( Viñeta II)

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Holis mi gente ❤️ traje una segunda parte de esta Viñeta que tanto les ha gustado, espero la disfruten y les mando un fuerte abrazo de oso 🐻 para todos ❤️

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( Pov- Sesshomaru)

Su cuerpo me trasmite tibieza a través de su hermosa, blanca y cálida piel.

Se remueve aún estando dormida, sus frágiles brazos ejercen presión sobre mi torso desnudo que le sirve de almohada para su comodidad. Sonrio levemente ante su acto de posesión.

¿ Cómo es posible que este demonio haya caído ante algo tan vanal?

Ni yo mismo podría responderme semejante imprudencia por mi parte.

Pero aquí estoy...

Preso de sus encantos, encadenado a su cuerpo que me impide el no regresar y recaer una y otra y otra vez, ante el hechizo que me ha puesto.

Al comienzo fueron innumerables las inquietudes que me invadieron.

Primeramente, creí que fue meramente el deseo ferreo e intenso que me recorría por el centro de mis venas, sintiendo mi propia sangre más densa cada vez que solía verla.
Soy un demonio pero ante todo soy un macho y no puedo negar que belleza como la de ella, jamás he visto antes.

Descarté esto cuando ya la tuve a mi merced, cuando aquella primera vez, bajo aquel árbol de manzanas tomé la dulce pureza de su rosada flor.

Nunca podré olvidarlo... Está arraigado a mi mente y con una estaca clavado en mi corazón.

Enfurecido conmigo mismo, me alejé por un tiempo pero fue solo por un corto lapso.

Ya que, una noche cuándo a mis agudos oídos llegaron sus gritos de horror, bastaron segundos para econtrarme posicionado frente a ella dispuesto a destasar en pedazos a quien haya tenido el atrevimiento de posar un solo dedo en ella.

Maté sin contemplaciones a aquellos demonios que la azecharon hasta unas alejadas aguas termales.

Una vez más...

Fue inevitable para mí. La tomé, desesperado, nuevamente.  Mi bestia me clamaba por su cuerpo, por beber de su miel. Por llenarla de nuestra escencia. Clamaba por la única mujer capaz de domarnos.

Volví a hacerla mía. Esta vez, bajo la luz de la luna. La única testigo del momento en que sellamos nuestro pacto.
Justo en aquella cálida noche mordí con fuerza su cuello reclamándola como mi legítima hembra, mía..

Luego de ello, culpé a Yako. Lo culpé tantas veces que decir una sifra exacta, sería mentir. Era mucho más fácil que admitir todo lo que experimentaba por una simple humana, algo que no podía definir mediantes palabras. Esto, solo me enfurecia más y más conmigo.

Ni yo mismo podía explicar tanta opresión en mi pecho.
Demasiados sentimientos para alguien que creía no tenerlos.

Fueron tan solo dos días donde estuvimos separados luego de hacerte antes las leyes Yokai de mi propiedad.

Claramente, no comprendías nada tampoco pretendía que lo hagas.

Aquella mañana donde inevitablemente regresé una vez más, prometiendome a mí mismo. Queriendome autoconvencer de que quizás podría acabar con tu efímera vida y hacer como que nada había sucedido entre nosotros.

Te encontrabas recolectando algunas  hierbas, distraía como es muy de costumbre en tí.

-- Mía--

De rodillas deleitandote con alguna fragancia de ciertas plantas, sonreías. Tus mejillas sonrojadas naturalmente, tu figura sublime tras ese traje que tanto despreciaba y en tu cuello, a la vista de cualquier ojo, resplandecía, más que nunca el emblema de mi casa. La dinastía que por siglos se reconoció como los Kami de la luna.

Portabas libremente la marca de mi pertenencia. Sin saberlo te hice de mi propiedad.

La propiedad de un asesino...

Tus azules enfocaron mis ojos, luego de unos minutos. Finalmente, te percataste de mi presencia, ajena,a mis pensamientos de acabar con tu vida.
Me dije a mi mismo, que sería rápido. Que no te haría sufrir solo por haberme entregado tu pureza.

Preparé mis garras llenas de veneno a punto de ser expulsado. Fueron milésimas de segundos donde te pusiste en pie, aballasandome con tu alegría y corriste en mi dirección con los brazos abiertos para sorpresivamente refugiarme en ellos.

Tu rostro se enterró en mi pecho y logré oír el retumbar de tu corazón que creó, rápidamente, una sinfonía junto al mío que parecía responderle felíz por reencontrarnos.

__ Te extrañé ... __

Yako en mi mente respondió un
" También yo" y mis garras volvieron a su tamaño habitual, guardando cualquier peligro que significase para ella.
Mis brazos apretaron su pequeño cuerpo y correspondí a su más puro y genuino gesto para con este despreciable ser.

Con mis dedos levanté su rostro. Exploré su tibia piel con mis manos y sin emitir palabras, ella acercó sus labios para tener nuevamente la osadía de unirlos contra los míos.

Dulces...

Sus labios son tan dulces que me recuerdan a la misma miel recién extraída de un panal.
Son cálidos, como las mañanas de verano. Son suaves como la seda más costosa que he conocido. Me encanta la manera agraciada con la que envuelven a los míos y los invita a una rara danza donde debo de seguirle el ritmo para disfrutar más del placer exótico que genera el choque de nuestras lenguas y el ritmo que marcamos al explorarnos.

Por aquel entonces fue la primera vez que odié el necesitar respirar. Porque se sentía como la peor tortura estar separado de su cuerpo pero debí hacerlo, por ella y por mí, maldito oxígeno.

Ambos tratamos de recuperar el aliento sin dejar de mirarnos.
Sus manos como siempre inapropiadas se atrevieron a acariciarme con dulzura mi rostro, delineando mis líneas de linaje.

¿ Por qué no puedo alejarme de ti, mujer?

Lo pienso pero no puedo extenuar nada y tampoco encuentro el modo.

Siento su pequeña nariz rozar contra la mía y moverla, sonriendo como si fuera un cachorro.

__ Te amo, Sesshomaru... __

En mis siglos de vida nada me había dejado en el estado que todo mi cuerpo se econtraba. Mi corazón iba tan rápido dentro de mi cuerpo que el sonar me estaba incluso preocupando.

-- Te amo--

Quizás mis planes en un comienzo fueron otros. No iba a perder mi orgullo y rebajarme a lo mismo que mi padre. No iba a caer en las tentación de poseer a una hembra, mucho menos, a una de la raza que tanto odié durante siglos.

Pero...

En vez de arrebatarle la vida en ese mismo instante por atreverse a decirme semejante atrocidad. Tomé sus dóciles manos y las llevé al centro de mi pecho para que sienta lo que producía en mi alborotado corazón.

__ Tuyo. __

Fue lo único que pude decirte, volviste a sonreír. Depositaste un casto beso en mi pecho y llevaste mis manos hacía el tuyo.

__ También es tuyo... __

Creo que el resto, es una larga historia. Porque aquél día te rapté para traerte a mi palacio y no permitirte alejarte nunca más de mi lado.

Y ahora te tengo aquí...

Durmiendo totalmente desnuda a mi merced para amarte y poseerte las veces que lo desee. Para cuidarte y adorarte por el resto de la eternidad.

Para gritarle al mundo que este demonio..

Se ha enamorado de una humana....

                          ***Fin***

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