capítulo 11 Nuevos secretos.
BARBARA MAE JOHNSON.
—Oh mo Dhia -«Oh mi Dios»
Y ahora que iba a hacer con que cara vería a Chase y a Vanesa, y ya de por sí a los Johnson. Estaba frente a él preocupados por la salud de su hija, de la mujer con la que había tenido un momento increíble y había dejado tirada en la obra y por lo cual ella se encontraba en esa situación. Se había dado cuenta del daño que le causó al decirle aquello. No se engañaba, sabía que su desorientación en el bosque era por su culpa; tenía que pedirle disculpa.
—Adam, hijo...—sintió que le llamaba la atención Marle.
—Discúlpame Marle, me distraje un poco. ¿Qué me decía?.
—La doctora quiere hablar con nosotros en su oficina, nos quieres acompañar.
—¿Es su deseo?.
—Si muchacho, así nos sirve el que respondas alguna inquietud—responde Ben.
—Vamos entonces, ¿se quedan?.
Caro y Nathan asiente.
—Nos quedaremos por si hay algún cambio Adam.—responde Nate.
En la oficina de la doctora Diana están sentados los tres al otro lado del escritorio.
En la pared izquierda se ven los diplomas que la avalan en su profesión.
—Los he reunido al enterarme que ustedes señores Johnson son sus padres aunque se le ingresó con el nombre de Barbara Mae.
—Está hija mía quiere ser siempre reconocida por si misma y no por nuestro apellido.—responde Ben.
—Yo no estaba enterado de su parentesco señores Johnson.—aporta Adam.
—¿Chase no le comentó?
—No. ni Vanesa.
—Bien. La señorita Barbara presenta en sus pies unas heridas causadas por los zapatos; que en este caso no estaban acondicionado para largas caminatas. Un caso de desnutrición moderada. Tenemos un patrón aquí con sus hijos.—Diana comenta irónicamente.
—Mi hija hace poco salió de una situación muy difícil.—comenta Marle.
—Entiendo—se aclara la voz la doctora—, los que les puedo decir es que le administraron antibióticos para evitar futuras infecciones y me gustaría hacerle un seguimiento para ver si la pequeña aventura no trae alguna otra consecuencia; por lo pronto deseo que pase esta noche aquí para observación.
—Me parece bien—solloza Marle.
—Si desean que los deje solos un momento—los Johnson asienten—,estaré revisando a su hija y a mis otros pacientes. Con permiso—.se despide la doctora.
Adam se sentía muy intranquilo. La tristeza de los Johnson le llegaba. Los consideraba como parte de su familia. Sentía que iba a perder ese sentimiento si se enteraban de cómo había tratado a Barbara.
Carraspeo. Necesitaba hacerles una pregunta la que se anteponia entre las demás.
—Dime hijo.¿Qué deseas saber?.—Ben le pregunta al cabo de un rato.
—Lo siento, es que...Barbara no se parece a ustedes.—contesta incómodo Adam.
—Es cierto. No se parece a nosotros y tiene una explicación.
Ben mira a Marle, ella asiente para darle ánimo.
—Verás Adam, Barbara es una hermosa niña dada a nosotros en adopción.
—¡Adoptada!.
—Si querido, la adoptamos después de que quede imposibilitada de tener más hijos. Deseábamos tener una familia numerosa.
—Cuando la vimos nos enamoramos de ella, tenía tres años y medio. Era muy callada y temerosa de lo que la rodeaba.—aportó Ben.
—Un angelito pelirrojo de ojos verdes y grandes que miraban al mundo con miedo. Si es verdad nos enamoramos de ella, Chase también y daría la vida por su hermana. No hubo distinción entre los dos. Eran nuestros y después..... llegó Vanesa.
—¿Ella lo sabe?.
—Si Adam, ella lo sabe y siempre me ha dicho, «mamá, son mi salvación». La verdad es que fue la nuestra.
—¿Porque se muestra al mundo con otro apellido?.
—Por los acontecimientos pasados.... muy personales.
—No. No deben decirme nada si son personales—interrumpe Adam a Ben.
—No hijo, deseo contarte—mira a su esposa—, deseamos contarte.
—Verás Adam, hace ya más de dos años que mi hija sufrió una decepcionante ruptura y se alejó de nosotros. No física si no emocionalmente—comenta Marle.
—Sentía equivocadamente que nos había defraudado y se calló todo su dolor, se refugió en Vanesa y en Nate. No en Chase ni en nosotros.
—¿Qué pasó exactamente?.
—Un joven empresario. Se conocieron en un seminario de ingeniería, conectaron y empezaron a salir.
