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Capítulo dedicado a @EmilianaRodriguez4

Pov. Jungkook

Escucharla decir que necesita ropa para cambiarse me hace morderme el labio. La única chica que ha utilizado mi ropa es Lisa, tan solo de pensar en cómo se verá Yui usándola me hace desearla más.

La verdadera pregunta es: ¿Cómo se verá la bailarina de Calypso con ella?

Luna es una puta diosa. Tan solo de recordar cómo se movió alrededor de ese tubo de metal, me dan ganas de secuestrarla para que baile solo para mí.

- ¿Y si seguimos lo que habíamos dejado pendiente en el auto?

Su tono de voz seductor me hace detener todos mis pensamientos y mis intentos de buscarle algo en mi armario que le sirva. Siento su presencia detrás de mí, una de sus manos me acaricia el brazo haciéndome voltear a verla.

¡Joder!

Se me escapa un suspiro al verla frente a mí. Mis ojos reparan su rostro de princesita admirando sus apetecibles belfos de color durazno que muero por probar otra vez. Su cuello elegante y estilizado me hace acariciar la piel pálida de su garganta, tan tersa como la imaginé. Una sonrisa ladina se forma en sus labios a medida que los muerde y los relame.

Me está comenzando a gustar tu jueguito, Yui.

Mis orbes descienden como leones hambrientos por sus pechos presos en un brasier de encaje, torso desnudo, llegando a su diminuta cintura, su intimidad resguardada por la tela de un pequeño tanga; sus muslos gruesos, pantorrillas y finalmente a sus pies descalzos.

El color rojo de su lencería la hace ver más sexy de lo que ya es.

Me aferro a sus labios nuevamente, saboreándolos, chupándolos y mordiéndolos como si mi vida dependiera de ello. Aprieto su cintura pegándola a mi pecho, sus manos traviesas merodean por mí pecho resbalando hasta el final de mi camiseta para sacarla por encima de mi cabeza. Separa nuestros labios con un chasquido, nuestras respiraciones están erráticas y nuestros pechos suben y bajan rozándose entre ellos.

Desabrocha el cinturón de mi pantalón con una tranquilidad y lentitud que me está torturando. Necesito estar dentro de ella ya. Parece que se da cuenta de mi inquietud porque suelta una risita y por fin desabrocha el botón de mis jeans, baja la cremallera y tira de la tela hacia abajo dejándome en boxer.

Sus manos vuelven a posarse en mis pectorales y me empuja, caigo en la cama sentado y no dudo en atraerla nuevamente a mí, pero no me lo permite. Me recuesta al colchón apoyando mi espalda en él y dejando mis piernas colgadas en el borde.

La rubia gatea sobre mí cuerpo colocando sus piernas a los lados de mi cintura y acaricia con la punta de sus dedos desde mis clavículas, pasando por mis tetillas, los músculos de mi abdomen hasta mi ombligo donde se detiene y me muestra otra de sus sonrisas juguetonas.

Se agacha sacando su lengua delineando la piel de mi torso, enredando el músculo húmedo en uno de mis pezones, mordiéndolo luego, sacándome un jadeo involuntario.

Y aparece otra vez, esa maldita sonrisa que me está sacando de mis casillas.

- ¿Te gusta ser el dominante? - susurra en mi oído tirando del lóbulo de mi oreja, su nariz acaricia la línea de mi mandíbula y yo ya me encuentro en el cielo. Con movimientos suaves de su cadera se frota sobre mí miembro, que ya está más que despierto y listo para la fiesta - ¿Mmh?

Agarro sus caderas apretándola más a mí para poder sentir su roce más profundo. La rubia gime mirándome con lujuria ahondando en sus ojos.

- Seré lo que tú me dejes ser, reina.

Su sonrisa se amplía dejándome ver sus dientes perlados.

¿Qué coño estoy haciendo?

Sus manos bajan por mí cuello posándose sobre mis pectorales, los acaricia haciendo círculos alrededor de mis pezones mientras besa, succiona y muerde mi cuello con sus dientes.

