6
Pov. Yui
Un insistente y molestoso beep me hace remover entre las sábanas calentitas. Abriendo mis ojos vislumbro que aún me encuentro en la habitación de Jungkook. No sé qué hora es ni en qué momento precisamente me quedé dormida.
- ¿Qué quieres? - escucho a mí acompañante contestar de mala gana su teléfono.
Vislumbro su espalda, tumbado a mí lado. Me atrevo a acariciar los pequeños rasguños provocados por mis uñas en uno de sus hombros. Eso tiene que doler.
- No deberías llamarme - bufa colocándose boca arriba mirándome un momento, me sonríe con incomodidad. Parece molesto.
Muy a mi pesar me levanto iendo al baño de su habitación, tiene que haber algún ungüento en un botiquín. El espejo de bordes dorados me hace ver a una Yui totalmente despeinada y sin una gota de maquillaje. La tela de la camiseta del chico refleja mis pezones erectos aún. No puede ser que esté tan necesitada todavía. Al fin encuentro por lo que había venido.
El pelinegro está sentado en el borde de su cama cuando vuelvo. Ese chico en boxer no sabe lo que podría ocasionar en la población femenina, menudo bombón. Me posiciono detrás de él colocando la crema en las pequeñas heriditas, beso su hombro haciendo un camino lento hacia su cuello, me detengo debajo de su oreja tirando del lóbulo. Sonrío con suficiencia al escuchar un gruñido de su parte. Voltea el rostro atrapando mis labios con los suyos, acariciándolos con lentitud.
- ¡Jungkook!
Me alejo de él al escuchar un grito femenino a través de su móvil.
- ¿Con quién coño estás?
Vuelven a hablar del otro lado, pero él termina colgándole.
- ¿En qué estábamos? - su pregunta coqueta me hace morderme el labio. Tira de mis muslos colocándome a horcajadas sobre si.
Sus besos en mi clavícula me hacen suspirar, estoy en el maldito cielo.
- ¿Hablabas con tu novia? - pregunto con una falsa inocencia surcando mi rostro.
No es que me interese la verdad, pero solo una novia podría preguntarle de esa manera.
- No tiene importancia...
Antes de que pueda besarlo otra vez, es mi teléfono móvil el que comienza a sonar estrepitosamente. En una pequeña carrerilla me acerco al salón de estar dónde lo había dejado antes junto a mí vestido y zapatos.
¿Aylín?
Extrañada contesto.
- ¿Hola?
- ¿Hola? - chilla mi mejor amiga haciéndome alejar el aparato de mi oído antes de que me deje sorda - Yui es mejor que arrastres tu trasero hasta Calypso, antes de que Liah vaya a por ti.
- ¿Por qué haría eso? - frunzo las cejas descolocada.
- ¿Porque tienes dos horas de retraso para el ensayo?
- ¡No me jodas! ¡Voy para allá!
- Vale, le inventaré alguna excusa a Liah.
- Por eso te amo.
Luego de colgar me apresuro a ponerme mi ropa, no puedo perder ese empleo.
- ¿Qué sucede? - pregunta Jungkook llegando a mi lado.
¡Ay no! Modo dramático, actriz, trágica, llorona, mentirosa. Activado.
- Había olvidado que tengo una reunión familiar y mi hermano acaba de llamarme - aprieto los labios rezando por que se halla tragado el cuento.
- ¡Oh!
Sí, ¡Oh! Aunque no sea por eso.
Si pudiera elegir por supuesto que me quedo con él todo lo que queda de día y no precisamente a dormir.
- Me cambio y te llevo.
- ¡No! - grito poniéndome nerviosa, el pelinegro levanta una ceja - Es decir, no. Tomaré un taxi, no te preocupes.
- ¿Segura?
- Sí, tú mejor descansa - termino de colocarme los zapatos y peino un poco mi cabello con mis propios dedos.
- Está bien, espero que te diviertas preciosa.
Sonrío por sus buenas vibras, este tipo es el paquete completo y espero seguir que ésta aventura continúe. No quisiera perder el contacto con él, no después de que me hiciera venir tan jodidamente delicioso.
- Jeon, yo quería más drama - el pelinegro sonríe cruzándose de brazos siguiéndome el rollo.
- Situación: soy un novio tóxico. ¡Tú no irás a ningún sitio y si lo haces lo harás conmigo porque eres de mi maldita propiedad. ¿Entiendes? - se mete en el papel acorralándome a la puerta.
