11
Pov. Yui
Taehyung suelta una risita al ver mi descaro de dirigirme hacia su amigo, el cual no ha dejado de observarme analíticamente, como si en cualquier momento quisiera arrancarme la ropa.
Con la intención de pasar más tiempo con el pelinegro, los invito a pasar. Ellos toman asiento en el sofá del salón de estar sin emitir una sola palabra. Me observan detenidamente, la cara de Tae es de pura burla.
- ¿Qué, por qué me sigues mirando así? - le pregunto de mala gana.
- No sé si sabes que pareces hermana de Hulk - me señala la cara.
¡Oh, rayos, la pintura de Haru!
- ¡Tía! - un gritito del pequeño me hace voltear hacia las escaleras. El niño con el rostro aún pintado de verde se para en uno de los escalones y sus ojitos tienen un brillo travieso.
- ¿Qué pasa?
- ¿Las mantas de mi cama pueden cubrir la espuma? - pregunta con inocencia, juega con los deditos de sus manos y observa a los dos hombres que se mantienen sentados expectantes.
- ¿Qué espuma? - inquiero confundida, él se ríe y luego apunta hacia la planta de arriba - ¡Mierda! - chillo saliendo despavorida al ver la espuma desplazándose por el pasillo del cuarto de lavado.
¿Qué hizo ese demonio?
- Has dicho una palabrota - me acusa frunciendo los labios en una mueca - Mamá te regañará.
Maldición, su madre.
Menos mal que está trabajando y Yuta debe estar por llegar.
- ¿Haru que hiciste? - pregunto molesta.
- Estaba haciendo un experimento - susurra al ver mi rostro enojado.
- ¿Con los detergentes?
- Lo siento, tía Yui.
Suspiro cansada poniéndome a su altura para que me mire a los ojos.
- Está bien. Ahora ve y siéntate con ellos - hago una señal hacia los dos chicos pero mi sobrino niega dando un paso atrás - ¿Por qué no?
- Ese señor me da miedo - apunta a Taehyung.
Con lo que le gustan los niños a Kim, dudo que pueda hacerle algo, aunque dicen por ahí que los niños tienen un sexto sentido. Pero no dudo de los buenos sentimientos del castaño.
- ¿Por qué te da miedo?
- Porque tiene una pistola - responde y luego corre hasta que escucho cómo cierra la puerta de su habitación.
- ¿Tienes una pistola? - cuestiono - Olvídalo, es solo un niño.
Casi estoy convulsionado de la risa con Jungkook que está igual o pero que yo, por culpa de Taehyung. Sus chistes son muy malos y los gestos que hace con su rostro no ayudan en nada.
Hiperventilo abanicándome el rostro con las manos, de seguro estoy roja como los tomates, por lo menos ya me lavé el rostro y me deshice de esa pintura verde luego de que sequé todo el desmadre que hizo mi sobrino.
El ruido de la puerta de entrada nos alerta que mi cuñada o mi hermano ya están en casa.
Por suerte es Yuta quien entra. Se ha tintado el cabello de negro y le queda fenomenal. La corbata cuelga deshecha en su cuello y las mangas de la camisa están arremangadas hasta sus codos.
Trago grueso cuando sus ojos paran en los míos, aparto la mirada recomponiéndome en mi lugar. Los chicos dejan de reír y se ponen en pie cuando mi hermano se dirige hacia nosotros.
- Nakamoto - Taehyung hace un asentimiento con la cabeza en su dirección y Jungkook lo imita - Te estaba esperando.
- ¿Por qué no fuiste a mi oficina? De seguro has esperado demasiado - dice cansado.
De momento los zapatos de Jungkook se me hacen muy curiosos y mantengo mi vista en ellos para no tener que mirar a Yuta.
- No, Yui ha estado con nosotros todo el rato.
Me aclaro la garganta al escuchar al castaño decir mi nombre.
- Ella es... simpática. ¿Cierto Jungkook? - Tae da unas palmaditas en la espalda del recién nombrado que extrañamente se ha mantenido callado desde que llegó mi hermano.
- Sí, sí - dice el ultrajado un poco descolocado.
- Yo iré a mí habitación - anuncio sonriéndole al par - ¿Me avisas cuando vayas a marcharte? - le pregunto a Jungkook, él asiente dándome un guiño.
¡Agh, me lo quiero comer!
- Yui...
- ¡Ahora no Yuta! - le corto.
Aún no quiero hablar con él sobre lo de la otra noche. Me siento dolida, nunca pensé que mi hermano mayor me señalaría de esa forma repugnante.