Su toque no se siente tierno, es más bien ardiente y con mucho deseo.

Desciende por mí cintura y continúa hasta mi pene, metiendo su mano dentro del boxer, apretando mi miembro.

- ¡Joder! - se me escapa el aire al sentir cómo sus dedos hacen un perfecto trabajo ahí abajo.

¡A la mierda! Yo no soy sumiso.

Mis caderas se mueven buscando más fricción de su parte. Quiero más, deseo mucho más. Me levanto con ella en mi regazo y muerde mi hombro. Tomo su cintura con posesión devorando su boca con devoción, se aferra a mí cuello haciendo un vaivén con sus caderas que me está robando la cordura.

La levanto en el aire y cruza sus piernas alrededor de mi cintura mientras lleva las manos a mí cabello, jalando los de mi nuca.

Mis brazos siguen rodeándole la cintura, camino con ella hasta empotrarla contra la puerta de la habitación cerrándola de golpe.

- ¡Ah! - gime con los ojos cerrados, su hermoso rostro me deja apreciar sus deliciosos labios hinchados y mejillas sonrojadas.

Es mi turno de sumergirme en el olor de su cuello, dejo besos húmedos en su piel pálida bajando hasta sus pechos. Busco el broche del brasier quitándoselo de una buena vez. Por fin puedo ver sus tetas y masajearlas tanto como deseo, caben en mis manos perfectamente y sus pezones están erectos de la excitación.

En un arrebato rompo sus bragas color sangre y me hundo en su húmedo coño de una estocada.

Un gemido se nos escapa a ambos quedándonos quietos unos segundos antes de comenzar a mover mis caderas con rudeza. El sonido morboso de nuestros sexos juntos me excita y me hace hundirme más en su vagina. Yui arquea la espalda contra la madera de la puerta y rasguña la piel de mis hombros clavando sus uñas en ella, soltando gemidos y jadeos. Muerdo el pezón de uno de sus pechos haciéndola gritar del placer.

- ¡Ah!... Más...

Salgo de ella dejándola tocar el suelo.

- Date la vuelta - ordeno, su sonrisita pícara no pasa inadvertida por mí.

Dicen por ahí que el que juego con fuego se quema. Creo que Yui quiere arder.

Si gira posando las palmas de sus manos contra la puerta enseñándome su trasero empinado.

¡Por Dios, el orden de sus nalgas me altera el producto!

Mi derecha impacta en su culo. El color lechoso de su piel no tarda en adquirir un tono rosado. La penetro una vez más dando estocadas duras haciéndola maldecir en un gritito. Empuño en una coleta su cabello rubio jalándola hacia mí, ladea su rostro buscando mis labios impactando su boca con la mía, comenzando una lucha entre nuestras lenguas, muerde mi labio inferior haciéndome gruñir.

- ¡Jungkook!

No tardo en sentir las paredes de su vagina contraerse y sus fluidos ahogan mi polla y chorrean por sus muslos. Salgo de ella y comienzo a masturbarme pero la rubia se da la vuelta arrodillándose frente a mí llevándose mi miembro a su boca. Acaricia mi falo con su lengua, cierro los ojos por la placentera sensación.

Trato de separarla de mí cuando siento esa presión en mi vientre bajo, avisándome de que estoy a punto de llegar, pero ella aprieta mis muslos chupando con más fuerza mi polla.

- ¡Mierda!

Mi esencia sale en chorros calientes. Yui no tarda en tragarla sacando mi miembro de su boca con un blop.

Viéndola así de rodillas, a mis pies, con una sonrisita malvada adornando sus carnosos labios y el cabello revuelto me hace desear tener sexo por mucho más tiempo con ella.

La atraigo a mí boca, besándola con lentitud sintiendo mi sabor almizcado en sus labios, peinando los mechones de su cabellera larga hacia atrás.

- Me debes unas bragas nuevas, Jeon.

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