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Pov. Yui
Con una sonrisa tonta abro la puerta de la casa, recordando lo sucedido hace unos minutos en el auto de ese chico hermoso, Jungkook...
- ¿Se puede saber dónde estabas?
La voz profunda de mi hermano me espanta cuando tengo la intención de subir la escaleras. Necesito una ducha fría urgente, algo ahí abajo se siente demasiado húmedo y latente.
- Es la tercera vez que llegas de madrugada - sigue hablando él con seriedad.
- Te dije que conseguí un trabajo - me cruzo de brazos mirándole con solemnidad.
Son como las cinco de la madrugada y la verdad no me arrepiento de haber llegado a ésta hora, no estaba haciendo nada malo. Mi trabajo en el club tampoco afecta, soy una simple bailarina, pero creo que Yuta me matará si se entera que bailo en lencería frente a un montón de hombres pervertidos y lujuriosos.
- Un trabajo de noche - suspira masajeándose la frente. Me pregunto desde qué hora estaba esperándome - Vestida así.
¿Qué tiene mi vestimenta ahora?
Me escaneo a mí misma, el vestido que decidí usar es hermoso. Cuando abrí el clóset, sentí que me llamaba, como en ese k-drama, Louis el rey de las compras. Además que el rojo es mi color favorito.
- ¿Qué tiene mi vestido?
Veo una de las cejas de Yuta alzarce, como si mi pregunta hubiese sido pura ironía. Debería ir pensando en un alquiler, así me ahorro todos los dramas de mi hermano y evito incomodarle.
- Yui. ¿Tú te estás...
Su pregunta a medias me hace entrecerrar los ojos, no puede ser posible que él piense que yo...
- ¿Estás insinuando que me prostituyo? - murmuro observándole perpleja.
Okey, no soy una santa, pero sé muy lo que está bien y lo que está mal y definitivamente nunca me atrevería a tener sexo con un hombre, por dinero. Bastante tuve con mamá.
El castaño resopla tomando asiento en el sofá, apoya los codos en sus muslos escondiendo su rostro entre sus bonitas manos. Es que a mi vista Yuta siempre será hermoso.
- Yui dime la verdad, por favor - pide, evitando mirarme. Joder, ésto duele. ¿Cómo puede pensar así de mí?
- Nunca seré como ella, Yuta - hablo en un hilo de voz. Sus ojos que estaban escondidos a mí vista, me miran ahora con un poco de dolor. Como si quisiera disculparse por tener ese tipo de pensamientos.
Ambos sufrimos, pero fuí yo la que pasó la mayor parte del tiempo con esa mujer. Cuando él decidió venir a Corea a vivir con nuestros tíos, me dejó allí aunque le pedí cientos de veces que se quedara conmigo, sin embargo se marchó.
¿Alguna vez se ha puesto en mi lugar? ¿Acaso sabe cuántas veces tuve que ser partícipe de las acciones de mi madre?
Todavía lo recuerdo muy bien, esos tipos asquerosos revolcándose con ella y dopándose como puros animales. Las veces que tocaron la puerta de mi habitación y forzaron la cerradura para hacer lo mismo conmigo. No, él no tiene idea de lo que pasé en aquel lugar.
Una lágrima solitaria recorre mi mejilla. Odio llorar, aborrezco que me vean así.
- Yo... no quería.. Lo siento - sus palabras entrecortadas me hacen temblar de la rabia que siento ahora mismo.
Giro caminando a la puerta de la entrada nuevamente, necesito respirar, yo no puedo mirarle a la cara sintiéndome así. Tal vez acabe haciendo una barbaridad y luego me arrepienta.
Cierro detrás de mí escuchando un sollozo de su parte. Sé que se siente culpable, pero él también debe pensar y estar solo por un momento.
Me quedo observando el contacto en mi teléfono. ¿Debería llamarlo?
Con el primer tono mi corazón comienza a palpitar desbocado, pero la ilusión se va apagando cuando sigue repicando y nadie contesta. Era demasiado bueno para ser real.
- ¿Hola? - su voz ronca se escucha del otro lado, seguro ya estaba durmiendo y yo acabo de molestar su descanso - ¿Hay alguien ahí?
- Jungkook...
- ¿Yui? - afirmo haciendo un sonido con la garganta - No pensé que me llamarías tan rápido - ahí está ese tono coqueto que me ha comenzado a gustar.
- Yo.. Mmh.. - maldigo internamente por balbucear - ¿Podemos vernos?
- ¿Ahora?
- Si no puedes está bien, no quiero molestarte.
- No me molestas, hermosa. Mandaré a mi chofer para que vaya por ti. ¿Te parece?
- Está bien.
Su apartamento es demasiado lindo, espacioso y lujoso. Me siento como si estuviera en una novela mexicana, donde la chica pueblerina se muda a la ciudad y termina seducida por un tipo millonario y con cara de modelo.
- Creo que le caigo mal a tú chofer - es lo primero que digo, estoy anonadada por tanta belleza.
Me gusta su estilo minimalista y simple, los adornos están bien repartidos y ni hablar de los cuadros, son simplemente.. guau.
- Tranquila, Yoongi es así con todo el mundo - ríe colocándose a mi lado, creo que ésta es la pintura más fantástica que he visto en toda mi vida. En ella yace una chica acostada entre un montón de almohadones, su cabello rubio y liso está desordenado. Sus ojos grandes son expresivos y tiene una bonita sonrisa en sus labios abultados, ella es hermosa - ¿Te gusta?
Lo miro un momento, él también observa el cuadro como yo, sus ojitos redondos brillan con un sentimiento escondido que quisiera averiguar.
- ¿Quién es el artista?
- Yo - responde soltando una risita.
- ¿¡Qué!? ¡Me estás jodiendo!
- Soy pintor.
- Me imaginé que fueras cualquier cosa menos pintor - ésta vez soy yo la que se ríe - Es preciosa. ¿Quién es la chica? - me atrevo a preguntar.
- Alguien especial.
Levanto las cejas y asiento, sé que no dirá nada más sobre la chica.
- Vaya suerte tienen algunas - silbo, su seriedad me hace tragar duro, no debí hablar, algo me dice que esa rubia es alguien importante y yo no tengo por qué inmiscuirme en sus asuntos - Lo siento si te desperté - cambio el tema, tratando de aligerar el momento.
- ¿Quieres dormir un rato conmigo?
La verdad Jungkook, me apetece hacer cualquier cosa que sea contigo.
- ¿Me prestas algo para cambiarme?
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