Capitulo 15 Consuelo.
Gracias Ana Batista por indicarme la canción de Jorge Celedon.
Brenna y Ana se encontraban en la recepción comentando la última orden de su primo y jefe, sentía que la nostalgia había invadido a Adam y no lo podía culpar. Uno de sus pocos a lo que podía considerar como amigo había sido asesinado y su esposa secuestrada. Sólo rogaba de que la joven fuera encontrada para que su primo no cayera más en el fondo. Esta mañana había empezado su día con un inmejorable semblante, el mejor después de casi tres años y había cambiado después.
—Ay Bree, él hace tanto por nosotros y no soy capaz de darle consuelo. No sabría como.
—Que aparezca pronto esa joven, ya la muerte de Bastian lo consume y si Alyssa no aparece...creo que su corazón se rompería más.
Barbara escucha sin querer la conversación y su corazón duele por el hombre que a pesar de su mal comienzo le ha robado un poco de su cariño, el que pensaba que no podría entregar nuevamente.
—Hola.
—Buenas tardes señorita Barbara—contesta Ana cohibida.
—Ana, Brenna. Deseo hablar con Adam, pero he escuchado un poco su conversación y no creo que sea un buen momento. Ni mucho menos para hacerle una invitación.
—Mi primo está muy triste y si me gustaría que se distrajera.
—Señorita Barbara....No sabemos cómo ayudarlo.
—Crees que debo hacerle la invitación Ana.
Ana miró a Brenna y asintió.
—Si lo creo.
—Bien haremos esto, que él lo decida. Me puedes dar un lápiz y papel por favor.
—Claro que si.
***********
Caí la noche y Adam seguía en su despacho aún cabizbajo después de hacer los respectivos arreglos con respecto al sepelio de Bastian.
Sloan había hecho su trabajo y había recibido la llamada del investigador. Ya había puesto en marcha ese asunto, sentía que era alguien muy competente y lo más importante muy discreto.
El no tener noticias de Alyssa lo llevaba a pensar en finales trágicos. Lo sentía en lo más profundo de su alma.
Sus cavilaciones fueron interrumpidas por el toque en la puerta.
—Adelante.
Ana entró con una bandeja con un único papel en ella y se lo entrega.
—Si no necesitas más nada me voy, ya ha terminado mi jornada.
—No necesito nada, gracias.
—Bien Marina ya ha llegado a reemplazarme y no hay ninguna novedad. Descansa.
—Descansa tú, te lo mereces.
Al salir Ana de su despacho toma de la bandeja el papel y empieza a leer. No había tenido el placer de ver hasta ahora la letra de Barbara su delicados trazos demostraba a la mujer que era. Si había visto algunas indicaciones en los planos pero eran más números que letra. Sacudió su cabeza y le prestó atención a sus palabras.
Hola...
Deseaba que me pudieras acompañar a una celebración íntima con mi familia, pero me he enterado de tu pérdida y en verdad lo siento. Lo siento por ti. Sólo te diré que estoy aquí para ti y si me necesitas sólo dímelo y estaré contigo.
Ayer estuvistes para mi, y si es tu deseo acudiré hacia ti.
Es mi deseo que te sientas bien... sin compromiso.
Dios sus palabras eran un bálsamo para él, pero deseaba estar solo. No quería amargarle su celebración. No debía.
**********
Vanesa y Chase estaban reunidos con su familia y amigos más íntimos Nathan, Caro, Christian y su pareja.
Nate y Barbie hablaban en la esquina de la mesa con Caro.
—Amigo te veo desanimado.
—Si Caro. Lo estoy, pero no quiero dañar la celebración con mi tristeza.
—Ven vamos a bailar, esta música me fascina. Así te subo un poco el ánimo.
El joven se levantó y la llevó hasta la pista.
Estaban el Pub de Griselda la madre de Ana.
Marle se acerca a su hija quien veía a sus amigos melancólicamente.
—Mi reina, debes entenderlo.
—Claro que lo hago madre. Pero me entristece que pase por ello sólo. Sabes es un buen hombre, protege a quienes los rodea.
—Si nena mía y por eso te apoyaría si decides que es el hombre que te mereces.
—Ay mamá, te quiero tanto—y se abrazó a ella muy fuerte—.
—Hey ustedes dos, venimos a celebrar así que salud —Chase alzó su copa en un brindis—.
Las dos mujeres lo hicieron. Al cabo de un rato Barbara se dirigió al baño a retocarse. Vestía un impresionante vestido color plateado entallado a su cuerpo que dejaba su espalda descubierta en un generoso escote, su cabello lo llevaba amarrado en una coleta suelta para darle un toque casual. Simplemente hermosa.
