Flores 1/2
16 AÑOS.
Te daré mis manos en la oscuridad y
Esperaré a que las tuyas se entrelacen
Te esperaré
Te esperaré
Dudo unos minutos en si entrar o no a aquella sala, había pasado una semana desde su encuentro por primera vez, y la verdad no sabía si era correcto adentrarse a allí. Aún con duda, tomó el pocaporte y entro.
Todo estaba tal cual la ves anterior, y la joven estaba de espaldas apoyada en el cristal, por lo que no lo veía. Se las ingenio para que no lo escuchara y se acercó lentamente, la asustaria, de eso estaba seguro.
- ¡Sorpresa!- grito de la nada, la chica saltó de su lugar mientras gritaba, esto al castaño lo divirtió ya que se largo a reír- jajajajaj, tenías que ver tu cara- dijo entre risas mientras se arrodillaba en el suelo riendo.
- Eres un estúpido- dijo la chica colocando una mano en su pecho tratando de calmarse, el joven paro de reír y la miro divertido. Se paro e hizo una pose.
- Pero un estúpido muy apuesto- hablo arrogante mientras se peinaba el cabello castaño, la chica río un poco ante aquello, hasta que al ver las manos del joven, se percató de que llevaba vendas- Hey no lo negaste- hablo divertido el chico.
- ¿Por qué tienes vendas?- pregunto ignorando por completo lo que él había dicho, el castaño sólo suspiro y se sentó en un sillón dando hacia donde estába la joven.
- Sicatrices- hablo tranquilo- y alguna que otra son por mis intentos de suicidio- explicó alzando los hombros sin importancia alguna.
-¿Intentos de suicidio?- pregunto la chica incrédula-¿ por qué quieres suicidarte?
- La vida es un asco, no tengo ningún propósito y prácticamente a nadie le importó- hablo tranquilo.
- Pero, si estuvieras tan arto de vivir, ¿no crees que alguno de los intentos de suicidio ya hubiera funcionado, aunque sea uno?- pregunto.
El castaño con sorpresa levantó la mirada un tanto sorprendido, ella lo había descifrado, se había dado cuenta con unos pequeños detalles, este sólo bajo la cabeza.
- Ninguno de tus intentos de suicidio funcionaron porque así lo quisiste tu- hablo tranquila- anelas la muerte, pero también le tienes miedo, ¿no es así?
- Así que tu también lo descubriste- dijo tranquilo el castaño sonriendole- ya no voy a matarte- mencionó para levantarse de su asiento- tengo unas cosas que hacer, nos vemos mañana- saludo a la joven para luego salir de aquel lugar con una pequeña sonrisa.
Sólo fue cuestión de tiempo que ambos empezarán a hacerse amigos cada vez más cercanos, y que un sentimiento único empezará a acoplarse en el interior de cada uno. Las risas cada vez que se veían, las bromas y alguna que otra historia contada por el castaño nunca faltaban.
Así pasaron los días, los cuales se convirtieron en semanas, meses y dentro de pocos días un año de su primer encuentro.
El de ojos marrones dudo un poco en entrar a la habitación para ver a su amiga, ya que hacia no mucho había asumido que tenía sentimientos más haya de la amistad por ella. Aún así, ese día era su cumpleaños número dieciséis y el le prometió estar junto con ella.
Primera promesa rota.
Que oportuno había sido Morí al colocarle justo una misión ese día, lo peor de todo es que cuando le informó aquello el mayor sonreía divertido, y como él sólo era un peón tenía que obedecer.
Tomo el pomo y se adentro a la habitación, allí pudo ver como la joven de ahora dieciséis jugaba con un pequeño caballo de plastico en la mesa, mientras a su lado había un pastel el cual no tenía signos de haber sido cortado. Creyó que la joven le diría algo enojada, en cambio está al ni bien escuchar sus pasos se levantó de golpe y con una sonrisa inigualable se acercó al cristal.
