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˖⸙̭❛╰► capítulo siete


10:30 a.m

Caminaba por los pasillos de la escuela con una expresión de nerviosismo pintada en mi rostro. No estaba bromeando cuando decía que el universo parecía conspirar constantemente en mi contra. Cada paso que daba, cada esquina que giraba, sentía la expectativa de que en cualquier momento alguien se acercaría para hablar de mi cumpleaños. Podían querer organizar una gran fiesta, o incluso peor, podrían intentar presentarme a algún hombre con la esperanza de que terminara con él.

La sola idea de tal escenario me llenaba de temor y ansiedad. Imaginé las luces brillantes, la música alta, la multitud de caras desconocidas, y en el centro de todo, yo, incómoda y fuera de lugar. Podía verme a mí misma sonriendo falsamente, tratando de mantener una conversación con un extraño que no me interesaba en absoluto. Si eso llegara a pasar, juraba que me moriría de la vergüenza.

No, peor aún, me mataría de la mortificación. La perspectiva era tan aterradora que me hizo apretar los puños y apretar los dientes, decidida a evitar tal escenario a toda costa.

—Min Jun.

Levanté la vista para encontrarme con la mejor amiga de mi hermana. Tenía una sonrisa enorme en su rostro, mientras apretaba los libros que llevaba entre sus brazos contra su pecho. Verla así me hizo preguntarme muchas cosas. No éramos amigas, así que no entendía por qué me está mirando de esa manera. Su sonrisa parecía contener un secreto, una chispa de emoción que no podía entender.

Me puso nerviosa, pero también un poco curiosa.

—¿Sucede algo, Yu Na? Mi herman...

—No, vine a hablar contigo—me interrumpió, su sonrisa aún intacta—. Escuché que pronto es tu cumpleaños y pensamos en organizar una fiesta para ti, ¿qué te parece la idea?—propuso, con una chispa de entusiasmo en sus ojos.

—Di que sí, por favor.

Me sobresalté cuando Hyo Min se coló a mi lado, dándome un gran susto. Era otro recordatorio de cómo el mundo parecía conspirar en mi contra, sin dejarme tener una sesión tranquila con mi psicólogo. Si no le daba una respuesta afirmativa a mi hermana, estaba segura de que me molestaría durante toda la semana hasta el día de mi cumpleaños.

Así que, resignada, acepté que organizaran la fiesta. Sin embargo, me propuse a mí misma no caer en los encantos de cualquier hombre guapo que se me cruzara. Respecto a estar con mi psicólogo, eso seguiría en pie. Antes de confirmar eso en mi mente, vi que detrás de la amiga de mi hermana apareció su novio, un chico guapo de 1,80 metros que despertaba esos típicos sentimientos de una preadolescente en mí. Pero al recordar que está con Lee Yu Na, todos esos pensamientos se desvanecieron de inmediato.

—¿Qué sucede aquí?

—Oppa, que bueno que has llegado.

—Obviamente que estás invitado.

—¿A dónde estoy invitado?—preguntó Hyun Jin, sin entender la situación—¿Finalmente iremos a un acuario?

—Agh. No, claro que no. Odio esos lugares.

Pude notar que la sonrisa en el rostro de Hyun Jin desapareció en el momento en que escuchó la respuesta de su novia con un tono de desagrado. Eso me hizo dudar un momento, ya que era la primera vez que veía una expresión de tristeza en su cara, aunque lo disimuló muy bien.

—Haremos la fiesta de cumpleaños de Min Jun.—intervino Hyo Min, cruzando los brazos.

—Oh, ¿cuándo es?

—La semana que viene.

—Cae un viernes, el día perfecto.

—¿En dónde?

—En tu casa, amor. Por eso estás invitado.—contestó Yu Na, riendo junto a mi hermana mientras se alejaban por el pasillo.

Antes de irse, me dijo que se pondría en contacto conmigo a través de Instagram para organizar algunos detalles de la fiesta. Empero, ver todo eso me hizo sentir un poco triste por Hyun Jin, ya que siempre había creído que él y Yu Na eran la típica pareja perfecta de la escuela. A pesar de eso, él solo sonrió ligeramente.

