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Día 7

Villano

⚠️Atención⚠️ aquí Denki no es parte de la clase A, es un villano desde el principio. No tiene nada que ver con la teoría del traidor de U.A. porque no creo que sea para nada el Pikachu, yo creo que es otro.

Después de su graduación en la academia, Sero comenzó a trabajar en una agencia de gran importancia. Gracias a que había tenido buena reputación en U.A. había podido elegir la agencia que quería, y consiguió una en áreas conflictivas.

En ese distrito se habían registrado robos y algunas muertes, ninguno de sus compañeros quería ir por allí; salvo Midoriya, Bakugo, y Todoroki que estaban en la agencia del héroe número uno.

Se encontraba paseando por las calles de noche, ese día se dividió el trabajo con Midoriya y cada uno fue en una dirección para cubrir más terreno.

De repente, en un callejón se vio un destello amarillo, como si de un rayo se tratase. Eso le extrañó mucho así que fue corriendo hacia el callejón, viendo perfectamente a un chico pelearse con dos tipos.

Vio que noqueaba a uno, pero el segundo estaba a punto de clavarle una daga, así que usó su kosei y le envolvió en cinta, para que después el chico le diese una patada en la cara dejándole inconsciente.

-¿Qué se supone que pasa aquí?-Sero se acercó al desconocido. Éste se giró y el héroe paró en seco.

Tenía el cabello rubio, con el flequillo cayendo sobre su ojo izquierdo, y adornado con un rayo negro. No parecía mayor que él, de hecho parecía un adolecente. Era algo bajito y enclenque, y sus ojos dorados le miraban con un brillo en los ojos.

-Eres un pro-héroe, ¿cierto?

-Esto... Sí, me llamo Cellophane.-Le extendió la mano sonriente, pero el rubio no se la estrechó. Al contrario, frunció el ceño y dio unos pasos hacia atrás.

-Uno de U.A. Te perdonaré la vida porque me ayudaste. Pero no pienso dejar que me atrapes.

Antes de que Sero pudiese decir algo, sintió una descarga que le hizo encogerse de dolor y cuando se le pasó el dolor el chico misterioso ya no estaba.

-Eso es muy raro Sero.-Midoriya le miró extrañado por lo que su compañero le acababa de contar.

-Lo sé, pero es real te lo prometo.

Le dio una descripción detallada del chico, y Midoriya buscó en la base de datos, hasta que salió una ficha. Mostraba al rubio de la noche anterior en un robo. Se le veía experimentado, había una descripción y algunos vídeos.

Izuku hizo click en uno de ellos, y se pudo ver a la Liga de Villanos, que había sido derrotada hace un año. En un plano secundario se podía ver al rubio peleando con alguien que ambos pudieron reconocer.

-¿Esa no es Jirou?

-Sí, en la misión en la que participamos todos. Recuerdo que se separó un momento y luego la encontramos inconsciente. A lo mejor es un superviviente de la Liga.-Midoriya comenzó a murmurar, mientras el pelinegro seguía viendo la ficha.

Su nombre de villano era Chargebolt, tenía antecedentes de robos a bancos, y colaboración con All For One. Según los datos de la policía tenía su edad, su familia y paradero eran desconocidos y escapó numerosas veces de la policía y los héroes.

No era nada especial, pero a Hanta no le cuadraba todo eso. Necesitaba saber más por alguna razón, así que llamó a su amiga de pelo morado cuando le llegó la hora de su descanso.

-Sero, ¿necesitas algo?

-Jirou, ¿qué sabes del villano Chargebolt?-Sintió un silencio, y después la chica habló.

-Él... Fue un amigo. Su verdadero nombre es Kaminari Denki. Éramos vecinos cuando estábamos en primaria, e íbamos a la misma escuela. Un chico alegre y positivo a decir verdad, nos llevábamos muy bien. A veces llegaba a clase con moretones, pero decía que era porque era torpe, así que nunca traté de averiguar nada más. Un día simplemente no vino a clase. Me preocupé mucho porque nunca faltaba ni aunque estuviese enfermo, así que fui a su casa. La puerta estaba abierta, entré y escuché sollozos en el sótano. Cuando bajé, lo vi en el suelo lleno de heridas y casi inconsciente. Quería acercarme a él pero no pude, tenía mucho miedo. Hui, Sero. Dejé a mi amigo allí tirado y no volví. Ya nunca regresó a la escuela, y poco después me dijeron que toda su familia murió, pensé que él también lo estaba. El año pasado cuando lo vi, no supe reaccionar. Me ganó, y no pude preguntarle cómo es que estaba vivo. Quería ser un héroe, y al final acabó convertido en un villano.