La puerta de la oficina se abre dándole paso a Caro, Nathan y para sorpresa de todos a Chase y Vanesa.
—Hijo, ¿no llegabas mañana?.
—Si madre. Pero Vane llamaba a Barbie y no le contestaba.
—Si maa. Me puse nerviosa e insistí en regresar antes.—Vanesa intervino.
Marle se levantó de la silla y se acercó a abrazarlos.
sólo repetía «mis niños, mis niños».
—Barbara está bien madre, es muy fuerte se recuperará.
—Oh Chase, es que tu no sabes todo.
Chase se puso tenso.—Que se supone, ¿qué yo no sé?.—mira a su mujer y después a sus padres, luego al resto de los presentes dándose cuenta de la presencia de Quinn—. Adam, no te había visto.
—Lo sé, si me disculpan los dejaré solos para que conversen.
—No. Te estaba contando y deseo que permanezca aquí escuchando. Por favor.—interviene Ben.
—Como deseen. Vanesa y Caro por favor siéntase aquí.—les señaló una butaca de dos puestos.
Se instaló un pequeño silencio que fue interrumpido por la voz de Ben.
—Este joven empresario la enamoró con su encanto, pronto se convirtieron en pareja y preparaban una boda.
—Mi esposo y yo habíamos aceptado su elección y estábamos felices al ver la alegría que mostraba nuestra hija. Pero unos días antes de la boda todo se canceló; Barbara se encerró en sí misma y nos dejó a un lado.—era palpable la tristeza en la voz de Marle.
—Se sentía culpable,—habló Vanesa—sentía que los había defraudado. Yo intentaba por todos los medios que dejará de pensar así. Y luego llegó la noticia del accidente y la muerte de él.
Adam digeria toda la conversación, notaba la tristeza en el grupo.
Barbara era querida y amada por estas personas. Sus familiares y amigos, sobretodo sus amigos.
Lo que lo hacía pensar en una mujer fácil, en realidad era que la protegían de si misma.
—Ese desgraciado la embauco, le robó todo lo que tenía, hasta su pertenencia más preciada.—intervino un molesto Nathan.
—Y todo por ser de la familia Johnson—Vane miró a Marle y a Ben—, lo siento el que no le dijera nada, pero ella me lo pidió.
—No te preocupes Vanesa, ya sabemos todo. Agradezco que estuvieras al lado de ella. Sé que sin ti—se interrumpió Ben—, sin ustedes—abarcó a Nate—, no hubiera resistido al embate y mucho menos a lo que tuvo que resistir hace poco.
—Ese hombre la utilizó, le robó de todo...fue difícil ver llegar al apartamento los recibos de servicios impagados, donde antes ella había entregado los cheques para esos pagos, ese desgraciado canceló la boda...
—¡Canceló la boda!—interrumpe Chase.
—Lo siento mi amor, si. Fue el quien canceló la boda robandose el dinero. El muy impresentable dio un pequeño pago por cancelación y después se fue de viaje, maldito imbécil.
—Un momento señor Johnson, usted acaba de decir «lo que tuvo que resistir hace poco». ¿De qué se trata?.—pregunta Adam.
—Vimos por cerca de un año lo mal que mi hija pasó.
Sus amistades la ayudaron a salir del mal trago, luego empezó a realizar proyectos sin dar a conocer su apellido totalmente. Temía que se acercaran a ella y nosotros no entendíamos porque.
—Yo siempre estaba al pendiente de ella y le preguntaba—habla con un nudo en la voz Ben—, le preguntaba qué había sucedido realmente y ella callaba, sólo callaba. ¿Qué es lo que tuvo que resistir?.
Un maldito juicio en su contra.
—Un juicio padre. ¿Un juicio?.
—Sabíamos que tenía que resolver algunos asuntos y por ello enviaba a Nathan. Aunque Chase sospechaba que era algo más, lo tranquilice diciendo que la tendríamos pronto con nosotros.
—Yo tuve que venir a Galway porque teníamos este compromiso, pero con gusto me hubiera quedado a apoyarla; sin embargo la deje en las capaces manos de Christian.
—Espera un momento Nate, estas diciendo que Christian James tomó el caso.—mirando a sus padres Chase se sienta en la esquina del escritorio—.¿Qué sabes de esto padre?.
—Todo. Claro está que Barbie no se dirigió a mi; me enteré por casualidad y no te puedes imaginar la rabia, el dolor y sobretodo la impotencia de no haber protegido a mi hija y encima tener que aguantar las infamias de los padres de William. Tuve que usar todas mis influencias para investigar y encontrar pruebas irrefutables en contra de ese malnacido. No se imaginan la clase de alimaña que representaba este hombre, las barbaries que cometió en contra de tu hermana, Chase.