—¿Sabes? No es necesario hacer la fiesta en tu casa si no quieres.

—No, no, no. Está bien por mí.

—Pero Hyu...

—Nos vemos después. Adiós, Min Jun.

Hyun Jin se despidió rápidamente y desapareció por el pasillo, dejándome con varias preguntas en la mente. Sin embargo, decidí concentrarme en seguir con mis clases y tratar de no darle importancia a la situación que acababa de suceder. Tanto fue así que salí temprano de la escuela, siguiendo las palabras de mi hermana mayor, quien me informó que mamá necesitaba ayuda con la bebé y tenía que ir al hospital para hacer unos trámites.

«Tranquilos, la niñera puede encargarse.»

Bufé solo de pensar en tener que cuidar a una bebé de 7 meses que parecía odiarme con toda su alma. En este momento, deseé que la mejor amiga de mi hermana estuviera disponible para cuidarla, ya que ambas se llevaban muy bien. Salí de mis pensamientos cuando mi madre apareció por el pasillo con la bebé en sus brazos y me la entregó. Después de escuchar que vendría tarde y que no podría ir al consultorio del señor Bang hoy, se alejó. Debo admitir que eso me dejó un poco desanimada, ya que disfrutaba pasar tiempo con ese hombre.

Siempre tenía algo que decirme.

Me di cuenta de que desde que empecé a asistir a las sesiones de terapia, había dejado de ser una persona negativa. Siempre intentaba encontrar el lado positivo de las cosas, incluso cuando parecía no haber ninguno. A veces temía que Choi Sae Ri viniera con la noticia de que no podría pagar más las sesiones y que me quedaría sin ver a Bang Chan. Pero por ahora, prefería no pensar en eso y disfrutar de las mejoras que había experimentado en mi actitud.

Salí de mis pensamientos cuando Woo Jun comenzó a llorar fuertemente, lo que me asustó un poco. La tomé entre mis manos y la senté en su silla especial para alimentarla, tratando de calmarla y asegurarme de que estuviera bien.

15:49 p.m

—¿Señor Bang?

Dejé de mirar mi reloj de mano cuando la recepcionista, Soo Chae, apareció en la puerta de mi consultorio. Me miraba con una sonrisa forzada y sus manos apoyadas en la puerta. Seguramente venía a decirme que no teníamos más tiempo y que era mejor cancelar la cita de la adolescente para darle el turno a otra persona. Pero algo me parecía extraño. Choi Min Jun nunca faltaba a ninguna de nuestras sesiones, y si algo así sucediera, al menos los padres o Soo Chae me habrían informado. Pero eso no ocurrió.

Asentí, indicándole a Seol Soo Chae que hiciera pasar al siguiente paciente. Luego me dirigí a mi escritorio para tachar la cita de la adolescente Choi de mi agenda. Cuando el siguiente paciente entró por la puerta, le sonreí amablemente y seguí con mi horario de trabajo. Después de largas horas de trabajo, finalmente pude regresar a casa, o más bien, al bar al que solía ir después del trabajo.

—¿Lo de siempre?

—Sí, por favor.

—Bang Chan, que sorpresa.

Giré la cabeza hacia la derecha cuando escuché a alguien llamándome por mi nombre completo. Era el señor Noh Hoon Sung, mi jefe en el lugar donde trabajaba. Me sorprendió verlo aquí, se suponía que se tomaría unos días de vacaciones debido a la separación que está enfrentando en su vida personal.

—Señor Noh, ¿qué hace aquí?

—¿Sabes, niño? Nunca te enamores de nadie.—me dijo mi jefe mientras bebía sin control y hablaba sin cesar de su ex esposa durante toda la noche. Fue una noche agotadora y, al final, tuve que llevarlo a su casa antes de poder regresar a la mía. No pude conciliar el sueño y apenas pude tocar un plato de comida.

