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END💕


Sus piernas le pidieron correr, pero la mala experiencia del viernes le decía que no era una buena idea. Por suerte, SoHee lo había citado por la zona cercana al departamento del moreno, solo era cuestión de paciencia para llegar.

Con cada paso daba sus pensamientos se alejaban de su presente, por más que intento mantenerlos consigo, estos ya estaban con Taehyung, a veces en recuerdos, a veces en posibles sucesos futuros.

¿Cómo pudo creer que solo era sexo? Tantos años de juegos tontos, salidas, burlas. Meses de besos compartidos, de sabanas enredadas, jugueteos descarados. Taehyung nunca fue el mejor amigo que pensó tener; siempre fue su cómplice, su compañía, su mayor lugar seguro ¿Cómo era posible que no lo notará antes?

Ahora solo podía imaginar las posibilidades que tenía con Taehyung, los besos que aún no se daban, las experiencias que les faltaban, el futuro que tal vez podrían compartir. Su cabeza era un lío de pensamientos, yendo y viniendo; aunque eso no evitaba que cuidara su andar.

Paró unos segundos cuando dio con una humilde floristería; era hermosa a pesar de ser pequeña, sin embargo, no fue eso lo que llamó su atención, sino un pequeño ramo que se exhibía junto a otros más grandes y detallados que parecían opacarlo, pero que para Jungkook, ese pequeño escondido podía ser el mayor descubrimiento de detalle que podría regalarle al mayor.

Le encantaría, estaba seguro.

Sin perder más tiempo, se apresuró a tomarlo, pagar su valor y seguir su camino. Un par de cuadras más y llegaría a su destino.

Su corazón latía cada vez más fuerte al acercarse al edificio donde se alojaba el rubio. Estaba nervioso, ¿Taehyung aún dormiría? Apenas llegaban a ser las nueve de la mañana del domingo. Si estaba despierto sería un milagro.

Tragó grueso una vez ingreso a este, subiendo por el ascensor y dando pasos lentos por el pasillo cuando lo dejo en el piso indicado. Sus pies no tardaron en dejarlo en frente de la puerta.

Había anhelado tanto ese momento que me resultaba incomprensible estar dudando de si debía timbrar. No, nada de dudas, tenía que hacerlo, no podía esperar que todo se arreglara por obra divina.

Sin más remedio, timbró, escondiendo el ramo detrás de su espalda mientras se recordaba que podía hacerlo. Amaba a Taehyung y se lo demostraría.

—Llegaste —La voz ronca del dueño de sus pensamientos lo sacó de ellos. 

Seguía en su pijama, con unos pantalones de chándal grises, una camisa blanca algo arrugada y sus cabellos completamente desordenados. Fue suficiente con ver su mirada brillante y su sonrisa de labios cerrados, para reafirmar su fortaleza y tomar las riendas de la situación.

—Te dije que lo haría.

Sin previo aviso, se lanzó a sus labios, provocando un jadeo de asombro en el mayor y haciendo que, por instinto, este enredara los brazos alrededor de su cuello.

Al borde de la impaciencia, Jungkook los empujó a ambos para obligarse a ingresar y sus manos se enredaron en la pequeña cintura del contrario en un pedido mudo de hacer que se apoyara contra la puerta que, por el peso de ambos, se cerró de golpe.

—Te ves hermoso —Pronunció sin separarse de su boca, adorando el jadeo del contrario que permanecía con sus ojos cerrados.

—Estoy en pijama, tonto —Taehyung le sonrió incrédulo de sus palabras. Apenas y había alcanzado a lavar sus dientes.

El azabache ajustó su agarre, delineando con uno de los pulgares sus curvas y consiguiendo que sus piernas temblaran un poco ante la acción.

En sus meses de sexo y su semana de romance, Jungkook poco actuaba así, era un poco de mandante algunas veces, testarudo en otras, pero casi nunca de esta forma. Por un instante, se sintió frágil entre sus brazos, tan delicado y débil que si las manos de Jungkook lo soltaban, se derrumbaría en un instante.

—¿Y eso qué? Sigues viéndote muy hermoso —volvió a besarlo, estirando con sus dientes su labio inferior, encantado con sacarle jadeos al mayor.