Ellos se quedan en el salón hablando sobre el supuesto problema de Jungkook, que en éste momento no tengo cabeza para curiosear. Me paso por la habitación de Haru encontrándolo dibujando una caricatura sentado en su pequeña mesita de hacer los deberes, se ve tan tierno así tranquilo. ¿Por qué tiene que ser tan revoltoso en ocasiones?
Pasada al menos una hora, recibo un mensaje de Jungkook indicándome que ya se marcha y no dudo en ponerme una chaqueta y salir pitando de mi habitación para bajar las escaleras corriendo.
Veo a los dos amigos despedirse y luego está Yuta frente a mí impidiéndome la salida.
- ¡Quita! - espeto envuelta en furia.
- Debemos hablar - dice igual de serio que yo.
- No, ahora no. Tengo prisa - doy un paso hacia la puerta pero me agarra del brazo deteniéndome - ¡Ay joder, qué pesado eres! - suspiro profundo - Cuando regrese prometo hablar contigo.
- De hoy no pasa.
- Sí, sí como tú digas.
Les presento a mí mejor amigo. ¡Hola sarcasmo!
El pelinegro me estampa contra la pared, una vez nos hacemos paso a su apartamento. Me besa con agresividad quitándome la chaqueta, sus manos bajan a mi culo y lo estruja a su antojo.
Entramos en la habitación, nuestros labios siguen pegados mientras me guía adentro. Su polla está dura, puedo sentirla contra mi abdomen. Patea la puerta para cerrarla de golpe detrás d él.
Nunca me había sentido así, ésta necesidad tan abrumadora de follar tan jodidamente con un hombre.
Se inclina y levanta mi vestido - el que me coloqué solo para él, decidiendo pasar un poco de frío pero acelerar el momento en el que me quitara la ropa - por encima de mis hombros de una sola vez. Estoy de pie frente a él en ropa interior de encaje negro, sus ojos recorren mi cuerpo.
- ¡Quítatela! - le beso otra vez mordiendo sus labios, tirando de su camisa de botones - Necesito que te la quites.
Se arranca su camisa bajándola por sus brazos, busco a tientas su cinturón jadeando de desesperación mientras deslizo su pantalón por sus largas y atléticas piernas y finalmente se para frente a mí, desnudo. Mis ojos vagan por su anatomía.
Su polla se agita, el presemen goteando por la punta rosada. Sus pectorales son grandes y firmes como cada uno de sus músculos, su abdomen marcado y su rostro hermoso.
- Eres tan sexy - le digo, riéndome para mí misma.
Sus dedos encuentran el camino entre mis piernas. Toca mi clítoris hinchado robándome un gemido. Estoy tan mojada, lista para él.
Pone una mano sobre mi cabeza y me empuja hacia abajo.
- ¡De rodillas! - me ordena, eso solo hace que me mje más.
Toma su polla en la mano y unta el líquido preseminal en mis labios, lo miro y luego me lamo los labios. Nuestros ojos se encuentran y nada más importa cuando él me mira de esa forma.
- Voy a follar tu boca primero y luego te voy a follar tan duro que ni siquiera recordarás cómo se camina.
Lentamente bombea su polla con su mano y abro la boca para recibirle. Su puño se sacude cada vez más fuerte.
- ¡Tócate! - su voz se hace cada vez más gutural.
Mi mano cae entre mis piernas y cierro los ojos cuando el éxtasis se apodera de mi cuerpo. Un fuego arde en mi interior.
¡Jodido infierno!
Agarra mi cabello y luego se guía dentro de mi boca. Sus ojos se cierran, se desliza hacia afuera y luego hacia adentro haciéndolo más profundo. Succiono su punta enrollando mi lengua a su alrededor. Mis ojos observan cada una de sus reacciones.
- ¿Te gusta eso, princesa?
Asiento a su alrededor, sus manos agarran la parte posterior de mi cabeza mientras empuja su polla en mi boca. Aprieto mis labios en su falo. Me digo a mí misma que mantenga la calma, pero con él no puedo controlarme. El es el polvo más caliente que he tenido. Esto es raro, nunca me había sentido así con otro hombre.
Encuentra su propio ritmo y gimo a su alrededor, sus manos están agarrando mi cabello con fuerza y siento que su polla empieza a sacudirse. Tira de mi con agresividad y realmente empieza a follarme la boca, sisea con la mandíbula apretada mientras yo lo tomo por completo.
- ¡Maldición! Eso es nena, sigue así - jadea siguiendo bombeando.
Gruñe cuando su orgasmo lo atraviesa y vuelvo a sentir su miembro sacudirse y el semen caliente se acumula en mi boca y lucho por tragarlo todo. Con un sonrisa me aparta el cabello de la frente mientras me ve atentamente y lamo toda su extensión asegurándome de que me mire.
¿Cómo puede ser tan precioso?
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