Al otro lado del Pub estaban reunidos en una mesa al fondo los detectives con su jefe y Brenna. Celebrando el cierre de un caso en el que la psicóloga O'Neal había sido la pieza clave.
—Me alegro de tenerlas en mi equipo—comenta muy sonriente el escocés.
—Yo me alegro de haber regresado y ser útil en tu unidad.
Gael apreciaba mucho más su regreso, cada día sentía una intensa atracción hacia María E. Y lo peor era que su cuerpo reaccionaba a un recuerdo y se mantenía empalmado por ella. Al ver al hermano de ella se dio cuenta que no era el único que tenía problemas con el sexo opuesto ya que Patrick no le quitaba la vista de encima a Ana, quien ayudaba a su madre detrás de la barra.
—Ve a por ella tigre.
—¿Qué?... ¿cómo?.
—Como me diste el mismo consejo.
—No te pases Gael.
—No lo hago y por ello de frente te digo. Me gusta tu hermana y si me da una oportunidad, estaré con ella. No lo dudes.
Patrick se le acercó y le dijo muy despacio.
—No voy a dudar nada Gael. Pero si le haces daño te la verás conmigo. Aún no sé que pasó hace dos años, pero estaré muy atento está vez— se levantó de la mesa en busca de Ana, dejando a el hombre transfigurado.
El movimiento de Patrick atrajo la mirada de Alexandra siguiendo los pasos de él hasta la pista donde ve a Nathan bailado con Caro. Unos celos increíbles se apoderaron de su ser y a la vez una infinita tristeza instalada en su corazón. María E sintió el cambio en su nueva amiga.
—Si deseas bailar, creo que tenemos unos muy bien dispuestos en esta mesa.
—Lo sé. Pero quiero a ese— señalando con la cabeza—.
—¿Al ingeniero?.
—Si. A Nathan...pero lo he estropeado todo.
—Todo tiene solución así que cuéntame todo.
—Somos ó... éramos amantes. No se que hacer con mi vida Marie. Siento que no tengo derecho a hacer feliz. Me doy cada tropezón o contra un muro. Pero no puedo evitar sentir temor frente al dolor. Ya he sufrido antes.
—Crees que no deberías tener ese mecanismo de defensa.... pues es muy normal. Ahora dime como estropeaste las cosas.
—Lo haré desde el principio... En la Academia empecé muy joven, quería comerme el mundo puesto que me sentía invencible. Tremendo error.
—Tal vez pero no eres la única, créeme.
—Me enamoré de mi instructor y salí más escaldada que una gata. Y también humillada. Intente otra clase de relación y también salí lastimada en mi orgullo— esto lo dice mirando a Patrick, María E sigue su mirada y abre mucho los ojos.
—¿Mi hermano?.
—Si. Tu hermano, pero ahora eso no tiene importancia.
—En otro momento te preguntaré más a fondo. Lo que quiero saber es del ingeniero.
—El ha pagado por mis miedos. Si siento algo por él, pero son más fuertes mis temores. Sé que está tarde lo lastime con mis palabras...pero no pude evitarlo y ahora no sé cómo arreglarlo.
—Heriste con palabras entonces debes arreglarlo con hechos, no demores o lo perderás.
—Gracias.
Ana ve caminar al detective con su habitual mirada centrada totalmente en ella. Disimula no verlo y se presenta la ocasión de esquivarlo cuando ve salir del baño a la ingeniera.
—Señorita Barbara.
Barbie voltea hacia la joven que la llama.
—Señorita...
—Si Ana, no pensé en encontrarla aquí.
—Es el Pub de mi madre y vengo bastante a ayudarla.
—Es realmente un buen sitio, se siente a gusto aquí.
—Si, gracias. Debo aprovechar para pedirle disculpas por mi comportamiento anterior. No debí tratarla de esa manera.
—Entiendo que debías proteger a tu jefe.
—Por Dios señorita...
—De eso nada llámame Barbara.
—Esta bien Barbara. Si lo protejo y aún lo hago. Ya que la he tratado veo que usted es una buena persona— mira alrededor del local—. No veo a Adam.
Barbie sonrió.
—Tomó su decisión. Y no lo culpó.
—Lo siento.
—No lo hagas Ana. Es muy encomiable que quieran el bienestar de una persona, así sea tu jefe. Entiendo su decisión.
Barbara sintió una ráfaga fresca de viento, antes de sentir como una mano caliente se posaba en su espalda y la acariciaba.
—Que decisión entiendes mo chroí.
