10 Alexandra
10 minutos antes
—Lucas — Es el nombre que se oye al otro lado de la linea al ser pronunciado por Joshué, inmediatamente le paso el telefono al nombrado ya que todos estamos juntos en una reunión de el grupo recibiendo nuevas instrucciones en la operación.
Tengo el apartamento llenó de planos, informes, armas de rotación, tableros y marcadores como también de rosquillas, cafés fríos, panecillos de todo los sabores que atiborraría las arterias de cualquiera por la harina y grasa que contienen e igual de un grupo de diez efectivos todos altos y musculosos, varios pintos y de nacionalidades que comprende la Europa entera, no me voy a poner a detallar quien pertenece a tal o cual solo que trabajo con ellos y que al igual que a Patrick, les confío mi vida con los ojos cerrados y mira que la huesuda se nos ha acercado bastante y rozado su aliento a más de uno.
Lucas nuestro jefe directo, contesta y se pone serio lo que nos hace poner a todos en tensión y a la espera de recibir la orden que no tarda en salir de sus labios.
—¡Limpiad todo! Tenemos visita, bueno más bien Alexandra tiene visita.
Se escucho un coro de burlas e insinuaciones con conotación sexual a la par de movimientos rápidos para recoger cualquier prueba incriminatoria de lo que realmente estamos haciendo allí.
Lucas le pidió a Joshué que atrasara la entrada de Nathan a mi unidad para terminar de recoger el trabajo, los papeles y todo el reguero de comidas y vasos de café. ¡Dios! Estaremos fritos si no acabamos a tiempo. Y ello me pone a pensar lo fácil que nos estamos exponiendo si seguimos teniendo las reuniones en mi departamento, lo lógico es que si tengo visitas de Nathan aquí, trasladar este apiñamiento a otro lado.
—¡Lucas! — Requiero su atención, de inmediato él entrega la bolsa que está utilizando para acumular la basura y desecharla.
—Dime, Alex.
Me acerco hasta la mesa donde él se encuentra para consultarle lo que momentos antes he pensado, como quiera no es lo que yo diga y se hace por mi linda cara, claro está que si se me han concedido algunas licencias y espero que esta también.
—Para evitar todo esto debes pensar, creo yo, que tenemos que desplazar las juntas matutinas para otra unidad dentro de el edificio... —No pude completar mi ponencia al ser interrumpida por Lucas.
—Estaba pensando igual que tú, Alexandra. El trabajo encubierto que estás realizando no lo podemos echar a la basura por un error táctico.
¡Maldición! Que mal me hace sentir sus palabras porque Nate no es para mi un trabajo, aunque lo sea por fuera, para mi es la nueva oportunidad de estar con él y me está matando el hecho de que puedo hacerle daño en el camino, me sacudí de mi introspención, un paso a la vez — Pensé.
«A partir de mañana— Alzo la voz para que todos escucharan—, nos reuniremos en mi departamento para las secciones informativas, así que acabad rápido que Joshué no podrá retener demasiado al señor Jiménez sin que pueda parecer sospechoso —concluyó, Lucas.
En pocos minutos todo quedó limpio sin una mácula a tiempo de recibir la llamada al interfono cerca a la cocina y que el grupo saliera con todos los sacos, papeles y tablero que se había utilizado en nuestra junta. Ya cualquier corporación de limpieza los envidiaría de la rápidez con que se trabajó aquí y además me dejaron el apartamento más limpio de como lo encontraran en la mañana, si señor.
Al poco tiempo sentí el timbre de la puerta, le di una revisión rápida a la sala al ver en orden todo...Abrí.
Y al otro lado de la puerta estaba él todo hermoso, vestido informal con su barba recortada y sus ojos marrones que centellaron al verme. No emite ningun concepto o saludo, solo ahí mirándome embelezado todo surreal.
—¿Nate? — Demandé su interés.
—Alexandra— Respondió ¡Y valla que lo hace ! Se abalanza sobre mi, pone sus manos detrás de mi nuca y toma posesión de mi boca como hombre sediento, necesitado y esa necesidad se me trasmite a mi ser erizando todos mis vellos corporales y apretando las puntas de mis pezones. Una lucha de poder sexual en nuestras cavidades bucales, logrando derretir mi cuerpo y alma. Conquistando el espacio que le doy entre mis piernas porque no logro mantenerme en pie y es lo unico que me sostiene de dejarme caer derretida por el beso explosivo que estoy recibiendo por parte de él y en el que estoy participando gustosamente. El cuerpo me cosquillea entero atravezando cada partícula de mi esencia hasta pernoctar en el botón sensorial en la parte sur de mi centro de placer y no puedo evitar restregarme al sentir su duro bulto, promesa de que lo mejor está por venir.
