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13 Nathan

Sorpresa es lo que veo en la cara de Alexandra al despertar, definitivamente es lo que busco desde que entre por primera vez sin ser avisado y con mi propio juego de llaves.

De lo que estoy seguro es que la sorpresa es por mi presencia desnuda y activa posicionado frente a su cama en el sillón que traje de su sala.

Tengo mi miembro en la mano totalmente enarbolado y acariciado por toda su longitud, tan roja su cabeza y lagrimeando por su ojal. Desde la cama Alex tiene la mejor vista de mi cuerpo fibroso y listo para la acción.

Luego de la sorpresa viene lo quiero conseguir: El oscurecimiento de sus ojos y el ablandamiento para la entrega completa a la que quiero someter a su cuerpo. 

Sus ojos no se desvían del movimiento de mis manos y su lengua se asoma timida de su cavidad bucal añorando ser ella la que me produzca el placer, sin saber que con solo su presencia y el hambre que veo en sus ojos ya me produce un placer infinito.

Desplaza la sabana para sacarsela de encima y poder acercarse más a mi punto y mi organismo reacciona a su sexy baby doll sacudiéndose entre mis manos.

—¡Dios! — Suelto en un gruñido. Su boca caliente hace contacto con la punta roma y separa mis manos para tomar posesión con las suyas.

—Hoy eres totalmente mío —asiento. Porque lo soy, lo he sido desde que la conozco y ella aún no sabe hasta que grado —, tu placer será el mío y ahora  voy a ponerme a tono contigo, Nate.

Poco a poco y deliberadamente va dejando expuesto sus pechos hasta quitarse la parte superior de la sexy prenda y quedarse con la minuscula tanga, dejándola en la esquina de la cama. Me da la espalda y lentamente va bajando la tanga revelando la forma redondas de sus glúteos y la cavidad en la cual deseo anidarme.

Se acerca y su aliento choca en mi cuello erizando mis vellos, dejando humedad en donde sus labios rozan. Apresa mi falo con una mano, consintiéndolo, mimando mientras soy presa de su mirada cautivadora.

Veo su coqueta boca aproximarse para tomar mis labios y prenderse de ellos, cautivando mi mente en la exploración de la que soy objeto, su accionar nubla mi mente al placer y solo logro exclamar con ardor al sentir la inserción de mi falo en su cuerpo en el momento en que sus caderas hacen contacto con las mías.

—Que mojada estás... mujer — La última palabra me sale en un gemido plañidero, el placer me está robando el aliento.

 Ella me roba el hálito con la rotaciones acompasada de sus caderas, con el sube y baja rítmico, el apretamiento de sus musculos internos y su boca pecaminosa devorando la mía.

Sus cambios de ritmo se llevan mi juicio, soy preso del gozo al que me tiene sometido y más aún sin tener voz ni voto solo dejarme subyugar por el deleite del acto.

¡Y vaya que lo consigue! Sentado en el sillón sin posibilidad de tomar las riendas, me agencio uno de los espléndidos orgasmo que he tenido. Me derramo en ella entretanto continúa sin parar los movimiento mientras vacío estático la fruinción que ha desatado con su cuerpo.

Resbaladizos los dos, me levanto y la acomodo en la punta de la cama dejando expuesto el nicho mojado con mi semilla. No se me ha pasado el hecho de que Alex no obtuvo su culminación tal cual lo obtuve yo. No lo dejaré pasar.

Encanjé dos dedos en su cavidad caliente y ajustada hasta palpar su punto de deleite, construyendo despacio paso a paso su culminación y hasta que sentí los espasmos no dejé de maniobrar sobre su cuerpo, me recompenzó con un sollozo y mi nombre. La besé con fuerza para demostrarle mi complacencia.

************   ***********   *************

En la mañana siguiente, estamos listos en las afuera de la firma esperando por el auto que Odrie McPherson convino en enviarnos.

—Estoy contento de que hayas decidido venir conmigo.

Alexandra me sonríe y responde:

—Sé que he tomado mucho de tu tiempo y que soy egoista por acapararte todo...

Le interrumpo su diálogo por que no es cierta sus palabras.

—Me preguntaste primero y yo respondí: Si. Sabía lo que dejaba y en manos de quien, pero no debes preocuparte por mi tiempo, es tuyo siempre. Ahora soy yo quien te pide que me des de el tuyo para no perderte de vista. Tal vez te interese un poco mi trabajo y obtenga de ti algún consejo.

—Sabes de sobra que no es mi linea.

—Lo sé, pero alguien me dijo que siempre es bueno tener el toque de una mujer.

—Sabio el hombre — replica risueña —. Aprende de él. Entonces requieres de mi cultura o la poca que tengo en estos menesteres.

—Oh no creo que tengas poca pericia, las mujeres tienen un sexto sentido y ese toque personal para las cosas, además te quiero junto a mi.

—Ahh...Ese si es el verdadero sentido — Me besa con un gesto risueño que lograba reprimir a medias —. Señor Jiménez, es usted un travieso. Así que aquí matamos dos pajaros de un solo tiro ¿eh? Haberme dicho desde el principio.

—Quería ser sutil.

Su risa musical fluyó en el estacionamiento y me contagió después de repasar nuestra conversación. Nada sutil por cierto.

—En Galway estuviste en mi campo, Nathan. Es tiempo que yo te recompense por ello y me encanta ver lo que te apasiona tu carrera.

—No te aburriras, te lo prometo. Conocerás a mi personal y usaré tan a menudo como sea tu brillante mente.

