Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

# 02: Hasta pronto... aire fresco de la libertad

Un inminente desastre: Se decía Luca temeroso cuando no se atrevía a soltar la mano de su hermana. Siendo arrastrado. ¿Que debía de hacer...? Detenerla era una de las opciones. Pero no se atrevía a hacerlo. Desconocía del día de ensueño que su hermana (t/n) vivió en su infancia. Uno de los mejores secretos que ella ocultaba del mundo, cuando él solo tenía tres años de existencia... no tenía conciencia de lo que sucedía a su alrededor. En lo absoluto, ella mantenía su secreto oculto de todos, añorando volver a revivir el sentimiento. 

Sus esperanzas intactas. 

Y usaría este instante cual escusa ideal & sería egoísta con tal de respirar ese aire fresco de la libertad.  Era una bala. Nada iba a frenarla. ¿Cómo frenas un tren a toda velocidad sin ocasionar un descarrilamiento? Nada lo hará. Es demasiado tarde. Su mano atrapada en la mano de su hermana que continúa nadando tras el desconociendo sin siquiera prestar atención del mundo que se queda atrás de ellos.

— Olvidaste tu arpón — exclamo ella al frenarse en la cercanía de la orilla. Donde el agua se acababa. Tan entusiasmada. Al contrario de un asustadizo Luca que no sabía ni que hacer consigo mismo más que tomar el brazo de su hermana aterrorizado, aferrándose a la unica persona que podría protegerlo. 

¿Pero ella sería capaz de protegerlo toda su vida?

Y solo deseaba tener más fuerzas de llevársela de vuelta a casa. Sería traición. Pero significaría que ambos estaban a salvo de las garras de los monstruos marinos. Y también... arruinaría la mar de sueños que (t/n) tenía, las cadenas se estaban soltando, llevarla de vuelta sería... volver a encadenarla incluso si no lo sabia. 

— ¿Que estás haciendo, (t/n)? Vámonos... mamá nos regañara si se entera.

— Ella no está aquí siquiera para saberlo — contesto a prisa la adolescente sin abandonar su vista del exterior. No existía nada más que la libertad a un corto alcance, si se estiraba un poco más sería capaz de sentir ese aire que la obsesionaba.

— Pero (t/n)...

Sus llamados eran acallados con el desconocido escuchando el llamado de (t/n): Hablando, notándolos ocultos en el océano. Ocultos. Pero también a su alcance, mirándolos desde afuera, ante la vista de los hermanos era borroso.

Pero no lo sería para siempre.

— ¿Ah sí? Gracias.

El desconocido hablo con un tono de confianza cuando no tardo en tomar el bastón de pastor que Luca usaba a menudo para realizar sus labores. Tonándose la libertad de atrapar a ambos hermanos con tal de jalar de ellos a la superficie con brusquedad. Sin dejarles más tiempo a pensar.

La libertad era una realidad.

Dolio. Caer bruscamente contra todas esas piedras. Pero inéditamente Luca estaba asustado cuando vio el cambio en su hermana. Su apariencia siendo... diferente. El cabello de (t/n) caía sobre sus hombros esponjoso como las nubes del cielo, un tono de piel que se adecuaba a su persona. ¿Esto era todo lo que (t/n) anhelo durante años? Correcto. Estaba más feliz que nunca. Sonriente. Usando sus manos para sostener el peso de su cuerpo para elevar su mirar a la maravilla de paisaje frente a ella. Su cabello libre se mecía suavemente con el soplo del viento que tanto extraño volver a respirar.

Y respiraba profundamente.

Cerrando sus parpados: Era una hermosa calma acortada con el terror de su hermano pequeño Luca. Quién no dejaba de revolcarse sobre las piedras con sus manos cubriendo su rostro, claro, esto no era lo que él estaba soñando... ¿O sí? Era solo un niño bastante confundido, bastante pequeño para aceptar este repentino cambio de imagen, bastante brusco, (t/n) estaba de acuerdo en que la forma de ser arrancados del mar fue... brusca, repentina, pero... en el fondo de su corazón estaba agradecida con este desconocido.

— ¿Primera vez? 

