Día 1: Crush culture
Advertencias: Creo que no tengo ninguna, banda, solo que es aged up como un año. De todos modos, la canción usada se llama "Crush culture" de Conan Gray, es la que está al inicio (les puse la traducción, just in case). Ships secundarios: Kiribaku, Inatodo, Minamomojirou, Izuocha.
— Ay, Bakugō, eres el mejor novio del mundo, eres tan masculino, cásate conmigo, bla bla bla, ugh — se quejó Kaminari en su cuarto mientras intentaba arreglar su cama.
Tomó su almohada y la aventó a la cama con fuerza para descargar su frustración, dejando escapar un grito ahogado cuando -por la misma fuerza- la almohada rebotó y cayó al suelo, por lo que tuvo que volverla a colocar con más cuidado, pero ya más enojado.
— Y, oh, Jirou y Momo son simplemente las mejores novias del mundo porque son tan atentas. A nadie le importa, Mina — volvió a hablar, tomando una camisa, para después lanzarla al cajón abierto de su cómoda. Su mohín dejaba en claro que él estaba haciendo más un berrinche que cualquier otra cosa.
No es que a él le disgustara el amor. O bueno, quizá sí un poco, pero era totalmente porque él no lo tenía y eso le enojaba aún más.
— Y, vaya, creo que Inasa me ha invitado a tomar un café después de las clases complementarias. ¡Me da igual, Todoroki! — chilló apretando su sudadera favorita para después lanzarla a su escritorio, logrando tirar una libreta. Se quedó callado unos segundos, contemplando dicho objeto, para después hacer una rabieta silenciosa sin despegarle la vista de encima.
Se dejó caer en la cama y, claro, se golpeó la cabeza contra la pared, por lo que simplemente ahí soltó un buen grito de estrés y pateó el aire, para después cambiar su posición y refugiarse en la almohada, queriendo llorar sin saber por qué.
— Uraraka fue más valiente que yo confesándose a Midoriya en pleno descanso — lloriqueó contra la almohada, pataleando nuevamente, aunque esta vez contra el colchón, deshaciendo la cama que "tanto" se había esmerado en arreglar.
Con lágrimas en los ojos y un puchero lo suficientemente tierno para lograr que alguien quisiera apapacharlo, Denki notó en la esquina de su cuarto la guitarra que Jirou le había regalado en su cumpleaños. Desde el festival cultural de su primer año en prepa, Denki se había interesado mucho por tocar la guitarra y, con clases una vez a la semana impartidas por Jirou, el niño ya era muy capaz para tocar lo que deseara, cuando lo deseara. En otras palabras, en ese preciso instante.
Limpió sus lágrimas en la almohada y se levantó de la cama, tomando la guitarra. De paso, alzó la libreta que había tirado antes y se sentó en el suelo, con la espalda recargada en el borde de su cama. Acomodó el instrumento en sus brazos y suspiró, recordando una canción que hacía poco había descubierto sin querer, en la playlist del teléfono de Sero...
— Ah, Sero... Maldito idiota — susurró para sí mismo, comenzando a tocar.
No era como que se hubiera aprendido los acordes desde el primer día en que la escuchó porque era una canción que le gustaba al chico del que estaba enamorado, pff. Tonterías. De todos modos, esa canción tenía una relación de amor-odio con Denki, porque, aunque describía perfectamente sus sentimientos hacia toda esa cultura del amor y las "estupideces" diarias que se encontraba en las parejas de su clase porque él no llegan a tenerlo, solo podía pensar que Sero solamente no estaba interesado en absolutamente nadie y por eso le resultaba molesta esa cultura y tenía afinidad por la canción.
Claramente, Kaminari no era muy listo, ni se había pensado que tal vez Sero estuviera en las mismas que él, gustando de alguien sin poder decírselo por los nervios y ahogándose en su desgracia llamada soltería en medio de tantos enamorados. "Puaj".
Detuvo su ritmo cuando su teléfono sonó y, estúpidamente emocionado, lo tomó y abrió, notando que solo era un texto de su hermana y no de la persona que él quería. Frunció el ceño y la dejó en visto, para después quitarle el volumen al móvil y aventarlo a la cama.
