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˖⸙̭❛╰► capítulo ocho



19:00 p.m

¡Tú puedes!

No es nada del otro mundo. Simplemente debes pedirle a tu psicólogo lo que quieres como regalo de cumpleaños. Puede que te arrepientas en el futuro, pero hoy no es ese día.

Este es tu momento, Min Jun, el día que has estado esperando durante meses. Así que no te quejes ni te sientas insegura. Decidí entrar al despacho del señor Bang Chan. Pero no encontré a Chan. Fruncí el ceño, mirando a mi alrededor con la esperanza de encontrar al hombre en quien había pensado desde que me fui de mi propia fiesta de cumpleaños. Empero, todo lo que mis ojos pudieron ver fue un despacho vacío con algunas velas aromáticas. Bang Chan no estaba allí.

—¡Feliz cumpleaños atrasado!

Me alejé, asustada. Detrás de los sillones salieron las únicas dos personas que conocía en ese lugar de salud: mi terapeuta y la recepcionista del segundo piso. Ahora entendía por qué ella no estaba en su puesto de trabajo antes, pero no he pensado en ello de esa manera. Ambos tenían confetis en sus manos, los hicieron sonar al mismo tiempo que grité, y llevaban puestos gorritos de fiesta. Sus enormes sonrisas iluminaron sus caras, dejándome aún más sorprendida. Ni siquiera mi familia me había hecho este tipo de sorpresas.

—W-wow... U-us...ustedes...

—¿Y qué te parece? No pudimos organizar una gran fiesta, pero todo esto fue hecho con mucho amor.

No podía creerlo. Este día que pensé que sería tan desalentador, ahora me encontraba derramando lágrimas de felicidad. Por primera vez, alguien me había organizado una fiesta sorpresa. Chan y Soo Chae intentaban consolarme mientras ella iba a buscar agua para mí. Chan me entregó un pañuelo, con el cual limpié las lágrimas que seguían cayendo.

Pasaron unos 10 minutos en los que estuve así, dejando que las emociones me inundaran. Me sentía agradecida y al mismo tiempo avergonzada por haber arruinado el ambiente que se había creado desde que salí de mi casa. Después de que la señorita Soo Chae me dejara el vaso con agua y me entregara un dulce, se retiró de la oficina de Bang Chan, dejándonos a solas para que él intentara consolarme.

—¿Qué fue lo que pasó ayer, Min Jun?

—Y-yo... No es eso. Es solo que nunca antes me han hecho una sorpresa en mi vida, y ver que ustedes fueron los únicos en hacerlo, sin esperar nada a cambio...—recordé lo que hizo mi hermana—, eso fue lo que me impresionó y emocionó. Lo siento, realmente no quería ponerme así. Lo siento, señor Bang.

Él tomó mi mano entre las suyas y comenzó a acariciarla suavemente. Esta simple acción hizo que todo en mi mundo se descontrolara. Era la primera vez que me tocaba y era una sensación extraña. No era como las veces anteriores en las que había deseado tener un encuentro íntimo con mi terapeuta.

—Oye, ¿qué hemos dicho sobre pedir disculpas por expresar tus emociones? No tienes que disculparte, Min Jun, no conmigo—dijo, mirándome intensamente. Fue una mirada que me dejó helada y por primera vez pude sentir que él también estaba sorprendido por la conexión entre nosotros. Me soltó y cambió de tema—. De acuerdo, tú y yo tenemos un asunto, ¿no?

Asentí, terminando de limpiar mi rostro enrojecido. Luego, traté de relajarme por un momento para poder cumplir con el propósito real de mi visita. Decidí dejar de sentirme tan miserable por un instante y disfrutar de lo que la vida me había presentado.

Dejé el pañuelo en la mesita y traté de mirarlo con una media sonrisa.

—Sí, y gané.

—Por lo que veo así es...—dijo acomodándose en el sillón largo—¿Cuál es el regalo que vas a querer entonces, Min Jun?

—Recuerde que lo tendrá que hacer de todos modos, porque es mi regalo de cumpleaños.

—Lo sé, Choi Min Jun.—respondió, riendo tímidamente. Me acomodé, tratando de relajarme y poder decir las siguientes palabras sin incomodar al hombre que estaba frente a mí. Lo miré con una sonrisa.

—¿Estás listo?

—Tsk. Adelante, me estás poniendo nervioso.

—Quiero tener relaciones sexuales con usted.

—¿Mmh?—alzó las cejas, acercando su rostro sorprendido—¿C-cómo? Creo que oí mal, Min Jun. Repítelo de nuevo.

—No oyó mal, señor Bang.

