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03. Cartas de tarot; Semi Eita

La chica miró con sutileza a (N) que estaba frente a ella, poseía una mirada gatuna que la hacía dudar de ella.

— Bien, mi querida chibi-chan, es hora de que elijas — (N) movió hábilmente el mazo de tarot, dejando extendidas y boca abajo las cartas.

La chica dejó salir la punta de su lengua por la comisura de sus labios, ella estaba terriblemente nerviosa y tenía un poco de incertidumbre sobre el juego de su compañera.

Movió hacia ella las cartas que había elegido, ahora solo tenía que esperar a que (N) comenzara a leerlas.

(N) miró con suspicacia a su compañera antes de darlas vueltas.

Con tan solo observarlas se asustó, corrió su silla en un chirrido agudo y molesto y sus tres compañeras la miraron preocupada.

— ¡Dime qué has visto! — exigió la chica que antes había elegido las cartas.

Pero (N) solo veía un final fatal con esa carta de la muerte invertida, el diablo junto con la torre y finalmente a la derecha estaba la luna.

(N) se acercó a la mesa con lentitud posando un codo en la madera y dando un pequeño suspiro dijo: — Tendrás que contarme la verdad.

La chica de antes se sentó en la silla nuevamente con lentitud mirando cada movimiento-más bien el parpadeo y el repiqueteo de los dedos en la mesa.

— ¿A qué te refieres?

Las otras dos chicas miraron con curiosidad a sus compañeras quienes parecían tener una batalla de miradas.

(N) se inclinó sobre la mesa quedando cerca de la muchacha — Dime, ¿Tienes pensamientos suicidas?

La chica saltó bruscamente en su asiento mirando con incredulidad a (N).

— ¡C-claro que no!

Ella enarcó una ceja mirando a la nerviosa chica desde su asiento.

— Las cartas me dicen otra cosa — un tono juguetón salió de los labios de la chica mientras decía con lentitud su frase.

— ¿Exactamente qué viste, (A)-chan? — preguntó suavemente una de las chicas que estaban ajenas a la conversación, se aferraba a su mochila mientras pasaba sus ojos con intriga entre las dos de la mesa.

Ella miró de reojo las cartas que anteriormente había tomado su compañera de sala y se dirigió a ellas con indiferencia.

— Oh, bueno, veo un indicio de depresión, ideas suicidas, desilusiones, conspiración, mentiras, perdida de dinero o de amor, aunque ya que la torre está invertida indica un desastre inevitable y perdidas — y a (N) le hubiera gustado seguir enumerando las catástrofes que rondaban sobre las cartas y la desafortunada chica, pero ella se levantó de un salto con los ojos llorosos y se apresuró en salir del salón.

Las chicas miraron incrédulas la situación, la chica que no había hablado corrió detrás de la otra mientras que la que le habló se quedó sentada sin saber que decir exactamente.

(N) miró con indiferencia a la muchacha sentada que se aferraba a su mochila y solo despegó su vista de ella cuando escuchó el gran grito de su amiga, Yuko.

— ¿Qué hiciste ahora? — exclamó con los brazos cruzados y el ceño fruncido, estaba enojada y sabía de sobras que había visto a las dos chicas correr fuera del aula.

(N) sonrió amigablemente tratando de parecer inocente ante su amiga — ¿Porqué supones que fui yo?

— Eres la única que ha hecho llorar a todas las chicas.

Una mueca se formó en el rostro de (N) ante la declaración de Yoko, según ella no era su culpa de que sus destinos fueran crueles.

— Solo le he dicho la verdad, esa chica tiene mucha mala suerte — (N) apuntó hacia la puerta con su dedo índice.

— ¿Le has dicho a alguien más que morirá?

— ¡Claro que no!, solo son sus destinos — aclaró (N) moviendo sus manos de forma graciosa y Yoko solo enarcó una ceja incrédula.

— ¡¿Hasta cuándo seguirás con esto?! — y (N) la miró con cara de pocos amigos.