Tomó nuevamente su guitarra y, esta vez, comenzó a cantar mientras tocaba.
My god, don't look at your phone
No one's gonna call you
Quit checking your volume
Rió un poco de forma amarga al haber sentido aquello como una curiosa llamada de atención y rodó los ojos, pensando que era verdad. ¿Quién diablos querría llamarle?
I don't care if I'm forever alone
I'm not falling for you
'Cause this baby is loveproof
— Claro — masculló entre verso y verso, totalmente consciente de esa mentira.
Si fuera tan "a prueba de amor" como decís, no estaría en esos momentos lamentándose el no tener las suficientes agallas de tomar a Sero por los hombros y plantarle cara y confesarse, ni estaría quejándose tanto sobre el ambiente tan romántico que se formaba sin falta en la sala común de los dormitorios por las tardes.
Si no le importara estar solo, esa canción no le estaría haciendo tanto ruido mientras la cantaba.
I don't care what you're saying
I don't wanna participate in your game of manipulation
Frunció el ceño al estar pensándolo demasiado. No podía negar que tenía un gran desencanto por todo ese mundo de los enamorados, por pura amargura. Obviamente prefería verlo mal y encubrir todo con un enojo vacío, que admitir que le gustaría estar tan atontado como Kirishima viendo a Bakugō sin miedo a que alguien le diga algo. Porque nadie sabía de su crush con Sero y prefería que así siguiera, porque Sero definitivamente lo rechazaría. Pensándolo bien, incluso él mismo se rechazaría.
And no I don't want your sympathy, all this love is suffocating
Just let me be sad and lonely
'Cause
Porque... Porque se trataba de él. Un chico torpe, por decir lo menos, que se la pasaba buscando atraer chicas con cumplidos y coqueteos baratos para simplemente pasar el rato y divertirse. Siempre siendo rechazado y tenía sentido. Nadie ni siquiera sabía que era bisexual. Si podía ser honesto, le aterraba la sola idea de decirlo. Sentía que iba a parecer un chiste. Claro que, quizá solo era la pésima ideología que cargaba de casa con un padre muy cerrado de pensamiento y una madre demasiado ausente por el trabajo. ¡Bah! Por eso, por su padre, había empezado a coquetear tanto con chicas de secundaria, que cuando se dio cuenta, ya lo hacía sin pensar.
Y en un principio, ser rechazado dolía, pero conforme fue pasando el tiempo, se volvió costumbre y ya era únicamente un paso más de su día a día. Aunque rebajarse todos los días para coquetear sabiendo el resultado y dejar que se rían de él era...
Crush culture makes me wanna spill my guts out
I know what you're doing, tryna get me to pursue ya
Ver a las parejas besarse en los corredores o compartir miradas cómplices durante las clases, ver a sus amigos tan enamorados, casi oler el amor en el aire, poder casi palpar en el ambiente todo ese cariño tan empalagoso y que envidiaba terriblemente...
Crush culture makes me wanna spill my guts out
Spill my guts out, spill my guts out!
Y así siguió cantando dejando que los segundos pasaran, perdiéndose totalmente en la letra y dejándose llevar por ella.
Sus ojos cerrados era un signo de su concentración y su gesto de disgusto complementaba perfectamente ese ambiente de "odio el amor" que había generado en su pequeño desastre en el cuarto. Con cada palabra solo se iba enfrascando más en un sentimiento amargo que solo le hacía querer gritar o lanzar algo por su ventana a ver si alcanzaba a darle a alguna pareja enamorada. Quizá era demasiado.
Tirado en el suelo con la guitarra en sus piernas había estado cantando y poniéndole empeño a una presentación que nadie veía hasta que...
Shut your damn mouth
You're talking too loud
And no one cares if you two made out
I'm...
— ...sick of the kissing cult — se escuchó por el cuarto una segunda voz que hizo a Denki abrir los ojos, totalmente descolocado. ¿Acaso no había estado solo toda la canción?