Noto que él traga saliva con dificultad, y una de sus manos va a su corbata, desajustándola ligeramente. Parecía estar un poco nervioso ante mi confesión. Hay que recordar que no era la primera vez que le proponía algo así, pero esta vez él no me había dicho nada. Su mirada estaba fija en el suelo del consultorio, mientras hacía expresiones graciosas para mí.

Luego, finalmente, levantó la mirada y me miró.

—De acuerdo.

Alcé mis cejas, completamente sorprendida.

¿Él dijo qué? Ahora era yo quien estaba sorprendida y anonadada. Lo último que esperaba era que él aceptara mi propuesta. Pero supongo que en parte era parte de su estrategia como psicólogo. En los pocos meses que estuve asistiendo a sesiones con él, pude darme cuenta de varias cosas, y una de ellas, la más importante, era que le gustaba utilizar la psicología inversa conmigo. Y, sinceramente, lo odiaba por eso. Pero lo detestaba aún más porque él creía que nunca me daría cuenta de sus intenciones.

—No haga eso. Estoy hablando en serio.

—Yo también.

—No le creo.

—Deberías, después de cenar lo haremos.

Mierda.

Me sentía nerviosa y, al mismo tiempo, dudaba de sus palabras. Él parecía tan serio al decirlas que era difícil no ponerme nerviosa y, al mismo tiempo, no creer en lo que decía. Además, ni siquiera sabía si tendría permiso para salir de casa un sábado por la noche. Normalmente, a esa hora, tenía que cuidar de mis hermanas menores, ya que mis padres casi nunca estaban y mis otros hermanos tampoco están disponibles. No tenía problemas en sustituir a mis hermanos cuando no podían hacerlo, pero solo lo hacía con Yeon Jun, ya que él siempre estaba estudiando para tener buenas calificaciones en la universidad, y ocasionalmente con Hyo Hyun, ya que tenía que practicar.

Aunque la mayoría del tiempo me tomaban por tonta y se iban de fiesta todos los fines de semana.

—¿Estás de acuerdo, Min Jun?

—Claro.

A la mierda mi familia.

A la mierda las órdenes de mi mamá.

Esta era mi única oportunidad de tener relaciones sexuales con un hombre, y no me importaba que él estuviera molesto en este momento. Suponía que lo confirmaríamos después de cenar. Empero, también tenía varias preguntas en mi cabeza. Él parecía preocuparse mucho por su trabajo como para involucrarse en algo así. Pero al mismo tiempo, recordaba las palabras de mi terapeuta.

«Siempre cumplo con mis promesas.»

Sí, Min Jun, hoy lo haces.

Incluso con tu psicólogo.

—Pero primero vamos a terminar con la sesión.

—Sí, señor Bang.

20:30 p.m

Estaban cenando en un restaurante muy elegante, y Choi Min Jun no podía creerlo. En su familia, eran tantos que rara vez tenían suficiente dinero para salir todos juntos a cenar en un lugar bonito. Ahora que cumplía 19 años, podía beber legalmente, por lo que estaba emocionada de poder disfrutar al menos un poco de champán, y su terapeuta no le negaría esa oportunidad.

Sin embargo, Bang Chan también estaba disfrutando de este pequeño momento con ella. Era algo que siempre había querido hacer por ella. Aunque al principio ha mencionado tener relaciones sexuales en tono de broma, ahora se daba cuenta de que siempre cumplía sus palabras, especialmente con esa mujer de cabello corto y azul. No obstante, no estaba seguro de si deberían tener relaciones sexuales.

—¡Espera! No bebas mucho, te hará mal.

—Ay, Chan, es solo un poquito...—susurró, enviándole otro trago de champán.—Además... de algún lado tengo que sacar las fuerzas.—musitó, aparentemente despreocupada. Bang Chan decidió no decir nada al respecto.

Durante esos 20 minutos, disfrutaron de una agradable velada, riendo y divirtiéndose, hasta que recordaron lo que debían hacer antes de que Min Jun tuviera que regresar a casa. Abandonaron el restaurante entre risas, mientras la menor pronunciaba algunas palabras incoherentes. Después de unos minutos en el auto del mayor, llegaron a un lujoso departamento, lo cual sorprendió a Min Jun.

Aunque no dijo nada, su mirada reflejaba su sorpresa al ver el lugar. Subieron al décimo piso y entraron al departamento, donde la adolescente pudo contemplar la hermosa decoración. El ambiente estaba decorado con colores similares a los de su despacho, había mesas que valían una fortuna y decoraciones aún más costosas que su propia beca escolar. Sin embargo, decidió dejar de admirar el departamento del mayor y concentrarse en lo que realmente había venido a obtener como regalo de cumpleaños.

—Toma asiento, ya vengo.

