DAY💘
Ninguno refutó nada, tampoco opinaron, ni preguntaron al respecto, solo se condujeron hacia el apartamento de Taehyung. El trayecto basándose en no soltarse. Si les resultaba imposible estar abrazados, sus manos se sostenían, o si no, el brazo del moreno rodeaba su cintura, pero en ningún momento lo dejó solo, lo cual agradecía, pues el agarre lo hacía sentirse seguro y protegido.
Estaba tan cómodo que su pánico se convirtió en una conformidad tan amena que se quedó dormitando la mayor parte del recorrido hasta que las puertas del ascensor abriéndose en el piso que debían bajar, lo hicieron reaccionar. Apenas recordaba como habían llegado, pero estaba bien porque estaba con Taehyung.
Trató de alejarse un poco del cálido pecho, creyendo que tal vez podría ser incómodo para el contrario que siguiera unido a él, consiguiendo, a cambio, que este lo atrajera y, tomando de la parte trasera de sus muslos, lo alzara de forma nupcial.
—¡T-Tae! —Abrazándose a su cuello, lo miró con destellos de asombro.
Era la primera palabra que soltaba en largos minutos, sacándole una diminuta sonrisa al mayor, que no dijo nada y solo se limitó a caminar.
El ingresar el código de la puerta con la zurda fue tarea complicada; pero es que Taehyung se negó a bajarlo por más que pataleara y tratara de liberarse.
Aún así consigo abrir con éxito.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó el moreno cerrando con su pie—. Si no es así, podemos ir al hospital.
La sola idea de paramédicos, arrastrándolo en una camilla en dirección a una ambulancia, le causó terror puro. Ni muerto dejaría que eso pasara, ni siquiera tenía golpes más allá de rasguños, además, ir a un centro médico significaba ser separado de Taehyung.
No podría soportarlo, para nada, menos siendo consciente de que se había vuelto su curita para la ansiedad que pasaba.
—Solo necesito estar contigo —Pegándose más a su cuerpo, se dejó ser arrastrado hasta el cuarto del moreno.
Al llegar a la cama, Taehyung se las ideó para acostarse en ella con él entre sus brazos, sacándoles pequeñas risas, mientras se acurrucaba en su regazo y pecho.
Luego de encontrarse más calmados, Taehyung ropio el silencio.
—Pesas más de lo que creí —La leve carcajada ahogada le hizo a Jungkook jadear ofendido.
—¡Oye! —Amagó con bajarse, fingiendo molestia, pero sintiéndose algo avergonzado por no haber sopesado la posibilidad de estar lastimando al moreno. Claro que le fue imposible al ser aprisionado en los brazos opuestos.
La cálida prisión cubrió su espalda y dejó su mentón encima de su melena.
—Me gusta —susurró este, causándole un intento de paro cardíaco al pálido.
—¿Cómo? —se esforzó porque no sonarse nervioso, agradeciendo que su rostro no estuviera en frente del contrario y se percatara del intenso rojo que lo adornó.
¿Qué era lo que realmente le gustaba...?, ¿Molestarlo?, ¿Abrazarlo?, ¿Él?
Y sí, era todo eso más añadiduras, pero esa información aún era exclusiva de Taehyung que, a pesar de querer hacerlo público, temblaba con la idea de exponerse.
—Me gusta —Repitió en un suspiro—. Me gusta estar así contigo, Jungkookie.
Para él y por él también. Todo lo que encerraba la definición de esa palabra era para significar lo que sentía por Jungkook. Incluso estás y sus sinónimos carecían de una definición que pudiera expresar todo lo que el menor le ocasionaba. Necesitaba aún más palabras, de muchos idiomas, y tal vez inventar otras tantas, para poder ser claro y decirle cuánto lo amaba.
Y sí, era un ignorante genuino de que el, aún aturdido, muchacho se sentía de maneras similares solo que más abstractas; pero eso no evitaba que quisiera entregarse por completo al sentimiento, por lo menos esa noche, lo que vendría después no importaba. Taehyung ahora solo quería cuidar de Jungkook.
Aún temblaba un poco, y aunque ya hablaba, podía sentirlo tenso debajo de sus brazos, y ¿cómo no? Si tuvo una gran probabilidad de haberse accidentado de gravedad, de que ahora no estuviera enredado entre su cuerpo, sino en cables de máquinas hospitalarias, bajo la luz de algún quirófano y no la cálida de su habitación.
El hombre frenó a tiempo, pero pudo no haber sido así y la sola idea lo torturaba, más sabiendo que fue su idea que siguiera a la estúpida esa de SoHee.
No le perdonaría que lo haya visto tendido en la mitad del asfalto y haya preferido seguir con su maldito berrinche.
Zorra.