Taehyung solo se dejó hacer, con sus ojos cerrados, disfrutando la sensación; en ese momento lo único que le importaba era tener a Jungkook con él.

—lamento la tardanza.

El comentario le hizo obsérvalo, notando en su mirada una inusual angustia, como si tratara de disculparse más allá de haber llegado tarde, porque, si se eran sinceros, ¿a qué hora pretendía llegar entonces?, ¿a las seis?

—No estabas obligado a venir por mí —afirmó una vez comprendió lo que quería decir.

Y era verdad, así él se muriera por dentro, Jungkook no tenía responsabilidad de llegar y corresponder sus sentimientos.

—Lo sé...—dejando un pequeño beso en su mejilla, se separó extendiéndole el ramo que para su suerte no se vio afectado por sus bruscos movimientos— Te traje esto.

Al verlo, el semblante de Taehyung pareció iluminarse, tomándolo con cuidado y detallándolo con tanto esmero que Jungkook tuvo que retener sus saltos de felicidad por haber acertado en su regalo.

—Girasoles —tocó sus pétalos uno a uno, apreciando el amarillo llamativo que poseían.

—Tus favoritos —se meneó inconscientemente, trayendo consigo el habitual Jungkook. Le fue imposible al rubio no reírse bajo con la acción—. Me contaste que te encantaban cuando salimos a cenar una noche y los viste en la decoración de mesa. Casi te lo robas.

—No pensé que recordaras eso —confesó recordando ese día.

En serio trató de arrancar, aunque sea uno, del lindo decorado, pero estaban tan bien sujetos que termino lastimándole las hojas sin resultado y desistió para no arruinarlos por completo.

—Imposible no hacerlo, tus ojos brillaron demasiado —Sus dedos rozaron el puño de Taehyung que sostenía el ramo, concentrado su atención ahí y no en la mirada profunda que este le dedicaba—. Sin darme cuenta se volvió una obsesión ver que tus ojos se iluminaran así.

—Jungkook.

Su mención lo hizo observarlo, a la espera de algún reclamo a sus palabras, pues sabia que no eran muy lógicas, considerando lo que Taehyung se había empujado a hacer para llamar su atención. Sin embargo, nada de eso llegó, solo se quedó atento para que continuara.

Así que eso hizo.

—Tal vez fui un tonto al no notar lo claro que era todo. Estaba tan cómodo contigo. Con nosotros. Que no me detuve a mirar nada más.

—Y también estabas demasiado atento en SoHee —Alzó una ceja, interrumpiéndolo. Jungkook no pudo evitar agachar su cabeza, sintiéndose como un verdadero idiota al saber que tenía razón.

—Lo siento. No sé ni por qué, soy un ciego —no lo notó, pero sus labios se abultaron en un tierno gesto que dejo al mayor encantado.

—Lo eres —Se burló un poco solo para conseguir que el puchero se hiciera más pronunciado.

Adoraba ver cuando actuaba dulce, incluso si esa no era su intención.

—Pero, eso no importa ahora.

Sacudiendo su cabeza, le sonrió volviendo a acortar la distancia, esta vez siendo él quien tomaba por el cuello al rubio mientras este lo abrazaba de las caderas.

—¿Qué importa entonces? —Lo estrechó en busca de que el espacio que los separaba fuera casi nulo.

—Que ahora toda mi atención está puesta en ti —Aseguró con un saltito de hombros y cabeza.

Taehyung puso todo de sí para aguantar la cercanía y no devorar los labios de ese pequeño coqueto.

—¿Todo el tiempo? —fingió escepticismo.

Jungkook rodó los ojos, bufando indignado antes de sonreír amplio y besar la punta de su nariz.

—Cada hora, cada minuto, los siete días de la semana —y no podía ser más sincero con lo que decía. Estaba más que dispuesto a amar correctamente al rubio, tal cual se lo merecía.

Solo necesitó eso para que su resistencia callera y tomara el control, besando al menor; sus labios se movían con agilidad y rudeza, regalando mordidas y succiones que los dejaba sin aliento.

Sin ser consciente de la forma, terminaron intercambiando posiciones, Jungkook apenas logró asimilar que Taehyung se había separado de su lado unos segundos para acomodar el ramo en la encimera cercana, pero le fue imposible reprocharle al no tardar nada en volver a sus labios.