Min Jun siguió las indicaciones del mayor y se sentó en uno de los largos y elegantes sillones grises que se encontraban en la sala de estar. De repente, se sorprendió cuando la pantalla se encendió, mostrando una imagen de una fogata, y las luces se apagaron. La joven abrió ligeramente la boca, queriendo decir algo al respecto, pero pensó que tal vez el departamento siempre era así o que su terapeuta tenía algo que ver con eso. De repente, escuchó pasos acercándose a ella y vio a un hombre que llevaba dos copas de vidrio en sus manos y una botella de soju, que era lo que la menor quería probar. El hombre sirvió el líquido en las copas, brindaron y bebieron juntos.

—¿Estás segura de esto?

Min Jun cada vez estaba más nerviosa, no iba a negar que estaba sintiendo miedo de lo que pueda suceder, pero al mismo tiempo era una sensación excitante para ella. Es por eso que lo miró con cierto brillo en sus ojos castaños y con un simple movimiento de cabeza afirmó las dudas del mayor, entonces, Bang Chan tragó todo el líquido que se encontraba en su copa de vidrio y observó a la peliazul.

Agarró las copas para dejarlas en la mesita de vidrio, la cual tenía unas que otras decoraciones de piedras de playas, una plantita y algunas conchas de mar. Él la miraba atentamente, era como si se estuviese convenciendo mentalmente de que hacer esto estaba bien, pero sabía que eso no era cierto, no obstante, debía dé.

Fue por eso mismo que dejó de pensarlo y sus manos van directamente a la nuca de la menor, dándole aquel beso que ella estaba esperando con ansias desde antes.

Besándola lentamente.

Mordió su labio inferior, abriendo sus labios por la sorpresa y logró paso a la lengua del hombre, chocando sus lenguas, dando esa electricidad que le ocasionó revuelco allí abajo. ¿Lo pensó? Obviamente que no, simplemente, se subió en las piernas de Bang Chan, para ello, él ponerlo sobre la cintura de la mujer, haciendo presión. Cada vez el beso se iba intensificando, logrando que ambas personas se encuentren en la misma sintonía, rozando sus debilidades.

—Mmh, ven aquí.—ordenó Chan, sujetando de su cintura parándose del largo sillón gris.

Cargando a Min Jun hasta la habitación del mayor, que cuando llegaron ahí la mujer se sorprendió al notar algunas velas aromáticas alrededor del cuarto, dando esa decoración especial y ese olorcito, en el momento en que la dejó en la cama algunos pétalos de rosas se elevaron al mismo tiempo con ella, notando que su psicólogo se tomó el tiempo de darle ese ornamento.

No hubo ni siquiera tiempo de agradecerle al hombre por aquel detalle, solamente, se unieron en un largo beso, un beso que fue bajando cada vez más por el cuerpo de la mujer, besando su cuello, clavículas, hasta llegar a las telas de la ropa que llevaba puesta esa tarde, dejándola en ropa interior, fue en ese momento en que el castaño se percató de que ese pensamiento que fue a su cabeza esa vez se está haciendo realidad y no era bien visto, no para él.

Sin embargo, él consagró cumplir el deseo de la mujercita que se encontraba postrada en su cama, solamente por aquello lo estaba haciendo debido a que después no volvería a pasar nunca más, al menos, no con él.

Miró a la chica, buscando su afirmación para que le pueda quitar el sostén, ella movió su cabeza en afirmación, diciéndole que estaba preparada desde hace bastante tiempo y que ni siquiera tenía qué preguntar. Entonces, quitó el brasier, ocasionando que sus senos reboten por un instante, logrando que Chan muerda sus belfos ante ver aquella magnificación.

Directamente, se olvidó por completo que la mujercita era su paciente, mandó sus labios a los senos de la chica, lamiendo y mordiendo, para ese momento Choi Min Jun estaba complacida de que sus deseos fueron cumplidos, tenía el hombre más guapo que ha visto encima de ella, succionando sus pezones, dándole esa excitación que tanto estaba esperando.

—Carajo...—murmuró Bang Chan.

Quitó por completo las bragas de la mujer, observando su zona femenina completamente depilada, le pareció demasiado gracioso observar eso, porque había recordado las palabras que ella misma ha dicho qué haría en el momento en que esté con cualquier hombre, trató de olvidar eso, repartiendo unos besos desde sus senos hasta llegar al monte de Venus. Llegando ahí.

Ese lugar.

La olla de oro para cualquiera.