Me desperté a las 10:30 de la mañana y desayuné. Afortunadamente, mi primer turno no comenzaba hasta la tarde, con Choi Min Jun. Cada vez que tenía una sesión con esa adolescente, mi mente se llenaba de preguntas sobre su vida. Me encantaría ser su amigo y brindarle la seguridad que nadie más podría darle. Sabía que necesitaba a alguien en su vida, un verdadero amigo, y que su búsqueda de relaciones sexuales era solo una distracción de sus verdaderos problemas. Me encantaría decirle que podríamos salir del consultorio algún día, pero tenía que respetar mi posición como terapeuta y recordar que ella era mi paciente, no una amiga.

—Hola, señor Bang.

Le sonreí a Min Jun cuando entró a mi despacho. Parecía un poco más feliz que antes, lo cual me emocionaba. Puse dos platos de kimchi y las sodas sobre la mesa, ya que todavía no he tenido la oportunidad de almorzar y planeaba hacerlo con ella. Con el tiempo, Min Jun se acostumbró a que siempre apareciera con comida, por lo que ella simplemente dejó su bolso en uno de los sillones y se sentó frente a mí.

—¿Qué pasó que no viniste ayer?

—Oh... Lo lamento, creí que mi mamá se lo había avisado. No pude venir porque mi madre tuvo que ir al hospital y no podía dejar a la bebé sola.—explicó Min Jun.

—¿No tienen niñera?

—La está mirando—dijo Min Jun en tono serio, pero luego soltó una risa—. No, supongo que no lo necesitan, ya que mi mamá es ama de casa.

—Umh.

Mientras comíamos, hablábamos de varios temas relacionados con la escuela y su vida personal. Intentaba obtener información relevante, pero Min Jun era una persona difícil de sonsacar datos importantes. Nos encontrábamos sentados en los sillones del consultorio, con Min Jun recostada en uno de ellos y yo sentado en el sillón individual con mi libreta entre las piernas. Noté que ella jugaba con el collar de su cuello, lo que hizo que mi mirada bajara lentamente. No obstante, me di cuenta de lo que estaba haciendo y aparté la mirada de inmediato.

«Eres un idiota, Bang.»

Mordí mis labios, tratando de contener esos pensamientos tontos que surgían en mi cabeza debido a la presencia de la adolescente frente a mí. De repente, escuché la voz de Choi Min Jun, lo que me hizo sonreír sin poder creerlo.

—¿No qué morderse los labios es una manera de lastimarse, señor Bang?—Min Jun dijo con una sonrisa en su rostro, iluminando su rostro con una expresión radiante.

—Tienes razón. ¿Ya sabes lo que harás para tu cumpleaños, Min Jun?

—Mi hermana y su amiga me harán una fiesta.

—Guau...—me sorprendí ante esa noticia, levantando las cejas—Eso significa que podrás hacer nuevos amigos.

—O...

—Te recomendaría no hacerlo en una fiesta, es mejor hacerlo cuando estés consciente y con la persona adecuada.

—¿No le gustan los encuentros casuales?

—Sí, pero...

Min Jun tomó asiento, mirándome seriamente.

—¿Y por qué yo no puedo hacerlo, señor Bang?

—No estoy diciendo que no lo hagas, Choi Min Jun. Solo te estoy recomendando que no lo hagas en una fiesta mientras estás bebiendo. Es mejor hacerlo de manera consciente, ya que nunca se sabe qué puede suceder en las fiestas de hoy en día.

Min Jun murmuró un «umh» y dirigió su mirada hacia los ventanales, donde se podían ver algunas gotas de lluvia. Luego, continuó hablando:

—Entonces, en cuanto a mi fiesta...

—¿Si?

—¿Recuerda qué tenemos un trato, no?

No pude evitar soltar una risa ante eso. Una de las cosas que había aprendido de Min Jun era que le encantaban los regalos de una manera impresionante. Recordaba que en nuestros primeros días de terapia, cuando me habló sobre sus padres, mencionó que sentía celos de que la mayoría de las personas recibieran regalos y ella no.

—Claro que sí, Min Jun.

—Mmh...

—¿Tienes algún regalo en mente?—pregunté, curioso por saber qué le gustaría recibir.

—Demasiados, señor Bang.

—Está bien, dime el regalo que quieres, y lo que hablamos esa vez será otro regalo aparte de este.