Los dedos del moreno juguetearon con el tiro de su pantalón, amenazando con abrirlo, queriendo tentar al menor y lográndolo con éxito, al punto de que este no se vio capaz de resistirse y él mismo se encargó de hacerlo, desasiéndose de ellos con ágil torpeza.

El calor subía por todo su cuerpo, necesitaba a Taehyung, y sabía que el contrario estaba igual, de otra forma no se habría deshecho de su camisa, tirándola junto a la puerta al lado de su prenda, y no le hubiera arrancado la ropa interior, dejándolo solo vestido en la parte superior.

—Te amo, tonto —afirmó Taehyung, tomándolo de los muslos para empujarlo a que se enredara en sus caderas.

Jungkook temblaba con cada húmedo beso que le dejaba, empezando a moverse encima del pantalón de chándal que cubría la zona que tanto le apetecía en ese instante.

—Idiota —sus labios liberaron el insulto entre jadeos ahogados al su hombro, aún cubierto por la camisa, ser víctima del escozor placentero ocasionado por los dientes de Taehyung—. Yo te amo más.

El pálido fue que enterrar sus uñas en la piel de la espalda impropia al ser alejado de la puerta de forma repentina. El rubio no emitió palabra, llevándoselo entre sus brazos, sin dejar de estimularlo con su boca, hasta la baja encimera que dividía la sala de la cocina.

El mármol frío chocando con su piel desnuda le ocasiono escalofríos y quejidos bajos, que al parecer encantaron al mayor, pues su ataque se hizo más salvaje, ahora alzando su camisa para dejarlo expuesto casi por completo.

—No puedo creer lo adicto que me tienes a ti —el moreno succionó un tramo de su clavícula, recorriendo las finas líneas de su cuerpo, deseando no perderse nada de Jungkook.

Este no pudo hacer más que apoyar sus palmas en la encimera para darle mejor acceso a su cuerpo que se empapaba en su propio sudor y la saliva ajena. Expuesto al aire libre, se encontraba deseando más intensidad de la que tenia, estaba más que ansioso, si embargo se obligó a controlarse y dejarse llevar por las caricias de las yemas de Taehyung, que seguían la forma de sus muslos, y las de la lengua que bordeaban una de las aureolas de su pecho.

—La confusión es mutua... ¡Carajo! —una nueva mordedura y chupetón en su delicado pecho causaron un abrupto grito que, juró, escucharían todos los vecinos. Le había dolido tanto como gustado—. ¡¿Qué tienes contra mi pecho?!

Al escuchar el reclamo, Taehyung llevó una de sus manos a apretar el pectoral que no atendía, mientras conducía la otra al interior de sus muslos.

Si seguía postergando la el momento, nunca acabarian.

—Es realmente apetecible —apenas y se separó de este para hablar, siguiendo en las redondas montañas que lo volvían loco y necio a soltarse de ellas.

Jungkook quedo mudo por la intromisión en su intimidad. Por poco se desploma en la superficie por la curva inconsciente que creo su espalda, pero Taehyung se lo impidió tomándolo con fuerza para evitar que lo alejara de su pecho.

—M-me vas a dejar hinchado —intentó alejarse un poco de la estimulación que empezaba a marearlo, sin embargo, lo único que consiguió fue que, con un gruñido, Taehyung pasara al lado desatendido y sus dedos se movieran con brutal agilidad.

Era demasiado para su cuerpo que, masoquista, necesitaba de más.

—¡Mierda! —tirando de la cabellera rubia, trató nuevamente de separarse para tomar un respiro, resultándole imposible.

—Esa es la idea, amor —No se detuvo y no pretendía hacerlo. Estaba realmente a gusto acurrucado en el pecho del menor.

Sus cuerpos eran un caos, Jungkook a punto de llorar entre sus brazos y él apenas comenzando. Ambos bañados en sudor, con sus intimidades doliendo por el descuido a estas y con un deseo insaciable por el otro.

Al borde de un colapso, Jungkook tomo el caucho del pantalón de pijama de Taehyung y lo jalo hacia abajo.

Taehyung entendió su petición, soltándolo por fin y sacando sus dos dedos, para ingresar con cuidado desesperante, sintiéndose asfixiado en el placer.