—Y...¿todo salió bien?. ¿Qué pruebas encontraron? ¿Qué barbaries cometieron contra mi hermana?.—preguntas atropelladas salía de la boca de Chase.
—Si. Todo salió bien gracias a Dios. Los investigadores en conjunto con los de la corte certificaron las pruebas. William estafó a tu hermana por mucho dinero, la convenció de invertir en su producto; el cual no existía y como tu hermana tenía una fe ciega en él, le entregaba los pagos y él se los embolsillaba en una cuenta en el extranjero. Viajaba constantemente para su supuesto negocio y en realidad era para encontrarse con su amante.
—Estoy un poco confundida paa. ¿William tenía una amante?.
—Si. Y con ella estaba el día de su muerte.
Adam estaba inusualmente callado, que errado estaba con respecto a la joven; bien que le decía su madrina del peso que llevaba.
Su mente viajaba a todos los momentos desde que conoció a la ingeniera y la había prejuzgado. Su mal comportamiento hacia ella y definitivamente la guinda del pastel había sido lo sucedido el día anterior. Maldición.
La voz de Marle lo saca de sus pensamientos.
—Los padres de William la acusaron de ser culpable de la muerte de su hijo y por ello la llevaron a juicio para pedir indemnización.
—Que injusto.
Nathan dió voz al pensamiento colectivo del grupo.
—Y lo peor fue lo que le dijo Page afuera de la sala de la corte momentos antes de escuchar el veredicto.
—Cierto Marle no me dijiste que sucedió ese día.—le dijo Ben.
—Page se le acercó y le habló con mala intención. Le dijo «él siempre me dijo que ella era mejor que tú. Que nunca fuiste suficiente mujer, ni siquiera fuiste capaz de darle un hijo. Que cuando estaban juntos sus pensamientos eran para ella, sólo la veía a ella».
—Que mujer más...grrr. Lo sabía todo y todavía pidiendo indemnización.—habla Ben.
—La humilló.... la degrado, le abrió una herida ya cerrada.
—Porque dice eso maa.
—Porque esa mujer, la amante en el momento en que sufrieron el accidente y su posterior muerte estaba embarazada. William Hill tenía a su amante embarazada.
Adam se paralizó completamente al escuchar ese nombre.
No podía ser,.... era una increíble coincidencia.
En el cuarto del hospital Noni acaricia la frente de Barbara en presencia de su sobrina Marina.
—Mi niña debes mejorarte, sé que sus corazones se sanaran. Estan hechos el uno para el otro. Esta vez no estoy equivocada.
—Tia ya está listo, sus heridas están sanando.
—Mo chailín —Mi niña—, las cosas están en movimiento. No seas tan dura con él, aunque se lo merezca por cabeza dura.
—Tía estas segura que pasó algo entre los dos.
—Si. Por eso es que estamos aquí y te juro que cuando lo vea le daré un jalón de oreja. Dios mío si será bruto Adam. Mejor vámonos sé que si lo veo no seré capaz de contenerme.
—La doctora Diana me informó que Adam no se ha despegado de aquí.
—Hmm. Y, ¿donde está ahora mismo?.
—Con los padres de Barbara.—contesta Marina.
—Espero que la culpa le de una buena lección.
Adam ha concretado con el hospital un par de cuartos libres para las dos parejas Johnson, sospechaba que no querrían irse del lado de la joven.
Y Caro se le había acercado para comentarle que la boda sorpresa seguía su curso, sabía que Barbara así lo querría. Además en la cabaña de Chase y Vane, les tenían preparada una sorpresa.
Admiraba a la joven que había hecho al lado su dolor para preparar una boda ajena.
Se acerca a la sala de espera para informar los preparativos realizados, los cuales fueron recibido con beneplácito.
—Gracias amigo, no nos moveremos de aquí hasta que mi amiga despierte.—agradeció Vanesa.
—Espero que se sientan cómodos. Debo salir un momento, agradecería que me mantengan informado. —informó Adam.
El grupo asiente y él da la orden de que les sirva una merienda, luego sale de la sala.
Antes de irse pasa por la habitación de Barbara y entra en ella. Se acerca hasta su cama, acaricia su mejilla y sabiendose sólo le planta un ligero beso en sus labios.
—Mejórate pronto y es una orden—sonríe al ver arrugar el ceño a la joven en su inconsciencia.
Sale del hospital convencido de la pronta mejoría de Barbara.
Necesitaba llegar a su oficina. Estaba seguro que había visto ese nombre William Hill en algún lado.