—Con una condición.

—¿Cuál sería?

—Me dejarás poseer tu cuerpo en cualquier superficie de tu firma. Quiero sorprenderte en cualquier parte de ella, tu oficina, el baño, archiveros e incluso tu sala de conferencias. Tendrás tu trabajo y a mi, los dos pajaros. ¿Qué dices?

Con solo imaginarme lo descrito tenía a mi órgano despierto y haciendo la señal militar. ¿Qué que pensaba? Pues si, alla vamos.

—Hecho. Tengo que darte los accesos para evitar trabas a los distintos espacios de mi oficina y demás departamentos. Tienes que entender esto, solo cuando esten vacíos.

—Así lo haré, no quiero ser vista al menos que a ti no te importe.

—Me importa, solo yo voy a verte, Alex. Solo yo —Sentencio.

Mis palabras quedan en el aire justo cuando el auto llega a recogernos. Alexandra me aprieta la mano en señal de entendimiento y yo asiento en mutuo acuerdo. ¿Celoso? Si. No me lo puedo negar. Con respecto a Alexandra ya me ha quedado claro que soy celoso y mucho más.

Entramos al carro y durante el trayecto le expliqué sobre el proyecto y ella se emocionó con la labor que las empresas McPherson tienen en el auspicio al que ibamos.

En su compañia sentí corto el camino y pronto estabamos al frente de la majestuosa edificación. Una construcción de la epoca de la dinastía Tudor cuando Enrique VIII era el rey de Inglaterra. Nos bajamos del auto que nos proporcionó McPherson y Alexandra quedó embelesada ante la figura inerte y formidable de la fortaleza.

—Esto es imponente, Nathan.

—Razón tienes, mujer — profiere Odrie al recibirnos —. Alexandra ¿Cierto? — Extiende la mano y la joven la acepta en modo de saludo y al mismo instante que asiente para responder a su pregunta —Mucho gusto, Alexandra.  Por favor pasen, hay un mundo aquí adentro y gente exquisita que deben conocer.

El recorrido en las plantas principales nos llevó varias horas. Parecía más un internado que un orfanato, pero entendía el concepto que Odrie requería para el proyecto.

—Todo es increíble, Señor McPherson. A lo que yo le pongo reparo, en lo poco que se de ingeniería o de construcción sería: A las corrientes de aire frío que advertí en los pasillos. Pienso que al ser una estructura antigua sea el caso por lo que se presente estas corrientes.

—En eso tienes razón Alexandra, mi nueva amiga — Replica el aludido  —. Como inicialmente los castillos se construyeron de piedra, eran terriblemente gélidos. Además, también eran oscuros, pues las ventanas se hacían pequeñas para no comprometer la estabilidad estructural de la construcción. No fue sino hasta varios siglos después del inicio de la Edad Media que se empezó a extender el uso de las chimeneas, como una forma de ofrecer un poco más de comodidad a los habitantes del castillo.

Alexandra escuchaba atenta la explicaciones que el lider de la familia McPherson le entregaba. Parecía como que cada dato lo procesara en su mente para el futuro en un posible caso de retormar referencia. Ello me tenía complacido y nueva mente le tuve que dar la gracias aunque mentalmente al hombre que sería mi cliente principal por el próximo año.

«También en este lapso las técnicas de construcción se fueron perfeccionando, permitiendo ventanas más grandes, lo que facilitaba la entrada de la luz solar y el calor — Concluyó McPherson —. Ahora, como colofón, les mostraré a las estrellas de el recinto.

Nos llevó hasta el patio interior de la estructura en el que se encontraban un agrupación de peques, entre varones y hembras, escoltados por cinco adultos. Cada adulto presidía ocho a diez niños, repartidos en varias estaciones de juegos.

Alex se interesó por uno de los juegos y fué invitada por el grupo. El juego consistía en amarrarse un globo alargado en los pies y correr para evitar que este sea explotado, el ganador es el jugador que consiga durar más con el globo.

—¿Qué tenemos aquí? — Mi atención fue llamada a las palabras de Odrie. Gire mi cabeza fuera de Alex para observar a los tres niños enfrente de mi. Calculado sus edades a unos diez años cada uno. — Los tres pilares de esta pequeña comunidad.

Me acerqué a ellos y les saludé con un gesto afirmativo.

«Jovenes él es el señor Nathan Jiménez,  ellos son Ed, Al y JJ. Son los más antiguo peques de esta institución. Chicos por favor comenten con mi joven amigo aquí presente, la labor de la institucción. Te dejo en buenas manos, a mi me llama una increíble moza que juega con aquellos chicos. Definitivamente, Alex había cautivado a el señor McPherson y de excelente manera. 

Sentí una gran afinidad con los tres chicos mientras me explicaban la consigna y la labor de el lugar. Son muchachos muy inteligentes, que se compenetraban, como si de un acto hubiesen ensayado para hacer la representación de sus vidas. Lo que más me llamó la atención: La alegria que mostraban a pesar de que la edad que tienen, no hayan sido escogidos por padres adoptivos. Son un ejemplo de la institución y ahora entendía que sean proclamados como los pilares de el lugar. Solo por ello me entra las ganas de adoptar a uno de ellos y de hacerlo, tendría la difícil tarea de escoger solo a uno.

Que nobles sentimientos tiene Nathan, ¿ustedes que harían en ese caso? La otra pregunta que les hago. ¿Ustedes creen que esa es la verdadera intensión de Alex?

Los quiero mucho, espero sus comentarios y si les agrada, el cosabido voto.

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