Hacía tiempo, (N) había entrado en el camino de la adivinación al estar muy desesperada por buscar un índice o algo que le dijera que su crush está enamorada de ella, y solo por una diversión; había empezado con leer las hojas de té y luego con la lectura de la palma—aunque este último nunca aprendió a hacerlo correctamente así que cuando (N) dijo que se rendía, Yuko lanzó un grito al cielo de felicidad—hasta que unos meses atrás decidió comprar cartas de tarot. Yuko pensó en el instante que sería algo entretenido, pero terminó lamentándose, la chica era como una tragedia andante.

No dejaba de ir a todos lados acompañada del mazo de tarot y ella no dejaba de catalogarlo como una obsesión—(N) siempre le corregía y decía que era una pasión por la adivinación—que llegaba a ser molesta incluso para ella, era como si viera las tragedias de todas las personas a su alrededor—aunque literalmente así era, otras veces habían sobrevivientes a los que les predecía un buen futuro.

— ¿Quién dijo que terminaría con esto? — inquirió la chica cruzándose de brazos y mirando de manera desafiante a su mejor amiga.

Yuko chasqueó su lengua antes de soltar lo que hace tiempo tenía para decir — ¡Deja eso ya, (N)!, no eres una vidente y jugar con las cartas de tarot no hará que Semi Eita se enamore de ti.

El rojo carmín vivo coloreo las mejillas de (N), se sintió ofendida, un poco avergonzada y agradecida de que al menos pocas personas hubieran escuchado la declaración de su amiga.

Pero cualquier persona con dos dedos en la frente—mejor dicho las personas del núcleo de amistad de (N)-se habría dado cuenta que ella estaba perdidamente enamorada de Semi Eita desde que lo vio en primer año, y ella estaba muy agradecida de no ser alguien renombrada por los pasillos del Shiratorizawa porque estaba segura que si lo fuera, al menos media preparatoria sabría sobre sus sentimientos hacia el chico.

— ¡Solo cállate! No sabes lo que dices, las cartas casi siempre funcionan.

Yuko enarcó una ceja posando sus manos en sus caderas mirando con suspicacia a su amiga — Además, podrías nombrarme una vez en que no haya funcionado.

La chica se estaba preparando para decir sobre el posible fallecimiento de su abuela. Hacía unas semanas atrás (N) había hablado con la abuela de Yuko y como estaba empezando en la adivinación con cartas de tarot quería probar con las personas cercanas a ella, lamentablemente la mujer ya estaba postrada en cama con un lumbago que con suerte la dejaba darse vuelta al dormir y un sin fin de enfermedades trágicas que todos sus familiares se preguntaban cómo seguía viviendo, y el que (N) le hubiera predicho sobre una posible muerte a la senil mujer, de tan solo pensarlo la pobre anciana empeoró y terminó siendo internada en el hospital. Posiblemente en algún momento tendría que morir, pero Yuko sabía que su abuela aguantaba de todo, así que la idea que su muerte estuviera cerca era tan lejana como el día en que la chiquilla se gradúe de la universidad, al menos eso según los doctores.

Yuko rodó los ojos exasperada, ella era una cabeza dura y nada la haría cambiar de opinión, excepto tal vez Semi Eita, su amor por el chico era muy fuerte.

Yuko tomó con rapidez las cartas encima de la mesa y (N) se acercó a ella tratando de impedirlo, pero fue en vano, la chica ya tenía las cartas en sus manos.

— ¡Déjalas!

— Estás loca — fue lo último que dijo Yuko antes de forcejear y salir corriendo por la puerta dejando a (N) con tan solo una carta en la mano.

La chica miró la carta y un pequeño carmín cubrió sus mejillas, en el pequeño dibujo estaba una rueda con tres hombrecitos, era la carta de la rueda.

Reon miró de reojo a su compañera antes de sonreír de soslayo.

La biblioteca era el lugar más silencioso de la preparatoria, un lugar calmado donde podrías estudiar en paz, sin embargo para (N) era el lugar donde comenzó a hacer sus negocios, ya que si tenía una habilidad ¿por qué no explotarla? Sonaba tentador y sería muy aburrido aprender adivinación con cartas de tarot, luego saber si Semi Eita se enamoraría de ella algún día, y después botarlas y no verlas nunca más, aunque sonaba más probable la última opción, simplemente las cartas que ella elegía se burlaban de su esperanza diciendo "quizás en la siguiente jugada, ilusa", así que para saciar sus agrios momentos de fracaso con sus cartas decidió predecir a los demás.