Después de escuchar todo eso, Sero no supo qué decir. Le dio las gracias a Jirou y se despidió de Midoriya, volviendo al trabajo hasta que llegó la hora de irse a casa. Hacía poco que había conseguido un pequeño apartamento, y le gustaba mucho. Entró y se fue directamente a la cama, pero casi no logró dormir.

Algo estaba en su cabeza y no se quería ir.

Pasaron tres días exactos hasta el siguiente encuentro con Chargebolt.

Estaba patrullando cuando escuchó algunos gritos. Corrió hasta llegar a un banco, que al parecer estaba siendo robado por un grupo de delincuentes. De inmediato dijo a los civiles que saliesen de allí, mientras llegaban los refuerzos.

Vio a sus compañeros entrar al banco, y él hubiese hecho lo mismo de no ser porque vio un destello amarillo entrando en un callejón, y volviéndose un momento. Se miraron unos segundos a los ojos antes e que Kaminari echase a correr con la bolsa de dinero, mientras escuchaba a Sero gritar que se detuviese. Sin embargo no paró de correr, hasta que cayó al suelo con las piernas envueltas en cinta.

-Eres malditamente rápido Kaminari, si mi kosei no fuese de cinta sin duda habrías huido.-Hanta sonreía divertido, mientras que la cara del villano se tornaba confundida y desconfiada.

-Cómo mierda sabes mi nombre estúpido.

-Bueno, averigüé cosas de ti después de esa noche, ¿sabes? Y de no ser porque conozco a Jirou tal vez no habría podido saber mucho.

-Esa idiota...-Sero le escuchó maldecir, y decidió cargárselo en su hombro, cogiendo con la otra mano la bolsa llena de billetes.

-Puedes maldecir todo lo que quieras, pero ahora irás a prisión.

-¿Crees que vas a ganarme tan fácil imbécil?

Se rio y generó electricidad, electrocutando a Sero. Rasgó con algo de dificultad la cinta gracias a una pequeña navaja que tenía, y cogió la bolsa con el dinero huyendo de allí.

El pobre pelinegro no pudo hacer absolutamente nada, así que reportó lo sucedido y volvió a su casa. Sin embargo, cuando pasaba por uno de los barrios humildes, vio a Kaminari. Se sorprendió al encontrarle allí e iba a acercarse para arrestarlo, pero le escuchó hablar con alguien.

Caminó sigilosamente, quedando tras unos contenedores que estaban cerca, y entonces notó a la señora mayor con la que el chico charlaba animadamente. Parecían conocerse, y después de unas cuantas palabras más, Denki sacó de su bolsillo algunos billetes que entregó a la mujer.

La señora se abrazó al rubio y parecía invitarle a pasar, pero éste negó sonriendo. Le vio irse más adentro de ese barrio, y fue entonces que corrió hacia la anciana.

-¡Disculpe!-Con el grito que pegó la pobre mujer casi se cae del susto.

-¿Necesita algo jovencito?

-Sí, perdone que la moleste... El chico que acaba de irse, rubio con un rayo negro, ¿le conoce?

-Oh sí, es un gran chico. Verá, el dinero de mi pensión no es suficiente para mantenerme, y él me ayuda. Además mi hija tiene que ser operada, y hoy me entregó el dinero necesario para ello. Tiene muy buen corazón sin duda, ¿por qué lo pregunta?

-N-no es nada, ¿sabe dónde vive?

-Claro, unas seis casas más allá.-Señaló la dirección, acomodándose las gafas que llevaba.-Vive con un niño pequeño desde hace poco, reconocerá la casa por los dibujos que ha hecho el menor en las paredes.

-Gracias.-Hizo una leve reverencia, y fue en la dirección que la anciana le dijo.