Dejó su guitarra sobre la mesa ratonera que tenía en frente con movimientos tan lentos e inseguros que ni siquiera parecía el mismo chico casi hiperactivo que rondaba por los dormitorios todo el tiempo para buscar con quién hablar un rato e ignorar sus deberes escolares hasta la tarde noche. Rascó su mejilla izquierda sin alzar la mirada habiendo visto ya unas sandalias cerca de la puerta abierta. Oh, claro. Tenía que ser específicamente él.
— ¿Q-qué--? — carraspeó al sentir su voz temblar de la manera más absurda del mundo. La puerta se cerró y Sero se sentó en el suelo, a un lado de él —. ¿Qué hay? — se corrigió a sí mismo.
— Te mandé un mensaje para hacerte saber que estaba listo para patear tu trasero en Mario Party — se burló Sero, acomodando sus brazos en la mesa para recargar su cabeza en ellos y observar desde abajo al sonrojado Kaminari. Ocultándose con sus brazos, mordió su labio inferior en un intento de no perder los estribos para besarlo. Se quedó quieto, observando al chico que pronto hizo un gesto exageradamente indignado, como si hubiera olvidado la vergüenza de hace unos segundos.
— ¿Disculpa? No hay manera de que te deje ganar — respondió el rubio, tomando la guitarra para después levantarse. Dejó el instrumento en donde estaba y rápidamente tomó su Switch para colocarla en la pequeña mesa y sentarse a un lado de Sero.
Estando ya ambos acomodados con la espalda contra el colchón y el pequeño comando en las manos, el juego comenzó.
Obviamente, Denki llevaba la delantera por siempre estar jugando cada que podía cuando no quería ni convivir ni estudiar, así que Sero la tenía difícil a la hora de competir con él, pero le alegraba tanto ver a Kaminari emocionarse con cada victoria y, no iba negarlo, ese baile de celebración tan infantil que hacía cuando ganaba un minijuego era, sin dudas, adorable. Pero... pero era Kaminari de quien hablaba. Su mejor amigo. No podía darse el lujo de enamorarse de él y, aún así, lo había hecho. Aunque no gustara de chicos, aunque no tuviera la más mínima oportunidad...
Crush culture makes me wanna spill my guts out
Escuchó en su mente la canción y frunció ligeramente el ceño. Odiaba todo eso, porque no podía tenerlo. Y aunque "odiaba" todo eso, no odiaba a la persona que le provocaba tantos sentimientos, porque... ¿¡Cómo odiar a Kaminari!? Era un niño tan divertido y agradable. Siempre le sacaba una sonrisa y nunca le defraudaba. Simplemente era genial y, oh, a Sero le encantaría poder decírselo. Decirle lo mucho que le gustaba su actitud, su cabello y el olor a coco que desprendía de él cada mañana después de ducharse, ese rayito negro en sus mechones, esos ojos curiosos de un bello ámbar... Había tantas cosas que quería decirle y simplemente se quedaban atoradas en su lengua, en sus labios. No había modo de que eso pudiera resultar bien. Ni siquiera le había dicho a Kaminari que se consideraba pansexual.
Claro, llevaban una amistad de un año y un poco más, pero había simplemente ciertas cosas que... que no podía decir. Le daba miedo no ser aceptado por su mejor amigo y prefería callarse y tenerlo junto, que hablar y ser ignorado o alejado por el rubio.
Aún así, había algo que no le cuadraba y, aunque probablemente le dolería saber, quería preguntar.
— Hey, Denks — habló, viendo un poco hacia su derecha para encontrarse al rubio mordiendo su propia lengua mientras se apresuraba a golpear el dado del juego.
— ¿Hm? — fue la vaga contestación —. ¡Oh, sí, viejo! ¡No hay modo de que me ganes ahora! — exclamó, logrando comprar la última estrella que podía. Sero sonrió tapando su rostro con una mano y asintió rendido al ver esa emoción.
— Maldición, otra vez — se "quejó", riendo a la par que Kaminari volvía a hacer ese pequeño baile sentado en su lugar.