(N) enarcó una ceja mirando curiosa como el capitán del equipo de voleibol acompañado del guess monster de Shiratorizawa y Reon Ohira—Benkei como ella le dice—, su compañero de curso, se presentaban frente a ella, pero su atención fue enfocada solo para el más importante del grupo-al menos para ella-el grandioso Semi Eita.

(N) lanzó un grito eufórico de felicidad en su tormentosa mente, todo era un caos ahí adentro y el hecho que su crush estuviera frente a ella empeoraba sus problemas mentales que de por sí su amiga decía que ella tenía.

— ¿Desean algo? — murmuró la chica casi con naturalidad desviando su atención del libro que tenía entre sus manos.

— Una predicción.

La chica sonrió a medias acercando su mochila, de ahí con su mano temblorosa sacó un mazo de cartas de tarot, la que tenía de repuesto, claro está, ya que en ese poco tiempo estaba acostumbrada a su amiga Yuko le robara las cartas.

— Antes de empezar me deben de pagar, sin pago no hay predicción — (N) se cruzó de brazos con una expresión de dignidad bajo la divertida mirada de Tendou Satori.

Ella extendió las cartas a lo largo de la mesa y los chicos miraron la gran cantidad de cartas boca abajo — Tienen que elegir, pero primero me tienen que decir su pregunta para saber el contexto.

Reon miró de reojo a sus tres amigos—quiénes estaban sentados frente a la mesa ya que él decidió que después de observar a su compañera de clase, definitivamente le gustaría ver el cómo se desarrollarían los hechos con la chica de personalidad extravagante.

— ¿Shiratorizawa ganará las nacionales? — y luego de esa inocente pregunta (N) quiso reírse en sus caras, pero no lo hizo más que nada por respeto a Semi.

— Lo preguntas como si pudiera saber literalmente el futuro, ¿cuándo es la siguiente Interhigh? ¿En tres meses? — cuestionó la chica con el ceño fruncido y de los labios de Reon Ohira salió un chirrido parecido a una risa siendo contenida.

— Está bien, ésa no era la pregunta, Ushijima se dejó llevar por ser nuestro último año — intervino Semi Eita mirando de reojo a Tendou y Ushijima encorvados en sus asientos.

¿Así se sentía el cielo? Porque escuchar su voz, una pequeña frase que iba dirigida a ella hacía volver loco su corazón, sentía las irregulares palpitaciones sobre su pecho y (N) pudo jurar que podía hasta escuchar el coro de ángeles.

— ¡Sí, ésa no era!

(N) miró a Tendou antes de decir: — Pagarán el doble.

Tendou movió su silla hacia atrás causando un gran chirrido en el piso de madera — ¡Qué avariciosa eres! — exclamó el chico y Ushijima solo pudo tomarlo del hombro antes de que se cayera con la silla al suelo.

— Me parece bien y lo siento mucho por... — y ahí estaba de nuevo Semi Eita hablándole, ¿por qué no se quedaba callado en su asiento siendo simplemente hermoso? Haría su trabajo de respirar más fácil.

Ella sintió que estaba solo con él, los demás no existían y al parecer el chico seguía hablando palabras que (N) no captaba, solo veía como el chico la miraba mientras movía los labios, ella estaba en una ensoñación.

Y cuando Semi le preguntó sobre algo, ella no supo qué responder. El rojizo subió a sus mejillas y en su rostro apareció una expresión avergonzada y a duras penas fue capaz de disculparse seguido que le repitiera la pregunta.

— P-pueden elegir — ella miró hacia la mesa procurando de no hacer contacto visual con algunos de los cuatro chicos frente a ella.

Pero para sorpresa de (N), Tendou ya había deslizado a lo largo de la mesa de caoba las cuatro cartas que con anterioridad les había explicado.

