18 AÑOS.

Te daré mis manos en la oscuridad y
Esperaré a que las tuyas se entrelacen
Te esperaré
Te esperaré

Se la habían pasado ese día cada uno en su mundo, no se habían visto hacia ya una semana entera y todo era culpa de ambos, no querían verse, no sabían como hacerlo. Ambos ya habían aceptado sus sentimientos por el otro pero había cosas en su contra.

Hacia un mes la joven empezaba a tener problemas de salud provocados por su misma habilidad, no fue raro después de todo, ella poseía una habilidad que asesinaba todo lo que tocaba y de paso lo hacia a ella también.

La asesinaba de a poco, el problema fue cuando Morí llamo al castaño a su oficina para informarle la situación de su amiga, las probabilidades más acertadas era que la joven lo más probable era que tenía un año más de vida o sólo meses.

Y el tema de enfrentar a está organizacion que se metió en su camino llamada "Mimic" hacia las cosas un poco más difíciles que antes, Ango andaba raro y tenía un mal presentimiento, pero sin importar que, ese día se adentraria a aquella habitación.

Entro sin tocar y miro en dirección al cristal, allí pudo ver como varios especialistas vestidos con trajes especiales atendían a la chica, el castaño sintió su corazón parar de golpe y como su labio temblaba, no quería llorar, no frente a ella.

Ya no parecía la chica de hacia una semana, estaba más pálida que antes, sus ojos rojos e hinchados acompañados de bolsas negras debajo de estos, no tenía pelo y podía notarse lo delgada que se encontraba, sin embargo, seguía siendo ella.

Su princesa encerrada en la torre, como a él le gustaba llamarla.

La joven al verlo sonrió y le dijo a los especialistas suela dejarán, a lo que ellos aceptaron y salieron dejando a ambos solos, ellas con algo de dificultad se levantó de la cama y transportando a rastras los tubos con intravenosa, oxígeno y sangre se acercó al vidrio quedando frente al castaño.

- Me hubieras avisado que vendrías- dijo ella- así por lo menos me hubiera arreglado un poco- dijo en un susurro, pero gracias a los micrófonos el castaño escuchó.

- Eres hermosa- dijo el castaño- y me cabe decir que eres la flor más hermosa de todas en el jardín- agregó apoyando la palma abierta de su mano abierta y se enrbo un poco apoyando también su frente en el frío cristal.

Con algo de delicadeza la chica hizo lo mismo, quedando el uno frente al otro, como si estuvieran apoyados en el otro, con el simple echo que un vidrio casi indestructible los separaba del tacto con el otro.

- Feliz cumpleaños por cierto- mencionó el castaño haciendo que la chica se riera pero se preocupó más al ver como esta empezaba a toser estrepitosamente- oye...

- Me gustas- interrumpió ella, no le gustaba que el castaño le tuviera lástima por estar en aquella situación y además le dijo aquello antes de que sea tarde.

El castaño pudo jugar que se quedo sin aire, entonces, ella si correspondía sus sentimientos ya no había necesidad de ocultarlo.

- A mi también me gustas- contestó el castaño bajando la cabeza un poco avergonzado, además de que sus mejillas se habían teñido un poco de rosa.

- ¿Desde cuando te gustó?- pregunto incrédula la joven mirando al castaño.

- Desde hace dos años- contestó este- ¿Y yo....desde cuando?- pregunto levantando la vista mirandola.

- Desde que te vi entras con Mori-san- contestó ella con una sonrisa- fue amor a primera vista, por eso luego te seguía algunos juegos y cargadas, para que te fijaras en mi- hablo tímida.

- Y vaya que lograste cautivarme- contestó el castaño. Pasaron el día completo juntos, haciendo alguna broma, jugando al ajedrez, con Dazai moviendo las piezas de ambos.

Y miraron el cielo desde la mañana hasta el atardecer, gracias a eso ella pudo por lo menos no ser tan pálida comoblo era antes, ya siendo de noche se acostaron ambos uno a cada lado del vidrio y miraron el cielo.

No había nada mejor que terminar el día así, además de la forma peculiar en la que Dazai le habian propuesto ser su novia la había alegrado, esa propuesta de suicidio con otro significado si la acepto.

-¿Tienes algún sueño?- pregunto el castaño sin apartar la vista del cielo azul oscuro con nubes, no hacia unos momentos se había largado a llover y las gotas golpeaban contra el vidrio. Una vista perfecta.

- Mi sueño...- empezó a hablar la chica- es el poder salir de aquí y acariciar cualquier ser vivo sin matarlo- contestó- pero....antes de eso primero sueño con el poder seguir viviendo aún que sea un poco más...- concluyó- ¿Y el tuyo?¿ espero que no se el poder tener un suicidio...

- Mi sueño es poder tocarte- la interrumpió- quisiera tirar este maldito cristal que nos separa para poder tocar tu piel y besarte Tn-chan la volteo a ver, ya que sentía su mirada.

- Pero si lo haces tu...

- Me importa una mierda si muero, aunque sea abre muerto luego de haberte besado, y además no sabes la cantidad de cosas que quiero hacer contigo Tn- la interrumpió- me...me encantaría vivir contigo, casarnos y formar una familia...- ya no sabía en que momento ambos habían empezado a llorar, pero no quería parar, necesitaba desahogarse y decirle todo lo que quería hacer con ella...

A la mierda el suicididio y las ganas de morir, quería estar con ella y vivir, queria que ella viviviera, quería vivir por primera vez en su vida, y todos aquellos intentos de suicidio que le había contado en los últimos dos años no fueron más que mentiras.

No volvió a intentar suicidarse, sólo su cuerpo tenían sicatrices más viejas o accidentales, ya no quiso intentar suicidarse con en su cabeza la idea de que si él moría la dejaría sola, la soledad que lo había embriagado durante muchos años había desaparecido en su presencia, ella había encendido una vela en aquella habitación oscura en la que él se encontraba.

- Q-Quiero vivir contigo, y quiero llevarte a que conozcas muchos lugares- hablo con la voz temblorosa- Por favor Tn, yo no me estoy rindiendo yo.... no quiero que tu te rindas, por  favor no me dejes, no....te vayas...te necesito más que nadie en el mundo, tu eres la razón por la que sigo vivo.

Por que no me estoy rindiendo
No me estoy rindiendo
Rindiendo
Todavía no