De pronto él detiene las acciones y me promete que la recompenza por haber dejado inconcluso lo que él mismo inició será mejor.
He quedado tan caliente y yo lo veo a él tan tranquilo, que deseo subir las apuestas. Esto no se quedará así.
—Pensaba usar un vestido suelto y sin bragas, el problema sería que estaré goteando al recordar el beso incendiario que me haz dado de saludo y te dejaría meterme mano donde sea y frente a quien sea.—Ladeo mi cabeza para hacerle creer que analizo algo, mientras veo atenta su reacción — ¡Bah! Lo haré de igual forma.
¡Ahí! Si ahí, la conseguí. Mis palabras consiguieron la reacción que deseaba, masculló bajito y tragó saliva compulsivamente. Ya somos dos anhelando con más fuerza a que llegue la noche o ¿por qué no? Más temprano de lo que nuestros cuerpos o más concreto: Nuestras necesidades, exijan.
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Fiel a mi forma de ser y para pasar como cualquier turista, escogí conocer la fascinante historia de Londres y que mejor manera visitando a London Dungeon.
El London Dungeon está dividido en 14 zonas, cada una representando un aspecto macabro de la fascinante historia de la capital británica. El recorrido lo hicimos progresivamente desde la entrada pasando por cada una de las salas hasta la salida. En algunas salas se hacen representaciones de escenas históricas y en otras actores salen inesperadamente para asustar a los visitantes. Que mejor manera o más bien excusa para atormentar a Nathan pegandome a su cuerpo emulando nervios y de paso sobar para calentarlo más.
Entre las 14 salas se encuentra La Cripta, la recreación de la cripta de la iglesia de Todos Los Santos (All-Hallows-the-Great Church), o La Peste Negra, donde puedes caminar por las calles llenas de cuerpos de las víctimas de la peste de 1665, o ver recreado El Gran Incendio de Londres, la tragedia en la que ardieron 13,200 casas, 87 iglesias y 200,000 personas lo perdieron todo.
También pude presenciar Cirugía: Sangre y Entrañas, en donde me escogieron para demostrar cómo se hacían las cirugías en Londres sin anestesia o experimentar en carne propia las atrocidades de La Cámara de la Tortura que incluyen extracción de la lengua y castración por centímetros.
Por supuesto me encontré también con la historia de los 2 asesinos en serie más famosos de Londres y quizás del mundo, Jack el Destripador y Sweeney Todd. El London Dungeon también incluye un par de atracciones mecánicas y la primera sala del Reino Unido ofreciendo un show en 5D.
En fin me divertí de lo lindo y las horas se me pasaron volando con el toqueteo y juegos previos a lo que sé, me esperaba en la noche.
La cena pasa tan amena, la comida excelente junto con el ambiente de el restaurante, por lo que estoy disfrutando con el ingenio de Nathan que no pasa desapercibido y me hace interesarme en los temas que más que le gusta, ya que tiene la forma de inducir en sus argumentos que no te aburren sino que te dejan con ganas de explorar lo tratado, aunque ello signifique hablar totalmente de ingenieria, pero no es el caso. Tiene gustos eclécticos, tan fascinante como su mente.
A la espera de el postre me regala caricias en las manos, toqueteos provocativos y disimulados. Que no se entere todo el mundo, solo mi mundo ¡Vaya con el ladino! El juego que empezé, en puntuación él esta muy por encima mío. Me descalzo el zapato derecho y acerco el pie a su pierna, lentamente empiezo un recorrido ascedente hasta tropezar con mi premio —él respinga y gime despacio al sentir el leve pellisco que le doy con el segundo dedo y el dedo gordo de mi pie.
Voy a la delantera, Nathan se saca la camisa de el pantalon y levanta el dedo indice para llamar la atención de el camarero, prontamente fue atendido.
—La cuenta por favor, el postre me lo llevo.
—Como diga, señor Jiménez.
El trámite fue diligente y rápidamente me vi en su auto rumbo a mi edificio, a pesar de ir apresurado sentí el recorrido tan largo y lento relativamente, aunque debo adjudicarlo a la necesidad imperiosa que tenía de su cuerpo.
No sé él, pero tengo la firme intención de asaltarlo apenas las puertas de el apartamento sea cerrada.
Él tenía otra intención...
Bajamos de el auto, saludamos a Joshúe al pasar y yo fuí asaltada en toda regla cuando la puerta de el ascensor cerró.
¡Madre de Dios poderoso!
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