-¡Llegaste!- exclamó feliz, el castaño sonrió un poco y también se acercó al cristal.
- Obvio que vendría, es tu cumpleaños, ¿cómo me lo perdería ?- contestó a la chica mientras hacia alguna que otra pose dramática- además de que anoche mientras dormía tuve una revelación la cual tenía que contarte antes que a cualquiera.
- Entonces, soy toda oidos- contestó la c/p mientras hacia un saludo militar, ya que habesces le gustaba joder a Dazai con que él era su superior y este se molestaba un poco, siendo está una no excepción. El castaño hizo un puchero de enojo haciendo que la joven del otro lado se riera un poco.
- Bueno, como te decía... mi revelación fue demasiado extravagante y hermosa- empezó a decir exagerando sus movimientos con los brazos para luego poner ambas manos en su pecho, donde se hayaba aquel pedazo de carne que le decía que estaba vivo.
- Ya deja de exagerar y dime de una vez- ordenó la cumpleañera cruzandose de brazos demandante. El castaño hizo una sonrisa arrogante y se acercó más al vidrio.
- Te recuerdo que aunque tengamos la misma edad soy mayor que tu por meses inclusive soy tu superior, por lo que no me puedes ordenar- hablo tranquilo.
- Entonces..." Señor superior" ya dime...
- Bueno, mi revelación fue.....¡Cometer un suicidio doble con una mujer hermosa!- la joven del otro lado del cristal, dejó de sonreír y lo miro con un gesto de...
- ¿Me estas jodiendo?- pregunto la chica, el castaño sólo negó con la cabeza y sonrió.
-¿Quisieras cometer suicidio doble conmigo bella flor de loto?- la chica le sonrió.
- NO- contestó sin más.
- ¿Y por que no?¿ que hice mal? Además no creo que...- no continuó la frase, seguramente ella ya lo sabía y pudo confirmarlo al verla sonreír triste. No hablo y bajo la cabeza, debía de ser horrible, para ella.
Su único amigo llegó a altas horas de la noche de su cumpleaños y lo único que hizo,□□□ □□□□□□□□□□ □ □□□□ □□ □□□□□□ □□□□□□□□ □□ □□□□ □□□□□□□□ □□□ □□ □□□□□□□,y que se la pasaría allí, en aquellas tres paredes de semento mientras un vídrio la separaba de la libertad.
Del aire fresco, siquiera tenía ventana, de la luz del sol, ya se podía notar lo pálida que ella era, sólo se la pasaba encerrada las 24/7 de los 365 días del año. Sólo conocía del exterior lo que veía en libros, y seguramente era la único que conocería.
- Yo...- empezó hablando otra vez el castaño, rompiendo el silencio incómodo que se había formado- Te traje esto- saco detrás suyo una bolsa de plástico, y de allí tomó lo que al sacarla mostraría una maceta con rosas, las favoritas de ella.
-¿S-son reales?- pregunto con una pequeña sonrisa triste.
- Si, están vivas- contestó tranquilo; miro a la chica y está apoyó su mano en el cristal y sus ojos se aguaron mientras su labio inferior temblaba- ¿Quieres tocarlas?- pregunto.
- Ya sabes que sucede si las tocó- respondió ella sin apartar la vista de aquellas flores.
- No es de inmediato tu poder, por lo que podrás tocarlas unos segundos- volvió a hablar el castaño- ¿te las paso?- Ella algo temblorosa asintió.
El castaño salió de aquella habitación y se dirigio a una habitación que daba la vuelta, al entrar allí, se encontró con varias personas de bata, monitoreaban algunas cámaras y signos vitales de los "pacientes que allí había"
Todos al verlo entrar se asombraaron y levantaron enseguida para dar una reverencia leve, el de ojos marrones no le presto atención a aquello y siguió su camino hasta llegar a los que se encargaban especialmente de Tn.
Porque no me estoy rindiendo
No me estoy rindiendo
Rindiendo
Todavía, no
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