El día está claro, soleado y cálido a diferencia de mi alma, deprovista de calidez. Las calles están concurridas y las personas que pasan por mi lado ni se inmuta de mis lágrimas que corren perezosas por mi rostro, de el llanto callado que me envuelve  de desconsuelo mi esencia.  

El  último intento fue un decepción total, cada vez veo más lejos el hecho de lograr recuperar a mi hijo y al final de el encuentro recibí la advertencia de el hombre de confianza de Rosalie.

Mis cavilaciones me mantenían abstraída de mi entorno, que al igual de la gente a mi alrededor estaban con sus asuntos. Sola en un mar de cuerpo siguiendo mi paso en el andén y por mi correspondiente corredor hasta llegar a la esquina y detenida solo por el hecho de que el semáforo estaba en rojo y los carros tenían la vía, poco faltaba para el siguiente cambio y dar el paso a los peatones que circulabamos por aquella acera, cuando sentí el firme empellón. 

Intente girar mi rostro para ver a la persona que me empujó, pero la inercia siguío su curso y mi cuerpo se desplazó hacía adelante, solo el sonido de una bocina fué la alerta antes de sentir el impacto en todo mi cuerpo.

Mis ojos registraron en medio de el caos un rostro conocido, la sonrisa macabra que hacía resaltar más aún la cicatriz de el hombre de la que estaba segura había provacado el accidente.

Mi vista se empaño por un liquido viscoso y tibio, puse una mano en mi rostro y solo sentí cuajos de piel colgando en el lugar de impacto contra el parabrisa.

El primero en llegar fue él y nos trabamos en la mirada, por lo que solo alcancé a divisar un puñal en su mano, presto para dar el toque final.

En cámara lenta veo bajar la punta hacía mi....

El grito me despertó junto a Nathan que se encontraba al lado mío en la cama, sabía que las noticias de el carnicero me pasarían factura y las pesadillas retornarían.

—¿Estás bien?

—Si, pero no me sueltes por favor. Tengo frío — la pesadilla me había dejado una sensación gélida en el cuerpo.

—Shh todo está bien, aquí estoy ¡Por Dios! Realmente estás helada —se levanta de la cama y delicadamente lo hace conmigo, caminando hacia la cocina —. Ven y me cuentas, mientras te preparo un té — Se detuvo de pronto y me mira —, solo si deseas contarme lo que has soñado.

—Solo es un mal sueño. El té de tila está en la alacena superior y la tetera en el estante a tu izquierda —doy las indicaciones de mi cocina, mientras respiro y decido como empezar a contar el sueño, empiezo a soltarlo en un tono plano —. Un día soleado, donde la tristeza me embargaba a pesar de el bonito día que contemplo. Me paro al filo de la acera a esperar el cambio de luz y siento que soy empujada contra un auto en la vía e impacto contra el parabrisa de este, cayendo al pavimento. Veo sangre brotar de mi, pero lo que más me asusta es el personaje que se acerca a mi y lo puedo distinguir por la cicatriz que tiene en su mejilla.

—¿Por qué te asusta ese personaje? —Me pregunta, entretanto continúa con la tarea de preparar el té.

—Porque trae un puñal —respondo despacio y levanto la mirada al sentir que me observa, asiente para que continúe mi relato —. Desperté con la visión de el puñal bajando hacía mi.

—Toma — me entrega la taza y una cucharilla. Yo añado un poco de miel y aspiro el aroma caliente dando el primer sorbo a la infusión.

—Gracias, realmente gracias —me mira con ternura y da la vuelta para tomar asiento al lado mío, toma mi mano y la besa. Me siento tan reconfortada por su presencia, que la culpa me vuelve a asolar. Me duele saber que lo estoy utilizando para nuestros fines, porque sé que él es inocente de lo que pasa en su empresa y que la gente inescrupulosa a la que debo descubrir y  aprehender le hará pasar mal rato al igual que yo.

—Más tranquila —registra mi asentimiento —, entonces vamos nuevamente a la cama.

En el lecho, me hizo el amor con dedicación y ternura. Olvide completamente la pesadilla porque me llenó de tanto amor y afecto que cualquier pensamiento, recuerdo fue descentrado de mi mente. Ya exhaustos de tanto placer consumido quedamos dormidos abrazados en forma de cucharilla, Nathan me apresó tan fuertes que sentí su calor y presencia lo que restaba de la noche.

                                      **********************Días después*************************

El trabajo en el orfanato es tan fascinante, que me ha absorbido completamente. Odrie McPherson es muy puntilloso con sus deseos y lo que quiere a la hora de hacer el trabajo de recolección de datos y auspicios de sus socios. Datos que favorecen a mi investigación.

Tengo un listado y poco a poco voy tachando nombres que he ido descartando juntos con mis compañeros.

Heme aquí, tarde en la noche, repasando las notas que tengo de el caso y aprovechando que Nathan ha salido de viaje a España por asuntos de negocios. Tengo dos días sola y debo aprovecharlo.

Mi celular suena y por el sonido sé que es Nathan ¿Y por qué lo sé? Pues porque personalicé su número y el de Lucas. Tendría el suficiente conocimiento a priori para contestar las llamadas.

—Hola — contesto al tercer repique.

—¿Te desperté?

—No, realmente no.

—¿Qué haces? ¿Te hago falta? Porque déjame decirte:  Tú a mi si y mucho. Me estoy acostumbrando a dormir a tu lado y la cama por muy comoda que sea, se me hace grande.

Ohh... Como me derritieron sus palabras.

—Si, a la segunda pregunta—para que mentirle, lo hace, me hace falta —. Para responder a tu otra pregunta, estoy leyendo unos archivos del orfanato para terminar de empaparme sobre el trabajo. Gracias por llevarme a conocer tan bonita labor y dejarme ser parte de ella.

—Eso no es merito mío, sino de McPherson.

—Igual te recuerdo que me llevaste tú.

—En eso tienes razón, Querida. Pasando al tema por el que te he llamado es para informarte que regreso mañana, adelante el trabajo... hmm mentira he delegado a un socio acá, por que no soporto estar un día más sin ti.

—¿A qué hora? —con todo lo que me estaba diciendo, se merecía una sorpresa por mi parte y de paso entrar nuevamente a sus oficinas.

—En la tarde salgo y el vuelo dura dos horas, antes de las siete  estoy en la empresa y luego paso a buscarte.

Conociendo a Nathan, lo puntual que es con cada paso que da, sé que ese es su intinerario y me daba el tiempo suficiente de llegar al orfanato durar un par de horas y regresar luego a la firma de Nathan antes de que llegue y tomarme una de sus oficinas para preparar una cena muy especial.

—Perfecto, así tengo el tiempo suficiente para completar mis asignaciones y luego puedo estar totalmente para ti, cuando me pases a recoger —solo que te veré mucho antes y en mis terminos.

—Hasta mañana.

—Siempre.

Estoy pensando que esta historia puede que no sea tan larga, ya tengo ganas de llegar al nudo y desenlace de ella...Tantas ideas y sorpresas.

No se olviden de dejarme comentarios y si les gusta una estrellita.

les quiere mucho y lamento mucho mis ausencias largas...

Karla.