Cuestionaría aburridamente el desconocido sentado sobre una de las rocas. Sus ojos verdes observando cada movimiento desesperado de Luca. Pero también desviaría su atención a la chica: Se veía... feliz. Demasiado feliz. Más tranquila de lo esperado. Hubiera imaginado que la de la reacción exagerada sería ella. Pero no, una vez su padre le había dicho... las mujeres tienden a exagerar más de la cuenta. Claro, por supuesto que su padre se había equivocado en ese aspecto que siempre le costó creer.  

Ella era toda una sorpresa. 

Como una maravillosa tormenta de verano.

— ¡Obvio que lo es! — exclamo Luca sin acabar con su aparente ataque de pánico al seguir revolcándose sobre las rocas —. ¡Soy un buen niño!

— Esto no es tan terrible como lo haces sonar — hablo (t/n) sin borrar la sonrisa de su rostro cuando mantenía un tono calmado. Sonriéndole. Tal como su abuela hizo al ser tan solo una niña pequeña que se asustaría —. Estás bien... no tienes nada que temer. Luca, solo... respira, ¿No es una maravilla?

— Exacto, solo relájate.

La vista era un deleite. Y soñaba con que este momento no fuese tan efímero... como lo fue hace años. Los años oculta en el océano más veces oscuro... no borraron cual latente se hallaba su corazón en volver a amar esto. Era nuevo. Los colores vivos. El viento meciendo el césped que casi ya no recordaba. Debía de ser tan suave al tacto que podría recostarse sobre este a mirar el cielo. Hacia cosquillas en los dedos de los pies. Oh... tantas cosas divertidas que se podían hacer. Los bailes. Esa música animada para querer hacerla vivir sin importar nada más que ese momento. 

¿Qué tan malo sería... vivir en el exterior? Se quedaría.

Esta vez se quedaría eternamente.

— ¿Y bien? — pregunto él chico ahora con una sonrisa en su rostro al mirarlos a ambos —. ¿No les encanta?

— ¡No, es malo... y se supone que no debo subir! — exclamo molesto ahora mientras rodaba de vuelta al agua recuperando su apariencia normal —. Buen día... vámonos (t/n).

 — En un momento.

Contesto. Pero no lo miro en ni un solo momento. Su hermano esperando impacientemente. ¿Que la hacía tan necia a volver a casa? ¿Que tenía este sitio de especial? Este sitio era peligroso, su madre siempre les advertía. ¿Por qué desear desobedecerla? Ser ella sonaba... como un descontrol. No importaba cuanto le dijesen las cosas ella no estaba escuchando, él no entendía que cosas pasaban por su cabeza.  

Antes su hermana nunca demostró este entusiasmo... ¿O sí? Por un momento se detuvo. Sospechando que en realidad sí. (t/n) siempre estaba en su propio mundo. Podía ser que su mundo de ensueños era este. El mundo de los monstruos de tierra.

Crecer sonaba... extraño.

Con cada año que transcurría ella se desvanecía mucho más. Pero era la primera vez que la veía sonreír tanto. Brillando. La felicidad de ver a un familiar apagado... inesperadamente brillar generaba cierta paz en él.

— ¿(t/n)..?

Silencio.

— Yo creo que ella hizo su elección — se burló suavemente Alberto al verla distraída con todo a su alrededor. Cosas sencillas. Sus ojos (c/o) resplandeciendo como esa extraña cosa en lo alto del cielo en las noches oscuras. Viéndola respirar con suavidad.

Aferrándose a cada instante que estaba aquí arriba.

— ¿Necesitas una mano? — ofreció el chico de ojos verdes extendiendo su mano ahora libre. Obteniendo la atención de la chica que no tardo en mirarlo. Dudosa al principio.

¿Debería... sería una buena idea? 

Luca estaba casi congelado en su sitio sin saber qué hacer con tal de traerla de vuelta a su lado. De vuelta a casa. Pero dudo... esas dudas lo frenaron. Ella nunca se había mostrado tan contenta. No estaba tensa. Ni asustada. Ella estaba... feliz. ¿Y no era eso lo que importaba en una familia, ver feliz a los otros? Incluso si... esto significaba enfrentarse a un cambio radical.

Se quedo en silencio observándola. 

No arrebataría un momento único en la vida.

La mano más delicada de (t/n) no tardo en encontrarse con la del chico de nombre desconocido. Sin dudar en sostenerla con fuerza, aunque sin lastimarla. Brindándole un apoyo con tal de levantarse del suelo, con piernas totalmente temblorosas cuando ella no tardo en perder su equilibrio a nada de colapsar contra las piedras una vez más en su vida. Nadie la atrapo años atrás. Una cicatriz en memoria del accidente.

