueno, sí había uno, solo uno:
Le gustaban las chicas. Una chica.
Jungkook era bisexual y así como estaba para él, también concentraba su atención en una linda mujer: Han SoHee, compañera de trabajo de ambos. Y no lo culpaba, la chica se hacía desear, si no fuera un completo homosexual obsesionado con la testosterona y lo que esta le brindaba, probablemente se vería interesado en ella.
Pero no, sus ojos solo se fijaban en quien no paraba de hablar de esta.
—Así que... ¿Estoy sentado justo donde SoHee se sentó y te mando al carajo? —El azabache asintió abultando sus labios, obligándolo a concentrarse por unos segundos en el piercing doble que se movió junto al puchero—. Eres un hijo de puta, podías por lo menos haberte sentado en otro lado antes de que llegara —Se arrastró por la silla de dos piezas hasta la esquina de la mesa, chocando con la pared de la cafetería en donde se encontraban.
Era bonita, de ambiente hogareño y melodías cálidas pero ligeras; muy romántica. No le sorprendía que Jungkook la hubiera traído ahí.
—¿Qué tiene de malo? Solo es una silla Tae, además, ¿siquiera escuchaste lo otro que te dije? —El ceño fruncido en vez de hacerlo verse enojado, le acentuaba la particular ternura que poseía.
Había escuchado, a medias, pero lo hizo, la otra parte de la conversación se la perdió cuando su cabeza decidió concentrarse en la belleza de este.
Suspiró recostando uno de sus brazos en la mesa.
—SoHee... le interesa alguien más... rechazo... Ayuda —Manoteó observando como el pálido esperaba que continuara. Aún le faltaba algo y trataba de recordar qué.
Jungkook le habló de que la chica no se vio interesada en su propuesta de salir ese día porque tenía o quería a alguien más, lo llamó porque no sabía a quien más recurrir y necesitaba ayuda. Eso era lo que recordaba, pero ¿Ayuda de qué? O, mejor dicho, de quien.
Su boca se abrió en sorpresa al entenderlo.
—Oh, no, Jungkook, no —Negó con cabeza y brazos. No podía estarle hablando en serio.
Ya le bastaba con saber que quería estar con alguien más para ahora tener que empujarlo a hacerlo. Si bien ya no era tan insoportable como antes y podía actuar con naturalidad, seguía doliéndole.
Por uno segundos solo se pudo oír la canción que ambientaba el lugar.
Era rítmica y la letra se le hacía curiosa al retratar como los amantes se amaban y... cogían todos los días de las semanas. Una perfecta distracción para la tensión que empezaba a abrumar el ambiente.
—Taehyung eres mi mejor amigo —el pálido rompió el silencio. Lo era, desde hace cuatro años, luego de conocerse en una de las miles de sesiones fotográficas.
Pero su amistad no era la más convencional o conservadora de todas.
—Con el que folląs cuando se te da la gana —le recordó. Estaban a nada de llegar a un año con sus encuentros sexuales, culpa de otra sesión... homoerótica. No es que antes no se tuvieran ganas, siempre había sido así, pero ese día el fotógrafo, sin querer, les dio la excusa perfecta—. Si bien no tenemos, ni queremos tener, nada, no significa que no sea incómodo.
Todo estuvo bien al comienzo, era perfecto. Hasta que se descubrió deseando al contrario más allá de su cuerpo y de las salidas amistosas a cine o restaurantes. Sin darse cuenta, empezó a necesitar a Jungkook en todas sus versiones, momentos, contextos. Todo lo que representaba a Jeon lo quería.
—Bien, sí, sé que lo es. Pero eres el único al que le confió estas cosas —En ese momento odiaba que fuera cierto.
Estaba demasiado enamorado y le quemaba saber que el contrario llevaba obsesionado con la fémina desde hacía un mes. Sin duda le empezaba a coger un rencor injustificado, pero no podía evitarlo, no quería que se quedara con quien su corazón reclamaba como suyo.
—Supongamos que te ayudo, ¿Qué ganaré a cambio? —se cruzó de brazos apoyándose en el borde de la madera.
—¿Qué? —el cuerpo de este se enderezó y lo observó confundido. No pudo evitar sonreír, amaba verlo tratar de procesar sus palabras.
—Piénsalo, si te ayudo y logras estar con ella, yo perderé un buen polvo —con el azabache nunca tenía pelos en la lengua, era muy directo y si bien no le admitiría que no quería perderlo, si podría aclarar que no le apetecía quedarse sin probar su cuerpo—. Sería un disparo en el pie —Se recargó en el blando espaldar de la silla, encogiéndose de hombros.
Lo vio arrugar su expresión, seguramente pensando en lo que le decía y en las posibles variables, ventajas y desventajas, como siempre hacia cada que tomaba una decisión. Suspiró luego de unos cuantos segundos.
—Está bien, te daré lo que quieras —Repitió su acción, con la diferencia de que dejo uno de sus brazos recargados en el borde del espaldar—. Propone.