Mientras el juego concluía, Sero respiró hondo y soltó el aire en un suspiro nervioso.
— ¿Todo bien, bro? — preguntó Kaminari, dejando el control en la mesa. Sero apretó los labios al escuchar el "bro". Sí, dolía, pero. Huh, era lo normal —. Oh, es cierto, me ibas a decir algo.
— Ah, sí —. Sero conectó su mirar con Denki, pero ninguno de los dos sostuvo la mirada del otro por mucho tiempo. Cuando se dieron cuenta, ambos veían la pantalla de nuevo, con algo de vergüenza y sintiendo calor en el rostro —. Me preguntaba... ¿por qué cantabas "Crush culture"?
Y Denki se quedó en blanco. ¿Qué se supone que tenía que decir? "¡Oh, eso! Bueno, pues quería sacar mi frustración por todas las parejas bonitas que todo el tiempo me encuentro en la escuela y en la sala común, porque yo no puedo hacer todo lo que hacen contigo porque, hey... probablemente ni siquiera te gustan los chicos, así que... ¿Lol?" No. De ninguna manera diría esa estupidez.
Rió con algo de incomodidad y alzó los hombros, aún sabiendo que el pelinergo no lo veía.
— Solo, quería... cantarla, sí — explicó, evadiendo toda su realidad de una forma "para nada sospechosa", sin contar que tardó en contestar, o que su voz tembló, o que su respuesta sonó totalmente improvisada y forzada. De ahí en fuera, nada sospechoso.
Sero frunció el ceño algo confundido y se acomodó para poder ver mejor a Kaminari. Acomodó su codo derecho en la cama y ahora veía de frente el perfil del rubio.
— ¿En serio? Parecías tan metido en ella, que me pareció quizá que... ¡Oh~! ¿Será que el pequeño Kaminari se ha enamorado en serio? — preguntó tratando de reír para ocultar la incomodidad en su pecho.
Ambos habían sentido un poco de dolor ante esa última frase. Sero porque supo que ahora era totalmente inalcanzable ese rubio. Kaminari porque jamás sería capaz de admitir que era el pelinegro de quien se había enamorado.
El silencio le terminó de confirmar a Sero que había acertado y borró su sonrisa al darse cuenta que Denki no parecía muy feliz.
— Oh, bro... — balbuceó Sero, incómodo de usar ese apodo con él —. No quería que te sintieras así, perdón.
— N-no... No te preocupes —. Kaminari rápida respiró hondo y sonrió como si nada malo estuviera pasando, quizá su especialidad —. No es realmente importante, solo, bueno. Es probablemente imposible estar con esta persona — explicó, dejando caer su cabeza a la cama.
Su mirada conectó con la de Sero y su sonrisa pasó a ser una resignada, para después observar el techo. Sero recargó su cabeza en el brazo que estaba en la cama e incorporó el otro para hacerse de una posición más cómoda.
— ¿Cómo es eso? — masculló, detestando totalmente el sentimiento que se instalaba de a poco en su pecho. Oh, era horrible —. ¿Por qué no podrías estar con ella?
— Bueno, eh... — carraspeó —. No es que la gente me tome en serio realmente en ese ámbito, ¿sabes? Todo el tiempo coqueteando con chicas y... no es una chica — murmuró lo último, haciéndose rápidamente un ovillo a la orilla de su cama, viendo la consola aún encendida sobre la mesa ratonera en medio del cuarto.
Sero alzó la cabeza con confusión. No había escuchado bien la última parte.
— ¿No es qué? — preguntó incorporándose mejor, para poder ver y confortar a su... a su amigo.
— No es... no es una... "ella" — balbuceó el rubio, viendo con miedo a Sero. Ahí, en ese preciso instante, todo se iría al carajo y se volvería incómodo. Realmente incómodo.
El rostro inexpresivo de Sero hizo a Kaminari tragar duro y esconder su rostro entre sus brazos. No debió haber dicho una mierda. Oh, se sentía demasiado incómodo y mal. Ahora las cosas serían extrañas entre ellos, ¿no? No tenía sentido porque Bakugō, Kirishima, Jirou y Mina eran de su grupo de amigos y tenían parejas del mismo sexo. Entonces, ¿por qué Denki aún tenía ese terror de no ser aceptado?