Descansó sus labios en la cabeza contraria, inhalando la dulce fragancia que lo envolvía. No se imaginaba vivir sin poder respirar de la esencia de este. Tal vez parecía calmado ante Jungkook para no preocuparlo, pero su cuerpo casi se deshace al ver caer a Jungkook a tan solo centímetros de las ruedas del vehículo.
—Estoy tan alegre de que estés bien —al escucharlo, el menor se abrazó a su cuello con fuerza, consiguiendo que replicara la presión en su cintura.
Jungkook no encontró palabras, ni alguna oración para decirle que le agradecía que estuviera ahí y que era por él que se encontraba bien.
No lo podía creer. No entendía cómo su corazón se confundió por dos seres los cuales no tenían comparación, y bueno, tal vez no fueron sus latidos los errados, sino su testaruda cabeza que se negaba a aceptar lo evidente.
Sus pálpitos siempre fueron para Taehyung, era como si este tuviera el control de manejarlos a su antojo; si quería acelerarlos con su sonrisa o conseguir que se calmaran con sus besos. Su corazón siempre le perteneció a Taehyung, lo entendió cuando en medio de su pánico, lo único que le dio tranquilidad fue el moreno, quien no tenía ni que esforzarse para conseguirlo y aún así lo hizo.
Estaba dando lo mejor para mantenerlo calmo y que no se desbordara, sin saber que lo consiguió desde el momento en que entró a su campo visual.
Taehyung era su paz y seguridad, ese lugar donde podía dejarse estar sin ningún tipo de miedo. Algo que SoHee no estuvo ni cerca de ser.
¿Cómo pudo verlo hasta ahora?
Tal vez era gracias a su hipersensibilidad, luego del casi choque, lo que detonó la epifania. La idea de que fuera esa la razón incrementaba su deseo de golpearse.
—Gracias... Por todo —Sus palabras aún se encontraban algo oxidadas, sin embargo, lo compensó con los castos besos que dejó en su cuello.
Su piel era tan tersa. Parecía un peluchito de apego el cual quería que fuera para él. Corrección, era suyo, lo sabía, lo sentía. Tentado, besó la zona con cuidado, regando uno a uno hasta sentirse satisfecho.
Taehyung se estremeció por el repentino movimiento de Jungkook acomodándose en su regazo, sujetando sus hombros con delicadeza al tiempo que acariciaba la zona con su mejilla. Se sentía... nervioso, el de hebras azabaches no solía comportarse de esa manera, no era tan meloso, usualmente sus movimientos eran cargados de erotismo y sensualidad, con palpable atracción.
Por esto le sorprendía ese abrazo, los pequeños besitos, que estuviera empujando el cuello de su camisa para darle atención a la piel de su hombro. Parecía genuino cariño, transmitiendo más de lo que, incluso ambos, reconocían.
—Jungkook... —La interrogación en su voz era notoria, pero no lo suficiente para evitar que el aludido entrometiera sus manos por su camisa y acariciara su abdomen —No sé si debamos... aún te encuentras afectado...
Fue lo último que se dijo en la conversación antes de que el mencionado juntara sus labios de forma desordenada y torpe, como si estuvieran dando su primer beso, su primera vez. Algo que para Jungkook no era muy diferente a eso, pues por primera vez quería darle cariño.
Y lo haría de la manera más fácil que conocía: con sexo.
Pronto, sus camisas se escurrieron de sus cuerpos, permitiéndoles chocar sus pechos, propensos a sentir el bombeó descontrolado de cada uno. Sus respiraciones eran pesadas y exageradas. Tan intensas como la sensación de las manos de Taehyung recorriendo las líneas de sus curvas con posesión, negándose a soltarlo.
Sus pantalones fueron los siguientes en perderse entre la oscuridad del cuarto, cruzando ambos pares de piernas en el momento en que Jungkook se sentó en una sola de las contrarias.
Sus movimientos fueron descoordinados en busca de fricción.
No espero que su torpeza detonará todo el placer de Taehyung que, con un ronco sonido, llevo sus dientes y labios a sus clavículas. El tacto le desató temblores dignos de un adolescente inexperto.
Terminó por atribuir su sensibilidad a lo susceptible que quedó por el incidente.
Y lo descartó cuando Taehyung tomó entre sus dígitos la carne de sus glúteos. Sus sensaciones estaban alteradas porque por fin no reprimía el cosquilleo que las caricias de este le causaban, Porque ahora conectaba momentos con la situación y porque entendía que Taehyung le gustaba.
Le encantaba. Demasiado.
—¿Estás seguro de esto? —Pregunto el moreno al verlo deshacerse de su ropa interior y arrancarle la suya, acomodándose de nuevo encima suyo con sus piernas rodeándolo de nuevo —Podemos solo dormir, no tenemos que... ¡Mierda!