Ella miró las cartas tratando de evitar sus miradas y Tendou fue el primero en saberlo, (N) sabía que para el pelirrojo ella era un libro abierto, así que en su interior rezaba porque simplemente cerrara su boca o no dijera nada.

Quizás los únicos que estaban conscientes de la situación de (N) eran Reon y Tendou, Semi pensaba que simplemente ella era muy tímida y Ushijima no sabía con exactitud que estaba pasando.

(N) inhaló antes de comenzar a leer las cartas que habían elegido Tendou y Ushijima minutos antes.

(...)

Ella no tomaba el tiempo que tardaba en hacer algo, tampoco el tiempo que ocupaba en dignarse a hacerlo, el tiempo era algo relativo para ella y quizás por eso para Yuko no era raro que (N) ella estuviera tan entusiasmada por algo y abandonara más de la mitad de las cosas que hacía antes.

Había pasado por lo menos casi tres meses desde que habló con los chicos del equipo de voleibol y Yuko estaba un poco asustada sobre la tranquilidad que emitía la chica.

Ella ocasionalmente intercambiaba miradas con Reon, se sonreían como si siempre hablaran y luego movían sus manos en un ademán de saludase, era algo incómodo que hasta la fecha no entendía cómo pasaba, pero eso no era lo más extraño, si no, el hecho que la chica casi no hablase de las cartas desde el día en que se las quitó.

Así que tenía que ser eso, supuso que (N) debió de encontrar otro juego de adivinación que la mantuviera ocupada.

Pero no era eso, (N) mantenía la carta de tarot que simbolizaba a la rueda bajo su manga y se paseaba por los pasillos sin que nadie lo supiera.

Quizás había dejado de ser tan loca desde que los del equipo de voleibol le hicieron una visita y Semi la saludaba constantemente cada vez que chocaban miradas por los pasillos-que para ella era un gran logro, ya que estaba casi segura de que antes él no sabía ni de su existencia.

Así que solo vio como el equipo de voleibol de Shiratorizawa hacía de las suyas mientras jugaban contra un equipo universitario.

Ella no era de las que le gustara el voleibol, mejor dicho, cualquier deporte-a excepción de natación, si le pagaran ella estaría todo el día en la pileta-pero le resultaba simplemente fugaz la forma en que ellos jugaban y pasaban la pelota, la mantenían en el aire bajo un manto de nervios, y que después de pasar casi dos años viéndolo, aún su corazón latía con fuerza cada vez que la pelota pasaba a cualquier lado de la malla.

Eran sentimientos mixtos, porque según ella solo pasaba por afuera del gimnasio a mirar a Semi Eita, pero el chico ya no era titular del equipo de Shiratorizawa, de hecho se le fue revocado por un muchacho de segundo. Al principio se sintió mal por Semi y en el fondo se enojo, pero con el tiempo se dio cuenta de que el chico de segundo era sorprendente y tenían razones para cambiar al armador.

No tenía muchos motivos para estar ahí, de hecho aún había alguien que conocía, su compañero de clases, Reon, pero nunca diría una excusa como esa, porque en primer lugar absolutamente nadie lo creería y en segundo lugar ellos nunca han hablado más que dos líneas de palabras con extensa información sobre cualquier materia mata-mentes que le complica a ambos.

Así que solo dijo lo primero que se le vino a la mente cuando un chico de primero le habló.

— Solo vengo a ver al gran Ushijima, ¿y tú a qué vienes?

Y luego se mordió el interior de la mejilla sin escuchar la respuesta del chico.

Pero ella no estaba ni pensando en el partido de práctica, ni intrigada por la respuesta de chico, de hecho se atrevería a decir que su vista tampoco estaba perdida en cualquier punto de la cancha, solo estaba Semi Eita en su campo de visión, el chico hacía muecas de disgusto o simplemente mantenía su rostro serio, como siempre en cualquier partido.

Era algo patético guardar sentimientos, pero estaba en tercero y había pasado todos esos años ocultándolos y también escondiéndose de él por vergüenza, no era capaz de pararse frente a él y soltarle sus sentimientos, aunque si lo hiciera los soltaría de sopetón y se largaría en una carrera como si su vida dependiera de ello.