*********** Al día siguiente. ************
Al final de la tarde Barbara despertó para alegría de su familia y esa mañana la doctora Diana le estaba dando el alta, no consideraba que debía permanecer más tiempo en el hospital y considerando que también era una invitada a la boda.
Adam había previsto un transporte especial hasta el hotel y una silla de ruedas para su uso personal.
Caro había acertado, su jefa había decidido que la boda siguiera su curso.
El se había quedado en el hotel terminando con los últimos detalles, tenía cerrado el jardín donde se efectuaría la boda. La decoración del arco donde estaría el sacerdote y los novios era toda una obra de arte. Desde el pasillo y las sillas plegables todo en blanco con flores, sabía que son las favoritas de Vanesa. Todo enmarcado con el esplendor de la naturaleza y al fondo el lago con sus tranquilas aguas.
Sería una boda de ensueño.
No dejaba de lado el salón al que le estaban haciendo los últimos arreglos con mesas repartidas estratégicamente, nuevamente de blanco con lazos dorados, centro de mesa con el único toque de color en sus flores. Ya estaban disponiendo los platos, cubiertos y servilletas y en la mesa principal de los novios y su familia estaba haciendo el único cambio en el que estaba molesto por ser el culpable.
En el techo estaba totalmente cubierto de globos blancos y dorados y había una tarima para músicos y del otro lado para equipo de música.
El espacio grande una pista de baile, donde Barbara hubiera disfrutado el bailar con su hermano.
No había vuelto de hoja, había que trabajar con lo que había. Eso le recordaba la charla que había tenido con Ana respecto a los problemas ocasionados en la cocina, Griselda se había disculpado por ella achacando a problemas ocasionados por su mala experiencia vivida con Horacio. Lo que le quedaba era hablar con O'Neal y su hermana para que le ayudarán con esto, el apreciaba mucho a su gente y pensaba darle una segunda oportunidad, bien que se había quedado mal sobretodo al enterarse quien era la ingeniera. Apreciaba mucho a Chase.
Estaban reunidos en la suite de Barbara, la joven se había tomado un largo baño en su bañera. Con la ayuda de Vanesa.
Sabía por Caro que Quinn se había marchado la noche anterior para finiquitar lo de la ceremonia e iba a mandar un par de estilistas para ellas y su madre.
Chase y su padre se había ido a cambiar y a ella le tocaba la tarea de alistar a la novia sin que se percatara de que iba todo.
Estaba emocionada a pesar de todo, y se juraba que lograría sacar la fiesta.
—Listo Mami, vamos a cambiar mi imagen y también quiero que me acompañen. ¿Qué dices vane?.
—Me apunto.
Llegaron a peinarlas y maquillarlas totalmente en camaradería, apuntandose Caro a la reunión.
Al cabo de una hora esta recibió un texto y le hizo señas a su jefa. Ya todo estaba listo, faltaba la novia.
—Bueno, aquí está el toque final.—dice Barbie.
Todas toman un perchero de la cama que los estilistas habían traído.
Barbara y Caro tenían un vestido de color rosa pálido, de finos tirantes con escote en pico. Marle vestía un azul claro con los hombros descubiertos y falda
plisada.
Vanesa las mira extrañada aún sin abrir su perchero, estaba a punto de soltar el llanto. Marle se percata y la abraza.
—No, no mi reina. Este es un día especial y no para el llanto.
—Cierto hermanita. Además dañaras tu maquillaje y no queremos hacer esperar al novio, por lo menos no tanto.—dice acercándose Barbara—. Ahora déjate hacer. Mira aquí te tengo está sorpresa.
Vanesa abre la pechera y muda su rostro con la espectacular sorpresa de su cuñada.
—¿Cómo...ohhh lo conseguiste?. Dios... te acordaste.
—Siempre fue tu elección en el caso de que se te cumpliera tu sueño—contesta Barbie—. Vamos pontelo es tu talla.
Frente al espejo de cuerpo entero Vanesa modela su vestido de novia. Un increíble vestido blanco perla corte sirena con cuello de cisne, adornado con cristales y pedrería; en la espalda tiene un tirante recubierto de pedrería que llega hasta el nacimiento de sus glúteos dando un espectacular escote de espalda.
—Hermosa mi reina, tus padres se sentirían orgulloso de ti. Ahora falta algo azul.
—Aquí—responde Caro y le pone un liguero.
—Algo prestado—Marle le pone un par de peinetas brillantes.
—Algo nuevo—Barbara le coloca una pulsera de oro en su muñeca derecha.
El último toque un velo por debajo del moño en su cabeza a la altura de su nuca.
Realmente radiante.
—Mi hijo estará completamente embobado cuando te vea estas muy hermosa.
—¿Lista?.
—Uffff....Si.
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