amor

"Verdadeiras histórias de amor não têm fim" (Richard Bach)

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Me he desvanecido como la espuma del mar al chocar con la costa y te he escuchado llorar por mi, siento, aunque parezca imposible, tus brazos rodeándome con cariño, con aquel amor que me has demostrado y tus lagrimas mojan mi rostro, te escucho llamarme, escucho como tu voz se quiebra al pronunciar mi nombre, puedo oír como me pides que vuelva, como me ruegas por que vuelva a abrir los ojos. Tarde te das cuenta que eso es imposible, mi alma abandona todo rastro de vida y aunque aquello te causa gran tormento, muy despacio lo vas aceptando sin embargo... 

 ... hay dolor en tu corazón, sufres mi muerte, te tortura el hecho de haberme perdido y aunque sé que no lo admitirás, te culpas por no haberme protegido, por haberme entregado, inconscientemente, a la muerte que ha llegado por todos nosotros y canta victoria sobre nuestro mundo, sobre lo único que conocemos y conocíamos hasta hace algunas horas; pero ahora ya no importa, ha pasado demasiado rápido que ni tu, ni yo, ni nuestra Diosa pudimos evitarlo... es inevitable, ese es nuestro destino y lo acepté, lo aceptamos. 

Y ahora, en este lugar dónde reina la noche y la oscuridad es su consorte, solo puedo vagar en círculos evitando caer al vacío, pues te espero, esperare por ti el tiempo que sea necesario porque anhelo verte de nuevo. Los segundos se convierten en minutos y estos en horas; las horas parecen transformarse lentamente en días mas sé que esto solo es una ilusión, puesto que el tiempo aquí, dista de ser igual del pasar de los momentos allá en la tierra que he abandonado; el aire frio de la colina me hace desear el fuego del inframundo pero al mismo tiempo me hace anhelar, con la misma intensidad, tus brazos sobre mi cuerpo.

Por un momento dejo de sentir lo que pasa y solo puedo ver a las almas, que han perecido, caminar hacia la fosa y perderse en la finita oquedad de la penumbra y luego vuelvo a sentir la energía de aquellos que permanecen a tu lado luchando por la paz y el amor en el mundo. Aún te siento a ti y eso alivia mi corazón pero a medida que tu cosmo se desvanece, me invade el desasosiego y de un momento a otro, ya no estás ahí y te busco entre los espíritus recién llegados.

¿Dónde estás? no logro verte entre la oscura montaña por dónde camino sin rumbo alguno, te busco con la mirada que de a poco se cristaliza, ¿aún no has muerto, Aereas?, quizá no, quizá aún sigues vivo y no sé como sentirme al respecto, me alegra tanto que no hayas perecido aún, no obstante, desearía que estuvieses conmigo yendo juntos al inframundo, aceptando el castigo eterno para después, pasar la eternidad en Cositos, como los traidores que somos, pues ante los ojos de Hades, somos eso, traidores que han osado levantar la mano en contra de los dioses. 

Sin embargo, no estás aquí, siento el gran amor de nuestra Diosa refulgir como los rayos del sol y también puedo oír su divino corazón llorar, su alma se resquebraja en mil y un fragmentos llenos de agonía y dolor, te ha perdido, lo sé, pues logro por fin vislumbrar tu figura en la lejanía. diviso aquellos ojos que han perdido el brillo pero que siguen siendo lo más hermoso que he apreciado en mi vida, me lanzo a ti sin importarme nada, somos ahora un par de almas que se dirigen al descanso eterno del perpetuo castigo que merecemos. 

Ahora todo parece no tener sentido, la ilusión de un futuro junto a ti parece ser solo los sueños distantes de un simple mortal que ahora ha muerto y simplemente aquel sueño se desvanece hasta convertirse en la triste y funesta realidad que ahora nos envuelve, he pedido a los dioses que no me aparten de ti, y ahora vamos juntos a una eternidad que seguramente no merecemos. Ya no hay dolor, ni odio, ni sufrimiento, ni nada más que pueda perturbar mi voluntad, ahora puedo decirlo con toda libertad: 

- ¡TE AMO!

...

Se encuentran, ambos amantes que ahora son solo simples espíritus vagando por la larga e infinita colina de Yomotsu, se han vuelto a encontrar, los dioses, en su infinita misericordia y bondad, han hecho por aquel par de guerreros aquello que sus corazones anhelaban, los han vuelto a reunir en la fina linea que separa la luminosidad de una vida finita llena de sufrimiento, dolor, agonía, odio, ilusión, esperanza y de otras tantas cosas; de la negrura de una muerte interminable llena de paz, harmonía, terror, condena, eternidad y otras tantas cosas. 

Conservan, como un recuerdo ingrato que se ensancha en sus almas, las cicatrices y las heridas de la batalla de la que hace no mucho han sido participes importantes, y visten aún, como los destellos memoriales de sus vidas, las relucientes armaduras de oro que se encuentran agrietadas a causa del combate que ambos han sostenido. Francisca lleva en el rostro dos golpes, uno en la sien derecha y el otro en la mejilla zurda y a la altura de su pecho justo sobre su corazón, el oro no le cubre, en su lugar, porta la piel al descubierto y la huella del deceso inesperado, el brazo derecho sin protección y algunos fragmentos de aquella protección hacen falta a lo largo de su pierna. 

El valiente guardián de Sagitario parece un ángel destrozado, pues carece de una de sus grandes e imponentes alas, el arco que porta en la mano izquierda yace roto y las flechas se han perdido en los confines más recónditos del destruido santuario, del mismo lado, el brazo descubierto aún tiene rastros de sangre y el agudo dolor no sale de su mente. La suave malla roja que cubre los descubiertos muslos, yace rasgada en pequeñas tiras que se impregnan del metálico olor y por si fuese poco, el casco ha abandonado su cabeza y se ha desvanecido en las manos de su diosa que, en un ultimo esfuerzo le protegió del desafortunado destino pero que, sin poder hacer nada, le dejo ir. 

Todo aquello parece ser, no más que un sueño, aparenta ser, no más que un suspiro que parece eterno y ellos caminan, con los dedos de las manos entrelazadas, hacia su destino, van directo al abismo, justo al borde de aquel barranco el agarre en sus manos se intensifica y entonces... entonces saltan hacia la oscuridad que ansía su llegada, el tiempo parece regresar, detenerse y correr rápidamente hacia ellos para luego volver su curso. Han llegado a las orillas putrefactas del estigia y ahí vislumbran la barca de madera oscura que reposa en el agua mientras su conductor, Caronte, entona una melodía, un requiem de muerte que no hace más que alterar lo poco que queda de sus espíritus mortales. 

Han entregado, como pago, un pedacito de su cubierta dorada, una pepita extraída de lo que antes fue lo único que tenían como posesión más allá de sus vidas, de sus ilusiones y de su amor, la sonrisa retorcida de aquel que los conduce a su juicio es, más bien, una antesala de lo que viene. Las grandes puertas de la corte infra-terrestre se abren y les dan paso, después, no saben que ha pasado, han atravesado en un santiamén las 7 prisiones y han llegado a su destino: cocitos. Ahí los esperan, la osamenta de quienes fueron sus antepasados y ellos llegan a hacerles compañía por una eternidad que quizá anhelaron por siempre.

Y entonces... 

Él se desvanece, se eclipsa, su alma se dispersa en el aire como trozos de flores que vuelan en el viento, desaparece ¿Quién es ahora? quizá solo Francisca, tal vez Francisca de Tauro, quizás es Fran o aquel guerrero que ha muerto, fragmentando su vida en siete partes... siete partes, solo trozos de sentimientos agonizantes que se disipan entre los olvidados recuerdos de ayeres escabrosos, de leyendas y registros de aquel que luchó hasta su muerte y de aquel que, importándole poco si fue o no correcto, amo a su compañero en secreto, a ciegas, bajo la luz nocturna de la luna y finalmente a los ojos de su diosa quien en ningún momento le juzgo 

Pero ahora...

Solo es un alma encerrada en paredes gélidas que espera a que alguien más, cuente los siete fragmentos de un corazón, de un vida, de un sueño y de una ilusión...

🐂🐂
He aquí la última parte de esta historia que ame escribir para ustedes, espero que les haya gustado.

Pueden dejar aquí sus opiniones. 

La frase del principio dice  "las verdaderas historias de amor no tienen final" 

Nos leemos pronto.

Dan R