Capítulo 19. Sustracción.
Hola mis increíbles lector(as/es), ya estoy empezando a desentrañar la historia.
Quiero agradecer los votos que me han dado, lo aprecio demasiado.
También sus comentarios sobre todos aquellos que con sus críticas me ayudan a mejorar y poderles traer mis historias.
No soy muy experta, pero espero poderles cautivar capítulo tras capítulo.
Ya tengo pensado dos libros más, aparte del corto que ya estoy subiendo y espero poder contar con ustedes de nuevo.
Los quiero porque los siento como mi familia, Karla.
Pd: No olviden darle a la estrellita y dejar sus comentarios. Gracias.
Ella tenía una inquietud arraigada en su cuerpo aunque su amado trataba de esconder la suya. Ella lo sabía por el cambio sufrido en él después de su encuentro sexual. Lo amaba y no le importaba la preferencia de su padre, ahora tenían algo que los unía muchísimo más y su madre aprobaba la unión. Le dolía pensar a lo que su propia madre se exponía con el bárbaro de su padre al ayudarla y creía que era injusta por dejarla expuesta.
Se pasó las manos por su cara y se acurrucó más al cuerpo caliente de Liam, tratando así de borrar la inquietud y el escalofrío de su cuerpo. Inmediatamente su hombre la abrazó y logró poner su cabeza en su hombro, mientras que con la otra mano le abría las piernas y jugaba seductoramente con sus rizos. Kyra gimió cuando Sus dedos encontraron su abertura y la penetraron con una cadencia exquisita haciéndola arquear su columna.
El succionó el pezón que tenía más cerca y con fuerza hasta que sintió que sus dedos fueron bañados con la miel olor a melocotón de su mujer, extrajo sus dedos y la posicionó de espalda a la cama. Lamió uno a uno sus dedos para mantener su sabor exótico en su alma, esta imagen fué tan erótica que más miel bajó de su canal; Liam gruñó de satisfacción, se posicionó encima de ella, la besó con fuerza desmedida y se introdujo con precisión arrancandole gemidos a la chica.
Su posesión fue brutal por momentos y tiernas al siguiente.
No se explicaba así mismo lo que está menuda joven le hacía sentir; lo que si sabía era que la amaba con locura y que daría su vida por ella. El orgasmo los tocó al mismo tiempo, pasaron varios minutos antes de que sus respiraciones se normalizaran; Liam rodó su cuerpo para no aplastarla y siguió acariciando sus brazos. De repente todo en él se inmovilizó, le indicó a Kyra que se vistiera mientra él hacia lo propio. Su sangre se espesó indicativo de problemas, el guerrero en él se alistaba para una confrontación.
Un caballo relinchó y otro contestó; la puerta fue asotada hacia adentro rompiendo la en dos. Laf O'Flaherty entró a la cabaña seguido por varios de sus hombres e ihnaló con fuerza el aroma a mezcliche del sexo, su cara se torció con rabia y dirigió su mirada a la mujer que consideraba su favorita.
—¡¡PUTA!!. ¿Cómo osaste regalar tu cuerpo a este maldito hombre?.
Se acercó a ella y la abofeteó brutalmente, Liam saltó pero fue reducido por los hombres presentes.
Un hilillo de sangre bajaba por la comisura de la boca de Kyra y un fuerte moreton en su mejilla. El odio en sus ojos combinados con el miedo, ese miedo que congela los huesos y te paraliza.
Dió indicaciones a sus hombres de sacar a Liam afuera de la cabaña y le propinaran una paliza, jaló a su hija para que viera cada golpe en su carne y supiera que era por su culpa, que todo lo que sucediera era por no mantener sus piernas cerradas. Cada uno iba a presenciar el horror del otro, con él no se jugaba por ello iban todos a aprender, así tuviera que demostrar su fuerza entregandole a su ya no hija a los hombres a su servicio y que estos la violaran frente a ese necio maldito—se sobó su miembro con expectativa—.
Era un maldito monstruo, tal vez disfrutará el mismo de sus carnes. Kyra lo vió y lo sintió.
La muerte estaba en sus ojos, hoy era su juicio final.