Empezó a rascar ligeramente su cabeza en una pequeña muestra de ansiedad que pronto Sero detuvo cuando por fin reaccionó.
Mientras Kaminari estaba teniendo el pánico de su vida, Sero estaba festejando con la hermosa sorpresa de que, quizá algún día, podría conquistar a Kaminari, teniendo la certeza de que sí tenía aunque fuera un poco de oportunidad. Claro, su felicidad se vio cortada de tajo cuando se dio cuenta que Kaminari no estaba pasando un buen rato con esa confesión. Tomó las muñecas de su mejor amigo y lo detuvo de seguir rascándose la cabeza. Cuando se dio cuenta de lo que hizo, lo soltó con algo de vergüenza y bajó la mirada unos segundos en lo que buscaba la manera de decirle que todo estaba bien.
— Denks... No tiene nada de malo — expresó Sero, rascando su nuca, para después reír nervioso —. Solo asumí que sería una chica porque, bueno, solo coqueteas con chicas — explicó, haciendo a Denki asentir cabizbajo —, pero en serio no está mal, ¿entendido?
Denki sorbió por la nariz un poco y después talló su rostro. Seguía siendo incómodo.
— Claro...
— Sabes, ahora que estás siendo honesto conmigo, creo que yo también tendría que serlo — murmuró Sero, aún con la mano en su nuca y ese gesto sonriente de vergüenza que adoptaba cuando a veces fallaba en algo o se sentía inseguro. Fue ese gesto que hizo que Kaminari pusiera especial atención, porque conocía lo suficientemente bien a Sero para pensar que algo había en él que le costaba admitir. Era admirable que quisiera decírselo —. A mí, uh... a mí también me gustan los chicos.
Silencio.
— ¿¡Hah!? ¿Eres gay? — fue la pregunta indiscreta de Denki, mientras se inclinaba hacia Sero con una mirada incrédula. Cuando se dio cuenta de lo que hizo, retrocedió rápidamente y rascó su mejilla —. Perdón, fue grosero de mi parte.
Aunque se había disculpado, Sero comenzó a reír, haciendo que su mejor amigo hiciera un mohín y un pequeño berrinche empujándolo hacia el suelo mientras mascullaba que era un pésimo amigo, por lo que Sero optó por calmarse de a poco, tirado en el suelo. Respiró hondo y con ayuda de sus brazos, se volvió a incorporar para ver a Kaminari.
— Pan, de hecho — corrigió, logrando atraer la atención de su amigo, ya más calmado también.
— Oh, yo soy bi — también aclaró el rubio, para después dejar que ambos se sumergieran en un silencio que no terminaba de ser incómodo, pero tampoco cómodo.
Con Kaminari preguntándose internamente la diferencia entre la pansexualidad y la bisexualidad, y Sero muy enfrascado en la idea de que a "su" chico, le gustaba un chico, se les pasaron unos 15 minutos. Hasta que los pensamientos de ambos cayeron en un mismo hilo sin darse cuenta.
— ¿Entonces, "Crush culture"--? / ¿A ti por qué te gusta "Crush culture"? — preguntaron al mismo tiempo, el pelinergo aún queriendo saber más del supuesto chico y la imposibilidad que Kaminari encontraba, y Kaminari queriendo descubrir por fin las razones detrás del gusto de Sero, que podría ser tan banal como un "Conan Gray es un buen artista", hasta "Detesto todo ese teatro del amor". Casi rezaba porque se tratara de la primera opción para creer que tendría aunque fuera una mínima oportunidad para, quizá, algún día, poder armarse de valentía y decirle lo que sentía.
— Tú primero — volvieron a coincidir con el rostro ya rojo de la vergüenza y se preguntaban si ese momento podía volverse aún más extraño y embarazoso. Sero fue más rápido e hizo un gesto para que Kaminari continuara, dejándolo sin salida.
