
21 Alexandra
Un par de días especiales con momentos tan intensos, logrando poco a poco hacerme olvidar el incidente con Bain, pero lo tengo tan enraizado a mi mente que he encontrado a Nathan mirándome fijamente cuando regreso del mundo en que el miedo me lleva constantemente.
El sexo fué constante y muy gratificante, sólo con él , con Nate.
Las sabanas fueron testigo de la lujuria y el placer cedido de nuestros cuerpos y corazones.
Se dedicó a atenderme, a mostrarme lo que ganaría en un futuro con él. Reivindicó su derecho a pertenecer a mi corazón ya más que ganado. Lo amo y me da miedo que tanto amor sea prohibido.
Tantas sorpresas me fueron entregadas y la más importante fué dada al principio de la jornada del segundo día. Este hombre rompe todo los cánones que he visto en mi vida y a la vez tan romántico y tierno.
Es difícil no derretirme con su apasionamiento, daría hasta lo que no tengo para no perderlo y que él nunca me deje.
Sorpresa mayúscula me llevé después de tomar el desayuno, ulterior a sus palabras. Se acercó a mi y paso su mano para echar atrás de mi oreja un mechon suelto. Su mirada me impactó, colisionó con mi alma y me retuvo sin esfuerzo para escuchar lo que deseaba decirme.
—Alexandra, deseo que entiendas que te amo más allá de lo que te puedas imaginar. Te amo porque tú enciendes el volcán dormido en mi.
—Nate... — Me interrumpe con un beso para callarme.
—Te amo tanto que cuando veo alrededor de mi, no encuentro a nadie más que a ti. Te amo directamente sin problemas ni orgullo. Te quiero de esta manera porque no conozco otra forma de amar. No puedo imaginarme una vida sin que tú estés a mi lado, sin regalarte mi amor cada día. Cada mañana al despertar lo primero que quiero es ver tu sonrisa y lo último que quiero hacer antes de cerrar los ojos es darte un beso — Hace una pausa para arrodillarse frente a mi—Mi destino está a tu lado, ¿Te quieres casar conmigo?
Todo en mi se inmovilizó.
Mi corazón y mi respiración duró segundos para volver a ponerse en movimiento y ver frente a mi el anillo que él sostenía en su mano.
Salí de la silla y me arrodillé junto a él para abrazarlo.
Lo llené de besos mientras soltaba los sies y mi consentimiento.
—¡Dios si! — Le ratifiqué.
Se levantó conmigo en brazos y me besó para colocarme el anillo luego. En sus ojos leí una euforía, un triunfo y ello me hinchó el corazón.
—He esperado este momento , Alex. Ya cinco años, que no pretendo alargar este compromiso y ruego que tú al igual que yo estemos sintonizados. Anhelando que la fecha de la ceremonia no se dilate.
¿Qué le contesto yo a eso?
Asentí en aquiescencia.
—No me gusta verte así. Pienso que algo me ocultas —Me dice la noche antes de regresar a nuestra rutina, mientras estamos abrazados en la cama posterior al último encuentro sexual.
Siempre me pregunta si me encuentro bien y le respondo lo mismo: Estoy bien mi amor.
¿Qué debo hacer? ¿Cómo hago para que no advierta mi incomodidad?
Es tan difícil con una persona como él, tan observadora.
—No te oculto nada mi amor, sólo deseo prolongar nuestra estancia aquí. ¡No quiero separarme de ti!
Mi vehemencia me delata.
¡Maldita sea! No puedo controlar mis emociones.
Le beso profundamente para conseguir distraerlo y sé que he conseguido mi cometido al sentir la pasión con que se aferra a mi.
—No quiero lo normal, lo fácil y lo simple. Quiero lo doloroso, lo difícil, lo devastador, que cambie mi vida, un amor extraordinario — Le digo de una frase que leí por ahí y que me gustó mucho, porque es realmente lo que deseo para mi.
—Quieres lo que todo el mundo quiere, quieres un amor que te consume, quieres pasión, aventura, e incluso un poco de peligro —. Es la respuesta que recibo de parte de Nathan.
Mientras me besa y hace que me olvide del mundo de nuevo.
***
A la llegada a Londres me esperaba una citación de los altos mandos y debía buscar la excusa para poder reunirme con ellos. Nathan estaba sospechando de cada uno de mis movimientos y no podía permitirme delatarme como la noche anterior.
No quiero ver desconfianza en sus hermosos ojos, no deseo perderlo como se lo he hecho saber.
Mi objetivo es darle justicia a la decenas de criaturas, meter en la carcel a Rosalie y su sequitos y de paso recuperar a mi hijo.
Voy camino al orfanato para retomar mi trabajo y en la entrada me encuentro con Odrie McPherson.
—Justo la joven que deseaba ver.
—Señor McPherson...
—Odrie, por favor — asentí — . Muy bien. Voy a poner a tu disposición a tres jovenes muy talentosos. Ellos son: Ed, AL y JJ — Veo a los tres niños a su lado y nos saludamos afectuosamente, ya antes les había visto en el lugar merodeando y secretamente les llamaba los tres mosqueteros —. Tenemos el día de hoy una jornada de vacunación para los más pequeños, así que no tengo con quien dejarlos ya que el personal esta dedicado a los peques.
—No hay problema, tengo trabajo para ellos y si son tan aplicados como me han dicho de ustedes, sé que nos llevaremos de maravilla.
Ellos sonrieron y veo la razón por la cual Nathan se ha enamorado de estos tres chicos.
—Muchas gracias, Alexandra —. Se despide de mi Odrie.
—A ver chicos síganme por aquí.
Tan juiciosos me siguen hasta la oficina y les doy a cada uno una pila de folios para archivar.
—Al primero que logre poner en orden todo los folios por numeración y alfabéticamente le daré una gran compensación. Lo revisaré bien y por ello no aceptaré ninguna trampa.
Los folios en mi bandeja debía pasarlo al procesador y al tenerlos conmigo me resultaba de una apreciada ayuda. El par de días que estuve ausente se acumulo trabajo y lograría adelantar para ponerme a tono con la investigación y acomodar la cita con el alto mando.
La contienda fué ardua entre ellos e hicieron el trabajo a cabal los tres.
Uno solo fué el ganador mostrando una inteligencia que me sorprendió y por lo que decidí investigar más de su coeficente inteletual.
Al final la compensación que determiné consistía en llevarmelo al apartamento y darle todo lo gustos por una noche.
Sólo faltaba que se me diera permiso y si todo sale bien esta noche, me llevaré a los dos restante también para otra ocasión.
Sé que he tardado bastante y no tengo excusa... Perdón igualmente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro