viii; Desespero
CAPITULO 8
"Toma mi mano,caminemos juntos
como dos hombres que se aman con locura y libertad."
El silencio reina en esas cuatro paredes,el menor no se atreve a mirarlo porque sabe qué si lo hace las lagrimas no se detendrán.
La sensación de confort y un mero alivio le invade el pecho, más la culpa le sigue carcomiendo el alma.
Jungkook tiende a jugar con sus dedos cada vez que quiere evitar algo o se pone nervioso, y es justamente lo que está haciendo ahora. No sabe que decir,no quiere que Taehyung le tenga lastima.
Detesta que la gente sienta lastima o pena por él.
El nudo se cierra en su garganta como si fuera una serpiente apretando a su presa,dejandolo sin aire lentamente. Le cuesta trabajo pasar saliva,es y fué tan sensible respecto a la muerte de su padre que,hablarlo por fin con alguien le es un paso sumamente grande a nivel personal y psicológico.
Taehyung le brindo la confianza y la serenidad de poder liberar sus angustias,dejar que su corazón libere culpa y agobio sin sentir miedo a la juzga. Poder confesar sus traumas e inquietudes con la mayor seguridad y parsimonia posible.
El mayor le escuchaba con atención, sintiéndose privilegiado y contento por el hecho de que el menor le estaba brindando acceso y conocimientos a aquello que tanto le perturbaba. Lo valoraba.
Se levanta de su asiento,dejandose apoyar en la esquina del escritorio de madera brillante y pulido levemente. Sus orbes fijos en la pequeña y delicada figura de Jungkook,visualizando como sus pequeños ojos se inundan de lagrimas que,con el mayor esfuerzo posible, se obliga a retener.
A Taehyung le parte el alma verlo ser tan severo y duro consigo mismo.
-Valoro muchísimo que te hayas animado a contarme esto.-comienza con una voz suave.-Es muy valiente de tu parte confiarmelo siendo lo traumático que debe ser para ti. Lo valoro mucho, Jungkook.
Las mejillas del contrario se calientan, más no se inmuta,su mirada aún sobre la forma en la que juega con sus dedos. Mordiendo su labio,sorbe su nariz y hace el gran esfuerzo de tragar.
-Llorá.-Le dice acariciando su mentón con delicadeza.
Vuelve a sentarse detrás de su escritorio,entre sus dedos meneando la lapicera y contemplando lo frágil y delicado que es Jungkook.
Casi como un impulso quiere mantenerlo siempre alejado de cualquier daño.
De repente,un fugaz recuerdo llega a su memoria.
Su sonrisa.
Oh Dios,hace cuánto no ve aquella hermosa sonrisa. Tan cálida,fresca y encantadora. Tan pacifica que calmaría hasta la amargura más oscura de su vida.
Oh,Kookie. Dame tu encantadora sonrisa de nuevo.
-Derramas tantas lágrimas que no tendrías porqué hacerlo.-susurra para si,su ceño levemente fruncido con tristeza.
Como puede,el menor levanta su cabeza posando sus ojitos en el mayor. Las lágrimas siguen retenidas en ellos pero poco a poco se las traga,obligandose a esconder su dolor de nuevo.
-Llorar está bien. ¿Sabes?.-Taehyung llama dejando la lapicera en el escritorio frente a él.-Tienes que desahogarte de toda esa tristeza y pensamientos dañinos.
Jungkook le mira con ojos ocuosos y su corazón late desbocado cuándo el castaño de rasgos marcados y bonitos se inclina un poco más sobre el escritorio. Nunca quitando sus orbes negros de su pequeña y temblorosa figura.
-Y yo seré tu pañuelo de lágrimas cuándo eso pase,Kookie.-alega reposando su pulgar en las suaves mejillas del chico cuándo las primeras lagrimas caen.
Su corazón se ablanda,su garganta no es capaz de seguir aguantando y sus ojos no retienen más sus lágrimas. Las mejillas se le manchan de dolor y angustia. Su garganta sufre, los sollozos siendo confesiones dolorosas ante el efecto que causaron aquellas palabras.
No es consciente de cuándo Taehyung está arrodillado a su lado,un pequeño brillo destellando de sus ojos y una sonrisa reconfortante que le rellena su débil y enfermo corazón de felicidad.
Una felicidad distinta a la que sintió con Harry.
De otro modo,su pecho da un pico al comenzar a bombear más fuerte porque los brazos de Taehyung están alrededor de su tembloroso cuerpo. Su cabeza se deja reposar en su pecho,sintiendo los tranquilos latidos de su corazón,aquellos mismos que provocan que el propio se relentice.
El castaño le acaricia las finas ebras de cabello con suavidad y partimos, dejando que el menor se sienta seguro con su calor resguardandolo del dolor por un tiempo. Taehyung lo observa con ojo de psicólogo,pero también cómo un humano. Ese joven de 21 años está tan roto y se sumergió tanto en la agonia de la culpabilidad por un hecho que no lo vincula en absolutamente nada,que ya nisiquiera es capaz de ver la luz es la oscuridad.
Y Taehyung quiere ser esa luz en la oscuridad de Jungkook.
-Mirame.
Le levanta el mentón sintiendo sus dedos frágiles y temblorosos,siente aquella mirada que le está pidiendo a gritos ayuda,pero que no dice mediante el habla porque las palabras se pierden en alguna parte que es imposible encontrar.
-No todo el dolor dura para siempre.-masculló con delicadeza,viendo los finos labios temblar tan quebradizos y blanquesinos.
-Te prometo que no,aunque sientas que si.-juró.- Tu vas a salir de todo ese dolor y yo te voy a ayudar porque las personas como tú pueden brillar aún cuándo su alma se rompe a pedazos.
Jungkook se aferra más a Taehyung,enredando sus brazos a su cuello, ubicando su cabeza en el hueco entre sus clavículas e inhalando aquel perfume que le parece el detalle más mirado y gracíl de su persona.
Sus orbes se revalsan de saladas lágrimas una vez más,un sollozo ahogado siendo evidencia de aquel incesante dolor. Taehyung ke acaricia la espalda con dulzura,ambos recostados en el piso y la espalda apoyada contra el escritorio.
Esa fué la segunda promesa que Taehyung le hizo a Jungkook.
Está apoyado en la mesada de su cocina. Sus brazos levemente flexionados,sus músculos y sentidos en busca de ser relajados con momento de alcohol. Su cabeza está punzante porque desarrolló la costumbre de pensar billones de cosas a la vez y terminar en un enredo de cables.
Aún se sorprende por tener un titulo de psicología colgado en su despacho en el gran St. Thomas Hospital. Se sorprende más el no haberse emborrachado hasta la médula esa noche.
Irónicamente es el primer vaso que se sirvió luego de haberse bañado, y es el mismo vaso que está reposado en su diestra hace una hora sin ser vaciado todavía. Y es que esté hombre piensa, demasiado a decir verdad. Tanto que, a veces, se pregunta como es que su cabeza no termina por explotar y manchar todo su alrededor de sangre.
Una escena que la considera muy cómica personalmente.
Los pensamientos de Taehyung van de un lugar a otro en su mente. Son tantos que se marea,pero el que más está presente es el de aquella sonrisa del chico con mejillas suaves y delicadas como una porcelana fresca.
El vivo recuerdo de sus labios elevándose, mostrando su brillante y blanquesina dentadura hacia que algo en el estómago del mayor se removiera. Era como un cosquilleo que,a su misma vez,le hacía sentir un sabor dulce en el paladar. Y eso,a Taehyung le agradaba en demasía.
Sin embargo, él siempre se consideró un hombre observador. Cauteloso. Tranquilo. Meticuloso. Escrupuloso. Presumido. Acogedor. Y coqueto.
Asi como la fugaz imagen de la sonrisita de ese chico vivía en su memoria, también se había memorizado sus hoyuelos, su pequeña y pomponcita nariz. El color carmesí que se formaba en el puente de su nariz y mejillas.
Taehyung rememoraba el tenerlo en sus brazos esa tarde,como su pequeño y delicado cuerpo temblaba debajo de su tacto. Ojos lastimeros, corazón enfermo y alma rota. Sollozos que destrozaban a quién fuera que los escuchara, que destruyeron el corazón de Kim.
Con sus largos dedos,lleva el vaso que contiene un suave licor a sus labios. Juguetea con el borde un momento y en verdad se sorprende al descubrirse pensando en los labios de Jungkook. También están presentes en sus recuerdos. Finos. Rosados. El inferior más regordete que el superior. Brillosos.
Taehyung se imagina morderlos. Apresar ese inferior entre sus dientes hasta arrancarle un jadeo.
Un tirón en su vientre bajo le hace guasear febrilmente.
-Vete a la mierda,Kim.
El calor le sube por la garganta,le cosquillea el paladar y le sube hasta las mejillas. Sus pupilas se dilatan,el familiar efecto del buen alcohol sobre si mismo.
Toma de su bebida hasta que el vaso está vacío y decide irse a la cama. La mente le funciona como si fuera un tren a vapor. Está dividida en dos. Por un lado los pensamientos internos ya puntualizados. Y,por otro lado, procesa la historia que el menor le relató.
Su cerebro vuelve a reproducir los sonidos lastimeros que sus cuerdas vocales recitaban mediante las dolorosas palabras. Podia sentir como el dolor en su pecho era cada vez más agonizante, conforme seguía hablando. No lo interrumpió en ningún momento hasta que terminos,dejando que todo el augurio y culpabilidad brote de su garganta.
Un suspiro ahogado abandona sus labios, acomodando su cabello y tallando sus ojos.
Es capaz de comprender el trauma que Jungkook ha generado desde hace siete años. Cargando en sus hombros el peso de una culpa inexistente,una culpa la cuál no tiene. El desespero de aquel sentimiento impidiéndole sentir paz. Porque es capaz de deducir,que Jungkook merece mejor tranquilidad que se le pueda brindar. Merece todo el amor que se ha prohibido por todos los años que la culpa le ha arrebatado.
-Cariño,eres tan frágil como una copa de cristal.
El murmuro murió en el silenció de su habitación,la leve luz de la luna que se asomaba timida por un costado de las cortinas lo estaba llevando al sueño. Quedándose dormido imaginando una escena donde Jungkook está a su lado,la comisura de sus labios elevada y sus dientes siendo enseñados al mundo mientras sus manos están juntas.
Se duerme sin saber que a unas cuantas calles,el joven pelinegro está aún despierto trazando con un lápiz negro las delicadas y marcadas facciones de Taehyung sobre una hoja blanca. Facciones que,para Jungkook,son perfectas.
Cuándo la alarma resuena irritantemente,un gemido lastimero abandona sus labios descolgandola y tomándose un breve minuto para asimilar en que universo se encuentra. Lo asimila mirando sus zapatos al lado se la cama como la cosa más interesante del mundo.
Adormilado y con los ojos a medio abrir se levanta al baño para prepararse decentemente,bañandose de por medio y peinando su escandaloso pelo húmedo. A pesar de eso siente que será un buen día.
Sale de casa y antes de llegar al hospital pasa a pedir su café habitual,maneja con una mano al volante y la otra llevando el vaso de plástico a sus labios,para calentar su cuerpo con el líquido. El sol está saliendo de frente a él. Su cabeza rememora el pacífico momento en el que,en la terraza, Jungkook y él vieron el amanecer juntos. Y una sonrisa de genera al recordar como lo vió llegar todo abrigado,sus pulmones pidiendo un poco de aire y la punta de su nariz sonrosada. Como un conejito.
Cuándo abandona su auto para ingresar al hospital un frío le recorre la nuca,le duele desde que se levanto pero no le quiere dar muchas vueltas.
Las grandes puertas le dan la bienvenida,nota que hay un leve ajetreo de los doctores más no sabe sobre que o quién recae. Se acerca al escritorio de la enfermera en la entrada para firmar fichas de sus pacientes que ayer dejó pendientes.
Nota que Yoongi pasa por su lado corriendo, seguido por Hoseok. Su ceño se frunce un poco,termina de firmar y le regala una sonrisa a la enfermera que parece derretirse ante esa acción. Su cuello duele en demasía y ahora se le suma un punzante dolor de cabeza por ver el descontrol que hay en la planta baja.
Mueve sus pies por el largo pasillo hasta su oficina,duda que el pelinegro esté despierto a estas horas de la mañana. Asi mismo se soba levemente la nuca con una mueca. Sus piernas se detienen inesperadamente dejando olvidado el dolor por un momento.
Y su idea de que sería un buen dia se esfuman cuándo ve que todo el barullo, entre ellos el doctor Min y el enfermero Jung ,se destinan al mismo punto. La habitación de Jungkook.
🏷️1.1k de lecturas estoy llorando muchas gracias !! 💜
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