Su cuerpo estaba bañando en sudor, el sueño o la pesadilla aún jalaba de su mente, pero era el terror lo que enfriaba su cuerpo como una entidad presente. Estiró su brazo para encontrar el colchón frío y vacío, Adam aún no regresaba de su viaje y se sentía sola como nunca antes.
Se levantó y miro su reloj eran las 6 de la mañana, camino hasta su baño y se aseo, deseaba empezar el día y así borrar su sueño.
Bajó a la recepción y se encontró con Ana, quien se le veía radiante y se alegró por ella.
—Buenos días Ana.
—Señorita Johnson, ¿en qué puedo servirle?.
—Desearía tomarme un café y no se si la cocina ya está abierta.
—Ohh pero ya lo está mi madre está en ella, si desea le pido que le traiga una taza.
—No te preocupes yo iré ahí y me la tomaré.
—La verdad es que me gustaría tener unas palabras con usted si no hay inconvenientes.
Barbara no le vio ningún inconveniente y así se lo hizo saber al cabo de un tiempo Griselda llegó con un servicio de café y le sirvió uno a cada una y luego se marchó excusandose por trabajo.
—Aún siento que no me he disculpado lo suficiente con usted.
—Primero que todo Ana, me gustaría que me trataras de tú.
—No siento que sea correcto.
—Lo estoy pidiendo Ana, quisieras que te sintieras cómoda conmigo.
—Ese es el problema, tengo vergüenza.
—Ya pasó el asunto...
Interrumpiendo la Ana.
—Déjeme explicarle por favor y así sentiré que todo pasó y será borrón y cuenta nueva.
—Adelante.
—Adam me protegió después del incidente de Horacio, me ayudó junto con...—se ruborizó al recordar a su hombre— con el detective O'Neal a superar mis angustias, y por ello me tomé la tarea aunque equivocadamente de protegerlo como él lo hizo conmigo. Usted tiene algo parecido o un aire que me hace recordar a la difunta esposa de Adam y por ello la trate mal y nuevamente le pido disculpa; no era justo, usted es Americana hermana de Chase y la más nobles de las mujeres que conozco. Por ello quiero que entienda mi aflicción y me perdone por tratarla injustamente.
—Yo no he tenido ni tengo nada contra ti, es encomiable el cariño que le profesas a Adam y ahora lo entiendo, créeme que lo entiendo. Por ello te disculpo todo, nunca habrá rencor. Adam se da a querer de ese modo, se gana su lealtad con todo el mundo y también su amor.
Ana la mira fijamente después de la última frase.
—¿Lo amas?.
—Si. No me se explicar este sentimiento visceral que siento y eres la primera en saberlo.
—Gracias por ese voto de confianza que me ha dado, pero vaya a decírselo.
—¿A decírselo?.
—Si. El está aquí desde ayer en la tarde.
—¿Está en su despacho?.
—No. En sus habitaciones privadas.
************** En la morgue*****************.
Otro cuerpo fue encontrado en las afueras de la ciudad el jefe Mchoam y el detective O'Neal están frente al cadáver.
—Está pobre mujer fue asotada y violada hasta la saciedad.
—Ya la tengo identificada del grupo desaparecido en la ciudad de Cork.
—¿Por que aparecen aquí?.
—No lo sé, me temo que está investigación tiene más de lo que hemos creído desde el principio.¿De que murió?.
—Su muerte fue lenta muy lenta, tal vez pensaron que se sanaría, pero les amaneció muerta....un eufemismo diría yo, bien...murió de múltiples contusiones que la llevaron a tener hemorragias internas. Tiene doce horas muertas por el rigor mortis que interpreto. Ya los animales se estaban dando festín de su carne
—Quieres decir que se ha podido perder evidencia—lo dijo como afirmación más que pregunta.
—En eso te equivocas mi estimable amigo, me han dejado vía libre para encontrar la más importante de las evidencias hasta ahora.
—¿Cuál sería esa?.
—Ya sé dónde se encuentra el almacén, estos animales son atraídos por una clase de olor específico.
—¿A parte de la putrefacta?.
—Si. El olor del cobre; no podrían encontrar un almacén o taller de autos que fuera sospechoso aunque buscarán en toda la ciudad.
—¿Porqué?