—Bueno, mi mamá me enseñó, además de todos los traumas, que no importa cuál sea el regalo, siempre es bien recibido. Sin importar mis gustos.

—¿Otra vez has peleado con tu madre?

Entonces, no necesité recibir una respuesta verbal, ya que su mirada lo decía todo. En estos pocos meses en los que ha sido mi paciente, la conocía mejor que nadie. Sabía cómo lucía cuando mentía, podía percibir cuando no quería estar en un lugar y cuando estaba de mal humor. Realmente me sorprendía la conexión que teníamos. Nunca antes tuve la suerte de tener este tipo de conexión con mis pacientes, ya que generalmente no se quedaban tanto tiempo o no lográbamos establecer un vínculo tan profundo.

—¡Juro que la odio!—exclamó Choi Min Jun, mostrando su frustración.

Así comenzó nuevamente la sesión con la adolescente y su resentimiento hacia su madre.

20:49 p.m

Tenía miedo, muchísimo miedo.

Para empezar, las únicas personas que conocía en esta fiesta eran las mellizas, quienes apenas me trajeron, se fueron rápidamente con sus respectivos amigos, dejándome sola entre desconocidos. Sabía que esto era una mala idea, pero decidí aprovechar cada momento para tomar las bebidas alcohólicas que se encontraban en la cocina de la casa. De vez en cuando, algunos adolescentes me felicitaban por mi cumpleaños, mientras que otros solamente se interesaban por mis hermanas.

—Verga de cumpleaños.

—Verga es la que tú necesitas.

Me sorprendí por la respuesta de mi hermana Hyo Min. De manera extraña, tenía a dos hombres detrás de ella y su sugerencia era que me acostara con uno de ellos. Sencillamente que nunca en mi vida podría rebajarme tanto como para tener relaciones sexuales con un drogadicto o un nerd, especialmente cuando este último era mi principal enemigo. Parecía que a él tampoco le agradaba la idea de tener que hablarme.

—Adiós.

—Sí, vete. Eso lo haces muy bien.

—¿Aún sigues resentida, Choi?

—¿Aún sigues durmiendo con tu mamá, Kim?

Sus amigos expulsaron una risa ante mi comentario, ocasionando que el castaño se vaya de la cocina de inmediato y yo recibo la cara de mal humor de mi hermana. Ella agarró de mi brazo, llevándome al piso de arriba para tener una charla tranquila y en silencio.

—Unnie, así nunca estarás con nadie.

—Sabes que Seung Min me cae de la mierda.

—¿Por qué? Antes eran mejores amigos.

—Sí, antes de que se vuelva popular y me deje como una loca obsesionada frente al chico que me gusta, Hyo Min—recordé con mucha frustración. Ella estuvo presente en ese momento y noté que hizo una mueca como si hubiera cometido un error—. ¿Sabes qué? Ni siquiera entiendo por qué me has hecho esto. No me conoces en absoluto. Aceptaste organizar esta maldita fiesta solo para seguir siendo amiga de Yu Na. Entre Hyo Hyun y tú, pensé que eras la única que realmente me entendería y haría algo por tu hermana. Pero veo que tengo una familia de mierda.

El ambiente se llenó de tensión y resentimiento mientras las palabras salían de mi boca.

—No exageres.

—¡¿Qué no exagere?! ¡Mira esto!

Abrí mis brazos, señalando hacia abajo para mostrarle lo que realmente estaba sucediendo en la fiesta. Era evidente que yo no era importante en este departamento, y mucho menos en esta fiesta. Lo único que importaba era la chica de pelo negro que bailaba entre una multitud de hombres.

Hyo Min bajó la mirada, sintiéndose culpable.

—Tú tienes suerte, y es una mierda que no te des cuenta de eso, Choi Hyo Min. Pero discúlpame, de verdad, pero no pienso quedarme aquí. Me voy a casa.

Me despedí de mi hermana, demostrándole lo enojada que estaba con lo que estaba sucediendo. Aunque en parte sentía cierta felicidad, porque finalmente tendría la oportunidad de estar con mi terapeuta de manera más íntima.

Ahí voy, Bang Chan.

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