Efectivamente, llegó a una casa igual de pobre que las demás, pero más alegre debido a los dibujos de personitas y animales que había por todas partes. Vio en el jardín frontal a un niño jugando con unos coches que parecían bastante nuevos, y entonces escuchó a Denki.

-¡Hiro, es hora de cenar, vamos!

Al escuchar la puerta abrirse se escondió tras la valla, asomándose ligeramente para ver al rubio tomar al niño y limpiarle un poco de barro.

-Nii-chan, ¿Cuándo nos iremos de aquí? Quiero ir con mi mami y mi papi.

-Lo sé, pero tienes que esperar. Nii-chan tiene que conseguir dinero.

-Pero tú ganas mucho Nii-chan, ¿por qué no lo utilizamos para ir con mis papis?

-Porque Nii-chan tiene que ayudar a la señora Miyamoto. Ella te cuida mucho, no querrás que esté triste.-El pequeño negó, y entraron en la casa.

Todo eso se le hacía demasiado extraño a Sero. ¿Por qué un villano ayudaría a una señora mayor y acogería a un niño en lugar de largarse de esos barrios marginales? No lo conseguía entender, pero quería llegar al fondo de todo eso.

Pasó una semana, en la que Sero se dedicó en su tiempo libre a espiar a Kaminari. Sólo sentía curiosidad, nada más. No era un acosador ni mucho menos, solo quería descubrir los planes del villano, era su trabajo después de todo. Aunque Midoriya le miró raro cuando le contó su plan, pero él no lo entendía.

-¡Bueno ya está bien!-Sero se sobresaltó al escuchar a Kaminari gritar eso una noche en medio de la calle, y se puso pálido al ver que se acercaba a su escondite, ¿tan obvio había sido?-¡Estoy hasta las mismísimas narices de que me estés acosando todo el rato, lárgate o te electrocuto!

-¡Es una investigación!-El pelinegro trató de defenderse, pero no funcionó de mucho.-Eres un villano, se supone que tengo que arrestarte.

-¿Y por qué mierda me sigues a todas partes como un pervertido? Si quieres arrestarme inténtalo de frente joder.

La respuesta del chico le dejó algo descolocado y se quedó quieto, lo que pareció exasperar a Denki. Vio que comenzaba a generar electricidad y ya estaba preparado para defenderse, hasta que una voz infantil se escuchó.

-¡Es Cellophane!-Hiro le estaba señalando con una gran sonrisa, y se acercó a su hermano, que dejó de usar su kosei.-Gracias Nii-chan es el mejor regalo de cumpleaños.

-No entiendo.-Sero miró confundido a Kaminari, que parecía querer asesinarlo. Le vio tomar a Hiro en brazos y después se vio arrastrado hasta la casa del menor, notando como su hermanito le miraba ilusionado. Cuando entraron, Kaminari le tendió la bolsa que llevaba al pequeño con una sonrisa.

-Hiro mete la tarta en la nevera, ahora vamos al salón. Nii-chan tiene que hablar con Cellophane.-El niño asintió corriendo con el dulce, y Denki le indicó a Sero que le siguiese hasta un pequeño despacho.

El pelinegro lo observó todo; había varios papeles con mapas y conductos de bancos, seguramente de crímenes que iba a cometer o que ya había cometido, algunos folios, fotos... También había estanterías algo viejas con libros y más fotos de Kaminari y su hermano en algunos sitios.

-Mira, Hiro quiere ser un héroe como tú, y me dijo que por su cumpleaños quería conocerte, pero no podía decirte "oye vente a mi casa a tomar té". Odio a los héroes, pero él quiere ser uno y te admira. Así que vas a hacerle feliz por un rato y después no quiero volver a verte.

-Oye, oye, no tan deprisa. ¿Qué drama familiar tienes para que nos odies? Jirou me dijo que tú deseabas de pequeño ser un héroe.

Sero se giró para mirarle confundido. El rubio parecía sin duda querer clavarle un cuchillo en ese momento, y la verdad es que temía ligeramente por su vida. Sabía que algunos villanos tenían razones profundas para seguir ese camino, y Kaminari a lo mejor era uno de esos, así que trataría de averiguarlo.