Ambos secuenciaron maldiciones y gritos cuando, Jungkook, sin aviso conecto sus cuerpos. No hubo preparación que los acostumbrarán, ni suavidad que no los lastimara. Fue un acto impulsivo demasiado impropio de Jungkook, pero que no les desagradó.
—¡Tae!, Sí, yo, ¡Hyung! —Estaba siendo un descarado al emocionarse por las reacciones que sus acciones causaban.
—Mierda, Kook —Siseó. El mayor se encontraba perdido en el momento; Jungkook se envolvía tan dolorosamente bien en él que debía empezar a regular su respiración antes de desmayarse.
Su pequeño estaba siendo algo irracional, sus caderas agitándose con torpeza eran el argumento preciso de sus palabras. No era usual que se comportara así, al ser un amante genuino a sobrepensar, usualmente Taehyung se veía obligado a arrastrarlo a sus locuras.
Ahora, era él quien estaba siendo llevado por este, que se esforzaba por obtener un ritmo encima suyo y se abrazaba a su espalda, tomándola entre sus uñas con fuerza moderada.
Ninguno de los dos cuerpos lograba acostumbrarse a la intromisión a pesar de no sentirse disgustados, por lo que tuvo que tomarlo de las caderas y detenerlo.
—Calma bonito —Acariciando su mejilla, le sonrió para transmitirle la tranquilidad que, era evidente, no tenía.
Y en efecto Jungkook no concebía la calma, ¿Cómo hacerlo? Si no tenía ni idea de cómo manejar la situación; hablarlo no era opción y la única manera que conocía de darle atención a Taehyung era a través del sexo o jugueteos de niños.
Hacerlo de otra manera era terreno desconocido.
¿Qué podía hacer y cómo? La respuesta saldría de a poco, pero ahora no tenía otra más que esa. Quería que su cuerpo actuara acordé sus sentimientos y expresarán todo lo que sus cuerdas vocales capturaban celosamente.
—¡Hyung! —Canturrio molesto, abrazándose más fuerte. Su intimidad quemaba irritada, pero poco le importaba, él solo quería que lo dejara seguir.
—Calma... —Besó sus labios, tomándose un segundo para apreciar las asustadizas facciones ajenas, más en específico esa mirada que acumulaba más de un destello, tal cual alguna galaxia, una que guardaba cientos de emociones indescifrables— ¿tus ojos siempre brillan así? Parecen que tuvieran estrellitas dentro.
—¡Taehyung! —El menor se apartó de su mano cuando trató de alcanzar su rostro, cerrando sus ojos con demasiada fuerza.
Tan tierno, tan impaciente. No estaba para rodeos, era obvio, pero amaba causarle reacciones diversas.
—Tranquilo, estrellita —Capturo entre sus dedos la barbilla de este, obligándolo a que se acercara a él una vez abrió los ojos —Lo haremos, pero no quiero lastimarte. Será despacio ¿Sí?
El apodo y el tacto desconfiguraron el sistema nervioso de Jungkook, si eso era posible, consiguiendo que solo asintiera lento sin quitarle la mirada de encima.
Taehyung le sonrió enternecido, guiando dos de sus dedos hacia la boca ajena, siendo recibidos a gusto, acatando la orden tacita.
—Necesito prepararte o te haré daño y no quiero que eso pase—Jungkook desvío su vista, evitándolo, causándole un cosquilleo en su vientre.
¿Tenía que ser tan tierno justo ahora?, quería comérselo a besos.
Jungkook, por su lado, estaba indeciso en su actuar, no quería que fuera un simple acoston, sino más allá de eso; sin embargo, minutos antes tratar de tomar el control le salió completamente mal, por lo que era mejor limitarse a obedecer lo que Taehyung le pedía.
—Voy a empezar, ¿Está bien así? —Retirándolos, espero recibir alguna contestación oral; obteniendo en cambio un único movimiento de cabeza.
Mordió una sonrisa ansiosa, iniciando despacio, adorando ver a su pálido complacido por sus acciones lentas y cuidadosas.
Era raro, diferente, un poco abrumador. Jungkook solía dejarlo tener el control, sería extraño de otra manera, pero es que en ese justo instante era como tocar un lindo muñeco que cristal el cual se partiría si ejercía demasiada presión.
Hasta tocarlo parecía una sensación nueva al sentir la piel de sus dedos arder mientras más se empujaba dentro de su pequeño. Cada tramo que rozaba parecía estar en llamas y lo dejaba tonto, empeorando la sensación con sus oídos siendo golpeados por las melodías ruidosas de este.
Podía sentirse derretirse y derretirlo, sus pieles sudadas demostraban su punto pegándolos al otro como si mezclaran. Tenía que seguir sus propias palabras y calmarse, pues llegaría a su clímax en cuestión de segundos si no.
—Por favor... Tae —Suplicante, el más joven, se meneó, pidiendo con ello continuar al siguiente nivel.
