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Capítulo 3 Asalto.

La oscuridad nos lleva a cometer grandes errores, aunque el dolor no es excusa. La otra parte sé que sufre. El único consuelo fue el disfrute del sexo, del buen sexo.

         Fragmento del diario de María E.

Los tres salimos del despacho. En mi mente continúa las últimas fotografías del folio. Había cuerpos de todas las edades desde niños en edad escolar hasta adultos. Mi alma chirriaba por el dolor y apenas entraba en el caso. No podía alcanzar a entender cómo Maríe soportaba esto. Es una mujer muy fuerte. Tenía que serlo para llevar adelante el caso.

Un chillido de alegría resonó en el recinto seguido de un taconeo rápido. La mujer en cuestión se dirigía en pasos agigantados hasta la psicóloga, seguida de cuatro hombres mas.

Muy hermosa la joven de cabello negro azulado corto que resaltaba sus ojos azules. Se abalanzó a Lagartija y la abrazó fuertemente.

—Mi chica favorita.

—Tessa.

Sus acompañantes oscilaban entre los veinticinco y treinta años. Un par de gemelos que en palabras de cualquier mujer dirían de buena apariencia. Otro rubio y un pelirrojo creo que este último el menor de todos.

El primero en saludarla fué el más joven llamado Oscar Kelly. El rubio Brendan Byrne tomó su mano y en una reverencia graciosa le besó en ella.

El turno fué para los gemelos. El más jovial la abrazó y giró con ella en volandas. Su risa fue música para mis oídos, mientras el más serio los miraba con los dientes apretados y un ceño en su frente. La tensión que este destilaba me alcanzó y no me gustó la sensación.

Al bajarla su hermano, el sólo se limitó a cabecear en modo de saludo. No me había fijado en la actitud defensiva de Maríe y eso me puso igual de tensión que del segundo gemelo. Mi instinto gritaba muy claro que aquí hay una historia y me desagrado totalmente. Pero que podía esperar en los dos últimos años que habían pasado. Tal vez el hombre sintiera lo mismo hacia mi.

—Muchachos les presento al detective Gael Mcallister. El estará colaborando con nosotros y María E. Espero que se entiendan mutuamente y denle el puesto que se merece.

—Encantado de conocerlo. Soy Connell Murphy— se presentó el gemelo jovial.

—¿Qué puesto sería ese, comandante?.

—El puesto de compañero de María E, Conall— su nombre sonó como advertencia—.

Este gruñó por lo bajo.

—Entendido.

—Ya he puesto al tanto de los últimos acontecimientos. Los necesito listo en cualquier momento. Eso significa que están de guardia. Todos con sus armas de reglamentación—dirigiéndose a la psicóloga—, supongo que no estás desentrenada.

—No. Pero tu tienes mi arma.

—¿Tu arma?—pregunta Gael asombrado.

Lo que hizo a Conall sacar una sonrisa de oreja a oreja. Y casqueó a Gael por la autosuficiencia que demostró el hombre. Esta mujer y yo tendremos que ponernos a punto. Pensó para sus adentros.

—Aquí la tienes, chiquilla.

El sonido del teléfono interrumpió y la joven Tessa fue al escritorio. Puso en altavoz a la persona que estuviera detrás de la línea telefónica.

—Jefe. Es sombra.

El comandante se acercó seguido de nosotros.

—¿Qué me tienes sombra?.

Jefe hay movimientos y escuché a unos de los guardas que vendrán camiones para transporte. ¿Qué quiere que haga?.

—Maldición. Mantente en posición, ya van para allá. Si tienes localizadores, instalalos.

Sombra... con cuidado.

Eso no lo tiene que recordar. Nuestros objetivos están adentro.

—Ya escucharon. Voy a mandarles refuerzos. La situación se ha vuelto un tanto delicada. No tengo que recordarles que tengan mucho cuidado. Conall tienes las instrucciones.

—Si señor. Bien serán dos equipos. Y los resfuerzos estarán para cubrir la espalda. Sombra haz tu trabajo y te reportará antes Connell.

Entendido C.

Gael sacó su pistola Glock y la revisó frente a todos mientras escuchaba las instrucciones. La puso en su cartuchera debajo de chaqueta de cuero y luego sacó su S & W de su uso personal. Sus grandes amigas.

—Estoy listo.

El gemelo lo miro con nuevos ojos. El cambio operado del detective fue como mucho la de un soldado entrenado, frío y firme.

—De acuerdo en marcha. Rápido todo el mundo. Chiquilla aquí tienes la tuya. Vendrás con el detective y Oscar junto a mi, en el primer grupo. Connell, Brenda y sombra comprenden el segundo equipo.

Listo, los espero. Línea 9. Hasta pronto.

—Aquí están sus transmisores. ¡Vámonos!.

                            ************

El asalto no tomó por sorpresa a los sospechosos. Lograron escapar no sin antes dejar lo que tomaban como un despojo humano. La primera mujer de la foto, la más joven.

Sombra logró poner en uno de los camiones un rastreador. Pronto tendrían resultados.

Gael había rescatado a Floury de manos de uno de esos desalmados. Estaba tan lastimada que la llevaron al centro médico y ahora esperaban fuera de su habitación  para poderla interrogar.

Kiev y Conall estaban a su lado, este último salió y se dirigió a nosotros.

—No nos dice nada. Sólo quiere hablar contigo chiquilla. Kiev quiere que entren los dos— me mira directamente—, adelante detective.

Sólo asiento y tocó la espalda de Maríe para adentrarnos en la habitación.

Kiev nos deja a sola con la chica.

—Floury aquí estoy.

—Maríe...lo siento—la debilidad hacia que su voz sonará tan agonizante—, no tengo... la información que— tosió tan profundamente, su vida escapaba con cada expelación que emitía—, quieres.

—Descansa para que te mejores. Retoma fuerzas.

—Se escaparon, y ella se los llevó.

Un escalofrío le recorrió a la joven y yo no entendía que pasaba.

—¿A quién se llevó tu hermana yury?, ¿ A quién?.

La joven soltó las lágrimas contenidas.

—A los bebés. Yo los mantenía.... con vida. Ella no... es mala. Yo... era su ancla y él...se los llevó. Doctora encuentralos....antes de todo acabe mal.

Terminado de decirlo, su alma salió de su cuerpo y el sufrimiento se acabó. Las máquinas pitaron y los ojos sin vida se quedaron fijos en el detective que miraba con aprensión el rostro de la psicologa. Las palabras de esa chica le habían paralizado. Ahora si estaba intrigado y más resuelto para resolver el caso. Bebés ya era más de lo que tenía que ser. Ahora si estaba cabreado. Más inocentes.

Kiev entró con los enfermeros y los saco de ahí.

—Kiev, tenían a bebés ahí. Hay que encontrarlos. ¿Saben algo de sombra?.

—Aún no. Ve a descansar.

—¿Crees que lo podré hacer?.

—No. Pero debes intentarlo.

—Porque todos ustedes me dicen lo mismo.

Se fue molesta. Intente seguirla pero Conall se adelantó y la alcanzó afuera del centro.

Dolió.

¿Que puede causar tanto estragos?.
Estas situaciones pasan en la vida real. Y me duele sólo de pensar en ellas. Recuerden que la realidad vencen la ficción y me da miedo ello.
Sólo me falta decir que disfruten del capítulo, comenten y una extrellita. Besitos, se les quiere de gratis.

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