—Porque sólo hay un lugar específico donde hay una mina de cobre y tiene adyacente una construcción de madera para estacionar los carros donde se almacenaban los minerales para su distribución, y sé mi querido amigo que tiene varios pisos .
—¿A cuenta de que lo sabes?.
—Pertenece a Adam Quinn, más concretamente a Brenna Buchanan porque le fue cedido por su primo.
—¿Estás seguro?.
—Si. Muy seguro, aún tengo muestras de mi investigación de hace dos años y lo puedo asegurar confirman la coincidencia; mira aquí en la pantalla.
—Maldición, tengo que hablar con el escocés.
*******************En la central**********************
Kieran y Gael revisaban las anotaciones erráticas de Inok mientras Alexandra buscaba en la casa del chico junto a la novia las más importante.
En la mente de Gael sólo estaba María E. ¿Cómo podía haber olvidado esa noche?..
Siempre le había gustado y ahora sentía que era más.
La borrachera no era excusa...«Dios mío debía haberse sentido herida al día siguiente». «¿y si la forcé?» . Tantas preguntas sin resolver debería ir a la fuente, pero no tenía tiempo ahora mismo debía resolver primero este caso.
Suena una extraña melodía que llama la atención de Gael y más al ver la parálisis momentáneamente de el objeto de su obsesión; María E contesta muy nerviosa y su semblante palidece, lo primero que hace es ver hasta Gael y gira su cara para ver a el escocés que entra a la oficina, cierra el teléfono después de hacer algunas anotaciones se levanta hacia él y este la lleva para charlar en privado.
En la oficina del jefe se ve más no se escucha la discusión que tienen entre Sloan y María E. Al final la joven sale afligida y detrás de ella Sloan con un semblante adusto.
—Gael ven ahora a mi oficina y tú me esperas ahí.
El joven se movió al llamado de su jefe bastante extrañado y mira la cara de Marie... su Marie al pasar a su lado, vio lágrimas y no entendía de que iba todo ello.
Al cabo de unos minutos, que para María E le parecieron los más largos de su vida, Gael salió del despacho muy callado y la tomó del brazo con delicadeza aunque sentía que una rabia burbujeaba en su cuerpo.
Salieron sin mediar palabras aunque ella no sabía que decirle, sólo que necesitaba su ayuda.
************
Kieran miró a la pareja salir y alzó una ceja a modo de pregunta a su jefe.
—Gael queda exhimido de sus obligaciones a partir de ahora. ¿Qué me tienes de nuevo?.
—Anotaciones erráticas, pero Alex fue a buscar por la que dejó instrucciones Inok.
Después de leer algunas hojas vio que no había nada interesante en ellas.
—Bien, cuando llegue Patrick dile que pase inmediatamente a mi despacho.
—Si señor.
*******************En el hotel******************
Barbara nunca ha pisado esas dependencias exclusivas de Adam, jamás él la había invitado ahí desde que empezarán a tener relaciones sexuales. Ahora estaba muy nerviosa sentía que invadía su privacidad, por mucho que hubieran compartido fluidos corporales no tenía derecho a inmiscuirse en sus cosas.
Lo que más la tenía tensa era el hecho de que no la hubiera llamado apenas llegó o hubiera visitado su habitación.
Ana le había entregado las llaves de la puerta y del ascensor que todos usaban bajo la aprobación de él. Entró y se sobresaltó al escuchar su voz.
—¿Qué haces aquí?.
—Disculpame.... deseaba saber cómo estabas—se acercó para darle un beso, pero el la esquivó sutilmente aunque ella se dio cuenta a pesar de que él le mostrara la mejilla—.
—Estoy bien y bastante ocupado....¿deseas tomar un té? estaba preparando uno para mi.
—Si. Pero primero permite usar el baño—deseaba pasarse agua fría por su cara para quitarse el calentón de la vergüenza—, si no te es molestia.
—No lo es—su voz sonaba aplanada, eso la humilló más.
Decidió que apenas se lavara la cara y tomarse el té se iría inmediatamente.