Y solo fue traída a la realidad cuando la pelota rozó su oreja y parte de su cabeza.

Asustada se alejó unos pasos hacia al lado, se le había olvidado el porqué no le gustaba venir al gimnasio a ver al equipo de voleibol, Ushijima era un salvaje cuando se trataba de rematar.

— Chica mata esperanzas, ¿estás bien? — la voz cantarina de Tendou se escuchó de abajo y (N) tenía el rostro teñido de vergüenza.

Tomó sus pertenencias y salió corriendo del gimnasio como alma de lleva al diablo.

Ese día pasó rápido y tal vez fue porque ella decidió esconderse en su casa hasta ver como el Sol abandonaba el cielo diurno.

Ella caminó a paso lento con el rojizo en el lateral de su cabeza, al principio pensó que muchas personas se tomarían el tiempo de mirarla más de una vez, pero era (N) y por más que quisiera-tampoco lo desea-no era de ese tipo de personas que la gente le dedicara más de una mirada al pasar, de hecho era ignorada, y si tenía suerte quizás le daban una segunda mirada.

Se encogió de hombros abriendo el casillero de color blanco al que ya estaba familiarizada.

— Hola — y (N) casi hiperventiló de emoción, atrás de ella se escuchó la voz de Semi, el chico la miró con una pequeña sonrisa amistosa en los labios — Te iba a hablar ayer, quería preguntarte si no te dolió mucho, a veces Ushijima se le pasa la mano.

Ella mordió su labio teniendo miedo de sí misma, se conocía y en el instante en que el chico abrió la boca, se maldijo de ser una impulsiva.

Pero, ¡Dios! ¿Era un sueño? Porque precisamente el chico del cual estaba enamorada se estaba preocupando por ella y sentía que no podría evitar su instinto de idiotez.

— Hola.

Y (N) se mordió la lengua de nuevo pensando todo lo que tenía para decirle, pero simplemente no podía y quería abofetearse con fuerza porque en ese momento estaba mirando a Semi de forma rara.

Era como si su cuerpo no respondiera, como si uno de los millones de cables de conexión dentro de su cabeza funcionara justo cuando él aparecía en su campo de visión, y si tomaba ese ejemplo, Dios, hasta podía oler el olor a humo por el cortocircuito.

(N) se sonrojó violentamente y se giró dándole la espalda, ella no estaba preparada para tener una conversación como cualquier otra con Semi Eita.

— ¿Estás realmente bien?

— ¡Sí!

Trató de huir tan rápido como gritó el monosílabo haciendo sobresaltar al chico.

— ¡Necesito tu ayuda!

(N) paró de mover sus pies al instante y miró de reojo al chico mientras se giraba de a poco — ¿Podrías adivinar algo para mí?

Sintió que su corazón se detuvo y luego volvió a palpitar tan fuerte como antes, abrió los labios respondiendo al instante.

Y quizás esa era la respuesta del porqué se encontraba en la biblioteca de Shiratorizawa, nuevamente, tratando de contener su felicidad, el chico estaba frente suyo mirando la siguiente acción.

Como de costumbre comenzó a mezclar la baraja de cartas ante la interesada mirada del chico.

— Ushijima me dijo que no cree nada de lo que dices — soltó con rapidez Semi antes de acomodarse en su asiento.

— Oh, bueno, la mayoría de la gente que no le gusta la respuesta que les doy lo dice — (N) extendió el mazo de tarot a lo largo de la mesa esperando a que el chico soltara su pregunta.

— Es que Tendou dice que es imposible que Shiratorizawa perdiera antes de las nacionales, teniendo en cuenta el tiempo que estimaste, para ambos eso no tiene explicación — y la chica se encogió de hombros restándole importancia, aunque por dentro en su mente y emociones todo era un caos.

— Ellos preguntaron y me hostigaron hasta conseguir la respuesta.

Semi ya había escogido las cartas y estaba regocijado en su asiento esperando lanzar sobre el tema que quería.