Pero los años no olvidan... las cicatrices están presentes para mostrarnos.

Nadie lo culparía de asustarse. 

 — ¡(t/n)! 

El llamado con temor broto de su boca con preocupación cubriendo su boca con ambas manos en un inminente accidente. Un accidente que nunca sucedió. No hubo accidente alguno, no en cuanto ella fue sostenida desde la cintura, sostenida a tiempo de evitar una caída con su cabello moviéndose suavemente, el chico desconocido mostro una sonrisa de confianza al haber tenido una pronta reacción, generando un ambiente de seguridad para ella.

Sonriéndole a él.

Guiándola a estar sobre sus pies con un buen apoyo cuando la vio mirando a todo a su alrededor. Y cuando supo que ella estaría bien la soltó. Liberándola. Pertenecía a este mundo. No estaba en conflicto cuando sus piernas temblaron levemente, él sostendría sus manos casi cual fantasma. 

Estaría ahi si volvía a caer.

 — Dame tus manos — él hablo otra vez con un tono sereno al verla obedecer prontamente cuando ella lo seguía sin dudar. Sus manos sosteniendo las de él con un poco más de fuerza cuando sus piernas avanzaban temblorosamente. Había olvidado esta sensación. Caminar, sintiendo todo con sus pies descalzos, volver a revivir ese sentimiento la hizo sentir viva.

Pertenecía a este mundo. 

Su corazón sabía que aquí pertenecía.  

— ¿Ves? No es tan difícil como parece...

— (t/n), tenemos que irnos.

Molesto. Sabía que... no era lo correcto. Debían de volver a casa. Y ella desviaba su mirada hacia su hermano. No quería volver. No ahora. Pero noto el malhumor de su hermano mezclado con miedo. Y soltó un suspiro cuando soltó las manos de este desconocido, sabiendo que simplemente... otra vez este momento fue efímero.

Contra sus propios deseos retrocedió.

De vuelta al océano... sus pies humanos inmediatamente cambiando a su apariencia original. Oh. Como odiaba eso. No quería vivir en el océano... quería vivir fuera de ese mundo. ¿Que había de especial de vivir bajo el mar?

— Gracias... debo volver a casa — suspira otra vez ella cuando acomoda su cabello suave entre sus dedos. Pero en vez de mirar al chico mira al cielo. Juraba que si extendía sus dedos podría tocar eso del cielo... ¿Que eran? Nubes. Como le explico su abuela cuando niña —. Hasta pronto, gracias...

— Seguro...

Él extraño asintió con su cabeza llena de risos al observarla caminar de vuelta sin caerse o tropezar. Esperando a verla marcharse a prisa como su hermano pequeño le pedía. Esperando... verla irse. La chica desconocida seguía viendo el cielo de tonalidad celeste de ensueño, memorizando esas tonalidades, esas nubes esponjosas que ansiaba tocar una sola vez en su vida.

Formar parte de ese mundo.

Siendo feliz. 

Sintiendo cierta tristeza al decir adiós. Debía irse. Pero sus piernas no se movían u obedecían a sus órdenes. ¿Piernas? Oh. Cierto. Observo como sus rodillas eran sonrosadas, el extraño tono (c/p) que poseía en su forma humana. Así como su cabello que seguía moviéndose con cada soplo del viento, como si fuese... una extraña tela llena de vida. También suave al tacto.

Amaba su apariencia de humana. 

Solo unos leves minutos observo todo antes de retroceder. Entrando completamente en contacto con el agua refrescante tan conocida. Tan monótona. Bajo del mar... había seguridad. Había aburrimiento. Vio este mundo antes de marcharse a la realidad que se negaba a aceptar. 

Hasta pronto; cantaría su voz interna. 

— Nos vemos — se despidió el chico antes de verla desaparecer. Sonriendo. Él estaba seguro que volvería a verla. 

Estaba convencido que sus caminos se enredarían con el otro. Enlazados. No era un adiós. Sus miradas lo decían todo. Ella iba a regresar. Su negación en marcharse se lo aseguro. Iban a volver a saludarse. Y tan solo quizá el hermano de ella la seguiría.

Iban a volver.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro