"Una mentira pone en duda todas las verdades"

En la central...
Encontré el nombre de una institución muy al fondo y por encima en la investigación. Mis instintos me pateaban con mucha fuerza en el estómago y desde joven aprendí hacerles caso.

Antes de dar partes de mis sospechas debía revisar muy bien la información del lugar y salir a investigarlo por mi cuenta.

Antes de que me hablará, sentí su presencia.
No me dirigía su palabra. Tal vez lo estrictamente necesario.

Llegué a pasar algunas noches en la oficina que me habían dado. Con tal de no repetir el sueño de aquella noche. Obligaba a mi mente a no recrear imágenes que me hicieran desear lo que no se me estaba destinado.

—¿No has conseguido nada?

Levantó la mirada del archivo que estoy leyendo.

—No. Creo que estoy estancado.

—Estamos perdiendo el tiempo.

—Sé que la pista ya no está fresca Maria E. Al llegar aquí las base de su investigación ya estaban cubiertas. Yo estoy buscando una pista que me dirija tal vez a otra dirección.
Veo como le entra el pánico en su mirada.

—Pasa el tiempo Gael, y pienso que esos bebés ya pueden estar muertos.

—No. Me niego a derrotarme y espero que tu tampoco te derrotes.

—Es tan difícil.

—Vamos a hacer algo, para cambiar de aire y tal vez refrescar un poco nuestras mentes. Te invito a cenar esta noche.

—No. Lo siento ya tenemos los chicos, Tessa y yo una salida del grupo.

Me negué a demostrar que me afectaba su rechazo.
—Entiendo.

Le di la espalda y me salvó del momento incómodo el sonido de mi celular.

—Si me disculpas, voy a atender esta llamada.

Esperé a que saliera para contestar.

—Mcallister al habla.

—Lobo.

—Lucas, viejo zorro.

—Veo que me has extrañado.

—Tal vez. Dime algo que me alegré el día.

—Oh sí. Te tengo un dato caliente. Te lo he transferido a tu correo personal.

Abro mi correo y descargo el archivo adjunto.

—Listo ya lo tengo descargado.

—Muy bien. Esta información está en los archivos públicos.

—Espera un momento. Me quieres decir, ¿qué cualquiera podía obtener estos informes?.

—Ciertamente.

—Te lo agradezco mucho, mi amigo.

—Antes de colgar te informo que hay archivos en la computadora principal de esa central que no me da acceso.

—No sabía que había copia digital.

—Entonces, ¿Cuáles archivos tienes?

—Los impresos, he estado leyendo los archivos físicos.

—Demonios. Has tener los ojos muy cansados.

—Si. Malditamente cansado.

—Siento que hay algo extraño, pero no te preocupes, seguiré investigando.

—Gracias mi hermano.

Colgué la llamada con mi instintos despiertos.

Abrí el archivo y encontré la historia de las hermanas McBlane, mejor dicho de los hermanos McBlane.

Era tres hermanos un varón y dos hembras.
Oísim McBlane el mayor, seguido de Yury McBlane y Floury McBlane la menor. La difunta Floury.

Tres niños huérfanos que perdieron desde muy temprano a sus padres en un accidente de carro y sin ningún familiar que pudiera reclamarlos.

Oísim tiene un alto historial delictivo. Entraba y salía de la Correccional de menores del distrito de Dublín y al final perdieron su pista cuando cumplió la mayoría de edad.

Las hermanas permanecieron en el orfanato de Santa Dipman.

El nombre me resonó e inmediatamente lo conecté con la institución que me llamaba la atención. Lo busque en la página marcada en el archivo.

Institución orfanato de Santa Dipman
Dublín-Irlanda.

¡Bingo! Sabía que por algo me llamaba la atención. Ahora faltaba encontrar la conexión.

La puerta se abrió y dió paso al gemelo jovial Connell.

—Hola Mcallister.

—Connell.

—No hemos tenido tiempo de conocernos a fondo.

—Muy cierto. Pero leer tantos archivos me ha tenido de lo más de entretenido.

—Reconozco que es un trabajo muy tedioso.

—No me quejo—comentó encogiendome de los hombros—. ¿Puedo hacerle una pregunta?.

—Claro.

—¿Quién llena los informes?

—Todos. Pero los principales Conall, Sombra, Brendan y yo. Luego Tessa los pasa en limpio.

—Entiendo. ¿Me imagino que la investigación abarca cualquier punto?

—Cierto.

—E incluso, ¿los archivos públicos?

—Si. Sobre todo ellos que son los más importantes. En todas nuestras investigaciones debemos poner los perfiles de los archivos públicos.

—¿Tú has revisado los archivos de este caso?

—No. No lo he vuelto a hacer. ¿Porqué?

—¿Cada cuanto se hacen las revisiones del caso?.

—En general el oficial que está encargado del caso, lo puede revisar las veces que sea para tener un nuevo enfoque.

—¿Y quién está a cargo de este?

—Todos. ¿Haz encontrado algo?

—Sólo y que me parece bastante extraño, el hecho como tú me dices que los perfiles del archivo público no haya sido anexado, y sumando que todos están a cargo de la investigación no hayan visto esa anomalía.

A las afueras de Dublín.....
Los bebés estaban durmiendo exceptuando a uno de ellos. Estaba muy inquieto y lloraba sin cesar. Yury lo levantó e inmediatamente se calmó al percibir la presencia de la joven. Le dió un poco de papilla que el niño rechazó con contundencia. Lo meció hasta que logró dormirlo y lo colocó en el corral junto a los otros dos.
La puerta se abrió dando paso al hombre que detestaba desde que su hermano lo presentó.
—Hola Yury.
—Tú —en su voz sonó el desprecio, aunque intentó por todos los medios ocultarlo.
El consciente del desprecio de la joven poco le importó.
—Vengo por mi dosis.
Yury se estremeció ante repugnante pedido. Pero igual debía acatar a la orden, de ello dependía la vida de esos tres niños y la de su hermana. Ya habían pasado casi dos semanas de la bodega y esperaba que el le trajera noticia de Floury.
—¿Sabes algo de mi hermana?
—Si. Ya está más tranquila. Te aseguro que muy tranquila.
—¿Cuándo regresa?-pregunta para desviar la atención y demorar su próxima agonía.
Pero el no cae en su juego. Muestra su pene erecto.
—Quítate la ropa Yury. Flojita y cooperando.
Al demorarse en realizar lo pedido. La agarra del cabello y le arranca la ropa quedando desnuda.
—Ahh lo quieres duro —le muerde el pecho izquierdo, una línea de sangre aparece—. Entonces será un placer.
Sin ningún preámbulo la tira sobre la cama aterrizando sobre ella y de un empujón penetra con fuerza haciéndole daño al desgarrar su carne ya magullada con anterioridad por él.
Las embestidas son fuertes, rápidas y duras buscando su propio placer sin contar con ella.
—¿Así es que lo quieres?
No obtuvo respuesta lo suficientemente rápido y de castigo salió del canal vaginal, le dio la vuelta para empezar a sodomizarla. Amaba los sonidos de dolor de la joven. Lágrimas corrían por su rostro, pero el sacrificio que pagaba para mantener a su hermana y a los bebés con vida.
—Contesta Yury. Así lo quieres. ¿Verdad?. Contesta maldita sea.
—Si. Así es que lo quiero—murmuró bajito, el dolor desgarraba sus entrañas.
—Me alegra por que ya sabes las consecuencias. La vida de esos pequeños depende de ti. Solamente la vida de ellos. La tuya y este delicioso cuerpo me pertenece.
Todo en ella se inmovilizó, cuando el significado de sus palabras entraron con fuerza en su mente. Salieron más lágrimas mientras el pene que invadía su trasero lloraba de alegría muy profundo en ella.
Se retiró de ella y sacudió las últimas gotas en sus nalgas dejándole rastro de semen y sangre.
Su cuerpo se extremecía por el dolor en su alma. La espantosa agonía de saber que su hermana estaba realmente tranquila. Ya descansaba tranquila en su lecho de muerto y ella sin poder ver su tumba.
—Te odio maldito. Alguna vez me la vas apagar.
Lloró hasta que sus lágrimas se agotaron y se levantó para quitarse la inmundicia que ese hombre le había dejado.