Ser apretado por el menor lo dejo sin aire por un par de segundos. La sensación la conocía perfectamente, pero cuando se alineaba con el latir sincronizado de sus corazones, lo hacía delirar. Jungkook lo amaba, lo quería a él, a nadie más, y era seguro. Nada de titubeos o intentos tontos de recordarse que era algo netamente carnal.

En absoluto, los dos estaban conscientes y seguros de que entregaban parte de sí al otro, a la par que recibían una de este, y eso era lo mejor de ese momento.

La seguridad de los sentimientos mutuos.

—Te sientes tan bien —Jadeó en la oreja contraria, tomándolo de las caderas y empezando los movimientos.

El azabache atrapó una de las manos de Taehyung, conduciéndola con lentitud hasta acostarla en el calor de su pecho, justo donde su corazón amenazaba con romper su tórax.

—Tú también.

Sus miradas se conectaron en ese preciso momento, contemplando el agitado rostro que los miraba de vuelta. Ninguno dijo nada por un par de segundos donde el espacio-tiempo se rompió y solo fueron ellos dos, su amor; sus cuerpos siendo uno.

—¡Oh, mierda! —apoderándose de sus labios una vez salió del trance, Taehyung aumentó la intensidad de sus sacudidas—. No imaginas cuanto soñé esto.

Y es que el sexo con Jungkook era increíble, la forma en que encajaban perfectamente, como se entendían y sabían tocar en los puntos exactos para complacer el contrario. Pero el que ahora cada intromisión implicara una conexión, las miradas gritaran un sentimiento y que ellos simplemente sincronizaran en un intenso deseo de tenerse y no dejarse, lo hacía su sueño hecho realidad. Eso que tanto deseo que sintieran por meses, justo ahora pasaba.

—Jungkook —el jadeo salió involuntario de su garganta, amando el efecto que le ocasionó al contario, apretándolo aún más, no solo en su intimidad, sino entre sus brazos.

Estaban a nada de llegar a su clímax, los dos a medio vestir, desesperados por llegar a la cúspide de su placer en manos del contrario. Sus miradas sin jamás soltarse y sus bocas semiabiertas, buscando regular su respiración de manera imposible. Fue suficiente con un par de movimientos, acompañados con un beso desesperado, para que los dos se llegaran por completo.

Las respiraciones pesadas acompañaron el silencio que el cansancio les otorgo. No era incómodo, estaban aún abrazados buscando calma y disfrutando del calor ajeno. Sin embargo, Jungkook no quería permanecer de esa forma por mucho más tiempo, así que, usando la técnica usual de Taehyung, dijo la primera ocurrencia que se le vino a la mente.

—No volveré a usar esta encimera de manera normal —Sonrió al conseguir una carcajada por parte del rubio.

Esa estruendosa y melódica carcajada.

—¿De qué te quejas? Esta es mi encimera —alejándose del menor, acomodo su pantalón de pijama y la camisa de este.

La prenda era lo bastante grande para cubrir su intimidad y hacerlo ver adorable. Las rayas le lucían de manera fascinante. Jungkook le dedicó una mirada acusadora, con sus mechones desordenados encima de sus ojos, causándole un hormigueo ante lo bello que se veía.

—Pero paso más tiempo aquí que en mi propio apartamento —Siguió con su queja, pareciendo ofendido. Pero esta no le duro mucho al perderse en la sonrisa divertida del rubio.

—Eso ya no es responsabilidad mía —chasqueó su lengua, negando al tiempo que se acercaba nuevamente a su rostro.

—Tae... —el aludido lo calló por un momento con sus labios, en un beso suave—. Soy tan afortunado de tenerte.

—Lo mismo digo, Kookie —Fue turno de Jungkook callarlo, aprovechando para dejarle una mordida en su belfo inferior, atrapando la reluciente argolla y sacándole un quejido.

Este entrecerró sus ojos por ello y él solo le respondió con una sonrisa coqueta antes de seguir hablando.

Necesitaba decirle todo lo que pensaba para arreglar lo que la noche anterior había sucedido.

