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01. Noche solitaria; Kageyama Tobio

Era raro el que estuvieran en medio de la noche despiertos al lado de la puerta, pero increíblemente era más raro aún que la chica se mantuviera aferrada a una bolsa de basura con sus mejillas rojas y húmedas.

— Creí que mentías cuando mencionaste lo de caminar por la noche — murmuró mirando las pequeñas gotas saladas que resbalaban por las mejillas de la chica.

Ella las sentía calientes, a pesar de tener frío, pensó que era lo único cálido en esa fría noche.

Asintió con la cabeza tratando de contener los sollozos apagados que amenazaban por salir.

Tobio se acercó con rapidez a la chica arrebatando con algo de brusquedad la bolsa y tirándola cerca de las plantas.

— Lo siento por venir tan tarde — susurró tan bajo como si fuera un secreto.

Tobio negó con la cabeza reiteradas veces observando a la chica un poco más lejos de la ampolleta que iluminaba su puerta.

Desde la oscuridad se veían con claridad las tonalidades degradadas de rojizo que se extendían debajo de sus cuencas, las mejillas coloreadas y sus ojos estaban cristalizados de pena, apretó sus labios al ver el pequeño temblor en sus labios.

— No tienes que disculparte, aunque sean las cuatro de la madrugada abriré la puerta — y luego de eso una mueca surcó en sus labios al escuchar su tono de voz, un tono delicado, inconscientemente estaba siendo considerado con su amiga.

(N) se llevó una mano a la mejilla esperando no largarse a llorar, pero se le hacía imposible.

Aunque no entendía muy bien lo que decían, los gritos se escuchaban fuertes y latentes en sus oídos, como si estuviera observando en primera plana los sucesos.

— ¿Cerraste la puerta?

¡Claro que lo hizo! Pero los gritos eran insistentes, y temía que perduraran hasta el amanecer.

Porque ella no quería estar toda una noche acompañada del frío y de la oscuridad, que en un abrir y cerrar de ojos los rayos prepotentes y mañaneros se burlaran de su inocencia.

Recordó la noche anterior y se sintió un poco mal por mantener despierto a Tobio durante todo su desvelo, pero al menos escribir los mensajes acaparaba la atención de las voces y poco a poco se hacían más lejanas y bajas.

Pero esa noche solo pudo revolcarse entre las sábanas de color blanco con el único peluche que tenía en su habitación deseosa de que pararan y la torturaban; se sentía tan sola entre esas cuatro paredes, necesitaba a alguien, y sus padres no serían los encargados, ellos preferían ignorar sus peticiones.

(N) mordió su labio inferior antes de hablar — Y también le arranqué la cabeza a Iker, ¡pero te juro que fue sin querer! — su mano tembló y Tobio no pudo evitar sentirse sorprendido ante la declaración de la chica.

Sabía que el tigre de peluche era importante para ella, pero nunca pensó que llegaría a ser tan drástica en sus acciones.

Kageyama caminó hacia la puerta pasando al lado de la temblorosa figura de su amiga — Entra, hace mucho frío aquí afuera.

La chica lo miró de forma inexplicable, y se apresuró en mover sus torpes pies.

Una vez dentro de la vivienda se dio cuenta de sus ropas, la chica llevaba puesto sus prendas de dormir con una chaqueta de mezclilla y botas de casa.

Miró intimidada las paredes que para ella se hacían más y más angostas a medidas que se adentraba a la casa siguiendo al chico por el profundo pasillo que a duras penas tenía iluminación.

Miraba con determinación cada detalle, cada minuciosa decoración que recordaba como la palma de su mano.

En el marco Tobio se giró y le dedicó una pequeña sonrisa de soslayo que se convirtió en una mueca parecida a una de pena, ella comprendió que fue un intento fallido de hacerla calmar, de todos modos no lo necesitaba, solo bastaba con su compañía.

Miró las llamas y se acercó con rapidez sentándose en el suelo.

— ¿Porqué trajiste una bolsa de basura? — se atrevió a preguntar el chico sintiendo el calor abrasador en su rostro.

Observó el rostro de la chica, abrazaba sus piernas aferrándose a ellas y su vista era únicamente dirigida a la llamarada luminosa — Me dijeron que lo hiciera.

Tobio se guardó en el fondo de su garganta una exclamación o cualquier otro sonido que la chica interpretara como algo negativo, y pasó lentamente la saliva por su garganta con cuidado de no ahogarse con ella.

— No tienes que hacerlo... — a él le hubiera gustado seguir su idea, pero sintió que fue algo inoportuno al ver la curva de sus labios.

— Gritan más y más fuertes — susurró con los nudillos blancos, y Tobio pudo jurar ver sus manos temblar.

En esos momentos gritaban, gritaban tan fuertes mientras que el aire se sentía sofocante, gritaban palabras que no entendía, creía que no eran en su idioma.

A veces podía escuchar claramente las palabras y para ella la mayoría no tenían una explicación lógica, aunque Tobio siempre pensó que viniendo de ella la lógica rara vez funcionaba.

El chico se acercó, tomó su mano en un movimiento torpe y jugó con sus dedos, y pareció que el tiempo no avanzaba, con cada roce se iba deteniendo y juraba escuchar las respiraciones de ambos más fuertes y altas.

— Estoy aquí y no me iré — le dijo apartando con su mano libre los pequeños mechones de cabellos que caían sobre su rostro.

Una débil sonrisa se dibujó en sus labios y Tobio sintió su corazón palpitar con fuerza en su pecho.

Tenía las palabras indicadas en la punta de su lengua, quería decirlas y temía que al dejarlas salir se convirtieran en un vómito verbal lleno de tartamudeos, mejillas acaloradas y voz entrecortada.

Ése no era el momento ni el ambiente adecuado para expresarles sus sentimientos y pensó una vez más en ellos al mirar los labios temblorosos de ella.

(N) hundió su cabeza en la curva de su cuello y él pudo oler el característico aroma a naranja de sus cabellos.

En ese instante las voces dejaron de gritar y ella se olvidó de sus tormentos mientras sus suspiros sonaban cada vez más rotos y él solo pasaba con torpeza su mano peinando su maraña de cabellos.

Esa noche no se sintió tan solitaria como las anteriores y se lo agradeció de corazón al chico.

                       

[Observación personal]: Es corto, pero pensé que sería mejor si fuera así, en primer lugar me siento rara por estar escribiendo con rayita y en segundo lugar no sé qué es esto, me inspiré y salió así, de hecho para ser el primero no lo veo tan fatal, aunque siento que Kags me salió muy ooc, en ese aspecto creo que he fallado (y estoy segura que fallaré un poco con los otros personajes), creo que es mi primera vez escribiendo algo con él y eso me hace sentir un tanto mejor. Sobre el tema del one shot, me sentí satisfecha, fue un sentimiento de relajación y algo totalmente diferente a lo que suelo escribir.

{✾} Nota 1: Los sucesos del one shot se ambientan por lo menos la una o dos de la madrugada.
{✾} Nota 2: La rayita sufre de esquizofrenia leve.

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