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Pov. Yui

Salgo disparada de esa bendita habitación roja. Enfurecida rujo el nombre de Liah, esa maldita proxeneta me va a escuchar.

La encuentro en la barra, riéndose de algo que le dijo Aylín. Vega está a su lado con la cadera apoyada a una columna griega decorada con luces led color púrpura y girnaldas doradas.

Veo a Jungkook pasar con otro pelinegro por mi lado guiñándome. Vega vuelve a reír ésta vez observando al par de chicos con rumbo a la salida que hablan animadamente, ninguno voltea a verlas y yo sigo con mi cometido.

Aylín me señala con la barbilla haciendo girar a la mayor, que en cuanto me divisa sonríe en grande y se cruza de brazos.

- ¿Te divertiste? - pregunta con sorna mi jefa. Qué ganas de quitarle esa estúpida sonrisa de suficiencia.

Llego a ella dando dos zancadas y soy yo la que se cruza de brazos ésta vez y la enfrento.

- Devuélveme el dinero - gruño.

- ¿¡Cómo!? - se ríe sin una gota de gracia.

¡Jodida mierda!

Doy otro paso hacia ella, prácticamente acorralándola. Su rostro no muestra ni una pizca de inseguridad ni miedo.

- ¡Regrésale el millón de wons a Jungkook!

- Así que Jungkook - se muerde un labio reprimiendo otra sonrisa, en verdad estoy odiando que se burle tanto de mí - ¿Ya se presentaron y se hicieron amiguitos?

- No soy una puta - le señalo en el rostro - Lo dije desde el principio.

- El dinero no era para ti, me chantajeó. Quería follar solo contigo y le cumplí el deseo.

Qué hija de puta. Eso es mentira, bueno lo del chantaje digo.

- ¿Y ahora qué eres? ¿El hada madrina? - bramo encolerizada, mi cuerpo se está calentando y no precisamente de excitación - ¡Renuncio! - termino diciendo y me doy la vuelta.

- ¿¡Qué!? - chilla la mayor - ¡Tú no puedes hacer eso!

Ja, cómo no. Pruébame.

- ¡Luna! ¡Luna! ¡Vuelve aquí!

Es la última noche en que me da una orden y me llama por ese nombre ridículo.

Me dirijo al camerino a cambiarme para salir de una vez de éste lugar, no tardo en escuchar unos pasos haciendo carrerilla detrás de mí.

- ¡Luna!

Volteo a mirar hacia mi mejor amiga con enojo.

- ¿Qué?

- ¿En serio renuncias? No te vayas - pide la castaña adentrándose a la habitación siguiéndome los pasos - Liah suele ser así, con una disculpa...

¿Pero qué cojones?

- Tras de que la caga, se emputa. ¿Y le tengo que pedir perdón? - bufo cansada quitándome el antifaz - ¡Qué como mierda!

- Pero Luna...

- ¡Yui, mi nombre es Yui! - le grito, mi mejor amiga hace una mueca peinando su largo cabello mirándose en uno de los espejos del camerino.

- Yui, está bien - gira en sus talones tendiéndome una toallita húmeda para que me limpie el rostro. No sé qué tanto quedará de mi maquillaje luego de haber sudado debajo el cuerpo de Jungkook - Te diré algo, es tu tarea entenderme si quieres. La gente falsa es igual que las cucarachas. No les tengo miedo, les tengo asco y lo peor es que están en todas partes, una en particular se llama Liah - susurra el nombre, ella está de mi parte, eso lo sé - ¿Entiendes? Solo hay que pisotearla un poco.

Bufo una risita. Esta estúpida, no puede estar cuerda.

- ¿Ya te vas? - asiento terminando de ponerme mi jean - ¿Entonces?

- Yo... pensaré en lo que dijiste.

Aylín se acerca y me estrecha en sus brazos y besa mi mejilla. Vuelve a sonreír en mi dirección y luego sale por fin.

Termino de acomodar mis cosas en el locker para poder marcharme. Me vuelvo hacia la puerta con intenciones de irme, pero independientemente ha venido una visita. Frunzo el entrecejo mirándole de arriba abajo.

