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NES

Taehyung también se sorprendió un poco al verlo con la chaqueta cerrada en su totalidad y con el ramo fúnebre en su posesión. Ni siquiera recordaba donde lo había dejado.

¿De donde lo volvió a sacar?

Jungkook, en cambio, se aclaró la garganta e inició con lo primero que se le ocurrió, pues su cabeza decidió saltar de dilema en dilema y le hizo olvidar que tenía que preparar algo, tal cual Tae le había pedido.

—Han SoHee, sé que estos días he empezado con el pie izquierdo, pero quiero que sepas que mis intenciones contigo son honestas y me gustaría que me dieras la oportunidad de salir y conocernos mejor —Le extendió las rosas que el moreno habían dejado tirado en el piso, sintiéndose ridículo al su mirada solo querer viajar en dirección a su mejor amigo para que esté le diera el visto bueno.

Se obligó a no despegarla de SoHee.

—¿De verdad estás apoyándolo en esto? —Gruñó la chica observando a Taehyung como si estuviera ofendida.

Él solo se encogió de hombros, pero sus nervios empezaron a aflorar luego de que vio un difuminado puchero en el pequeño.

—Jungkook, admito que la forma en que me invitas es... Particular y ¿única?— titubeó, incómoda, agrandándole el abultamiento de labios. Taehyung deseó sacarla a rastras de ahí—. Pero ya te he dicho varias veces que no me encuentro interesada.

Jungkook solo asintió, con la expresión intacta y la mirada gacha.

Ay, no, algo le decía que esta vez sí había metido la pata y no sabía cómo remediarlo.

—Es muy lindo de tu parte y agradezco el gesto y que te esfuerces por hacer estas cosas, pero no puedo aceptar —Le sonrió, acomodándose un mechón de cabello, a pesar de que no la miraba, dándose la vuelta en su dirección y cruzándose de brazos con expresión seria—. Taehyung, tenemos una sesión, esa era la noticia, la agencia lo organizó para mañana.

Mierda. No. No a él.

—Oh... iré en un rato —asintió esperando que no se notara lo mucho que le desagradó la idea.

¡¿Por qué la empresa le hacía eso?! De tantas modelos, ¿Por qué ella?

—Nos vemos —Se despidió retirándose, para su suerte, a zancadas del lugar.

Girando con la velocidad como para romperse el cuello, observó a Jungkook; este seguía con la cabeza gacha y su espalda se agitaba de forma poco usual, lo que lo hizo entrar en pánico y apresurarse a llegar a él. Sería acaso que estaba...

—Koo... —Intento levantarle el rostro, siéndole imposible al este poner resistencia.

—Y-ya, ¿Ya se fue?

Taehyung le asintió, pidiendo que le dejara verse; estaba preocupado por sentir que había herido el orgullo del más joven o, peor aún, sus sentimientos.

Estuvo a punto de arrodillarse a pedirle perdón, cuando sus oídos se vieron aturdidos por la estridente carcajada.

Jungkook llevaba aguantandola desde que detalló la expresión de la chica queriendo escapar de ahí.

—¡Eres un tonto! —golpeó juguetón el hombro de Taehyung sin dejar de reír—. ¡Esto es ridículo hasta para nosotros!

La queja sin molestia le devolvió el alma al cuerpo al moreno y le ocasionó una risa baja que camuflaba mal los nervios acumulados. El ramo fúnebre cayó en su rostro, arañándolo y callandolo por el impacto, pero no intentó siquiera quejarse. De alguna manera se lo había buscado.

Luego de unos segundos se permitió acompañar el humor de Jungkook. Debía hablar con SoHee para que no expandiera rumores, no obstante, el chico no parecía nada afectado y eso ya era un peso menos.

—Tal vez, pero ¿viste su expresión? —Le mencionó al recordar que esta se veía nerviosa pero no enojada.

Una buena señal, pues estaban ahí sin permiso, así que si hubiera hecho un escándalo se encontrarían en problemas.

—Sí, nos vio con deseos de meternos en un manicomio.

Y era cierto, pero su ánimo se había subido gracias al contrario y quería juguetear un poco con respecto al tema.