El rubio hizo un mohín y mordió sus mejillas para después soltar el aire que ni siquiera se había dado cuenta que retenía del miedo.
— ¿A ti por qué te gusta la canción? — por fin se atrevió a preguntar, logrando ver a Sero ponerse de pronto nervioso.
— Bueno, ¿no es cansado ver toda esa cultura del amor cuando no tienes a nadie para hacer lo mismo? — explicó con un tono de voz, ligeramente molesto, cansado. Se escuchaba en serio distinto a como solía hablar siempre, incluso parecía resignado —. Solo, supongo que-- no sé.
La risa incómoda de Sero se fue apagando hasta que soltó un suspiro y alzó los hombros. Kaminari, curioso, achicó los ojos y le vio con sospecha.
— Entonces, ¿no hay alguien que te guste? — preguntó sin saber realmente si quería oír la respuesta. Si era un no, le dolería. Si era un sí, probablemente también le dolería y le daría muchas ansias. El pelinegro mordió su labio inferior y los segundos que se quedó callado le dieron a Kaminari la respuesta que temía —. ¡Diablos, te gusta alguien!
— ¡Denks! — se quejó el más alto, cubriendo su rostro por la pura vergüenza, para después escuchar la risa de Kaminari, risa que por cierto, el rubio forzó para no perder su usual actitud aunque por dentro se sentía realmente mal e inseguro.
— ¿Es de la escuela, del salón? ¿Es una chica? ¿Es un chico? — preguntó rápidamente el rubio, volviendo a inclinarse hacia adelante como un gesto inconsciente que denotaba su curiosidad. Aparte, el sentimiento molesto en su pecho le hacía querer saber solo para regresar a la realidad y convencerse de que él definitivamente jamás podría atraer verdaderamente la atención de Sero.
— Si te digo, ¿te calmarás?
El asentimiento frenético de Denki hizo que el pelinegro sonriera divertido y suspirara, para después empujar suavemente al rubio en un gesto amistoso.
Se sumieron en silencio unos segundos mientras Sero buscaba un poco de valentía para expresarse. No estaba realmente seguro de decirle a Denki que se trataba de él, pero suponía que de algún modo u otro podría explicarle de quién se trataba vagamente y después escapar, rogando porque Kaminari usara esa torpeza suya para que ninguno de los dos se vea envuelto en un momento aún más incómodo de lo que lo habían estado pasando en ese momento.
— Bueno, sí. Es un chico. Es de la clase — respondió después de un rato, haciendo que el cerebro de Kaminari se pusiera a trabajar.
"Los únicos chicos con pareja en la clase son Kirishima, Bakugō, Midoriya y Todoroki. Eso deja a... 9 chicos sin contarlo a él. Ojiro parece estar enamorado de Hagakure, así que podría descartarlo. Quedan 8, pero... pero no se trata de que gusten de Sero, sino que le gusten a él... Tomando en cuenta también la canción, podría tratarse de un imposible, así que... Vuelven a ser 9, ugh" pensaba con la mirada perdida en el suelo y su dedo índice derecho golpeando constantemente su barbilla.
— ¡Kaminari! ¡Kami! ¡Denks! — exclamaba Sero hasta que por fin el rubio reaccionó —. ¿Qué fueron todos esos murmullos? — preguntó riendo, a lo que Kaminari se apenó y sonrojó al darse cuenta que sus pensamientos se habían colado por sus labios.
— ¡N-nada! Solo trataba de adivinar quién es — explicó haciendo un puchero, para después regresar a su posición habitual —. Dame otra pista.
— Esto no es un juego, Kaminari.
— ¡No seas aburrido! Prometo que no se lo diré — declaró el rubio, extendiedo su meñique derecho para pactar dicho "acuerdo". Le tomó a Sero unos segundos convencerse, pensando que nada podría volverse más extraño.
— Es muy interesante y es... es rubio.
Apenas pasaron tres segundos y ya tenía encima a Kaminari con una cara de sorpresa totalmente descolocado por su "descubrimiento". Había descartado 6 chicos inmediatamente, y otros dos solo por pura "lógica", pero a saber qué clase de lógica usó.