—Necesito que te relajes, bonito —Pidió, haciendo caso al menor.
Jungkook lloriqueo, harto de esperar. Quiso hacerlo solo de nuevo, pero le fue imposible con la mano de Taehyung impidiéndoselo. Estaba a punto de quejarse, pedirle que no siguiera con tonterías y lo tomará como lo solía hacer, tocándolo justo en las partes que lo volvían loco y lo besara hasta que sus labios se partieran, pero por suerte no lo necesito al Taehyung leer su desespero y por fin comenzar.
—¡Carajo!, siento que moriré por tu causa —Su mandíbula se tenso y gruñó, forzándose por moverse despacio para no explotar tan rápido en éxtasis.
En ese momento, la noción del tiempo era nula; si había pasado segundos, minutos u horas, daba igual, no lo sabían, no les importaba. Si la noche estaba iniciando o se acababa, era por completo irrelevante, lo único que importaba era lo bien que Taehyung se movía y como Jungkook lograba secuenciar de manera más pausada el ritmo impuesto por el de cabellos dorados.
El par se encontraba igual de absorto en el mundo de placer que compartían; uno embelesado en la belleza inigualable que tenía en frente, sujetándose de sus brazos para mantener el equilibrio. El otro, mareado por lo bien que la boca ajena capturó sus pectorales al tiempo que profundizaba la conexión de sus cuerpos.
—¡Tae! —aumentó la velocidad, sintiéndose cerca de perder la cordura en sobredosis de sensaciones. El mencionado permanecía entretenido con su pecho.
De todos sus encuentros, este era el más tranquilo pero erógeno, desbordante en caricias y sentimientos, sus cuerpos no eran un descargue sexual, sino una manera de demostrarse el amor que ninguno se atrevía a confesar a viva voz. Sus labios se encontraban sellados para hablar, pero demasiados dispuestos a transmitirlo todo por medio del beso que iniciaron, capturando cada uno un belfo y convirtiéndolo en su dulce favorito, degustándolo y jalándolo cada que sus respiraciones se cortaban.
Pronto, el clímax los alcanzó, siendo Jungkook el primero, ahogándose en el placer y en el panorama que exhibía lo que había sucedido. El turno del mayor llegó segundos después, acompañándolo de igual manera con el voraz beso que tomó la dirección de Jungkook, a gusto y desorden de él.
Sus corazones parecieron explotar en conjunto con su placer, dejándolos tan débiles que se desplomaron en el colchón, agotados.
—Kookie —Acariciando al agitado chico, se las ingenio para salir de él y acomodar sus cuerpos.
Terminaron con sus piernas entrelazadas y la cabeza del de hebras negruzcas recostada en su pecho.
—Taetae~ —incluso cansados, sus cuerpos siguieron abrazados y juntos, como lo habían estado desde que Taehyung lo auxilió.
Se sentían seguros el uno con el otro, al pie del barranco y deseando saltar sin protección alguna hacia sus sentimientos, pero asustados de la reacción contraria, de lo que vendría luego de decirlo y hacerlo real.
Si se confesaban podrían arruinarlo todo, ¿pero acaso involucrar el corazón ya no lo hacía irreparable? de por si no podrían volver a la amistad que tenían antes de sus encuentros sexuales y tampoco volverían a los juegos de esa índole sin desbordarse en emociones.
Era ridículo e irracional pensar que por no decirlo las cosas no cambiarían, cuando ya todo lo había hecho y como muestra estaba ese justo momento post-orgasmo, donde sus cuerpos seguían unidos sin estarlo y sus pechos danzaban sincronizados. Queriendo admitirlo o no, ellos no solo habían tenido sexo.
Ellos se habían amado. No había vuelta atrás para eso.
finalmente, Jungkook cedió al cansancio y se durmió, ignorando el picón de su cabeza por decirlo todo, dejando a un somnoliento Taehyung que, a pesar del cansancio y el deseo por dormir igual, no le era posible hacerlo.
Toda la situación lo dejó dubitativo, ese día podía categorizarse como una locura completa, muchas cosas de las que pasaron lo tomaron por sorpresa.
Aún se encontraba odiando a SoHee, y todavía se estremecía de recordar lo cerca que estuvo por presenciar una catástrofe con su amado pequeño de protagonista; y, sin duda, lo diferente que este mismo actuó luego de eso. Era tan confuso y de alguna manera podía sentirse superado, sabía que lo ideal era decirle la verdad y no seguir caminando por piso sensible. Terminaría muy mal si seguía manejando la situación base a la incertidumbre.
Por hoy solo dormiría, y descansaría con el menor entre sus brazos, pero al día siguiente debía armarse de valor y poner sus sentimientos sobre la mesa, esperando que su intuición no fuera errónea y Jungkook correspondiera igual.
No le daría más largas, era hora de ser sincero y dejarse de juegos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro