DAY💕
No quiso desatar su agarre aun cuando se encontraron afuera.
Todo le exigía hacerlo, pero se sentía incapaz, deseaba seguir sosteniendo su mano y el contrario no lo hacía más fácil al tampoco verse negado al tacto.
Pensando en cualquier excusa para seguir con su unión, divisó varios puestos de comida callejera, haciéndolo sonreír gustoso al saber que Jungkook no se negaría a qué lo condujera hacia esa dirección.
—¿Quieres banderillas o algo en los puestos? —Los ojos del azabache parecieron aumentar su brillo con cada palabra que salió de su boca.
—¡Sí! —Y, en contra de lo que espero, fue Jungkook quien lo arrastro hacia el primero.
Su corazón quiso desembocarse en bombeos por la acción, pero lo obligó a parar recordándole que el contrario amaba tanto la comida que era razonable su reacción. Seguro no caía en cuenta de que sus dedos seguían entrelazados.
Al llegar, Jungkook ni siquiera le permitió pedir.
—Me daría una banderilla rellena de papa y queso junto a una porción de aritos de calamar y... —El chico lo miró expectante y Taehyung no entendió la razón, pues se enfrascó en la tierna sonrisa que se le formó al pedir su comida—. ¿De qué la quieres tú?
—Oh, umm, una sencilla —Murmuró saliendo del trance.
—Bien, eso —pidió a la mujer que los atendía aún sin deshacer esa bonita sonrisa de paletas amplias, adornada con la joyita metálica que le daba un encanto único. Taehyung aprovecho esa emoción para adelantarse en pagar, ignorando los reclamos contrarios.
Era increíble como le bastó con preguntar si quería comer para que el menor olvidará el mal rato de hacía unos minutos. Eso era tan, tan Jungkook.
Para recibir la comida tuvieron que soltarse, pero ya no le dio importancia al poder admirar las mejillas infladas del menor cada que se llevaba un nuevo pedazo a la boca, mientras apresaba su comida como si alguien se la fuera a arrebatar.
—Siempre eres muy tierno, pero comiendo lo luces más —Mordisqueó un pedazo de su banderilla.
Caminaban por las calles transcurridas de Seúl con tranquilidad, sin espera de un taxi o algún transporte que los llevara a casa, ninguno tenía prisa y aunque no era el gran plan, ambos estaban a gusto con la dinámica.
—siempre me dices lo mismo —rodó los ojos, queriendo parecer indignado, cosa que no pasó, pues seguía sonriendo como niño pequeño.
Taehyung se acercó, dejándole un pequeño beso en la comisura del labio, justo donde una diminuta mancha se había alojado y deseando pasar su lengua por debajo de la joyita que igual se encontraba sucia en salsa.
—Es que eres muy lindo haciendo cualquier cosa —saboreó sus labios sin alejarse demasiado de este, causándole un tenue carmesí en sus mejillas.
—¡Hyung!, estamos en público —reprendió, conociendo lo mal visto que acciones íntimas se dieran en las calles, peor aún si se trataba de una pareja del mismo sexo.
—Oh es cierto —Pero a Taehyung le importo una carajo y, tomándolo de la cintura, lo atrajo cuidando de no aplastar la comida sobrante del menor para juntar sus labios con lentitud y cuidado.
Jungkook no se negó, solo dejó que el beso se apoderará de él, moviéndose en su sincronía y siguiendo sus labios cuando estos se distanciaron en busca de aire. Al recobrar la conciencia, Kook le otorgó un juguetón empujón.
—¡Tae!
Ay, cómo amaba la versión cohibida de Jungkook en algún lugar público. Sería su favorita si no conociera esa que en la intimidad ardía en llamas y se permitía dejar ser sin cuidado o pena alguna.
—Aún no olvido el reto —Le guiñó un ojo y lo soltó solo porque seguía estando mucha gente a su alrededor y eso podría traerles problemas—. Déjame pensar en algo interesante.
—Me asusta tu definición de interesante —carraspeó volviendo a andar.
Taehyung lo siguió, tomándolo del brazo que mantenía el agarre de la ya casi inexistente comida; quedaba, si mucho, tres aritos y la cola de la banderilla.
Taehyung en un par de bocados acabó con la suya.
—Podríamos hacerlo en ese callejón —Mencionó de repente al ver uno al cruzar la calle.
Mentía, la idea le daba náuseas y miedo, pero quería ver reaccionar al chico.
El arito que Kook trataba de comer cayó de nuevo en la caja y le dio un manotazo en la cabeza.
—¿Estás loco? ¡Podrían vernos y eso nos daría una multa!
Taehyung sobó la zona fingiendo dolor e inflando sus mejillas.
—Si alguien nos ve... —Buscó cualquier estupidez que decir para hacer reír al azabache, dando con algo que lanzó sin problema—. Podría decir que me ayudabas a atarme los cordones.
Y funcionó; la carcajada había sido tan ruidosa que llamó la atención de algunos transeúntes y asustó a otros pocos.
—Uy, sí, qué creíble se oye eso —Lo golpeó con su cuerpo antes de volver con su arito olvidado y devorarlo a gusto—. Además, tú mismo te negaste a los baños del metro porque eran asquerosos, ¿cómo un callejón sería mejor?
—¿En un restaurante? —Propuso, de nuevo, con su primera ocurrencia.
—Ya estamos comiendo —alzó su plato desechable ahora con un palito vacío y dos aros de calamar, negando con su cabeza—. ¿Podemos solo ir a tu apartamento y ya?
Quería, pero también deseaba ser un poco descarado y hacerlo en cualquier lugar con el menor.
—¿Qué tal el ascensor del edificio? —Recordó algunas películas no aptas para menores de edad que vio y parecía una idea tentadora.
—Sí que estás empeñado en que te lo haga en cualquier rincón, eh —murmuró divertido—. Hay cámaras y el recorrido no es ni de medio segundo.
Bien, ese si había sido una opción, pero los puntos para negarse eran demasiado válidos.
—Dios, solo di que sí a una —Lloriqueó pensando en algo, cualquier cosa, donde fuera limpió y no tuvieran el riesgo de pagar multas por desvergonzados.
Entonces, de entretanto, recordó:
—¡¿Qué tal las escaleras de emergencias?! El conserje las limpia cada mañana y no hay ninguna cámara.
Todos en el edificio las odiaban, era tenebrosa el aura que generaba la luz y molestaba que las puertas fueran tan pesadas, además del frío que se calaban en la zona. Eran horrorosas, pero cumplía con ser un lugar poco convencional, su higiene era aceptable y la policía no tendría que arrestarlos a medio vestir de ser cachados.
Simplemente perfecto. Tanto que el menor no pudo objetar nada y solo cedió; no protestó cuando tomaron el taxi, en el recorrido, tampoco cuando se bajaron y entraron al edificio, ni en el momento que se escabulleron por las mencionadas.
De hecho, fue Jungkook quien se lanzó a sus labios, atontándolo unos segundos por creerlo disgustado por la propuesta. Pero no, estaba equivocado, Jungkook se encontraba envuelto en el momento, empujándolo escaleras arriba sin soltar sus bocas y Taehyung no pudo negarse al encanto que le generaba su sabor y ese deseo del chico por tocar.
Sus manos no se quedaron atrás y escarbaron por el interior de la chaqueta negra que portaba, apresando sus costillas, al tiempo que las de Jungkook tomaban los costados de su cuello. Su boca rozó la propia buscando tentarlo, una, dos veces, para luego pasar a una suave mordida que lo terminó de volver loco.
Sus piernas cedieron, dejándolo sentado en los escalones de golpe y ni así se separaron. Jungkook terminó de rodillas, un poco más abajo de él, apresándose en medio de ambas piernas y capturándolo a él entre sus brazos. Un par de jugueteo entre ambos, bastó para que desearan aún más al otro.
Taehyung se entretuvo arrancando la chaqueta a tropezones, tirándola a un costado y Jungkook discutía con la correa del chico y la cremallera de los jeans, gruñendo una vez pudo abrirlos.
