Ronquidos
—¡Por el amor de todo lo sagrado, alguien haga que se calle! —Hades gritó desde el rincón de la habitación, lanzando una almohada en dirección al ruidoso culpable: James.
Sus ronquidos resonaban como una motosierra en plena acción, Hades juraba incluso que los ronquidos del pirata sacudían los cristales de las ventanas. Maléfica, que estaba recostada cerca de la puerta, bufó con frustración y se cubrió la cabeza con su manta.
—¿Cómo diablos sigues vivo, Morgie? —Preguntó con sarcasmo, alzando la voz para ser escuchada por encima del estruendo.
Morgie, quien estaba perfectamente acurrucado junto a James, apenas abrió los ojos. Con una expresión soñolienta y completamente indiferente, murmuró:
—Es adorable, ¿no creen?
—¡¿Adorable?! —Replicó Uliana desde el otro lado de la habitación, lanzando un zapato hacia el techo para liberar su frustración—. Suena como si un camión estuviera retrocediendo con la alarma rota.
—Estoy seguro de que vi una película de terror que empezaba con sonidos como esos —Añadió Hades con un tono aun más molesto, frotándose las sienes.
Entonces Maléfica se levantó abruptamente, completamente harta.
—Morgie, no sé cómo lo haces. Yo llevo diez minutos escuchando esto y ya estoy considerando el homicidio.
Morgie soltó un bostezo, dándole unas suaves palmaditas a James en el pecho antes de acomodarse otra vez.
—Es cuestión de costumbre. Al principio era molesto, pero ahora… —Se detuvo, sonriendo débilmente mientras cerraba los ojos—. Es como una canción de cuna. Me relaja.
Uliana lo miró como si acabara de declararse amante de las alarmas de coche.
—Eso es enfermizo. Literalmente enfermizo. Necesitas ayuda y me das asco.
—No necesita ayuda, necesita un milagro —Añadió Maléfica, cruzándose de brazos mientras miraba a James roncando plácidamente—. Honestamente, ¿cómo puedes soportarlo todas las noches?
Morgie se encogió de hombros.
—Cuando amas a alguien, incluso sus defectos más molestos se vuelven... lindos.
—Claro, qué romántico —Murmuró Hades, agarrando su propia almohada y cubriéndose la cabeza con fuerza—. Pero algunos de nosotros no lo amamos, ¿sabes?
Maléfica, aparentemente inspirada por lo dicho por Hades, se arregló su pijama y caminó hacia James con decisión.
—Muy bien, si nadie más va a hacer algo al respecto, lo haré yo.
Antes de que pudiera siquiera tocarlo, Morgie se incorporó rápidamente y la miró con una advertencia en sus ojos.
—Ni se te ocurra. Déjalo en paz.
—¿Qué? ¿Qué vas a hacer? ¿Defender al bello durmiente? —Se burló Maléfica.
—Si lo despiertas, entonces tendrás que lidiar conmigo y créeme, soy mucho más ruidoso que él.
La amenaza, aunque dicha con un tono calmado, fue suficiente para hacer que Maléfica retrocediera, murmurando algo sobre lo "injustamente posesivo" que era Morgie.
—Bien, entonces espero que ninguno de nosotros tenga que madrugar mañana —Dijo Uliana con resignación, para luego tumbarse boca abajo con la cara contra la almohada.
Morgie volvió a recostarse junto a James, ignorando las miradas exasperadas de sus amigos mientras los ronquidos continuaban llenando la habitación. Cerró los ojos, completamente cómodo.
—Buenas noches —Murmuró con una sonrisa, mientras los demás seguían sufriendo en silencio.
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