Nuevamente la canción abrazo el silencio.
Mordiéndose una sonrisa, sopeso una buena propuesta. Jungkook se estaba tomando muy en serio el conquistarla. Debía pensar en algo, pues se encontraba igual de dispuesto a que no pasara, pero para eso tendría que conseguir para él la atención que le daba a SoHee.
Se negaba a perder a Jeon y si antes le bastaba el poquito que le brindaba de su persona, ahora quería ser egoísta y tomarlo todo para él.
Quería enamorar a Jungkook.
Para su suerte, la canción llegó como anillo al dedo: siete días, siete posiciones diferentes. Demostrar su profunda devoción toda la semana sonaba como el plan perfecto.
—Solo siete días. No me prestaré para este juego por más tiempo —no lo soportaría más días tampoco—. Igual, si después de una semana insistiéndole no te ha dado ni una señal, es caso perdido.
Y lo mismo aplicaría para él. Claro que, conseguiría que ese no fuera el caso.
Este asintió quedo.
—A cambio —Continúo, formando una amplia sonrisa—. Harás lo que yo quiera por cada día que fracases.
—Estás demente —Jungkook jadeó, desviando su rostro a un lado. Su lengua se pasó por esa apetecible joya con la que le encantaba jugar. ¡Carajo!, ¡es que el chico era sencillamente irresistible!—. Estoy seguro de que con eso no te refieres a nada sano.
Y tenía razón, pero no del todo, mucho de lo que pediría iba más allá. Era una especie de camuflaje, muy excitante, para sus reales intenciones.
—El placer es muy sano —Se justificó, acomodándose para tomar la mano que se apoyaba en la mesa y apretarla entre la suya—. Tómalo como una despedida de nuestros encuentros para cuando logres captar su atención. Todo dependerá de cuantos días te tome hacerlo.
Al principio se vio indeciso, parecía tomarse su tiempo en tomar una decisión, Taehyung incluso estuvo a punto de creer que lo rechazaría, hasta que lo vio negar divertido.
—Trato —Acomodo sus palmas de modo que se juntaran como forma de cerrar la promesa.
Le fue imposible no acariciarle el dorso y apresarla para evitar que se soltaran.
—Empezaremos hoy mismo —alzó una ceja coqueto.
—¡Pero estamos en pleno domingo! Y ya me rechazo... —Lo último lo balbuceó como quien no quiere la cosa.
Lo sabía, y no lo decía en serio, solo buscaba una excusa para divertirse con el chico y hacerlo olvidar el mal sabor en la boca del rechazo. Le agradecía a SoHee que lo hubiera hecho, pero ¿acaso estaba loca?, ¿Quién en su sano juicio rechazaría a Jeon Jungkook?
—Perfecto, ya tienes tu primer reto —rió bajito ante la cara indignada del contrario.
—No es justo.
Ignorando su queja se levantó de su asiento e, inclinándose por encima de la mesa, llevó sus labios al borde de la tersa piel de la oreja impropia, aprovechando el acercamiento para acariciarla un poco con sus belfos mientras hablaba.
—Quiero que me beses —Jadeó bajo al sentir temblar al menor.
Siempre tan receptivos al otro, ¿Cómo era posible que Jungkook no lo notara?
—¿Aquí? —La voz, ahora un par de tonos más bajos, lo volvió loco, haciéndolo entrelazar sus dígitos. Ansioso por lo que estaba proponiendo, se levantó trayendo consigo a este.
—En los baños. Ahora —Y sin más lo arrastró al interior en dirección al lugar pedido.
La cafetería parecía ser de renombre, por lo que no sintió asco de golpear a su azabache contra la pared y devorar cada centímetro de su deliciosa boca.
No les importo que el pedido, que Jungkook hizo antes de que llegara, estuviera a punto de ser entregado o que existiera la posibilidad de ser descubiertos. En ese momento lo que más les apetecía era seguir degustando el sabor del otro, jugar con sus astutas lenguas y atrapar entre sus dientes esas apetitosas almohadillas de carne.
Por los cielos, se sentía tan adicto a Jungkook, era alguna especie de droga; el cómo se dejaba tocar y tocaba, sus melodiosos jadeos y como sus labios encajaban a la perfección. Era tan afortunado de haberlo conocido y tenerlo para sí, tanto que necesitaba demostrarle cuanto lo necesita, que estaban hechos para estar juntos, que su amor era incluso más grande que el mismo océano.
Jungkook sería suyo y se encargaría de amarlo tal cual el chico lo merecía.
Para aquellos que,
siendo amigos, entregaron
su corazón esperando ser correspondidos.
Gracias por su apoyo, a quienes siguen aquí, dios, es por ustedes que vuelvo a esta app pendeja 😭💖
Por favor, si este contenido, los roles o el shipp, no es de tu agrado, ignora está historia, no la denuncies, sigue con tu vida sin afectar a nadie.
En fin, espero disfruten la lectura... De nuevo :( 💕
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Espero les guste la historia 🤍
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