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Capitulo 29. El Resultado.

« Las primeras horas son lo más angustiante, pero no se compara con la espera infinita y el desasosiego de saber que está con vida.... Emmanuel, fruto de mis entrañas, la razón de mi vida, mi pedacito del cielo»
Fragmento del diario de María E.

Evanescence - My immortal.

"These wounds won't seem to heal
This pain is just too real
These's just too much that time cannot erase"

"Estas heridas no parecerán sanar
Este dolor es simplemente demasiado real
Hay demasiado que el tiempo no puede borrar"

Dos días han pasado desde el levantamiento de los cadáveres y yo me encuentro aún devastada con la muerte del pequeño, más con la incertidumbre de saber si es mi hijo.

Agradezco mucho el esfuerzo que mis amigos hacen para levantarme el ánimo; con sus llamadas y palabras de cariño.

Ninguno ha dejado de hablarme a excepción de Connell, que aún sigue en coma.

Kiev, Conall, Oscar, Sombra, Brendan y mi estimada Tessa.
Todo ellos han tenido detalles hacia mi de verdad inestimable.

Pero sin dejar al lado al hombre que me ha consentido estos últimos dias; se ha quedado conmigo a hibernar en mi apartamento.

Es tan cómodo sentirse cuidado por alguien que en verdad te ama y temes a cada momento, que la burbuja de tranquilidad estalle.

No tengo la fuerza de voluntad para decirle aún las cosas; cobarde, ¡si!... lo soy.

Tengo en mi mente la idea arraigada de que el bebé es mío y caeré más fuerte si también lo pierdo a él.

Él se ha esforzado en no dejarme caer en la depresión, sobretodo cuando encontró mis pastillas antidepresivas en el gabinete personal de mi baño.

Para él fue un choque completo; hasta ese momento no había entendido el alcance de mi culpa, de mi tristeza.

Esa ha sido la razón por la que no me ha dejado sola en estos dos días, en la que me ha hecho el amor incansablemente.

En los que me ha abrazado hasta quedar dormida, agotada de tanto llanto.

Él no se ha acercado hasta la comandancia, sólo ha hablado con Lucas por teléfono y cada vez su frustración se refleja en su rostro cuando no consigue respuesta positiva.

Tiene la intención de concluir con el caso para darme la tranquilidad que sabe necesito; tranquilidad que perderé cuando se entere lo que le he ocultado. ¡Qué dilema!.

***
En un Pub en cercanía de la estación, se encuentra Tessa tomado su quinta pinta de Ale; ese día en la comandancia no ha habido mucho movimiento, ha estado todo apagado desde que se espera el resultado del bebé encontrado y por ello Kiev le ha concedido unos días libres.

Su cabreo fue monumental con su jefe; nunca había tenido una discrepancia con el comandante como la de esta mañana porque jamás había tenido un solo motivo para estar en desacuerdo con su mentor, sólo esperaba mantener su trabajo cuando regresara. ¡Ja! Habría que ver.

Jamás tomaba días de descanso, vivía para su trabajo porque le gustaba mucho lo que hacía, por lo menos aportaba a su secreta vocación.

Que era ser detective —sacude su cabeza, despejando el fútil pensamiento.

Se toma el último trago con fuerza llamando al cantinero para que le sirva otro. Inmediatamente su pedido fue atendido con un guiño sensual de uno ojos cafés que acompañaba a un cuerpo muy atlético y boca sensual de los que llama fuertemente la atención. Pero no la de ella.

Porque demonios me tiene que gustar otro, uno al que ni siquiera le importó. Resoplo con exasperación.

—¿Qué te tiene de tan mal humor?

La pregunta me impide que me tomé un trago, más porque viene acompañado de una voz tan conocida para mi, que la sueño hasta despierta.

Pero esta vez no es el caso; es nada más ni nada menos que Conall, el que se encuentra detrás de mi.

El dueño de esa voz ronca que hace que mis bragas se humedezcan; me remuevo incomoda con la súbita palpitación en mi vagina. Me molesta tanto que rayo a lo borde que no mido mis respuestas frente al él.

—Los hombres imbéciles —le respondo y levanto el brazo para tomar mi trago a fondo y vuelvo a llamar la atención del chico sexi de ojos cafés .

—No sé si merezco entrar en esa categoría, Tessa —responde Conall al sentarse en la silla vacía a su lado.

Me sirven la siguiente pinta antes de girarme y hablarle a Conall.

—No sé. ¿Tienes un pene? —le miro directo a los ojos y me regocijo en su sorpresa y me respondo a mi misma —¡Si! Entonces entras.

La verdad es que no estoy del toda segura de el porque de mi cabreo, será que me revienta tanta testosterona ó el hombre a mi lado, ¿Tiene mucha parte de culpa?

No lo sé. La verdad es que necesito un ejercicio para desahogar mis frustraciones; habrá se visto que yo deseo un tiempo de descanso para mirar mi falta de escarceos amorosos, Maldita sea ¡No!

Porque es tan difícil tener una relación que te llene y te de satisfacción específicamente sexual, tal vez una como la que María E con Gael tienen.

¿Tengo envidia? Un jodido SI. Tengo envidia al ver el amor que le profesa el detective a mi amiga y que a pesar de saber que se aproxima un desastre, el amor que se tienen sé que lo superará todo.