— ¿¡Te gusta Aoyama!?
— ¿Qué? Oh, por dios debí haber dicho que también es muy tonto — se lamentó Sero, sin quitar a Kaminari de encima mientras veía el rostro confundido del chico, haciendo uso de su mente para poder entender lo último que Sero había dicho.
— Oh, espera — se quedó quieto unos segundos, para después alejarse abruptamente del cuerpo de Sero, permitiendo que este se incorporara, aunque ahora algo asustado de que Kaminari lo viera como un ser asqueroso al haberse dado cuenta.
— No debí decir eso... — comenzó a intentar disculparse, pero no vio ni una pizca de disgusto en el rostro de Kaminari.
— Soy yo — afirmó Kaminari, comenzando a sonreír —. ¡Soy yo!
Kaminari comenzó a reír mientras hacía ese característico baile de emoción que solo enterneció y confundió aún más a Sero, que se encogió un poco en su lugar con un gesto de duda.
— ¿Sí...? — confirmó, aunque sonaba más inseguro que nada por la actitud del rubio frente a él, aunque se hacía una buena idea, hasta que —. ¡Ouch, Denks, ¿qué diablos?!
Kaminari le había dado un buen golpe en el hombro izquierdo y de pronto su ceño se había fruncido un poco, pero seguía viéndose feliz, por lo que Sero ya no tenía la más mínima idea de qué esperar.
— Eso es por decirme tonto — explicó, aguantándose la risa, para después tomar el cuello de la camisa holgada que Sero traía y acercarle para que sus labios casi rozaran. Sero inmediatamente se incorporó y sus brazos sostuvieron con cuidado al más bajo —. Y esto... — balbuceó Kaminari, unos segundos antes de por fin juntar sus labios con los del pelinegro.
Un roce, un toque tan ansiado y tan esperado, uno con el que ambos habían fantaseado y que habían imaginado de tantas formas menos esa, se estaba dando por fin en ese pequeño espacio entre la mesa ratonera y la cama, con ambos chicos teniendo que parar de mover esos inexpertos e inseguros labios porque no podían dejar de sonreír.
— Y eso... Adivinaré. ¿También era yo? — preguntó Sero con esa sonrisa tan usual en su rostro, pero unos ojos que brillaban con cariño y no dejaban de ver al más chico con cierta emoción. Le apretó en un abrazo sentándolo en medio de sus piernas.
Kaminari quedó sentado en el espacio entre las piernas de Sero y sus piernas rodeaban el torso de Sero para más comodidad mientras los brazos de ambos se enredaban en un abrazo desastroso, pero cómodo que ninguno quería deshacer, hasta que pasaron unos minutos de solo admirar el rostro aliviado y encantado del otro.
La mano izquierda de Sero comenzó a acariciar la mejilla derecha de Kaminari, logrando que el chico volviera a reír de la pura e inmensa felicidad que podía sentir en esos momentos y dejó un beso en su nariz, haciendo que Kaminari desviara la mirada con algo de pena.
— Creo que nos hemos vuelto parte de esa cultura — susurró Sero, sosteniendo el mentón de Kaminari para que lo viera, a lo que el chico rió asintiendo, acercándose nuevamente a los labios de Sero.
— Iugh — bromeó, antes de volver a unir sus labios una vez más.
¡Vale! Aquí tenemos nuestro primer día de esta week tan hermosa. La verdad confesión y canciones apuntaba a algo muy obvio con canciones de amor, pero dije "meh, sería lo esperado". Así que decidí tomar una de mis canciones favoritas de Conan Gray por lo divertida que se me hace y traté de incorporarla al concepto de este día y surgió esto. Siendo honesta, me gustó el resultado y espero que a ustedes también.
Ahora viene lo chistoso, mientras empezaba a escribir esto, me di cuenta que se asemejaba en unas cuantas -muchas- cosas que pasé con mi crush, antes de saber que nos gustábamos mutuamente. No dejábamos de reírnos y comparar la historia con lo que nos pasó, por lo que me gusta un poco más por eso.
¡Nos vemos mañana, espero!
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