-Los héroes no te ayudan cuando de verdad lo necesitas. Van a los problemas grandes, pero hay mucha gente que sufre y que no recibe ayuda. Dime señor héroe, ¿en tu agencia se habla del maltrato a menores?-Eso le hizo sentirse incómodo. Nunca les hablaron de eso, ni si quiera se dedicaban a ello.-Lo suponía. Cuando era niño soñaba con ser un héroe, para huir de mi casa. Mis padres me maltrataron desde que tengo memoria, casi siempre dormía en el sótano y recibía golpes diarios. Pero nunca un héroe se acercó a ayudarme, y yo no podía pedir ayuda porque me pegarían otra vez. Ni si quiera mi amiga cuando me vio, me ayudó. Así que un día les rajé la garganta y escapé. Decidí que me tomaría la justicia por mi mano porque los supuestos protectores de la ciudad sólo se dedicaban a sonreír y quedar bien con la cámara. Por eso me uní a la Liga de Villanos y por eso os odio.

Se notaba en cada palabra el desprecio que le tenía a su profesión, y Hanta no podía culparle en lo absoluto. Quería decirle que no era así, pero no sería verdad. Se quedó callado un rato mirando las fotos del joven con Hiro, y después miró a Kaminari, que estaba de brazos cruzados y con el ceño fruncido.

-No sé cómo debió de sentirse eso, yo tuve una infancia normal y admiraba a los héroes. Quería hacer un mundo mejor, pero creo que hay muchos fallos en toda esta sociedad. Pero eso no es razón para que seas villano, has cometido crímenes graves y no puedo hacer la vista gorda.

-Tampoco te lo he pedido. No necesito la compasión de nadie, saldré adelante y Hiro conmigo. Pero él os admira, te admira a ti. Así que no le decepciones o no dudaré en matarte.

Sero asintió, sabía que si montaban una pelea allí e niño podría salir perjudicado, así que tendría que olvidarse unas horas que ese chico era un criminal. Salieron de allí yendo al salón. Hiro estuvo hablando un largo rato con Sero, diciéndole lo mucho que lo admiraba. El mencionado le firmó todas las cosas que el pequeño le trajo, mientras Denki los miraba vigilando al héroe. Partieron la tarta y el niño sopló las velas. La comieron y al poco Hiro estaba totalmente dormido en el sofá, mientras los adultos le miraban.

-Es un buen niño.-Sero decidió romper el silencio en el que estaban, mirando a Kaminari.

-Sí lo es.-Esbozó una leve sonrisa, y eso hizo que Sero se sonrojase sin querer. No podía negarlo, el rubio se veía bien sonriendo. No como un villano, de hecho pareciera ser un chico muy alegre, tal y como Jirou había dicho.

-Debería irme ya.

-Sí, será lo mejor, esto es raro.

-Bueno, yo no lo veo tan raro; eres alguien diferente cuando no haces tú papel de malo.-Hanta le sonrió, y el rubio le vio confundido.

-Sí claro, supongo. Tú tampoco te ves tan odioso cuando no tienes tu estúpido uniforme de héroe.

El pelinegro se lo tomó como un cumplido, y se despidió de él. No había ido tan mal la noche como lo esperaba.

No supo cómo, comenzó a frecuentar el hogar de Kaminari. El rubio al principio le cerraba la puerta o le amenazaba con lanzarle una descarga, pero siempre que Hiro le veía Sero se libraba de ser calcinado y podía pasar un rato agradable con el niño.

Después de tres semanas, sus compañeros comenzaron a preguntarle que dónde pasaba tanto tiempo, pero el pelinegro no les decía nada. No quería arruinar eso, estar con Hiro era agradable, y cuando Denki se acostumbró a su presencia ya no le amenazó más.

-¿Otra vez estás aquí?

-Bueno, le dije a Hiro que le traería la última película de Harry Potter, así que aquí me tienes.-Entró como si la casa fuese suya, y casi de inmediato tenía al pequeño en sus brazos.

-¡Sero-nii, ¿trajiste la película?!

-Claro, pero ¿seguro que podrás con ella? Es una película para niños grandes.-Hiro asintió decidido, y ambos fueron al salón, seguidos por Kaminari.