—¡Oh, por favor!, ¡No seas mentiroso! —Palmeó uno de sus muslos—. ¡Estoy seguro de que le gusto!, ¿Cómo no gustarle que un chico extremadamente hermoso esté pidiéndole salir subido en un ataúd de utilería?

Claro que no era así, la chica poco más y se desmayaba de vergüenza, lo sabían y eso les robó más carcajadas.

—Y con flores de funeral —Le señaló donde ahora las mencionadas se encontraban tiradas.

Iba a tomarlas, pero Jungkook, aún risueño, le extendió los brazos como niño pequeño, pidiéndole en silencio que le ayudara a bajar, derritiéndole el corazón.

Por supuesto, no se negó a su petición.

El menor no dudó en tomar su cuello y dejarse alzar hasta dar con el piso. Tampoco se molestó en soltarlo después.

Su ansiedad le gritaba distancia; muchas personas por los pasillos que podían entrar, mucha intimidad, demasiados sentimientos encontrados. Era Jeon quien no lo soltaba, el mismo que trataba de no ser tan evidente cuando de la empresa se trataba. Le sonreía con mirada destellante, como si estuvieran descubriendo algo en él, una belleza particular y absorvente que le obliga a no apartarle la mirada.

Se sentía tan contrariado como gustoso, ¿Y si su plan empezaba a tener éxito?

—¿Me esperas a que salga? No creo que dure más de una hora —preguntó de repente, buscando distraerse con otro tema, no resultandole cuando Jungkook concentro su atención en sus labios. Esas interacciones no eran sanas para su corazón.

Pero, retomando el tema, por lo que le dijo SoHee, tendría que acordar los horarios, saber para qué empresa eran las fotografías y conocer las ideas que tenían.

Lo común era que durará hora y media, así que era una cantidad aceptable para ambos chicos.

—Me encantaría, pero tengo un par de cosas por resolver de mis propias sesiones —Sin que fuera consciente, el labio de Taehyung se abultó, y Jungkook lo sabía por qué conocía bastante bien cuando el mayor lo hacía con la intención de manipular y cuando salía completamente natural.

Harto de sentirse evitado por este, se apresuró a tomarlo de la nuca y empujarlo a sus labios, chocándolos. Al separarse se apresuró a continuar antes de ser confrontado por el que en ese momento tenía las mejillas rojas y la boca entreabierta.

—Pero, puedes ir a mi apartamento, vemos alguna película, pedimos un domicilio y cobras tu premio a costa de mi sufrimiento —Taehyung aún seguía mudo, cosa que le hizo girar los ojos divertidos.

Solo había sido un piquito que le dio cansado del tire y afloje, sin embargo, ahora que estaba atónito, ¿Por qué no aprovecharse y besarlo más allá de algo casto?

Taehyung jadeó en el momento que sus labios se rozaron, tomándolo de la cintura aún aturdido y torpe, costándole un par de segundos seguir el ritmo y permitirse entregarle ese sabroso choque que se daban casi a diario. Justo en ese instante agradecía la ropa corta; la chaqueta también lo era, por lo que haberla cerrada no sirvió en nada para impedir que lograra tomar su piel sin necesidad de levantar la tela.

El pálido se apresuró a desabotonarla, en espera a que Taehyung pudiera acariciarlo con más libertad.

Y por supuesto que este lo aprovechó. Con el pecho, ahora libre, trepó sus manos justo ahí, sin apretar, sin masajear, nada, solo tocando. Sentía que si movía más allá sus dígitos, terminaría perdiendo el control y tomaría el cuerpo de Jungkook, algo que no podían permitirse si valoraban su trabajo y carrera artística.

Se separó luego de tragarse un gemido por parte de este y que tratara de deshacerse de su peluda chaqueta. No, de verdad debía velar por el dinero que le daba de comer todos los meses.

—Nos vemos ahí —Piqueteó sus labios y huyó a tropezones, pidiéndole a su cuerpo que no le hiciera una mala jugada al levantar lo que debía estar durmiendo.

¡Por favor! ¡No era un adolescente!

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