—¡Adam!.
—Si me permites Ana querida llevaré a esta increíble mujer a bailar—asintió en dirección a Patrick y se alejó —.
Patrick aprovechó para acercarse a la mujer.
—No tienes ahora un escudo contra mi Ana.
—Porque me escondería de ti.
—Dímelo tú. Te he demostrado que soy diferente cariño.
Ana se dió la vuelta dándole la espalda y Patrick vio rojo. La agarró delicada pero firmemente y se la llevó hasta el cuarto que hacía de despacho en el Pub.
—No.
—Si. Me gustas y te deseo más que nada. Pero maldición no soy un monstruo de quien debas esconderte. No me has dado una oportunidad, ni una sola y eso me carcome.
—Patrick...tengo miedo.
—Lo sé y me he prometido ser paciente pero no me das una oportunidad y te necesito.
—Me siento sucia y creo que no soy merecedora de nada. Hice mal a una persona que no se lo merecía, sólo por proteger a lo que considero mi familia.
—Lo sé y no te juzgo por eso.
—No...No merezco nada.
—Ay mi amor...—la besó con todo el amor reflejado en su cara—, te mereces que te amen y te cuiden. Tu no tuviste la culpa, sólo la tiene ese hombre. Sólo él. Entiendes, él te utilizó y yo no lo voy a hacer....te lo juro.
Sus palabras la consolaron y más al ver reflejado en sus ojos el amor que hacía brillar sus pupilas.
Se entregó al cariño que él le profesaba y lo besó. Primero tiernamente y luego encendió la pasión que no los dejó respirar por un buen momento.
—Yo también te necesito.
—No quiero ir muy rápido. Quiero que me conozcas muy bien.
—Crees que no te conozco. No era eso lo que me frenaba, era yo misma. Si. voy a darnos una oportunidad.—salieron del despacho y del Pub, subieron las escalera hasta el apartamento que compartía con su madre.
Esa noche se amaron intensamente y Patrick le demostró una y otra vez lo merecedora de amor que era.
**********
Antes de llevar a Barbara a la pista se acercó a la mesa de la familia.
—Buenas noches.
—Adam, que bien que hayas podido acompañarnos.
—Ben no podía dejarlos solos y trataré de disfrutar con ustedes.
—Bienvenido eres.
—Con su permiso llevaré a esta encantadora dama a la pista.
En la pista de baile abrazó a Barbara y pegó su cara en su melena para aspirar su aroma. Cuando la vio su corazón dió un brinco, palpitó con fuerza después y por ello se acercó para tocarla porque necesitaba de ese contacto.
—Que hermosa te ves, estas de infarto.
—Gracias.
—¿Te encuentras mejor de tus pies?. No quisiera que te lastimaras de nuevo.
—Estoy bien, gracias por preocuparte.
—No, si no estoy preocupado. Es porque te quiero aquí donde te pueda abrazar en público. Te puedo rozar con mis manos —le pasó la lengua en el lóbulo de su oreja—, acariciar tu espalda. Definitivamente este vestido me está volviendo loco.
—Eso esperaba.
—Mo Dhia.
Adam le mordió la oreja y luego sopló logrando estremecer a la joven. La luz estaba más tenue, lista
para los amantes.
Metió un dedo en el escote de la espalda y con ello rozó el lateral de un seno. Estaba sin brassier ya que el vestido no se lo permitía.
Barbara empezó a sudar con la sensaciones que Adam sacaba con sus acciones. Puso sus labios en el pulso de su cuello y succionó. Barbara sintió a su útero apretarse y a su vagina llorar de placer.
—Para Adam.
—¿Porqué?. Si estoy muy a gusto.
—Si sigues así no me podré sentar.
El hombre la mira extrañado.
—No tengo ropa interior y estoy tan húmeda por tu contacto.
—Me quieres matar mujer....porque lo estás consiguiendo.
Sonríe al verle una sonrisa bailarle en su labios rojos y carnosos.
—Haremos esto, vamos a estar aquí por un espacio de una hora. No me pidas más deseo estar contigo a solas.
—De acuerdo.
************
Nathan se había marchado molesto del Pub. No pensó que Alex lo pudiera cambiar tan rápidamente. El verla visto bailar con su compañero le había dolido más que molestado. Necesitaba espacio, sentir que tenía control de algo.
Decidió dirigirse a la construcción, chequearía los planos.
Entró a la oficina pero inmediatamente un sonido le llamó la atención. No alcanzó a ver nada, un fuerte golpe lo sumió en la oscuridad y quedó tirado en el suelo en la mitad de la oficina.
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