Dejó unos ósculos por todo el lugar, llegando a los labios mayores, hasta que no pudo más y su lengua hizo todo el labor. Lamió su vagina entre que sus ojos la veían, gozando cada lengüetazo que le está dando el mayor, hasta que introdució uno de sus dedos, ocasionando que la chica de pelo corto y azul tuerza su espalda, mientras que sus labios se abrían de a poco antes el tacto de eso. Una sonrisa pasó por sus labios.

Estiró su mano, sacando un preservativo de su mesita de luz, mientras que seguía moviendo uno de sus dedos sobre la vagina de la chica, entre que observaba lo mojada que estaba su paciente, le era imposible contenerse, su miembro crecía cada vez más y muchísimo más en estos momentos, en qué Min Jun dio un gran movimiento, cambiando de lugares, solamente, con la diferencia de que ella se arrodilló frente al hombre, dándole esa mirada de perversidad.

«De algo sirvió ver tanto porno de vez en cuando». Pensó ella. Bang Chan todavía se encontraba con la ropa puesta, Min Jun quitó el cinturón, haciendo chocar las hebillas, mientras el muchacho quitaba los botones de su camisa, en eso, pudo ver el bóxer del chico de mullet. Ese enorme Supreme en blanco frente a ella, importándole muy poco lo imprudente que estaba actuando.

Ya con los pantalones y camisa fuera, la peliazul no tuvo qué pensarlo bastante cuando su mano bajó de a poco la tela del bóxer. Logrando que el miembro del mayor brinque de repente, sorprendiendo a Choi Min Jun, sin embargo, eso la jodió por dentro, rápidamente acercó su boca al miembro masculino, lamiendo y succionando, mientras que movía el pene con lentitud hasta ir moviéndose cada vez más rápido, quizás, no ocasionando lo mismo que a ella al principio, empero, excitó al hombre.

—Ven aquí, Min Jun.—decretó, sin hacer ningún movimiento.

Simplemente, se encontraba en la cama mirando a la menor con seriedad, logrando que ella haga todo lo que el mayor le estaba diciendo qué haga. Así fue como él quitó la envoltura del forro, colocándolo apenas en la punta de su falo, un movimiento con su cabeza fue lo que le indicó que se agachara.

La chica de 19 años comprendió, así que se apoyó sobre la cama, dejando su trasero al aire y a la vista de Chan. Min Jun acercó su boca al preservativo, acomodándolo a su gusto y hacer lo que él quería que haga, puso el forro en un simple oral y acomodarlo en el pene del mayor. Bang Chan pensó que no funcionaría, que tal vez lo haría mal, pero le sorprendió que lo haya hecho tan bien y era eso lo que le hacía dudar de si en verdad no estuvo con alguien.

Pero lo evitó.

La peliazul se arrodilló en la cama, acercándose de esa forma hasta la polla de su terapeuta, sentándose en él de repente, adquiriendo gran asombro en ambos.

Bang no podía creer lo que estaba a punto de hacer, se estaba debatiendo en su propia cabeza si era lo correcto, pero ya han llegado demasiado lejos, simplemente que si terminaba haciéndolo y a él le gustaba todo se iría a la mierda.

No obstante, no importó.

No cuando Min Jun empezó a moverse de a poco, consiguiendo que él apriete las sábanas de su cama con fuerza, mientras que se encontraba sentado prácticamente en la cama, viendo todo lo que ella se encontraba haciéndole, hasta que la excitación no pudo contenerlo más, porque la menor lo estaba cogiendo de una buena forma y lo estaba haciendo tan profesionalmente que lo jodía cada vez más por dentro.

Así que la dio vuelta, una de sus manos va a su cuello, haciendo fuerza pero no tanto, para esta vez cogerla él, y con fuerza, ocasionando que la chica esté a punto de llorar. Se estaba por venir en cualquier momento y él no dejaría que eso pase tan rápido, aun cuando tenía demasiadas ganas de ver a la menor correrse frente a él, de un simple movimiento embitió a la mujer con gran fuerza, obteniendo las lágrimas de la menor y los gemidos, rogando por un poco más de fuerza.

—¡Ah-ah! ¡M-me veng-go, señor Bang!

—M-mierda, Min Jun, por qué me dices así...—masculló para él mismo.

Hablarle con respeto lo excitaba y eso no era una buena idea debido a que quería terminar dentro de poco y no rápidamente, así que no era de buena ayuda aquello.

La menor no pudo más y se vino, se vino tanto que Chan ya no pudo más con eso, que dio un movimiento para atrás, negándose a venirse dentro de ella. Simplemente que no creyó que la menor iba a seguir teniendo fuerzas para acercarse a su miembro, en donde chupó a más no poder, haciendo que Bang Chan se venga en la cara de la menor repentinamente.

Pero ella lamió aquello.

Jodiendo a Bang Chan de nuevo.

—Con una mierda.

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