¡Joder! Tengo que aparetar los muslos porque ya siento mi intimidad empapada y eso que solamente me habló sucio.
- ¡Uff, sé mi novio!
- ¿Otra ronda? - susurra en mi oído adentrando sus dedos a mí cabello jalándolo.
- Cuantas quieras, guapo.
Camino apresurada, adentrándome a mí lugar de trabajo. Son las ocho con treinta de la noche. Tal vez no debí quedarme para otra ronda con ese suculento pelinegro cuyo nombre comienza con J, pero ya dije, no me arrepiento de nada.
- ¡Yah! ¿Sabes las horas que son? Tú...
Los reclamos de mi amiga quedan pausados cuando por fin me ve frente a ella. Me escanea de arriba abajo deteniéndose en mi rostro y cabello arrugando la frente.
- ¿Por qué tienes la ropa de ayer y estás tan fea?
Ruedo los ojos riéndome de su comentario. Lo sé Aylin, me veo como la mierda, pero no sabes todo lo que ocurrió, mi aspecto es hermoso tan solo de recordar todo lo que sucedió.
- Tuve problemas.
Y con problemas me refiero a mí hermano mayor. Solo estoy pensando que nos debemos una conversación pendiente y tal vez, una disculpa como mínimo de su parte.
- Te ves como la mierda.
¿En serio?
Levanto las cejas con diversión mordiendo mi labio.
- ¡Oh! ¡Tuviste sexo!
- Touché - guiño en su dirección.
- ¿Dime quién?
- Un chico que conocí.
Un chico espectacular la verdad.
- ¿Y? ¿Cómo estuvo, del uno al diez?
- Mil - respondo con la felicidad surcando mi cara - Es un tigre.
- ¿Cómo se...
- ¡Al fin llegas! - nos espanta Liah, ella me arrastra jalándome de una mano, la cara de mi amiga dice claramente un "tenemos que hablar urgente" - Venga, que ya casi hay que abrir y tú aún no te sabes tú parte.
¡Vaya! Yo esperaba unos cuantos gritos y alguna amenaza con despedirme.
- ¿Mi parte? - inquiero con curiosidad.
Mi jefa me señala la tarima, donde se encuentran Solar - la pelirroja diabólica - y Selene - la rubia estúpida - ambas me miran de mala gana.
- Solar, tú al medio, y ustedes las rubias a los costados - proclama Liah apuntando las sillas para que nos sentemos. Una sonrisa de parte de la sirenita Ariel se hace notar - ¡Pongan la música! - chilla la mayor.
Mirotic de TVXQ comienza a sonar por todo el club.
- Luna, tienes que cantar.
¿Qué?
- ¿Qué tal y si no soy buena cantando? - bufo.
- Oh, cariño, sé que puedes hacerlo - anima la mayor.
La pista vuelve a sonar y gracias a todos los santos que me sé la canción porque de seguro no me la hubiese aprendido en un dos por tres.
De espaldas al escenario, las tres bailarinas estamos sentadas en nuestros sitios, esperando que el telón sea abierto para comenzar el show.
Estamos vestidas con lencería blanca, una corbata está en nuestro cuello y la mini falda de colegiala a cuadros azul y negro que no llega ni al trasero, tiene tirantes que se cruzan en la espalda y dejan a la vista el brassier de encaje que deja poco a la imaginación.
Cuando el track comienza a reproducirse se escuchan los vítores de la audiencia del otro lado.
Las luces magnetas se posan sobre las tres. Selene comienza el espectáculo moviéndose sobre la silla, haciendo movimientos sensuales y sucios.
Sonrío al darme la vuelta cuando llega mi hora de brillar. Tirando de mi corbata canto el estribillo junto a mis compañeras, jugando con los tirantes del sujetador haciéndolo rebotar contra mi piel.
Tú me deseas.
Te enamoraste de mí.
Estás loco por mí.
No puedes escapar.
Te tengo bajo mi piel.
Mis ojos instintivamente viajan hacia la mesa del fondo donde vi por primera vez a cierto pelinegro alias Dios del sexo. Allí está él, todo sonriente, sus ojos admiran cada uno de los movimientos que hago. Mi parte de la canción va perfecta con él.
Con un solo beso, una poderosa atracción.
El segundo beso envió un golpe a tu corazón y se siente caliente.
Sí, te tengo.
Sabes que te tengo.
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