- Nakamoto Yui - la voz profunda que utiliza para decir mi nombre completo me eriza todos los vellos del cuerpo.

El pelinegro viste a la moda, puedo jurar que su camisa es de Chanel y el reloj en su muñeca se ve más costoso aún. Alzo una ceja admirándole el rostro. Su piel está ligeramente bronceada y su cara parece sacada de revista, podría apostar fácilmente diciendo que es modelo. Una sonrisa cuadrada e infantil se asoma en sus labios y entonces entrecierro los ojos recordándole.

Flashback:

- Me puedes decir Tae, linda - guiña en mi dirección extendiendo una de sus manos para desordenarme el cabello.

Fin del flashback.

- ¡Kim Taehyung! - jadeo con impresión y una risa sale de sus labios, en un segundo lo tengo abrazándome.

Conocí al chico en una de sus tantas visitas a Japón, nos encontramos por casualidad un día y me hizo hacerle un pequeño tour turístico por Osaka. Luego de ese día seguimos en contacto hasta que sucedió la catástrofe de mi madre y mi salón de baile y me vine a vivir a Corea. Ha pasado al menos un año desde la última vez que le ví, pero sigue siendo él, su esencia especial sigue ahí.

- ¿Qué haces aquí?

- Oh, tenía la vana ilusión de que me encontraría con un demonio pelirrojo por aquí.

Suspiro sabiendo de quién habla, Solar, la sirenita Ariel. ¿O debería llamarla Úrsula? No soporto a esa chica.

- Bueno encontré a mí mejor amiga de Osaka - vuelve a reír, me observa un segundo que se me hace eterno y un deje de burla aparece en su mirada tigresa - ¿Así que Luna, no?

- ¡Cállate! - le golpeo riéndome a la par de él - Si difundes mi identidad te demandaré - amenazo de forma juguetona.

Su rostro cae con una mueca como si hubiese recordado algo malo.

- Me enteré del incendio.

- Oh, eso - murmuro incómoda - No recuerdo mucho de ese día y la verdad no me gustaría hacerlo tampoco.

- ¿Qué no recuerdas? - pregunta con duda.

La verdad no mucho, sé que mi ex estaba allí y quería abusar de mí y luego todo eso del incendio y que él murió allí pero nada más. En ocasiones es frustrante pero mi terapeuta dijo que la mente humana aveces elimina recuerdos traumáticos para que dejemos de sufrir.

- Haruto estaba allí. El quería... - trago el nudo en mi garganta sintiéndome enfermera tan solo de pensarlo.

- Shh, ya pasó - el chico me envuelve una vez más en sus brazos dando palmaditas en mi espalda calmándome - ¿De alguna casualidad conoces algún pintor coreano? - cambia la conversación en un dos por tres, ahora recuerdo por qué me gustaba tanto la personalidad de Tae, él tiene ese qué se yo que te hace sentir mejor en solo un instante.

- ¿Un pintor? - le devuelvo la pregunta, un poco abrumada.

¿Cómo voy a conocer yo un pintor coreano si acabo de mudarme a Seúl?

¡Oh, espera!

- De nombre Jeon Jungkook - agrega y le miro inmediatamente.

- ¿Lo conoces?

- Es mi mejor amigo.

Todos mis alarmas suenan dejándome sorda con la información obtenida.

- ¡Oh, mierda! Tienes que jurarme que no le dirás quién soy - le sarandeo, él se ríe con suficiencia, me tiene en sus manos y eso no es nada bueno viniendo de su parte, en algún momento le sacará provecho.

- ¿Qué obtengo a cambio de guardar tu secretito?

Mal nacido, lo sabía. Que le de gracias a Dios por tener esa cara bonita porque si no ya se la hubiese partido de un madrazo.

Suspiro rendida.

- Lo que quieras, pero no le digas nada.

- Vale.

¿Vale? Algo está tramando él que lo ha dicho con tanta tranquilidad.

Ya puedo darme por muerta.





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