Su cuarto era la imagen de un hombre viril en tonos marrones, arena y ocres muy bien combinados. Su cama estaba muy revuelta, como si no hubiera podido dormir muy bien. Algo le llamó la atención y se acercó para ver una foto, la foto de una boda. En ella se encontraba Adam muy sonriente y feliz; en sus ojos se le veía el amor a su esposa, al mirar para detallar a la mujer se sorprendió al verse a sí misma devolver la mirada desde la foto, era ella pero con el pelo rubio y recogido en una trenza en un moño complicado que terminaba con una Tiara.
Su corazón se rompió en mil pedazos y cayó al piso porque sus piernas no la sostenían más; una sola lágrima resbalaba por su mejilla.
Adam se acordó de inmediato de los papeles que tenía en la cama, los que una y otra vez veía y no podía asimilar; pero era demasiado tarde, Barbara estaba sentada mirando la foto del día de su boda. Estaba inmóvil sólo se escuchaba su respiración superficial. No se volteó sólo sintió su presencia y se tensó.
—Ahora lo entiendo todo... las reacciones de sorpresas de todos, incluyendo las de tus obreros, la actitud de Ana y su manera de hacerme sentir incomoda, sobre todo tu... odio... hacia mi cuando me viste por primera vez—su voz se ahogó al pronunciar sus últimas palabras—, pero tuvo que pesar más el amor que sentías hacia tu mujer que te atreviste a tocarme, aunque al principio te dio asco y me trataste como basura, luego te gustó bastante que no dejaste de hacerlo, así estabas más cerca de tu amor perdido—terminó de decirlo con las lágrimas que habían escapado de su control.
—Eso no es cierto.
—Ya no se que es cierto, iluminame.
—Te pareces a Salomé físicamente.
—De eso ya me di cuenta maldita sea. Crees que soy ciega...perdón si lo soy, estoy ciega emocionalmente.
—Barbara no digas eso, yo iba .....
—No digas que lo ibas a decir.
—Pero...
—Ya lo entendí—sus ojos se cerraron y luego se abrieron con iluminación—, es igual que William, cuando me follaban sólo pensaban en la otra mujer que querían. Sólo estoy relegada para ser eso mismo, un recipiente de sus vergas donde poderse desahogar su necesidad de la mujer que realmente amaban.
Decidió salir de ahí antes de que su control se rompiera completamente.
Adam estaba inmóvil asimilando las palabras dichas, Barbara se había acercado a una parte de la realidad, pero no a la parte suya, él la amaba. No a la pálida sombra que había sido su difunta esposa, sino a la mujer vibrante que había conocido a Barbara, su verdadero amor.
Cuando salió de su entumecimiento salió corriendo detrás de ella.
*******
Barbara entró en su cuarto y sorprendió a Caro al ver su ojos abnegados en lágrimas.
—Me voy a dar un paseo. ¿Dónde están las malditas llaves?.
—¿Qué llaves?.
—Cualquiera, necesito salir de aquí.
—Cariño no estás en condiciones de salir así, mejor te acompaño.
—Bien.
—Déjame avisarle a Nathan.
Al pocos minutos salieron con rumbo desconocido sin sospechar lo que el destino les tenía preparado.
**********
El jefe del grupo había estado tan molesto con el hombre que había dañado tanto su operación que decidió acabar con el asunto dándole antes un poco de su propia medicina.
Lo había llevado a un claro recriminadolo por la nueva muerte de su mercancía, necesitaba reponerlas a como diera lugar.
En un descuido le inyectó hioscina y lo dejó paralizado ahora le iba a demostrar literalmente lo que le hacía sentir a sus víctimas, nunca le había gustado los hombres pero pensó que lo iba a disfrutar igual....y no se equivocó.
Murió estrangulado como sus víctimas mientras eyaculaba en él.
Dejo tirado su cuerpo donde los carroñeros lo pudieran devorar ya que más daba.
La suerte le sonrió cuando encontró el carro de la estirada de la secretaria de Barbara aún lado de la carretera con una llanta baja; se bajó a ayudar a Caro y le administró la misma dosis que al imbécil sin percatarse de que la ingeniera estaba cerca, cuando la vio la persiguió y le propinó un fuerte golpe que la dejó inconciente. Feliz se llevó a sus nuevas mercancía sin ningún problema y sin derramar mucho sudor.
Ya había repuesto lo perdido y en parte era un nuevo golpe para Quinn.
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