—Si tenías esto planeado, ¿Por qué mierda usas Jeans con correa? —Se quejó.
Taehyung jadeó bajo cuando sintió el tacto contrario, amando cada sensación que el contacto entre ambos le generaba.
—No pensé que fueras a aceptar —Contesto como pudo.
Él solo había escogido la actividad a sabiendas de que era la favorita del menor, lo del lugar se le ocurrió después, por lo que su pantalón no habría sido un real problema si no hubiera cambiado el plan.
—Tenemos un trato ¿No? —Los dientes del pálido se arrastraron por toda la extensión de su cuello hasta su pómulo—. No conseguí mi cita, así que tú me tendrás a mí.
Sin dejarlo procesar lo último, el menor empezó con el complimiento de su penitencia.
—Hmh~, Jungkook.
No soportaría lo que le generaba las acciones de Jungkook, las caricias en su sensibilidad, la pasión con la que lo hacía.
—Me encantas.
Y no solo por lo que hacían en ese momento. Pero se ahorraría decirle eso.
Jungkook amaba tomar el control de vez en cuando y él no se molestaba en dejarse manejar y usar por el pequeño de ojos ahora dilatados y oscuros, pero que conservaban ese brillo tan particular.
Como adoraba esa mirada.
Nadie tenía ojos tan bonitos y expresivos como él, nadie podría mostrar su apetito carnal y verse así de adorable al mismo tiempo. Nadie, nunca jamás sería Jungkook.
Su Jungkook.
Bajando con lentitud tortuosa, el menor encaró su intimidad con una sonrisa y concentración arrasadora. Taehyung casi sufre un colapso ante la imagen, pero esta no se comparó en nada a cuando el menor inició con sus juegos, conectando sus miradas con el voraz deseo de captar su atención.
Tuvo que cerrar sus ojos un momento para calmarse. Jungkook podía convertirse en una bestia si así lo quería y hacerlo su presa, como en ese justo momento que lo acariciaba con detalle, sin importarle que su cuerpo no procesara de manera correcta la situación.
—Te sientes tan bien —Le acarició una mejilla dopado.
Sus dedos se enredaron entre sus cabellos, tratando de entretenerse para no morir en el instante.
—Es... esto es fascinante —Mencionó entre suspiros Jungkook.
Acercándose para besarlo, se dejó llevar del momento. El sabor de sus labios era algo particular, sin embargo, si probaba con más cuidado, podía sentir un poco del calamar y las demás frituras, permitiéndole viajar a esa ternura de antes, pero sin olvidar el ahora.
Un cóctel de sensaciones que solo lograba experimentar con él. Con su pequeño. Suyo.
Necesitaba que lo fuera. Lo anhelaba.
Luego de unos segundos, Jungkook volvió a su tarea, dando todo de sí hasta que consiguió hacerlo explotar en éxtasis. Éxtasis el cual el menor no desperdició.
—Mierda —dijo Jungkook algo agitado después de culminar el encuentro—. Creí que alguien subiría.
Cuando Taehyung se recuperó, re acomodo sus prendas.
—Nadie suele usar estas escaleras —Se levantó con pesadez, ayudando al más joven a hacerlo, besándolo suave una vez estuvieron de pie y en el mismo escalón.
Pudo notar que parte del cuerpo de Jungkook pedía una atención similar a la que había recibido. Y lo haría, sin embargo, no en ese insípido lugar, no, sería en su apartamento y en su cama, o en su defecto, en algún sofá. A dónde llegarán primero.
—Siempre está la posibilidad —Kook le sonrió divertido por lo hecho, obligándolo a devolvérsela con un pequeño beso en los labios y cruzando sus manos.
—Ven —Tiró de él, tomando la chaqueta olvidada, haciéndolo caminar escalera arriba—.¿Te apetece quedarte a cenar? Aprendí a cocinar algunos platillos.
Dicha excusa habría sido válida si su mirada no se hubiera desviado a la parte baja del menor, quien se rio y se dejó llevar de nuevo por él.
—Será un placer.
Esperaba y la semana le sonriera como Kook lo hacía en ese momento y todo no saliera de cabeza.
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