El rubio pequeño se quedó dormido en la mitad de la película, apoyando su cabeza en las piernas de Sero, mientras los mayores tomaban palomitas. Ninguno de los dos se atrevió a despertarle y cuando acabó la película Denki tomó a su hermano en brazos.

-Deberías irte, ahora que mi hermano está dormido no tienes razón para quedarte.

-Qué amable, pensaba que ya te caía bien.

-Creo que se te olvida quien soy, Cellophane. No sé ni por qué vienes aquí si se supone que tenemos que odiarnos.

-Bueno, ya te dije en el cumpleaños de tu hermano que eras diferente de esta manera. Tengo que odiar a Chargebolt, no a Kaminari Denki.-Le sonrió y notó al chico nervioso.

El rubio salió de allí para que no viese lo roja que estaba su cara por el comentario del pelinegro. Acostó a su hermano y volvió a la sala, notando que Sero seguía allí. Se sentó a su lado, mirándole de reojo, y luego volviendo a centrarse en la serie que había puesto.

-¿La casa de papel?

-Es muy buena, me gusta mucho.

-Sí... Supongo.-Se encogió de hombros, olvidando que iba a echarle y viendo el episodio juntos.

A partir de ese momento, Sero apareció también algunos fines de semana, cuando Hiro estaba en casa de algún amigo, para pasar tiempo con Kaminari. Había conseguido sacarle de vez en cuando sonrisas y risas, y podía confirmar que el rubio se veía realmente lindo cuando estaba alegre.

No descuidó su trabajo como héroe, pero hubo un momento en el que se olvidó de perseguir a Kaminari cuando le veía robar algo. El chico nunca mataba a nadie, entraba y salía con el dinero que quisiese sin llegar a utilizar su kosei para herir a algún civil.

En esos momentos se cuestionaba si estaba bien. Por un lado su deber como héroe era atraparle, pero siempre notaba que el rubio le sonreía de lado y le guiñaba un ojo, lo que parecía impedir a sus piernas moverse para ir tras él. Al final acabó por rendirse en ese tema, sabía que disfrutaba demasiado pasar tiempo con su rayito, y no quería acabar con eso.

También se dio cuenta que solía frecuentar tanto la casa del chico que a veces al ser tarde se quedaba a dormir allí. No dormían juntos, pero cuando se quedaban en el sofá viendo una película a veces Kaminari no aguantaba despierto y se dormía en el hombro de Sero.

En esos momentos nunca se atrevía a despertarle, y le dejaba descansar, aprovechando para acariciar suavemente su cabello, y después cargarlo hasta su habitación. Dormido, Denki parecía alguien completamente diferente; más tranquilo y apacible, y se descubrió a sí mismo deseando poder verle así todos los días.

Una de esas noches mientras le observaba dormir antes de irse al sofá a descansar, vio que el rubio abría los ojos. No le dio tiempo a salir cuando ya tenía a Denki mirándole fijamente con esos ojos dorados que le hipnotizaban siempre.

-¿Disfrutando las vistas?

-Y-yo... Lo siento, te traía para que durmieras mejor en la cama, no iba a quedarme aquí todo el rato, ¡lo juro!

-Sí, lo sé, no hace falta que te pongas tan nervioso. No tienes pinta de ser un pervertido o un acosador. ¿Piensas dormir otra vez en mi sofá? Parece que no tengas apartamento.

-Sí tengo, pero siempre me quedo aquí hasta tarde y no me gusta salir de noche.-Puso esa excusa sonriendo como siempre, y vio como Kaminari entrecerraba los ojos.

-Bueno... Ya que vas a estar aquí tantas noches, no pasa nada si duermes aquí.-Sero se sorprendió al escuchar eso, pero sabiendo que el rubio podía retractarse en seguida decidió acostarse rápidamente a su lado.

Pero esa alegría no duró mucho.

Le tocó una misión difícil, algunos de sus compañeros irían también, y estaba nervioso. No le había dicho nada a Kaminari, quería salir bien parado de eso y si todo iba bien se declararía al rubio. Sabía que sería una relación extraña, y que no podría decírselo a sus amigos, pero se había enamorado de Denki.

Por eso cuando le vio junto a otros sobrevivientes de la Liga a los que iban a capturar no supo qué hacer.

No peleó contra él, fue directo a por Toga, pero escuchaba sonidos de rayos y eso solo podía significar que Kaminari no había huido como siempre solía hacer. No quería que lo atrapasen ni tener que pelear contra él.

Un edificio abandonado no era el mejor sitio para pelear, mucho menos para alguien como Bakugo, porque algunas de sus explosiones hacían caer trozos del techo y era peligroso tanto para héroes como para villanos. Por eso no fue de extrañar que otro pedazo de escombros cayese, solo que esta vez no fue a parar en el suelo.

Todo sucedió en cámara lenta para Sero, que vio cómo uno de ellos caía sobre Kaminari, al que Midoriya había tirado unos metros más allá, justo a donde caían los escombros. Vio como el chico le miraba con ojos llorosos antes de que algo cayese sobre él.

Sero se quedó quieto un momento, y echó a correr hacia el sitio donde Denki había sido aplastado, apartando los escombros con ayuda de Midoriya, que estaba también alarmado por lo que había hecho.

Cuando los quitaron todos vieron al rubio cubierto de sangre, casi sin respirar y con los ojos cerrados, lo que no era una buena señal.

-Denki... Denki no, por favor no mueras.-Sero le tomó en sus brazos, viendo una profunda herida en un costado, y comenzando a llorar.

-Eres... Un llorica... Cellophane...-Escuchó la débil voz de Kaminari y le miró. El rubio le veía con sus ojos dorados, pero sin el brillo que los hacía especiales.

-No hagas esfuerzos, te pondrás bien ya lo verás. Han llamado a una ambulancia. Te pondrás bien.-Trataba de repetir eso porque no quería perder al rubio, pero Kaminari negó, respirando cada vez con mayor dificultad.

-Me lo... tengo... merecido... e-eres... un idiota...-Le sonrió débilmente y cerró los ojos, justo cuando se escucharon las sirenas de las ambulancias.

-¡Anari, espero que estés lista porque no vamos a esperarte más!

-¡Ya voy papá!-Sero vio bajar a la adolescente, mientras se aseguraba de llevar todo lo necesario.

-Bien, no quiero fiestas mientras no estamos, y que te portes bien, ¿queda claro?

-Sí papá te lo prometo; ni chicos, ni fiestas, ni nada. Me quedaré estudiando para la prueba de U.A.

-Perfecto, esa es mi chica.-Acarició su cabello y ella rio suavemente.

-Disfrutad de vuestro fin de semana de aniversario papá.

-Ni que nos fuésemos una semana.-Un chico rubio, de unos cuarenta y tres años bajó las escaleras reuniéndose con los otros dos. Tenía su pelo rubio recogido en una coleta, menos su rayo negro, que destacaba mucho y que por supuesto había heredado su hija.-Y ni se te ocurra traer a Bakugo aquí, no quiero tener que comprar otra mesa.

-S-sí papi, venga largaos.-Anari los echó sonrojada de allí, y la pareja salió de la casa con sus maletas.

-Es increíble que hayan pasado tantos años, parece que fue ayer cuando te conocí.-Sero le sonrió a su pareja, tomándole de la mano y viendo feliz el anillo que adornaba el dedo de Denki.

-Y es increíble que estuvieses tres semanas en el hospital esperando que despertase Hanta. Tendrías que haberte preocupado por tu trabajo.

-Tú eras más importante.-Le dio un beso en la mejilla, y cargaron las cosas en el coche.

Cumplían quince años de casados, y dos de noviazgo, así que eran diecisiete años juntos. Habían logrado salvar a Kaminari, aunque necesitó varias operaciones y unas semanas de estar en coma. Después de salir del hospital había cumplido una pena de ocho años en prisión, pero al final había salido, y en cuanto Sero se enteró le pidió que fuesen novios. Le había costado que el chico aceptase, pero lo logró y también logró que se casase con él.

-Hiro me ha dicho que en navidad vendrá a casa y se traerá a su novia.

-Eso es genial, no pensaba que el héroe número dos pudiese tener tiempo libre.

Ambos rieron, montándose en su coche y yendo al hotel donde pasarían tres días a solas para celebrar sus años casados.

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