Tal vez mi rabia se debe a que el trabajo es mi distracción, ni siquiera he faltado un día ni aunque yo haya estado enferma y eso es decir mucho.

Si, en definitivamente Kiev es un imbécil y aún no entiendo su decisión de reemplazarme para que vaya a descansar según él y de paso cuidar de mi amiga.

¡Si que manda huevos!

¿Acaso Gael no está con ella? Y es más todos en la Jefatura saben eso.

Me tomó de un trago mi cerveza mientras mi mente gira con tanto pensamientos.

Llamo pidiendo mi siguiente pinta; pero Conall, me he olvidado de su presencia, me lo impide.

—Emborracharse no es la solución al problema que tengas.

—Y según tú. ¿Cuál sería la solución?

—No lo sé. Aún estoy tratando de dilucidar tu problema.

—Entonces no te metáis y déjame emborracharme a gusto.

—¡Wao! —silba bajito—. Me lo tengo merecido, por metiche. Aún que no me importa tu estado de ánimo, te vas conmigo ahora —deja unos billetes por el pago de su consumo —. Si te vas a emborrachar, entonces te haré compañía. Bien que necesito desconectar por un momento y no me voy a estar preocupando por como vas a llegar a tu casa.

—No necesito de ningún niñero —responde a lo Conall la va jalando para sacarla del lugar —. Espérate Conall —se plantó en la mitad del Pub.

Conall irritado con la extraña actitud de la joven, le pregunta hosco.

—¿Dime?

—Que estoy dejando mi chaqueta y mi bolso en la silla, joder.

Esperó por ella a que alcanzara sus pertenencias y salieron rumbo a su apartamento, donde tenía un buen surtido de licor.

***
Más tarde, los doctores encargados de hacer las pruebas de ADN, hacen un llamado al despacho del comandante. Inmediatamente es recogido el resultado.

Kiev localiza a Gael para que traiga a María E y poder darle el resultado en un ambiente neutro. Y así poder decidir como dar la noticia a la madre.

Sabía que el deber de entregar semejante noticia; era muy dificil, pero había que hacerlo.

Kiev había despejado la central para poder entregarle a la psicóloga el resultado, creía firmemente que en ese momento debía estar sola, dependiendo del resultado llamaría a su tropa para que la acompañara.

Media hora después una María E visiblemente nerviosa entra por la puerta de su oficina acompañada del detective Mcallister, quien no se ha despegado de ella en ningún momento y creé que será difícil hacerlo ahora.

—¿Estás lista? —pregunta Kiev, al verla vacilar.

Ella lo mira con los ojos muy abiertos, meneando su cabeza en un signo de negación, pero de sus labios sale un SI muy despacio.

Nadie quiere estar en sus zapatos, todos lo sabemos y lo entendemos.

—Dame el sobre Kiev, sólo dame lo —el hombre se lo entrega con un cabeceo de apoyo—, Gracias. ¿Me pueden dejar sola? Aunque sea un momento por favor.

En su voz se escuchó la súplica, la desgarradora fuerza de su tristeza y la templanza de su convicción.

Se les hizo difícil salir a los dos. Pero al final Gael y Kiev la dejaron según sus deseos.

Se quedaron parados viéndola a través de la ventana; como abría el sobre con la lentitud de alguien que no quiere atravesar un puente suspendido en un risco y que el único sostén es una ínfima línea de cuerda.

La joven inspiró profundo y leyó la respuesta en la hoja, su semblante cambió y bajo la hoja.

Levantó la vista al cielo en una muda plegaria y se sentó en la primera silla que encontró, con una solitaria lágrima descendiendo por su rostro.

A Kiev le dió la respuesta que necesitaba y Gael entró para abrazarla y ella se lo permitió.

—Es el bebé de Moira—pronunció la psicóloga — . Ahora, ¿Cómo le digo? Dime Gael, ¿Cómo le digo?

—Calma pequeña, sé que va a ser difícil y ni decir que doloroso pero, yo estaré ahí contigo.

—Perder a un ser que se ama y saber que nunca más se lo volverá a ver, causa una sensación profunda de tristeza y de abandono. Lo que más temo es que, no me perdonen —la última frase lo dijo mirando al detective.

—¡Basta! Que sea la última vez que te culpes. Al ser psicóloga debe saber lo suficiente sobre la mente humana y que los psicópatas actúan deliberadamente y tú no tenías maneras de prever las cosas. Esas mujeres estaban bajo el mando de ese hombre y ya viste el resultado, ya no les sirven y se deshace de ellos.

—Sé que tienes razón, pero ya son más de dos años que vengo con esto.

—Yo te ayudaré a superarlo —besó su frente en un signo del consuelo.

Ahora debía pasar la prueba. Informar a una madre de la muerte de su hijo y sufrir en el proceso.

***

En el escritorio una orden de cateo y aprensión ha sido emitido en contra del orfanato.

BUENO HASTA EL NUEVO CAPÍTULO.
QUE SORPRESAS NO TRAERÁ EL NUEVO.
SIGAN CONMIGO Y LO DESCUBRIRÁN.
ESPERO COMENTARIOS Y ESTRELLITAS.
SON EL PAGO A MI ESFUERZO.
SE LES QUIERE DE GRATIS.

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