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Pov.Yui
Las calles de Seúl se sienten vivas aún siendo de madrugada y el aire helado que pega en mi rostro, parece como si millones de dagas congelas atravesaran mi piel. Con un suspiro me subo al taxi para ir a casa de mi hermano, Yuta. Espero que él se alegre de verme, hace poco más de cinco años que no nos vemos y en realidad lo entiendo. El ya tiene su vida aquí y formó una linda familia, sin embargo, qué pasa conmigo. ¿Acaso no soy importante?
Tal vez sea el momento adecuado para dejar ir todos esos resentimientos de mi corazón. ¿Pero quién me asegura que no volverá a ocurrir? Que me dejará sola una vez más.
Mi historia en Osaka, Japón, no ha sido la mejor. Hay cosas de las que me arrepiento pero también hay otras tantas de las que me enorgullezco en demasía, la primera fue graduarme como bailarina profesional siendo tan joven. A mis veintitrés años pude obtener mi propio estudio de danza sin ayuda de nadie, si bien dicho lugar quedó reducido solo a cenizas. Me niego a recordar ese suceso. La parte bochornosa sobre mi pobre existencia no es relevante, ni siquiera recuerdo mucho sobre eso. Las citas con la psicóloga no hicieron más que confundirme, al parecer mi propia mente se rehúsa a rememorar los pasados hechos. Solo sé que fue muy agobiante y que no quiero recordar nada, así estoy mejor.
Mordiendo mis labios con nerviosismo me dispongo a presionar el timbre de la casa. Apenas son las seis de la mañana, así que recién deben estar despertando. Yuta es un reconocido abogado, mi cuñada - Lizzy - es enfermera y el pequeño Haru tiene cinco años, así que supongo tenga que ir al preescolar. Con inquietud juego con los anillos que adornan mis dedos.
¿Y si me vuelvo a Japón?
- Bue.. ¿Yui? - el rostro impactado de mi cuñada me recibe, se le nota lo confundida que está de verme en persona por primera vez en su vida.
- ¿Hola? - saludo con incomodidad - Yuta..
- Oh, sí, lo siento - sonríe apenada abriendo más la puerta - Pasa por favor.
Su casa parece agradable, tiene bonitos muebles y adornos, además que la limpieza y organización de ésta la hace ver más sofisticada. Se siente familiar y el aroma que emana de la estancia se percibe acogedor.
- ¡Amor, ven! - grita ella desde el primer escalón de la escalera que conduce al segundo nivel - ¡Yuta!
- ¡Ya voy!
Tengo que sostenerme fuerte de mi maleta para no destabilizarme en el momento en que veo a mi hermano bajar vistiendo formal. El siempre será tan lindo y perfecto. El ahora castaño besa los labios de su esposa sonriéndole, la chica solo le indica con un movimiento de cabeza para que se dé cuenta de mi presencia. Su mirada se encuentra con la mía haciéndome estremecer, tengo un montón de sentimientos encontrados que no me dejan emitir ni un solo movimiento o palabra. Cierro los ojos y respiro profundo tratando de calmarme.
¡El no me echará! No, por favor. No lo hará.
Cuando mis párpados vuelven a levantarse, él ya está frente a mí, trago el nudo de mi garganta cuando siento que me envuelve en un abrazo confortable, el que llevaba necesitando desde hacía un tiempo. Lloro escondida en su cuello, lo extrañé muchísimo. Aprieto su torso, deseaba ésto.
- Dime. ¿Tú eres mi pequeña Yui? - pregunta acunando mi rostro, sus ojos están cristalizados. Asiento con más lágrimas descendiendo por mis mejillas - Mírate, ya eres una mujer. Estás preciosa, enana - vuelve a abrazarme - Te extrañé.
Pov.Jungkook
Maldito lunes de mierda. Es lo único que puedo pensar ahora. Estoy cansado, estoy harto, no puedo más. Siento que la cabeza me explotará en cualquier momento.
¿Tenía que sucederme ésto a mí?
El estúpido hijo del presidente del país, siendo engañado por su novia y en su propio hogar. ¡Qué maravilloso, espectacular, me he emocionado al verlo!
Es que debe ser una vil broma.
- Kook, déjame explicarte - dice ella cubriéndose apenas con una sábana, la sábana de mi cama, dónde hace minutos se estaba revolcando con ese mal nacido.
Niego restregándome el rostro con frustración.
- No quiero escuchar ninguna de tus explicaciones, Lisa - bufo hastiado de toda ésta situación.
- Jung...
- ¡Lárgate! ¡Recoge todas tus porquerías y lárgate!
- Yo..
- ¿Tú qué Lisa? ¿Vas a contarme cómo te lo follaste acaso? - le grito tomándola de un brazo - Vete - recojo su ropa del suelo llevándola conmigo hasta la puerta - No quiero volverte a ver.
De un impulso rabioso tiro sus cosas fuera y la empujo a ella, con todo y sábanas. Igual las iba a desechar una vez se fuera.
Maldigo internamente al recrear la escena de hace un rato en mi mente otra vez.
- ¡Joder! - pateo el escritorio.
Apoyando mi espalda en la pared me dejo caer hasta el suelo alfombrado de mí habitación, mirando hacia la nada.
¿Qué cojones acaba de suceder?
Creía que estábamos bien, nuestra relación iba bien hasta ayer en la noche. Lisa siempre fue la chica de mis sueños, la que tenía idealizada para convertirla en mi esposa. Hace unos días cumplimos tres años de noviazgo, pero creo que en todo ese tiempo no la llegué a conocer en verdad.
Hija del secretario de mi padre, nunca me importó su estatus, ni que papá me prohibiera tener una relación con ella, no me interesó nada de eso. Siempre la amé, mi primera novia, me tenía comiendo de su mano. Podía hacer conmigo lo que le viniera en gana, le hubiese dado mi vida si me lo hubiera pedido. Ah, pero no, ella prefirió ponerme los cuernos.
- ¿Jungkook? - grita mi amigo tocando la puerta.
- ¿Qué? - inquiero dándole la espalda cuando decide invadir mi privacidad.
- Oye. ¿Pelearon tú y Lisa? La vi llorando hace un momento.
Sonrío irónico. No debería estar llorando, al final de cuentas bastante estaba disfrutando cuando la encontré en pleno acto de coito.
- Terminamos - zanjo soltando un suspiro - ¿Qué quieres, Taehyung?
- ¿Estás bien?
- Me engañó - suelto luego de estar un momento en silencio y yo que pensaba que no iba a llorar, parezco un tonto ahora - Me fue infiel Taehyung - volteo a verle.
Mi mejor amigo no duda en abrazarme dando unas palmaditas en mi espalda de manera afectiva.
- ¿Qué hice para que pasara ésto?
- No, tú no hiciste nada, no te eches la culpa - me mira con seriedad, pero él no sabe lo estúpido que me estoy sintiendo en estos momentos - Escucha, el karma vuelve y así como te dolió a ti, un día a ella le va a doler el doble, porque el que riendo la hace, llorando la paga. ¿Entiendes?
Ojalá y sus palabras fueran ciertas porque ya me estoy muriendo de ganas para que sienta lo mismo que yo estoy sintiendo. Que jueguen con ella, que la hagan llorar de la impotencia. Quiero que sufra lo mismo.
- ¿Sabes qué? Sé de un sitio que te va a encantar y que vas olvidar todo ésto de una - hace bailar sus cejas de arriba abajo mostrando esa sonrisa jocosa que parece de todo, menos angelical.
- ¿Qué sitio?
- El club Calypso.
Eso suena interesante.
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