—Quiero estar contigo, no solo sexualmente. Quiero tenerte todo el tiempo para mí, no dejarte dormir, que lleguemos tarde al trabajo. Que discutamos, pero nos amemos tanto que terminemos tragándonos el orgullo del otro —sus mejillas se tiñeron de rojo, pero eso no evito que continuara con su declaración—. Taehyung, eres mi amigo y mi alma gemela, la persona con la que veo el resto de mi futuro, te has vuelto mi lugar seguro y espero que yo puedo ser el tuyo, así que, por favor, por favor, no terminemos esto que tenemos.

En ese instante, el mayor quedo sin palabras, quería decir mucho, sin embargo, la emoción no lo dejaba ordenar sus ideas. Seguramente con lo último se refería a los acontecimientos de su última discusión, y por más claro que para él fuera que eso no los separaría, entendió la angustia del menor, pues así se había sentido viarias veces atrás.

Para su suerte, no tuvo que decir nada, al Jungkook adelantársele.

—Tú... ¿Te gustaría ser mi novio?

Balbuceó unos segundos, aturdido por la situación que pensó que jamás sucedería. Y esa reacción, sin saberlo, empezaba a poner nervioso al contrario, solo un poco, porque logró procesar a tiempo, antes de una posible crisis, y dar una respuesta.

—¡Por supuesto que quiero! —Piqueteó sus labios con afán, bajándolo de la encimera y apretándolo entre sus brazos— Te amo. Te amo. Te amo. Te amo —cada frase la acompaño un pequeño beso en su cara, terminando nuevamente en sus labios.

—Mmm, también te amo, hyung —contestó risueño por la acción tan dulce del mayor.

Más felices no se podían encontrar.

—Ven, vamos a limpiarnos, luego hago el desayuno.

Enredando sus brazos en la cintura de este, los condujo a pasos grandes y cuidadoso en dirección al baño, Jungkook terminó caminando de espaldas sujetándose de sus hombros.

—Por cierto, no sabes de todo lo que me entere con SoHee —comentó el azabache al recordar la promesa que le había hecho a la chica—. Nunca adivinarás quién sale con ella.

Taehyung rodó los ojos sin querer escuchar, pero tampoco viéndose realmente afectado por la mención. Jungkook era suyo después de todo.

—No sé si debería importarme —Bufó con un puchero.

—No seas así, hable con ella y de verdad fue todo un malentendido —Insistió parpadeando con ternura en busca de ablandarlo—. Deberían hablar y solucionar todo.

Y era Jungkook contra Taehyung, por supuesto que ganaría el menor.

—Lo haré si ahora dejas el tema y me besas.

No tuvo que insistir al respecto, pues el menor se lanzó a sus labios, saltando encima de Taehyung para que este lo atrapara y lo alzara entre sus brazos hasta llegar al baño.

Cosa que hizo con gusto.

—¡idiota! —se quejó Jungkook cuando el rubio aprovecho la posición para apretar entre sus dedos no de sus glúteos.

—Así de idiota me amas —Taehyung se carcajeó al verlo rodar los ojos.

—Cállate, tú también me amas.

Y nadie nunca se atrevería a negar eso, mucho menos el mismo rubio que incluso había recurrido a un juego tonto para ganarse el corazón del menor. Adoraba todo lo que encerraba a Jeon Jungkook, era devoto a su persona y lo sería siempre que pudiera. Tenía la suerte de que había conseguido su meta y esos siete días de la semana habían bastado para ahora poder decir que su lindo pálido era su pareja.

Su novio. Jeon Jungkook era su novio.

FIN

Me tardé por el comunicado del enlistamiento de los chicos :(

Eso me devasto, pero les había prometido el final, así que aquí se los traigo...

Muchas gracias por seguir esta historia, la idea se dio en inspiración la canción de Kookie, pero no pensé que tendría buena acogida, aún me duele saber que eso se perdió en mi otra cuenta, pero agradezco a quienes volvieron a leerla y se quedaron conmigo, igual a quienes a penas la conocen. Sin ustedes poco sentido tendría publicar 😭💕

Aprovechando, les dejo el Qr de mi canal de difusión, por si desean ingresar

Infinitas gracias por el apoyo❤️, espero les haya gustado el final y como se desenvolvió la historia 🤧♥️

Espero poder volver a verlos en alguno de mis otros proyectos🤍

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