— Quiero saber cómo me irá en el amor.

Y algo dentro de (N) se alarmó, no creía tener una buena señal de ello—al menos para ella—y con su mano libre tocó sobre su manga en donde guardaba silenciosamente la carta de la rueda de la fortuna, como si le diera fuerzas en aquel momento tan desesperanzador para ella.

Porque no había forma de que hablara de ella, habían muchas chicas y sabía que ella no era divertida, ni tampoco resaltaba por ser alguien guapa, era alguien normal, alguien promedio y del montón a la que nunca le había pasado algo ni parecido a los sucesos de un manga shoujo o incluso un harem reverse.

Así que tenía su autoestima rozando el suelo, y con una pequeña sonrisa para fingir que todo estaba bien, con calma dio vueltas las cartas.

Entonces su corazón dio un vuelco.

Dio un respingo exclamando un monosílabo, él quizás era la persona con más suerte.

— ¿Qué pasará?

— Creo que eres una de las pocas personas con suerte que he visto — y luego de eso apretó sobre su manga la carta de la rueda, la apretó fuerte tratando de saber porqué nunca le pasaba algo bueno a ella — Solo soy capaz de decirte que pasará algo bueno y durará mucho tiempo.

Semi la miró con una sonrisa de soslayo musitando una breve frase de agradecimiento.

Y nuevamente se paró de su asiento, rápidamente con el mazo de cartas en mano, sentía que no podría aguantar más tiempo ahí con él.

Dio un paso mal calculado y cayó encima de la silla que estaba un poco alejada de la mesa en la que estaban.

Un pequeño grito se quedó atrapado en su garganta y comenzó a levantar con rapidez las cartas.

Semi pasó su lengua por sus resecos labios antes de pasarle la carta a la chica.

— Entonces, ¿me permites una salida contigo? — su corazón comenzó a latir con fuerza.

¿Era eso? ¿Ya había terminado de hablar? Porque (N) no tomó el tiempo en que se detuvo al ver su rostro tan de cerca, el chico mantenía una sonrisa algo nerviosa y ella no podía más que estar terriblemente sonrojada.

Porque no era normal, o era un sueño, o quizás algo producto de su imaginación, le parecía imposible que el chico que le gustara se le acercara así nada más sin ella haber hecho algún mérito o algo similar.

Los cables de conexión en su cerebro oficialmente no estaban trabajando como correspondía, porque solo podía mirarlo y estaba segura que su mente era un cortocircuito, un gran cortocircuito que la hacían ver como tonta frente al chico que le gustaba.

Solo pudo mirar la carta que en ese momento le estaba tendiendo, era la carta de la rueda, que representaba las vueltas inesperadas que daba la vida.

La tomó con su mano temblorosa y a la vez que respondía de forma patética.

— ¡C-claro que sí!

Y hasta se quiso golpear del tono de voz que uso, un tono chillón que desmantelaba sus nervios, un tono propio del estereotipo de una chica desagradable.

Se sentía muy patética mientras el chico le sonreía de forma amigable.

— Qué alivio, pensé que dirías que no ya que no respondías.

Nuevamente, se quiso golpear, y el carmín tiñó sus mejillas, ella estaba muriéndose por tener tan cerca al chico y al parecer él no captaba eso.

Solo quizás, las cartas si servían para ver el futuro.

[Observación personal]: La idea de este one shot salió cuando estaba tratando de dormir temprano porque al día siguiente tenía prueba de matemáticas JAJAJ (*cries in colegio*), es una idea alocada, pero tiene algo especial, me encariñé mucho, necesitaba escribir algo sobre esto, y elegí a Semi porque al parecer he visto que casi nadie escribe de él y es un amor (husbando detected); por la personalidad de rayita ni me pregunten, quería experimentar y ver como se sentía escribir así, fue sorprendente, me gustó mucho como lo desarrollé. En fin, el fondo de esto es que tengo un ap (amor platónico) y bueno, pienso que se sentiría muy bonito si supiera de mi existencia (:'v), así que este one shot va dedicado a todas las personitas que como yo su ap no la mira ni en pintura<3

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